Sigo siendo la puta del taxista..y ahora su esclav

El taxista me dijo si quería tener las dos vergas, yo estaba tan excitada que le dije que sí. Entonces, así con la verga del taxista en mi conchita

SIGO SIENDO LA PUTA DEL TAXISTA..Y AHORA SU ESCLAVA MAS

Después de mucho tiempo vuelvo a escribir para relatarles lo que me sucedió cuando creí que lo que había vivido antes ya era historia pasada y nunca se volvería a repetir.

Durante mas de un año, deje de viajar, y evite toda posibilidad de salirme de mi vida racional y “normal” con mi esposo, y debo confesar que durante todo ese tiempo me sentí muy bien y satisfecha sexualmente.

Pero la vida se encarga de cambiar las cosas y al mismo tiempo las teje de tal manera que podamos volver a repetir circunstancias placenteras vividas en el pasado.

Tenía que casarse una prima de mi esposo, y como no habíamos viajado bastante tiempo juntos, mi esposo me dijo que aprovechemos y nos quedemos un par de días en Santa Cruz, y así además de asistir al matrimonio aprovechemos para darnos unas pequeñas vacaciones.

Llegamos al hotel en Santa Cruz pasado el mediodía, mi esposo me dijo que necesitaba hacer algunos asuntos de trabajo aprovechando que estaban ahí y que lo acompañe, pero como estaba haciendo bastante calor, decidí esa tarde aprovechar y darme un baño en la piscina a modo de refrescarme.

Era una tarde tranquila y después de nadar un buen momento, salí de la piscina y me recosté en un sillón al borde de la piscina aprovechando que como era viernes no había nadie mas.  Mientras estaba descansando al borde de la piscina vi que uno de los guardias de seguridad pasaba y repasaba cerca de donde estaba, hasta que se me acerco y me dijo que si podía ayudarle o enseñarle a ver como se hace para ver las fotografías de su celular, ya que su equipo era nuevo y por eso no sabía como hacerlo.

Tome el celular, abrí los archivos de imágenes y me encontré con una fotografía donde yo estaba siendo follada en ese mismo hotel por un guardia de seguridad, abrí otra y otra, y empecé a recordar que en mi último viaje producto de mi excitación había sido follada por algunos guardias en una noche de locura y excitación en el hotel.

Un escalofrío recorrió mi cuerpo, mi cuerpo empezó a reaccionar ante las imágenes y los recuerdos que iban cobrando vida en mi memoria y en mi cuerpo, mis pezones se endurecieron y se hicieron visibles a través de la malla, mi conchita empezó a latir y a humedecerse. Seguramente aquella noche, mientras uno de ellos me follada, los otros guardias sin que me percate me tomaron las fotos.

Baje el teléfono, levante mi cara y me encontré cara a cara con el guardia de seguridad, entonces caí en cuenta, era uno de los que me había follado aquella noche en el mismo hotel (Pueden ver los relatos “El Taxista me hizo su puta).

Estaba confundida, unas fotografías hicieron renacer en mi esos mis deseos locos por sexo que tenía en el pasado, tenía un conflicto interior por mantenerme como había estado, fiel a mi esposo o dar rienda suelta a mi pasión y deseo que tanto placer me habían dado.

Me coloque la bata y como autómata me levante y me dirigí a mi departamento, no sé cómo sucedió, pero cuando me percate que entre al departamento sin cerrar la puerta, al girar vi que el guardia había entrado detrás de mí, y sin decir nada, cerró la puerta del departamento, se quitó el pantalón y ya con su verga dura comenzó a avanzar hacia mi.  Le dije que me estaba confundiendo y que estaba equivocado y que si no salía ese mismo instante empezaría a gritar y tendría problemas.

El guardia se sonrió y me dijo que cuando me follaron en el cuarto de los guardias me habían tomado aún más fotografías y que uno de sus amigos hasta me había filmado pidiendo por más y más verga.

Este comentario del guardia hizo que mi mente me transporte nuevamente a esa noche de locura sexual, y entonces fue como si mi cuerpo desearía repetir todo lo vivido con anterioridad.  Mi excitación tomo control de mi cuerpo, la humedad de deseo entre mis piernas se hizo latente y mi conchita mojada deseaba ser penetrada ahí mismo, mis senos y mis pezones se endurecieron por la excitación y el deseo provocado por los recuerdos.

El guardia se me acerco donde estaba, me tomo de la mano y me condujo al sillón de la salita, abrió mi bata, me quito la malla, termino de desnudarse y empezó a acariciar mi cuerpo, ante las circunstancias y como mi esposo solo volvería por la noche, decidí entregarme al placer.

El guardia besaba mis senos mientras acariciaba mi cuerpo, entonces le tome la cabeza y la dirigí entre mis piernas, el entendió lo que quería y empezó a chupar mi conchita, lo termino de encender mi deseo, esa es mi debilidad, yo gemía y gemía de placer, después de unos minutos chupando mi conchita, se detuvo, se colocó un preservativo, se acomodó bien entre mis piernas, las levanto sobre sus hombros y empezó a follarme, las circunstancias y el cómo se había desarrollado todo hicieron que mi excitación se eleve a un nivel que ni yo misma podía entender, tuve que morderme los labios para no gritar de placer, pero la excitación fue tal, que empecé a gemir y gemir de placer, esta follada me estaba elevando a niveles increíbles.

El guardia se movía en un mete y saca de su verga en mi conchita de tal forma que yo quería mas y mas.  Se detuvo, entendió que por mi excitación, el ya tenía el control total de mi cuerpo, hizo que me coloque como de cuatro apoyada al borde del sillón, y así desde atrás, volvió a clavarme su verga en mi conchita.

Yo estaba como drogada por la excitación y no me importaba nada, solo quería disfrutar de aquella follada, era como si el tiempo no hubiese pasado, después de mas de un año en que me prometí que no volvería a hacerlo, ahí estaba nuevamente yo, dando rienda suelta a mis deseos de sexo.

El guardia movía su verga dentro de mí dándome un placer loco, me decía que había contado los días para que vuelva al hotel para poder follarme y que los demás se pondrían contentos de poder cogerme nuevamente, yo solo gemía y pedía que siga así y que no pare de cogerme.

Entonces empezó a preguntarme si quería que le avise al taxista que era mi dueño y cafiso que estaba en el hotel, yo estaba como drogada por el placer y la excitación y sin pensar a todo le decía que si, pero que no pare, y empezó a preguntarme si quería que vengan los otros guardias a darme la bienvenida, le dije que sí, que estaba bien lo que quiera pero que no pare.

Mientras me follaba escuche que empezó a comentar con alguien por su celular respecto a que yo estaba alojada en el hotel y le dijo que era tan cierto que ese mismo instante me estaba follando en mi departamento, y que si quería podía ir al departamento y follarme también, porque yo estaba con ganas de ser follada por todos.

Estuvimos follando así un momento más, y entonces empezó a aumentar el ritmo de su verga en mi conchita, empezó a moverse más y más hasta que lo sentí terminar, yo aún no había terminado y acompañe su eyaculación con un Nooo, aún noo.  El guardia me dijo que no me preocupe, que sabía lo arrecha que era y que ya vendrían a culearme los otros.

Yo estaba aún tan excitada y con deseos de mas, ya no era dueña de mis actos, que recordé que me dijo que podía llamar al taxista, sin pensar en nada mas que en apagar mi excitación, le pedí que llame al taxista.

Yo aún estaba ahí recostada en el sillón desnuda y aún con deseos de ser follada, me tape con la bata mientras el guardia llamaba por su celular, no alcance a oir lo que hablaban, porque, tocaron a la puerta y entro otro guardia.

Aprovechando que estaba recostada en el sillón, se me acerco, me quito la bata y empezó a acariciar mi cuerpo, yo simplemente le tome también a el la cabeza y la dirigí entre mis piernas, quería que me chupen la conchita nuevamente, estaba dispuesta a ser follada esa tarde por todo el tiempo que me había abstenido de “jugar”.

El guardia me empezó a desesperar, era un maestro chupando mi conchita, estaba con una necesidad increíble de ser follada, le pedí que me meta de una vez, entonces me giro dejando mi trasero hacia arriba y me dijo que como el otro ya había comido mi concha, a el le tocaba mi trasero.

Se colocó su preservativo diciéndome que sabia que era con “eso”, metió su verga en mi conchita, y después de lubricarla bien, levanto mi cuerpo poniéndome en cuatro y empezó a meterme por atrás, al principio empezó a molestarme un poco, el me metía poco a poco su verga, empujaba un poco y esperaba a que yo retroceda otro poco dejando que su verga vaya entrando.   Cuando me metió toda y yo me acostumbre, empezó a moverse y moverse, pero creo que estaba tan excitado que en pocos movimientos lo sentí terminar.

El guardia me dijo que llamaría a los otros, le dije que ya no mas porque mi esposo llegaría en unos minutos mas.

Si bien había sido follada por los dos guardias, creo que las fotografías, las chupadas de mi conchita y las dos folladas rápidas, solo encendieron aún mas mi deseo de ser poseída como en anteriores oportunidades en ese mismo lugar.

Empecé a subir aún desnuda al dormitorio del departamento y llamaron a la puerta, me acerque a la ventana lateral y vi al taxista, mi taxista, mi amo.  Me coloque mi ropa interior y mi bata y abrí la puerta,    El taxista entro y al verme así de bata, me dijo que le gustaba que haya vuelto y que lo espere así ya de bata y lista para culear y trabajar, entro dueño de la situación y con la seguridad que nuevamente yo haría lo que el quiera.

Sin decir nada mas, saco su verga, la visión de esa verga grande, gruesa y dura, revivió en mi ese deseo inagotable de chuparla, tocarla, tenerla dentro mío, y esclavizarme a el.

Se me acerco, me tomo de los hombros y me hizo hincarme colocando mi boca a al altura de su verga, tomo mi cabeza e hizo que mi boca vaya a su encuentro, empecé a chupar esa verga que tantas noches había deseado silenciosamente.

Empecé a chuparla con tanta desesperación y deseo que el taxista tuvo que sacarla de mi boca diciéndome que si seguía así terminaría ahí mismo en mi boca y que el quería sentir nuevamente mi concha y mi culo antes de hacerme trabajar.

Me quito la bata, me tomo de la mano y me llevó al dormitorio, ahí arranco mi ropa interior, hizo que me eche en la cama y se acomodó entre mis piernas, levanto mis piernas sobre sus hombros y colocó su verga en la entrada de mi conchita, empezó a empujarla poco a poco, yo la deseaba tanto dentro mío que le pedí que me la meta de una vez, pero el no me hizo caso, empezó a jugar con su verga en la entrada de mi conchita, la metía un poco y la sacaba, luego volvía a hacer lo mismo una y otra vez, metía la cabeza de su verga en mi conchita y cuando empezaba a disfrutarla dentro mío, la volvía a sacar, tuve que agarrarme de su cuerpo y jalar mi cuerpo a su encuentro haciendo que me entre su verga casi hasta la mitad, pero fue tan fuerte que no pude evitar emitir un gemido de dolor y placer.

Pero aun así quería tener esa verga totalmente dentro mío, lo necesitaba después de tanto tiempo, así que nuevamente empuje mi cuerpo metiéndome su verga aún más, el taxista entonces me dijo ya que la quieres sírvete linda, y me la metió de un solo golpe, nuevamente esto me hizo emitir un nuevo gemido de dolor y placer, pero el placer fue mayor que el dolor, el taxista empezó a mover su verga con tanta fuerza que yo no dejaba de pedirle que siga así, que me la meta, que la deje adentro, que no la saque, yo pedía mas y mas mientras el taxista se movía con su verga dentro mío, mi excitación iba incrementándose mas y mas.

Mientras me clavaba su verga, empezó a decirme que yo era su puta y su esclava, yo le respondía que si, que si, pero que no pare.  Me dijo que esa noche quería cogerme en la calle, en una esquina oscura cerca del hotel, y que ahí cerca había una parada de taxis y que hablaría con algunos de ellos para que trabaje esa noche de puta, y que lo haría en el asiento trasero de cada taxi.  Mi excitación era tal, que yo a todo le decía que si, que si, que quería ser su esclava, su puta.

Mi taxista continuó metiendo y sacando su verga cada vez más y más rápido hasta que me clavo con tanta fuerza su verga en mi conchita que me produjo un orgasmo tan fuerte, que pese a lo grande y grueso de su verga, el líquido de mi placer termino manchándolo como si lo hubiese mojado con algo.

Caí sobre la cama prácticamente temblando producto del inmenso placer que había recibido.  Mientras se arreglaba me dijo que esa noche me recogería a las 11 de la noche para que me coja en la calle y trabaje de puta con los taxistas.

Le dije que estaba con mi esposo y que no sabía si podría salir sola, entonces me dijo nuevamente que yo era su esclava, su puta y que no me importaba lo que tenga que hacer, pero que quería que esa noche yo este vestida con un vestido corto y arreglada como dama, no como puta, porque como dama cobraría más para que me cojan, y que si no estaba así como me decía a las 11 en punto a 3 cuadras del hotel, cerca de la parada de taxis, nunca más me volvería a coger y que sería mejor que lo olvide.

Aún echada, tapada solo con mi bata transparente, satisfecha sexualmente, aun temblorosa por el placer recibido, yo no conteste nada, me decía a mi misma, que así sería mucho mejor y que esta sería la última vez que dejaba que el deseo y la excitación tomen el control de mis actos.

El taxista salió repitiéndome un par de veces lo mismo, 11 en punto, como dama para trabajar de puta en la esquina oscura de la parada de taxis.

Ni bien salió, entre a la ducha, me bañe bien y me cambie para esperar a mi esposo, en cuanto llego, me comento que esa noche saldríamos a comer con sus compañeros de trabajo y que tenían después un programa para ir a la despedida de soltero de uno de los ingenieros que trabajaban en su departamento en el campo y que como jefe no estaría bien que no asista.  Le dije que no había problema y que después de la cena yo volvería al hotel.

Salimos a la cena y en el camino recibí la llamada de una prima que vive en Santa Cruz y solo por cumplir le dije que posiblemente esa noche podría ir a visitarla ya que mi esposo tenía una reunión de trabajo que se demoraría y vería si iba a su casa.  A mi esposo le gustó la idea y me dijo que sería bueno que haga eso, ya que asi el no se sentiría mal de dejarme sola en el hotel.

Llegamos a la cena y ahí empezaron ya a  atacarse entre los hombres con el tema de la bebida, y en medio de todo eso, recibí una llamada que volvió a estremecerme, era el taxista, ni bien conteste me dijo que ya había hablado con los taxistas y que esa noche ya tenia unos 3 clientes y que me había visto salir y que como estaba vestida no estaba bien, que quería verme muy sexy y que a las 11 me esperaría en la esquina que me dijo.

Mi cuerpo se estremeció de deseo, mi conchita se humedeció y mis senos se endurecieron, como nunca, empecé a incentivar a que mi esposo apueste y apueste, las apuestas se pagaban con bebida, en menos de unos 20 minutos, mi esposo ya no era dueño de sus actos y seguía bebiendo, mire mi reloj y vi que eran las 10:00.  Pedí que por favor me ayuden a llevarlo a un taxi, me disculpe con todos y lleve a mi esposo al hotel en un estado de inconciencia totalmente alcohólica.

La llamada del taxista me había trasportado en el tiempo, fue como si todo estuviese continuando, llegue al hotel y me hice ayudar con el botones a llevar a mi esposo al dormitorio.  Lo acosté en la cama, y ya sin control sobre mi misma, escogí una tanga de encajes negra, y me coloque un vestido escotado, elegante, corto, pero muy sensual.

Ya bien arreglada, Salí del hotel por la puerta lateral y a paso firme me dirigí al lugar del encuentro, consulte mi reloj y vi que llegaría a la hora exacta, mi corazón latía fuerte, estaba nerviosa, pero ansiosa por entregarme nuevamente al placer, a ese placer loco, salvaje que me daba mi amo, mi taxista.

Llegue a la esquina que me había dicho, y no había nadie, mire para ambos lados de la calle, y me puse aún mas nerviosa, ya que era un lugar realmente oscuro y sin nada, ni nadie, mire mi reloj y cuando iba a volver al hotel, vi que mi amo se acercaba a pie acompañando de dos personas.

Los tres llegaron cerca mío, el taxista se adelantó a ellos y al oído y me dijo que esa noche le demostraría que si realmente era su puta y su esclava, se dirigió a los dos hombres y les dijo: ella es mi puta de la que les he hablado, pero como verán es una dama y es mi esclava como les he dicho, yo le dije que me iría, e intente abandonar el lugar, el me tomo de la mano y me empujo suavemente contra la pared, ahí arrinconada entre la pared y la fortaleza del taxista, no tenía donde ir.

Saco su verga dura, así grande y gruesa, me obligo a agarrarla sabiendo que eso rompe con todo intento mío por resistirme, ya que el placer que me da cuando la chupo o la tengo dentro mío es tan grande que sabe que hare lo que sea por recibir ese placer.

Con su mano agarrada a la mía, empezó a mover mi mano masturbándolo, con su otra mano empezó a acariciar mis senos y llevo su mano a mi conchita, empezando a acariciar mi conchita por encima de mi tanguita, esta situación me hizo olvidar las circunstancias de estar en la misma calle y empecé a entregarme al placer que esta situación me estaba proporcionando.

Así, conmigo contra la pared, el con su verga totalmente dura me dijo que quería que se la chupe, me tomo de los hombros y ahí en la calle, aprovechando la oscuridad dirigió mi cabeza al encuentro de su verga, sin saber que hacer, pero deseando sentir ese pedazo de carne gruesa, grande y dura en mi boca, tome su verga y empecé a chupársela.

Mi taxista me hizo levantar mi cola mientras seguía chupándole su verga, y en esa posición, levanto mi vestido casi hasta mis senos dejándome prácticamente desnuda, quise apartarme y levantarme, pero me sujeto con fuerza y me dijo que sería una verdadera puta callejera, ya que me cogerían en la calle.

Ahí prendida entre la pared y con mi boca llena de la verga del taxista, no podía hacer nada, era pelear o disfrutar, así que rápidamente decidí entregarme al placer.  El taxista dirigiéndose a sus acompañantes que ya estaban a estas alturas a nuestro lado, les dijo que podían tocarme, chuparme, cogerme si querían.

Ellos no se dejaron rogar, inmediatamente uno de ellos se colocó entre mis nalgas, sentí que liberaba su verga.  Entonces sentí su verga rosando mi trasero, jugaba con su verga paseándola entre mi conchita y mi culito, el otro hombre empezó a acariciar mis senos y mis nalgas recorriendo mi cuerpo con sus manos y boca. El taxista les paso preservativos y uno de ellos se colocó su preservativo, y aprovechando la humedad de mi conchita, empezó a clavármela poco a poco, acompañando el movimiento que hacia al chuparle la verga al taxista.

El hombre que estaba detrás mío con su verga clavada en mi conchita, poco a poco fue aumentando y aumentando sus movimientos, esto más el tener la verga de mi taxista en la boca empezó a proporcionarme un placer realmente increíble, el morbo de estar siendo follada así en plena calle, con mi vestido levantado en vez de quitarme el placer me lo aumentaba.

El estar siendo locamente follada por la boca y por mi conchita, ahí, en plena calle a un par de cuadras del hotel y a media cuadra de una parada de taxis, hacia que las sensaciones de placer y deseos de enloquecer de placer aumenten mas y mas.

El hombre que me estaba follando fue aumentando y aumentando el ritmo de sus movimientos entonces el taxista al darse cuenta que estaba por terminar le dijo que me saque y no termine todavía.

Ni bien se retiró de detrás mío, el otro hombre se colocó en su lugar y empezó a meterme su verga en mi conchita, entonces el taxista sosteniéndome fuerte en esa posición le dijo que me coja por mi culito, yo le dije que por favor no, que solo sea adelante, pero el taxista ni me escucho, volvió a decirle si quería comer mi culito, el hombre sin pensarlo dos veces, acomodo su verga ya lubricada en mi culito y empezó a meterme.

El hombre parecía desesperado, empezó a meterme demasiado rápido, yo empecé a quejarme de dolor pidiéndole que lo haga más despacio, pero el taxista me dijo que una puta callejera no se quejaba, solo lo disfrutaba y yo tenía que aprender a coger en todo lado y con quienes el me diga que lo haga.

Al escuchar esto, el hombre que estaba cogiéndome empezó a aumentar y aumentar su mete y saca en mi culito, el dolor se fue transformando en placer y pase de quejarme por el dolor, pase a gemir de placer, eso lo incentivo y cada vez se movía mas y más.

Ya era una locura total, ahí en la calle, el hombre me follaba con fuerza proporcionándome un placer loco, el otro hombre manoseaba mi cuerpo mis senos, y el taxista me sostenía con su verga afuera.   Así en medio de ese cuadro, el hombre aumentaba y aumentaba sus movimientos hasta que como si hubiésemos coordinado terminamos los dos juntos exclamando de placer.

Creí que todo había terminado, pero me equivoque, sin tiempo a reponerme, el taxista me tomo de la mano, así con el vestido subido, prácticamente desnuda sin dejarme bajármelo, me guio a una especie de grada ahí pegada a la pared, se sentó en la misma con su verga parada y dura apuntando hacia arriba, me hizo girar hacia el, me acomodo sobre el y así desnuda sin bajarme el vestido, me hizo sentarme sobre el clavándome su verga en mi conchita de un solo movimiento, esto produjo que de mi boca salga un gemido fuerte de dolor y placer, el taxista tapo mi boca y me dijo que así todo el barrio se enteraría.

Me abrace a el para apaciguar la sensación que me produjo la violencia de su verga entrando a mi conchita.  Me quede quieta un momento abrazada a el.  El empezó a acariciar mi cuerpo desnudo, tomaba mis senos y los acariciaba, hasta que empezó en esa posición a chuparlos y paso a mover su verga dentro de mi conchita, era lo que había deseado desde que llegue ahí, sentirlo dentro mío, sentir ese pedazo de carne grueso, grande y duro atravesándome.

El taxista sabia como enloquecerme, movía su verga dentro de mi conchita mientras acariciaba mi cuerpo, chupaba alternadamente mis senos, empezó a moverse dentro mío en esa posición más y más rápido aumentando, enloqueciéndome de placer, empecé a pedirle más y más, me decía que ahora si estaba seguro que yo era su puta y su esclava, yo le decía que sí, me preguntaba si me gustaba ser su puta y su esclava, le decía que si, que si, mientras me abrazaba y gozaba del placer que estaba recibiendo.

El taxista paro sus movimientos, se inclinó hacia atrás, y me hizo inclinarme hacia él, entonces le dijo al hombre que no había terminado, que se ponga su preservativo y me meta por atrás.

El taxista me dijo si quería tener las dos vergas, yo estaba tan excitada que le dije que sí.  Entonces, así con la verga del taxista en mi conchita, ahí en la calle empecé a recibir en mi trasero la verga del otro hombre, fue metiéndome poco a poco, hasta que la metió toda, entonces los dos empezaron a moverse cadencialmente lo que me elevo hasta las nubes de tanto placer, era algo tan, pero tan intenso, que ya era un juguete en sus manos pero atravesada por sus vergas, así en ese ritmo llegamos a terminar los tres casi al mismo tiempo.

Mi cuerpo sostenido por el taxista no llego a desvanecerse ya que yo temblaba de placer, me abrace al taxista y lo premie con un beso en su boca.   El reacciono como extrañado ya que no lo dejaba besarme, pero me sentía tan satisfecha sexualmente que volví a besarlo.

Retiro su verga de mi conchita, y ni bien me pare, el semen del taxista empezó a bajar suavemente por mi pierna, el taxista guardo mi tanguita en su bolsillo y me dijo que quería verme volver al hotel así como una perrita arrecha y una esclava sexual con su leche chorreando por mis piernas.  Al despedirme con un beso, me dijo que me llamaría a las 2 de la mañana para que si aún tenía fuerzas, y ganas, esa noche me haría coger como con unos tres taxistas ahí en su parada.

Me dio una nalgada y me dijo que me seguiría hasta que entre al hotel, ya que como yo era una perrita en celo, no quería que algún arrecho me coja en el camino en la calle…