Siento la pasión inflamada en mi espíritu.

¿Amor o Sexo? Pensamientos enfrascados de locura vacía de sentimientos.

Siento la pasión inflamada en mi espíritu.

Como mariposa voladora, las cuales odio sinceramente por su falsa belleza y su cuerpo de gusano, que descubre su fragilidad y decide lanzarse a la red del cazador, enfrentándolo con su propio sacrificio.

Se libera de cualquier cautiverio forzado al entregarse ella misma.

Renacida Doña Inés con nuevos dones revolucionarios y características de libertad, más culta y experimentada pero con toda su inocencia amorosa y pura excitación carnal amorosa.

Complicada y confusa, ve al Don Juan moderno con su belleza pasajera pero siendo ella misma cazadora decide hacerle frente sin dejarle usar la seducción, sin usar armas, enfrentando su mirada absorbente, bella e inquietante que hechiza.

Acepta su dulzura y le colma con la suya, reblandece su corazón y su entrepierna con latidos augurantes de realidad, dejandose ir, entregandose incompleta a él, entera a si misma, sin esperar nada a cambio y liberándolo de ella.

Disfrutando sin prejuicios, viendo así la nueva realidad del Don Juan, despojándolo de su seducción, de sus armas y demostrando que obtenido su objetivo se vacía y pierde su don.

Misterios, incógnitas, se mantienen, alimentan su ego pero ya no tienen nada que demostrar, pierden su fuerza y aparece la realidad de su vacío.

Sensaciones de familiaridad, de comunión, juegos en la cama, pasión rota y organizada, manipulación de espíritu, deseo de posesión por la fuerza, intento de entrega y confianza completa pero el Don Juan es demasiado cobarde para soportar semejante responsabilidad de amor sobre una vida y queda al descubierto su amor carnal y carencia de compromiso, así la Doña Inés se pierde para encontrarse en sus deseos de desprenderse de si misma y poder prender un alma que encaje en si misma.

Juega en cualquier lugar, en público, una calle, un parque, no piensa, solo siente sensaciones, calor que le invade y deja que la domine con un compañero que arde como ella, no pide y no ofrece, se deja y cumple sueños secretos de placeres manuales  mientras la abraza un cuerpo cálido y protector y una mano grande y cariñosa le hace sentir orgasmos descargados con descaro ante posibles espectadores ocultos, sin importarle, es más, incrementando su riesgo y deseo.

Doña Inés aprendió a separar amor de pasión carnal, experimento el sexo.

La pluralidad y el vacío son tan grandes que logran ser la misma cosa y asustan hasta hacer que derrame lágrimas secas y la sensación de dolor se incremente hasta dejar de sentir.

Solo le queda saber.... si no necesita a nadie... como encontrar un impulso para vivir...

¿Existe la felicidad para ella con alguien o mejor disfrutar sola de cualquiera que le apasione a riesgo de convertirse en una Doña Juana?