SIGO PUTEANDO - 7mo. DÍA Domingo

Entré al apartamento, siete y media... Mi viejo estaba levantado, buen día dije y rumbeé hacia mi cuarto... Mi Viejo, dijo... venís renga... que te paso? Yo no me había dado cuenta, me habían garchado tanto el orto… (desde las 4 de la tarde) ... que estaba rengueando... Nada Papá, tropecé y me torcí un poco el tobillo. Pobre Viejo... espero que nunca te enterés

Entré al apartamento, a las siete y media... Mi viejo estaba levantado,

buen día dije y rumbeé hacia mi cuarto...

Mi Viejo, dijo... venís renga... que te paso?

Yo no me había dado cuenta, me habían garchado tanto el orto… (desde las 4 de la tarde) ... que estaba rengueando...

Nada Papá, tropecé y me torcí un poco el tobillo.

Pobre Viejo... espero que nunca te enterés…

SIGO PUTEANDO - 7mo. DÍA Domingo

A pesar de todo lo que había cogido, a las 3 de la tarde estaba tomando sol en la playita del puerto.

Mientras repasaba esos días, me volvieron nuevamente algunas preguntas que de a ratos venía haciendome.

Como había llegado a tal grado de emputecimiento, que durante el día solo esperaba la llegada de la noche para volver a la pieza, y hacerme garchar durante seis o siete horas.

Yo me daba cuenta de que aquello era demasiado, pero no lograba resistirme, aquellos tipos se daban maña para tenerme seis horas y a veces más en un orgasmo casi continuo.

Cuando en algunos raros momentos no me estaba garchando ninguno, me dejaban bien ensartada a veces con tremendos pepinos en la concha y un par de bananas en el orto otras veces me tapaban los ojos y ni siquiera sabía que me estaban metiendo.

Y yo gozaba con todo y con todo largaba leche como una yegua.

Si los visitaba algún amigo, lo invitaban a la pieza a probar su putita, a veces sin consultarme nada.

Estas cosas en el momento me calentaban un montón y a los invitados me los recontra cogía, pero después cuando estaba sola en la playa me entraba la bronca.

Esos no eran mis planes para las vacaciones, es cierto que pretendía garchar con cuanto macho me gustara, pero esto de estar cada noche en la misma pieza mugrienta haciéndome coger a lo puta por un lote de machos, no había sido mi plan.

Sin embargo, a poco de esos pensamientos me descubría mirando el reloj, desesperada porque llegara la hora de correr a la pieza a hacerme dar.

Que me ocurre pensaba, nunca había tenido este tipo de calenturas y menos aún una calentura que me durara tanto y con el mismo o los mismos machos.

Otro tema que venía a mi mente reiteradamente eran los brutales orgasmos que tenía, desconocidos para mí hasta esta experiencia.

Dejé los pensamientos a un lado, y decidí volver al apartamento para comer algo antes de irme a la verdulería.

Aun en la playa, me crucé con dos tipos que me dijeron una sarta de groserías. Que ojete que tenes guacha puta, porque no venis un rato con nosotros…

Los mire y seguí caminando, sintiendo sus miradas en mi culo totalmente al aire. Los locos dieron vuelta y me alcanzaron…

Uno a cada lado me comian la oreja con sus ordinarias propuestas, y yo ya estaba alzada…

Sin pensarlo mucho, les pregunté… pero y a donde vamos…

Entonces el mayor me dijo, vamos a aquel barquito…

Era la playita del puerto, a 20 metros en el muelle de pesca, había un barquito, y para ahí me llevaron…

Era un barco de pesca que no se si flotaría de lo abandonado que estaba… un olor a pescado imbancable.

Subimos, bajamos tres o cuatro escalones hasta una cabinita vacía, los locos allí nomás me entraron a manosear de parados y ya vi que la joda seria en el piso…

Sus manos ásperas y fuertes, manoseándome groseramente, despertaron mi putismo, uno chupaba y estrujaba mis tetas, el otro me amasaba las nalgas y buscaba enterrarme los dedos.

Fue muy sencillo quedarme en bolas, el macho que tenía delante, prendido de mis pechos, arrancó a chuponearme y no se como hice, pero a pesar del aliento asqueroso que tenía le respondí el chuponeo, saboreandole toda la boca.

A todo eso, el que tenía atrás me había ido acomodando y me calzo la guasca en la entrada del ojete… al sentirla, levante bien el culo… lo mire, y le dije… cogeme el orto viejo de mierda…

Fueron dos polvos rapiditos… los dos me dieron por el culo…

Una mamada de limpieza a cada uno, me acomode la mallita y parti.

Me fui al apartamento, tirada en la cama, descansando las piernas, me tomé un licuado y un par de sandwiches…

Apareció mi Viejo, preguntando cómo estaba mi tobillo y si seguía rengueando…

La verdad ya ni me acordaba, pero con la cogida de parada y todo… ya no me dolía.

Casi a las 8 me fui a la verdulería…

Era la séptima noche en esa pieza.

Al llegar me esperaban dos novedades, por un lado me enteré de que no se bien por qué razón, los demás habían tenido que salir y no volverían temprano. Por lo que me quedé sola con el dueño (el de la verga anormalmente deforme por lo gruesa),durante unas dos horas.

El me dijo que Rosendo había dejado dicho, que al otro día (el lunes), no tenía que ir… que había llamado el comisario y ya habían arreglado… que esperara su llamada.

Con esas noticias, sola con el dueño, me tire en la cama...

El loco en definitiva era quien me trataba mejor, no sé si porque yo lo había tratado bien compadeciéndome ante su problema o por otra razón.

El se arrimo a la cama y se sentó junto a mí, nos pusimos a charlar y yo sin él haber dicho nada, le abrí el pantalón y entre a manosearle bien aquella tremenda verga, el se recostó a disfrutar mis caricias, sin dejar la charla.

En determinado momento, tranquilos y solos, le dije “sabes una cosa estoy con tu verga en mi mano, hasta le he dado varios chupetazos y sin embargo, no siento como estas noches anteriores esa calentura impresionante que en algunos momentos me da miedo pues me doy cuenta que estoy totalmente emputecida, que me viene bien coger con cualquiera, porque lo que siento es una desesperada necesidad de que me sigan garchando.

El loco me miro preguntándome,“a ti hoy no te dieron el tecito no?, refiriéndose al té que todas las noches apenas llegaba, me daba Rosendo (el negro que conocí primero).

Él me preparaba una especie de té con un poco de vino calentito, porque yo no tomaba alcohol y allí había solamente vino.

No le respondí, no he tomado nada, pensando inocentemente que me lo prepararía él.

Enorme fue mi sorpresa cuando bajando la mirada me pidió perdón y rogándome que no lo descubriera, me conto que el negro Rosendo, en aquel supuesto te me habia estado dando una droga que se usa en las caballerizas cuando a las yeguas les van a traer un padrillo, pues esa droga hace que se alcen enseguida.

Eso te ha estado dando Rosendo, por eso te agarrabas esas calenturas.

Te ponías como loca claro, si a las yeguas le dan esa droga una sola vez, cuando viene padrillo, y el a ti te la daba en el té todas las noches.

Pero por favor no me descubras, porque igual me da una paliza.

Pero qué negro de mierda dije, tú no te preocupes no voy a descubrirte, pero ese hijo de puta no me garcha nunca más.

Un rato después, me fui a casa… tenia tanta bronca con el negro hijo de puta, que no le di ni bola al petiso.

En el apartamento no había nadie, eran las doce, mis viejos estarian cenando…

Me duche y en bolas, sin secarme, me tire en la cama…

Tenía que vengarme del vergudo hijo de puta, pero no se me ocurría nada… y además tenía miedo de su reacción… porque si el veterano le temía era por algo.

En eso sonó el celu, atendí y era el comisario, como andas guachita… dude un poco pero luego reconocí la voz…

Cómo estás Pedro, me dijeron que ibas a llamarme…

¿Qué pasa?

Guacha, mañana tenemos fiesta… Un asado al mediodía, pero la seguimos hasta la noche, estas afín…

Si Pedro, como habíamos quedado…

¿Dónde nos encontramos?

Ahora te paso los detalles, pero una preguntita…

Si Pedro, que?

Estás ocupada, ahora…

No descansando, nada más…

Y si te invito a cenar y charlamos un rato?

Vos me querés garchar, pensé…

Pero la propuesta me gusto, ademas gracias al loco me iba a ganar unos buenos dolares.

Te paso a buscar en 15 dijo, y yo le marque una esquina a dos cuadras del edificio. Mientras me vesti y fui a esperarlo, se me ocurrio que quizas contandole lo que me habia hecho el negro, a el podia ocurrirsele algo… Y hasta ayudarme, pues recordé que había dicho que lo tenía en capilla…

Llegó en una cuatro por cuatro km, subí y partimos.

No iba a andar con bobadas… me arrime dándole un beso…

el giro la cara y le encaje un chupón...

¿Qué te gustaría comer?

Cualquier cosa, Pedro, en verdad no tengo mucha hambre…

Ah, y te dije de cenar por vos, porque yo ya cené...

Entonces vayamos a otro lado, dije… dejándosela servida…

El loco, me miró… Como sos de rápida Guacha, no se te escapa una…

Y Papi, para que andar bobeando… vos me queres coger… y yo tengo ganas, así que… llévame a donde quieras…

Pedro, el comisario, era un tipo enorme, medio pardo, con una cara

horrible, llena de picaduras como de viruela y una fea cicatriz, a medio afeitar, una boca con pocos dientes y mucho olor a sudor

Pero su verga era casi tan larga como la del negro, bastante mas grueza y muy, pero muy cabezona.

Mientras conducía, me incliné, le abrí la bragueta, saqué su pedazo afuera, respire hondo y hundida en aquel hedor, arranque a mamar aquella mugrienta, pero divina garcha.

Antes de llegar, el loco se acabó todo, llenándome la boca de leche. Fueron 4 o 5 chorros de abundante leche… y no desperdicie ni una gota.

Detuvo la camioneta, pero al enderezarme para bajar vi que estábamos entre unos árboles, sin ninguna casa cerca.

Perdona Guachi, pero hoy te garcho aqui nomas…

¿Algún problema?

No Papito, si no hay peligro, vamo’ arriba…

Nos pasamos al asiento trasero, el loco se bajó pantalones y calzoncillos, y yo con su pijon a disposición, me le senté de inmediato…

Pero si seras puta Guacha, te la ensartaste de una en el orto…

Y que queres Papi, a mi ojete le encanta comer vergones…

Lo cabalgue 15 o 20 minutos, le largue un polvo, el me lleno el orto de leche, nos arreglamos y regresamos a Punta.

Me dejó a dos cuadras del edificio. Recién eran las dos, así que antes de llegar ya había decidido, que si me encontraba con el Petiso me haría garchar otro poco.

Apenas entre al garage… allí estaba… Me acerque, y baboseando, antes de que hablara, le pregunte…

Y tenes fuerzas para garcharme un rato… o tengo que ir a otro lado…

Anda Puton, marcha pa’ la pieza… eso sí, hoy estoy solo…

Y bueno, mala suerte, me tendré que conformar...dije, caminando hacia la pieza, empezando desbolarme en el camino.

Calculaba que estaría en casa a eso de las 4, pero cuando eran alrededor de las 3 y con el petiso descansabamos del segundo polvo… llamaron a la puerta.

Eran 4 tipos que venían a cargar una mudanza… conversaron un rato afuera… era evidente que había algún problema…

El Petiso entró y estaba malhumorado, que paso Papi???

Puedes creer que estos tipos vengan a cargar una mudanza a esta hora…

¿Y por qué?

No es culpa de ellos, me mostraron el formulario, parece que en la oficina alguien puso a las 3 y era a las 6…

Y bueno… no los demoro más… como ustedes están pensando, fui la encargada de entretenerlos… los 4 tipos me garcharon hasta las 5 y pico…

por lo que, una vez más, llegué al departamento recogida…

Había mamado tanta verga, que estaba duchándome y me salió un fuerte eructo y era de leche, por el gusto y el olor…

tenía la panza llena de leche de pija… que putismo…

Chau