Sigo descubriendo cosas nuevas.
Habrían pasado un par de semanas desde mi encuentro con Marta, y no había dejado de pensar en ello ni un solo instante. Me sentía algo sucio, pero no paraba de masturbarme recreando la escena. Tenía un montón de dudas sobre mi propia sexualidad, pero me moría ganas de volver a probar su secreto...
Había tenido la tentación de llamarla al teléfono que ella me había dado todos los días, en cuanto mis dos compañeros de piso abandonaban la casa, pero siempre me echaba atrás, temía que pudieran regresar antes de clase, o algo peor, que esta chica no fuese de fiar y aprovechase que la tenía en casa para robarme, drogarme o algo peor, la culpa es de ver demasiado la tele…
El caso es que llegó el día en que todas las condiciones se dieron de manera perfecta, uno de mis compañeros de piso no estaba, había viajado a su ciudad para estar con su familia aprovechando unos días flojos, y el otro tenía una salida programada en su universidad a ver no se qué cuevas en una población bastante alejada, con lo que se iba temprano del piso y no regresaría hasta la noche.
Desde que me enteré que iban a coincidir los dos fuera, no paraba de pensar en que podría llamarla y concertar la cita que Marta me había sugerido. Después de darle mil vueltas y de haberme fumado un canuto para tranquilizarme un poco, me armé de valor y bajé a la calle, busqué una cabina de teléfonos un poco alejada de mi piso, hay que ser gilipollas porque tenía una justo debajo de casa, pero es que igual me pensaba que me iba a localizar… coño si no existían ni los gps…
Marqué su número, sonaría como tres veces, incrementando mi nerviosismo y finalmente escuché nítidamente su voz ronroneando, estuve tentando de colgar y salir corriendo de allí mismo, pero estaba decidido a no parar, empecé a balbucear tratando de recordarle quien era, ella rápidamente me reconoció al mentarle nuestro encuentro, y la expliqué el motivo de mi llamada, que no era otro que el de aceptar el ofrecimiento que me hizo en la casa de citas. A ella le agradó la idea, y yo la recordé mi falta de recursos económicos para hacer frente al pago de sus servicios, pero ella recordaba perfectamente el contenido de nuestra conversación, incluso hasta detalles que yo había olvidado que comentamos, la dije mi dirección y quedó en pasar al día siguiente, que era el que yo tenía libre en torno a las 12 de la mañana.
Cuando colgué estaba en una nube, me dio hasta igual que la puta cabina se hubiese tragado en el último momento otra moneda de 100 pelas sin devolverme nada de cambio y me fui corriendo a casa, en un estado de excitación que me impedía hacer otra cosa que desear que pasara ese día a la mayor velocidad posible.
Apenas pude pegar ojo esa noche, y me levanté a las 7 de la mañana ante la atónita mirada de mi colega, acostumbrado a irse habitualmente a clase bastante más tarde y dejarme siempre durmiendo. En cuanto se fue del piso empecé a darle vueltas, escondiendo todo aquello que yo pensaba que tenía algo de valor posible para un caco, limpiando un poco, ya que solíamos hacer una limpieza gorda al mes y de la última hacía ya bastante tiempo, cambié mis sábanas y recogí toda la ropa de mi cuarto, como si la que fuera a venir fuera mi madre, en vez de una preciosa transexual de casi metro noventa. Una vez terminado, vi que me sobraba mucho tiempo así que me metí en la ducha, para asearme a conciencia, incluso en los lugares más recónditos de mi cuerpo y me afeité, elegí un vaquero y una camiseta entre mi ropa limpia y me senté a fumar un porro a ver si así conseguía rebajar un poco mis nervios, sin demasiado éxito la verdad… Estaba cada vez más nervioso según se acercaba la hora convenida…
Un poco pasada la hora sonó el telefonillo, abrí casi sin que le diese tiempo a sonar y recé porque no se encontrase a ninguna de esas vecinas mayores que tenía, aunque la verdad es que nuestra reputación dentro del edificio era ya muy baja, no quería tener que dar alguna explicación extra si alguien se la encontraba y se daba cuenta de lo que realmente era. En cuanto llegó al piso abrí la puerta y allí estaba, me parecía un poco más baja de lo que recordaba, claro iba sin tacones, pero estaba preciosa, sin llamar mucho la atención, un pantalón ceñido y una chaqueta para abrigarse del clima primaveral del norte… me quedé como un pasmarote escupiendo palabras sin sentido, y casi tuvo ella que autoinvitarse a pasar…
Una vez cerré la puerta, me plantó un beso en los morros que ya me dejó completamente desarmado diciéndome las ganas que tenía de volver a verme y que ya pensaba que no la iba a llamar, empecé a enseñarla un poco el piso, ella me cogió de la mano y cada dos pasos me daba un morreo que me ponía cada vez más cardíaco… hasta que llegamos a mi habitación…
Me dijo algo como “así que esta es tu habitación… aquí es donde voy a follar ese culito…” mientras me atraía para sí para volver a meter su lengua en mi boca, joder, que bien olía y que bien besaba, estuvimos no sé el tiempo peleando con nuestras lenguas, para esas alturas, yo ya estaba completamente empalmado y ella empezó a tocarme por encima del pantalón y a meter sus manos por debajo de mi camiseta acariciando mi pecho… me empujó sobre mi cama y dejó el bolso que llevaba sobre mi mesilla de noche, se puso encima de mí, empezó de nuevo a besarme, mientras me quitaba la camiseta y comenzó a bajar, recreándose en mis pezones que mordía lamía y pellizcaba, siguió bajando, me desabrochó y de un solo tirón bajó pantalón y calzoncillo, yo creía estar en una nube… volvió a chupar mi polla como ya lo había hecho la otra noche, pero esta vez más despacio, recreándose, me lamía el tronco, aprisionaba el glande entre sus dos labios y comenzaba a bajar, introduciéndola completa en su boca, joder podía sentir como le llegaba a su garganta, no sé el tiempo que duró pero yo creo que estaba en una puta nube, de vez en cuando subía otra vez por mi cuerpo hasta llegar sus labios a la altura de los míos y fundirlos llenando mi boca con su saliva, y después volvía a bajar continuando con la mamada, para al cabo de un rato volver a subir…
De repente se incorporó y procedió a quitarse la ropa de pie, mientras yo la miraba acostado desde la cama, su ropa era de calle, pero el conjunto interior que llevaba era para alucinar, se quedó en sujetador y tanga y volvió a subir por encima de mí, desabrochó su sujetador, dejándome ver aquel par de turgentes senos morenos, coronados por dos pezones respingones, en su braguita se adivinaba un bulto gigantesco que casi no podía retener aquel minúsculo pedazo de tela, yo llevé mi mano a sus pechos acariciándolos, rozando con mis dedos sus pezones, empecé yo a bajar también por su cuerpo, besándolo, introduciendo mi lengua en su ombligo, adivinaba a ver la punta de su glande pugnando por escapar de su prisión, así que la hice un favor y liberé aquel pedazo de carne , quedando de nuevo frente a mi ese pedazo de polla que no había podido quitar de mis pensamientos en ese par de semanas… joder, parecía aún más grande de lo que recordaba, mi cabeza se encontraba ahora entre sus piernas, con más de la mitad de mi cuerpo fuera de la cama, empecé a besar aquella magnífica verga y a lamerla, ella se dio la vuelta y se tumbó bocarriba sobre el lecho, yo seguí chupándola, tratando de introducirla entera en mi boca como ella acababa de hacer, pero me era imposible…
Ella acariciaba mi pelo, tiró de mi para arriba para volver a besarme y me volvía a bajar para que siguiese con mis trabajos orales… hubo un momento en que cambiamos posición y mientras yo la chupaba, ella empezó a hacer lo mismo en una suerte de 69 un poco sui generis… mientras nos la chupábamos mutuamente ella empezó de nuevo como la vez anterior a masajear con sus dedos ensalivados mi zona anal, primero en círculos cercanos al agujero en sí que se iban estrechando, jugando con mi orificio, trataba de controlar mis espasmos con suaves palabras que susurraba para tranquilizarme, me volvía loco… comenzó a introducir poco a poco uno de sus dedos por mi agujero, poco a poco, lo sacaba, noté su lengua jugando en mi orificio, haciéndose camino, se incorporó y me dejó bocabajo tumbado en la cama, siguió lamiendo mi culo, alternándolo con mordisquitos en las nalgas, introduciendo un dedo, luego dos, la verdad es que casi no me molestaba, estaba cardíaco, subió su lengua por mi espalda, hasta llegar a mi nuca, notaba su miembro completamente duro frotándose entre mis glúteos, me susurraba frases diciéndome las ganas que tenía de follarme, de estrenar mi culo, yo ya no era dueño de mis actos… su victoria estaba cantada…
Alargó su mano para coger un preservativo y un botecito de algún tipo de gel con el que lubricó mi ojete, introduciendo sus dedos me hizo incorporarme un poco para meter debajo de mi vientre mi almohada dejando mi culo en la posición de ataque ideal para sus objetivos… entonces la noté, aunque mi esfínter estaba más dilatado, aún notaba dolor según ella introducía su capullo en mi interior, cuando lo hubo hecho se quedó quieta, el culo me ardía, pero estaba dispuesto a llegar hasta el final, y Marta empujaba, joder, me dolía, pero era una extraña sensación, por una lado me molestaba, por otro lado, el morbo y una extrañas sensación, de repente ella se recostó encima de mí, y me dijo que ya estaba toda dentro, en efecto, yo me sentía lleno, el placer superaba a la molestia, ella comenzó a mover lentamente sus caderas, mientras besaba mi cuello y mi nuca, me encantaba sentirla así, poseyéndome por completo, notando la dureza de sus pezones en mi espalda, muy poco a poco iba incrementando sus movimientos pélvicos, yo giraba el cuello para besar su boca mientras sentía como me taladraba, que putada no tener un espejo en la habitación porque me hubiese encantado ver cómo me follaban por primera vez.
Las molestias eran cada vez menos intensas y por el contrario la sensación de placer se incrementaba, cambiamos de posición, yo me puse bocarriba y ella sin quitar la almohada de debajo, levantó mis piernas y me la volvió a meter, esta vez de una forma más brusca que me hizo poner una mueca de dolor, ella lo noto, se tumbó encima y volvió a besarme, allí estaba yo, abierto de piernas con los pies por los aires mientras una preciosidad mulata no paraba de comerme la boca con los labios más carnosos que jamás había probado mientras jugaba al frontón con mi ojete, estuvimos un rato así y me volvió a cambiar de posición, me tumbó de lado con la pierna levantada y volvió a empezar con el metesaca, yo tenía un brazo por debajo de su cabeza, nos besábamos, mi boca estaba completamente inundada de su saliva, sus movimientos cada vez más rápidos y enérgicos, su mano derecha bajó hasta mi miembro, que estaba semierecto, y empezó a acariciarlo y masturbarlo, estaba gozando como nunca, ella gemía cada vez más, y yo me movía como una gata en celo, no era dueño de mis actos, empecé a notar como ella estaba a punto de llegar al orgasmo, me decía que me iba a dar su leche, se movía cada vez más rápido y pude notar como su polla palpitaba en mi interior, dio algunos últimos empujones y salió de mi, nos besamos durante un buen rato, se quitó el condón y me dijo que ahora era yo el que tenía que disfrutar, agachó su cabeza a la altura de mi pene y volvió a chupármela sorbiendo con fuerza como si le fuera la vida en ello, acariciando mis pelotas mientras lo hacía, no pude aguantar mucho y en poco tiempo la avisé de que me iba a correr, pero ella siguió lamiendo hasta que me corrí en su preciosa boca, aspiró hasta la última gota y eso que había sido una corrida de campeonato, subió hasta mis labios de nuevo y volvió a besarme, llenando mi boca de mi propio semen, entremezclándose con nuestras lenguas y así estuvimos unos minutos.
Después de una pasada por el baño para un rápido aseo, volvimos a la cama y nos tumbamos desnudos, yo lié otro porro y lo fumamos allí acostados, uno junto al otro mientras charlábamos y nos reíamos, sentía como mi culo latía, pero algo me decía que eso era solo el principio de un día movidito…