Sigo de vacaciones

Van apareciendo las verdaderas condiciones de las vacaciones que planeo mi esposa. cada vez mas duras y exitantes.

Cuando sentí abrir la puerta, realmente deseaba que me vengan a buscar. No aguantaba más de mis necesidades, no me animaba a orinar en el suelo y por atrás estaba tapado. Además la lengua me dolía tremendamente. Si bien era un clavo de acero inoxidable muy fino, como un piercing, el hecho de tener que hacer equilibrio me había desgastado bastante. Increíblemente pasé gran parte de la noche con mi miembro en su máxima expresión. Sin dudas, estaba realmente excitado, y más al ver de reojo a mis compañeras de cautiverio, silenciosas y realmente apetecibles. En fin, mis fantasías estaban a todo trapo. Una de mis "custodias", empezó a destornillar el miembro metálico que tenía en mi ano. Lo cierto es que estaba muy seco y el dolor fue muy fuerte, pero poco a poco sentía como se vaciaba ese agujero y eso me consolaba. La otra sacó con una pinza, delicadamente por suerte el clavo que aprisionaba mi lengua. Abrieron la puerta de la jaula , engancharon un collar de perro a mi cuello y tironearon de él, sacándome afuera tal cual si fuera un animal, en cuatro patas, desnudo, cansado, dolorido y sin poder exclamar una queja.

Yo soy algo experto en este tipo de cosas, y no me animaba a preguntar si podía hacer mis necesidades, pero contaba con tener autorización en pocos minutos, de lo contrario no podría retenerlas. Me limpiaron la lengua con un desinfectante y me llevaron a un cuarto contiguo, de azulejos blancos, tipo hospital, diciéndome que me quede ahí, quieto, sin moverme. En unos quince minutos estuvieron todos mis compañeros de cuatro en el mismo lugar, de rodillas, atados y doloridos. Ahí pude ver quienes eran. Uno era un hombre, de unos 40 años, algo menor que yo, bastante entero, se ve que también era recién llegado.

No así mis dos compañeras. La mayor, una mujer madura muy hermosa, tenía las extremidades amoratadas, se ve que la ataron muy fuerte, y estaba anillada en los pezones y en sus labios vaginales, que si bien eran enormes, fruto seguramente de horas de soportar peso, en ese momento no tenían nada colgado. Lo que me llamó la atención del anillado de sus labios fue que pude contar seis aros, muy gruesos. No levantaba la cabeza y parecía bastante sufrida. Su espalda tenía las marcas de largas sesiones de látigo, pude notar una marca de esas que se hacen con un hierro al rojo en una de sus nalgas, y además estaba completamente depilada y su cabeza esbozaba un pelo negro, como comenzando a crecer luego de un corte total.

La otra era más joven, bastante más joven, de no más de veinte años, su cabeza brillaba, ya que carecía totalmente de pelo. Estaba también anillada en ambas partes de su cuerpo, pero dos y dos en cada lado. No tenía ninguna marca perpetua, pero si también muchas marcas producto de interminables sesiones de diferentes tipos de látigos y varas. Tenía una gruesa anilla en el caballete nasal.

Yo a esa altura era toda conclusión, nadie hablaba, nadie decía nada, nadie aclaraba nada. Entonces vi. que una de las mujeres, la mayor, comenzó a soltar su orina; inmediatamente lo hizo también la otra. Nosotros los hombres, aparentemente más inexpertos, cruzamos una mirada y comenzamos también a hacer lo mismo. Así pues, sin palabras, nos íbamos adaptando a nuestro lugar de estar. También fueron las mujeres las que comenzaron a cagar, ambas, sin esfuerzo dejaron caer de sus culos el contenido de sus intestinos. Yo pensaba que podía aguantar pero aproveché la bolada y me anoté también en esa tarea, tal vez sería la única oportunidad y no quería desperdiciarla. A los quince minutos entró una mujer, vestida toda de cuero, con sus senos al aire y dijo:

Bueno, ahora el sorteo. Tenía cuatro pajillas en su mano. "La más chica limpia" dijo. Y así fue, me tocó en suerte a mí y entonces me explicaron, muy escuetamente:

Deberás limpiar todo con tu boca, los soretes, los llevarás al inodoro uno por uno, luego la orina, la tragarás. Será tu desayuno. Te recomiendo no vomitar, sino tendrás más para limpiar. Quedé atónito, fue entonces cuando esbocé una queja, diciendo que eso era muy asqueroso. La respuesta fue inmediata, un terrible latigazo cayó sobre mis espaldas y la mujer me dijo: Estaba claro que era sin protestas, ahora comienza ya si no quieres empeorar las cosas, y dirigiéndose a todo el auditorio dijo en voz alta. "Uds. Están acá por diferentes motivos, pero todos con un solo fin, adiestramiento en la esclavitud total, unos para satisfacción de sus amos, otros para su propia satisfacción, pero todos acá no tiene ni voz ni voto, y eso debe quedar muy claro. Cobramos por eso, no por lo que Uds. quieren. No se admite ningún tipo de protesta, ningún tipo de objeción, y cualquier palabra que Uds. Manifiesten sin la debida autorización será castigada severamente. Ahora este cerdo habló y se quejó de una orden que yo, vuestra ama dentro de esta casa, le he dado. Esa es una falta muy grave que sabremos castigar hoy en el correr del día, y sépanlo de una vez, el día acá para Uds.

Transcurre entre castigos y humillaciones, no hay otra cosa que tengan que hacer que sufrirlos y aguantarlos. Bien, dijo ahora refiriéndose a mi, entonces comienza ya, y diciéndome esto me lanzó otro fuerte latizago en mi espalda, que verdaderamente me quemó la piel, resignado, comencé con mi tarea. En verdad era muy asqueroso, no tenía opción pero ni bien tomé la primer pieza entre mis labios, me invadieron las nauseas, intenté por todos los medios contener la respiración, transpiraba y jadeaba, me vinieron arcadas, estaba a punto de vomitar, pero estoicamente resistí, y gateando lo llevé y lo deposité dentro de un inodoro. Cinco veces más tuve que hacer lo mismo, mis otros compañeros ya se habían retirado pero no mi carcelera. Parecía que gozaba con ello. Luego seguí con la orina. Ya estaba fría sobre el piso y realmente no me disgustó tanto. Fue una suerte que no me obligaron a degustar, solo a transportar, con lo que no llegué a tragar nada, aunque un sabor amargo y asqueroso me quedó en la boca. La orina que recogí se encargó de limpiármelo en parte. Esto se estaba poniendo complicado. No sabía hasta que punto mí querida esposa había arreglado las cosas. Supongo que yo era de los que estaban ahí por placer, pero realmente empecé a dudar de ello ya que no tenía la más mínima chance de objetar algo.

Hecho esto entonces, mi custodia me dijo que no lo había hecho tan mal, pero que había cosas que debería mejorar. Entonces me dijo mi itinerario ese día. Siempre escueta, siempre con pocas palabras, pero la verdad es que no hacían falta muchas explicaciones.

Ya eran casi las siete de la mañana, había relojes en todas las habitaciones, pensé que tal vez era para marcar tiempos, obligaciones, horarios, en fin. Yo seguía ahí a cuatro patas en el piso, como un perro y me dijo: "Ahora hasta la una de la tarde girarás una rueda, tu y la cerda rapada, uno de cada lado, todo el día. Te advierto, la otra pareja hará lo mismo en otra. Hay contador de vueltas., Quien menos trabaje más castigo recibirá. Si tienes ganas de hacer tus necesidades, pues hazlas sin detenerte un segundo, caminando. A la una de la tarde veremos quien es mejor y quien es peor. Te recomiendo que te esmeres porque hoy ya llevas un castigo a cuenta, otro más te dejaría en muy malas condiciones. A la una dispondrán de quince minutos para el almuerzo, que será muy sencillo, arroz hervido con cáscaras de frutas. Lo deberán ingerir sin usar las manos, de un comedero para lo que Uds. son, animales, y luego seguirán con la tarea hasta las seis de la tarde. Se puede decir que el día no será tan duro, no hay nada más previsto hasta esa hora. Supongo que luego vendrán las cuentas a cobrar. Por la noche habremos recibido un video con las actividades de tu esposa, nos prometió enviarlo hoy, lo verás y disfrutarás de él. Nada más.

Fue así que me encontré en u patio, descubierto, amarrado con una gruesa cadena a un palo que oficiaba de propulsor de una rueda, una rueda que no conducía a nada. Del otro extremo mi compañera, hermosa, silenciosa y sufrida no dijo una palabra, empezó a girar, y yo la acompañé. Yo la veía delante de mí, desnuda, hermosa, con esas marcas de látigo en su cuerpo y no pude más que excitarme. Mi miembro estaba duro. Ella se dio cuenta, esbozó una sonrisa pero no dijo nada. Si por mi fuera me hubiera tirado encima de ella, pero no estaba al alcance. Además una de nuestras primeras vigilantes estaba parada a nuestro lado con un látigo y nos amenazaba constantemente. Ella también estaba implicada en nuestro rendimiento y no estaba dispuesta a perder. Y seguimos hasta el medio día, gira que te gira. En determinado momento vi que de la vulva de mi rapada amiga caía un líquido amarillento, estaba orinando, sin siquiera detenerse, sin siquiera abrir sus piernas. La orina recorría la mayor parte de sus muslos. Era un espectáculo extraordinario. No se si por necesidad o por excitación yo hice lo mismo, solo que como mi miembro estaba tan tieso la orina salio disparada hacia arriba, me mojó bastante mi pecho al principio, pero me daba igual, tuve un gran suspiro que fue escuchado por mi guardiana. Me ligue unos cuantos latigazos pero al estar caminando no me agarraron de lleno. Mi compañera igual, era hermoso verla desnuda, totalmente rapada y anillada caminando delante de mi, con su espalda marcada por los azotes y ese cuerpo esplendoroso y chorreando pis.

Estaba yo en mi máximo nivel de excitación cuando suena un timbre, la hora de comer. Nos desatan a ambos y siempre en silencio nos llevan al "comedor". Yo en ese momento recordé a mi esposa, probablemente siendo clavada por sus tres negros, estaba ansioso por verla en el video, pero la verdad es que agradecí lo que ella eligió para mí. De rodillas frente a un comedero igual que el de los animales, ambos, nos preparamos para recibir nuestro almuerzo. Lo virtieron de una lata sucia llena de moscas que revoloteaban sobre ella, y pude ver una mezcla de arroz blanco, cáscaras de manzana y de naranja y alguna otra cosa difícil de identificar. Tenia un fuerte olor a orín por lo que deduje lo que habían hecho, pero el hambre era fuerte, el trabajo había sido duro y las vitaminas de los alimentos eran indispensables y no lo pensé dos veces. No autorizado a usar mis manos, que tenía sueltas, metí mi cabeza en el comedero y comencé a comer, tenía mucha hambre. El gusto, asqueroso me hizo vacilar al principio, pero el hambre es el hambre. Mi compañera, de la cual solo conocía el nombre que le decían, cerda, hizo lo mismo. Fue en ese momento, cuando nadie nos vigilaba desde atrás, que sentí que mi rapada amiga tomaba mi miembro, erecto en ese momento debido a la visión esplendorosa de esa terrible mujer y a la situación que estábamos viviendo, y comenzó a masturbarme en silencio. Me miro a la cara, sonrió y me hizo seña de no hacer movimientos sospechosos. Yo estaba tan caliente que la dejé hacer, aunque con un poco de miedo por si nos descubren la dejé, y no demoró casi nada en salir el semen de mi verga. Estaba a punto de gritar de satisfacción. No saben lo duro que es contener en ese momento cualquier sonido, pero lo logré. Gocé mucho ese momento. No lo cambiaría por nada del mundo. Que una esclava de ese tipo, sin ningún trámite me masturbe de esa manera fue para mi fabuloso. Ella no dejó caer una gota de semen. Lo recogió en su mano y se la llevó a la boca, comiéndoselo todo. Notable. Las cosas, aunque un poco accidentadas iban de mejor en mejor para mí. Adoro a mi esposa.

Para su mala suerte, al llevarse la mano a la boca fue vista por una vigilante, que pegó un grito tremendo, pensando que estaba usando las manos para comer. ¡¡Castigo¡¡ gritó. Esta noche será para ambos. Dormirán en la misma jaula, clavados por las lenguas una sobre la otra, penetrados por atrás y dentro de un cubo de mierda. A la mañana se darán cuenta de que acá no jugamos. Ahora a girar. Diciendo esto nos tiró unos cuantos azotes que llegaron a destino, nos levanto de las cadenas del cuello, nos ató a la noria y golpe va golpe viene seguimos así girando hasta el anochecer. Un detalle, debido a nuestra falta tiraron sobre el piso piedritas diminutas, lo que hizo que nuestra caminata hacia ningún lado fuera todo un tormento.

Si así amerita contare lo que vi. Del video de mi esposa, la noche terrible que pasamos junto a mi amiga y los días siguientes. Agradezco los comentarios alentadores.