Sigo quedando con Lorena (Leer el anterior)
Continuación del relato "Comienzos como chica CD con otra chica CD". Vuelvo a quedar con Lorena.
Esta es la continuación de "Comienzos como chica CD con otra chica CD".
Después de ese maginífico día, estaba yo sentada en la cama pensando en todo lo que había pasado, tenía unas ganas enormes de tocarme, pero no era posible con el dispositivo que me había puesto. Pasaron dos días, tres, hasta una semana y no me llamaba (me había dicho que esperara su llamada). Hasta que casi dos semanas después me envió un whatsapp y me dijo: te quiero en mi casa en una hora. Rápidamente me duché y me vestí y me dirigí hacia su casa. Cuando intenté pedirle explicaciones me dio una bofetada y me dijo que me pusiera de rodillas, así lo hice. Se agachó y se burló de mí diciéndome: ¿cuántas veces te has tocado desde que saliste de aquí? Y se rió inmediatamente. Yo, humillado, lo único que hacía era mirar hacia abajo.
Minutos después de insultarme y humillarme (algo que no entendía porque las otras veces había sido muy dulce conmigo), me puso un collar con correa y me arrastró prácticamente hasta su habitación. Me volvió a abofetear y me dijo que cuando volviera quería que estuviera vestida con lo que había encima de la cama, que era un vestido de sirvienta de una textura parecida al latex, unas medias negras con liguero y unos tacones negros preciosos, pero de unos 15 cm con plataforma. Me lo puse todo lo más rápido que pude y estuve esperando a que llegara.
Cuando llegó me dijo que le acompañara al baño, tiró de la correa, pero esta vez me hizo andar de pie, ya que sabía que no llevaba muy bien lo de andar con tacones. Para mi sorpresa, me quitó el dispositivo y me dijo que me lavara bien esa zona, ya que llevaba muchos días mi pene encerrado. Lo lavé a conciencia y me volvió a poner el dispositivo (en ese momento estaba un poco nerviosa y ni siquiera se me levantaba, así que no hubo problema para volver a ponerlo).
Una vez puesto el dispositivo, me dijo que me sentara y comenzó a maquillarme, esta vez parecía una prostituta por como me había maquillado, finalmente me puso una peluca rubia que me llegaba hasta media espalda, con el flequillo recortado. Cuando me miré al espejo me excité muchísimo y le dije: gracias Ama, a lo que ella respondió: cállate y sígueme, zorra. Fuimos al salón y vi que había latas de cerveza, vasos, cajas de pizza y botellas por todos lados, así que me dijo: ayer tuve una pequeña fiesta, así que limpia todo y tendrás tu premio en la habitación en una hora, ni se te ocurra ir antes.
Comencé a limpiar todo, estaba muy sucio el salón, así que me esforcé todo lo que pude, incluso pensé que no me daría tiempo, pero terminé de limpiarlo todo, dejé las bolsas a un lado y me dirigí a la habitación. Ahí estaba ella, con su pene totalmente erecto, abierta de piernas, esta vez solo llevaba un top ajustado rojo, medias negras y sandalias rojas con unos tacones altísimos y muy finos. Me dijo que me pusiera a cuatro patas y que fuera lentamente hacia ella, me dijo que lamiera sus tacones. Estuve lamiendo esos tacones durante 10 minutos más o menos y me dijo: sube muy lentamente lamiendo hasta que llegues a mi polla. Fui subiendo hasta que me encontré con 19 cm completamente erectos y me la metí en la boca, me encantaba su olor y su sabor.
Cuando parecía que se iba a correr me dijo que parase, aunque yo estaba deseando que se corriera en mi boca. Me dijo que me levantara y que hiciera un baile sexy para ella. Yo me moría de vergüenza, ¿cómo iba a bailar sexy si ni siquiera sabía bailar? Me dijo que lo hiciera de inmediato mientras ponía música en su móvil. Comencé a contonearme, seguramente lo hiciera fatal, porque ella nada más que hacía reirse de mí y humillarme aún más. Paró la música y dijo: te lo has ganado, ponte a cuatro patas en la cama. Me ató las manos y la cabeza a la cabecera de la cama para que no pudiera casi moverme y las piernas con una cuerda por la zona de las rodillas para que no pudiera cerrarlas, esto me dio mucho miedo, ¿qué quería hacerme? Me tenía completamente inmovilizado. Finalmente me amordazó con unas bragas suyas.
Se puso detrás de mí y me echó lubricante en el culo, me echó bastante además, lo esparció por la entrada y acercó su enorme polla. Me dijo: intenta no gritar, zorra. Me la metió de una vez, no excesivamente rápido, pero de una vez. Me empezaron a salir las lágrimas e intentaba pedirle que parara, pero no podía. Comenzó a acelerar el ritmo y yo no paraba de llorar del dolor, ella lo único que hacía era decirme que era una zorra, que era lo que me merecía, etc. Poco después, sin haber notado nada de placer, paró y me desató, me quitó las bragas de la boca y me dijo: límpiamela. Con mucho asco lo hice, ya que en ese momento no estaba casi excitado por la situación. Igualmente la limpié, pero eso no quedaba ahí. Me dijo que me apartara a un lado, se empezó a masturbar y se corrió en el suelo, todo esparcido y me dijo: recoge todo con la lengua. Pensaba que la humillación no podía ser mayor, pero me confundía. Me hizo ir al baño cuando terminara (yo pensaba que nos íbamos a duchar juntos, como la otra vez). Me dirigí allí, con las piernas temblorosas. Me dijo que entrara a la bañera y me pusiera de rodillas, con la boca abierta y con los ojos cerrados.
Yo esperando a que me la metiera en la boca para volver a chupársela, noté un chorro caliente, abrí los ojos y vi su cara de felicidad mientras me meaba. Realmente no me disgustó el sabor, incluso tragué una parte. Me dijo que era una buena chica y que ya podía ducharme.
Cuando salí del baño, me enseñó la llave del dispositivo y me dijo que esto iba a ser así o más duro cada vez que viniera, que estaba a tiempo de echarme para atrás. Pero le dije que quería seguir viéndola, que aunque me hiciera todo eso, ella me gustaba mucho y que eso era lo importante, a lo que me contestó: muy bien, ahora ponte a cuatro patas y bésame los pies y luego te puedes ir. El próximo día tendrás una buena sorpresa.