Siento deseos de ser azotada
Una lectora se pone en contacto conmigo para hacer realidad una fantasía.
A pesar de que hace mucho tiempo que no escribo en todorelatos, observo complacido por los correos que recibo que no he caido en el olvido, puesto que alguna de mis lectoras se han puesto en contacto conmigo, brindándome la oportunidad de tener nuevas exeriéncias...os narraré una de las últimas.
Mi trabajo me permite estar atento al ordenador durante bastantes momentos, una tarde, cuando ya estaba a punto de abandonar la oficina, recibí un correo electrónico co unas simples, pero a la vez rometedoras palabras "siento deseos de ser azotada", y rogándome que la permitiese agregarse a mi dirección de msn. Estuve unos minutos pensándolo, antes de permitirle que lo hiciese, unos segundos después mi pantalla me anunciaba que alguien queria unirse a mis contactos, acepté y al momento apareció un rostro enfundado en una máscara negra. Obviaré las palabras de presentación, que no son más que unos puros formalismos. Después de un rato de charla, me explicó que había sido sumisa durante una etapa de su vida, hacía ya unos años, que se casó, pero que su vida conyugal no le satisfacía, y que deseaba reencontrar a la mujer que había sido.
Siempre he sido un poco escéptico respecto a lo que se me dice por aquí, supongo que como la mayoría de vosotros, ya que durante mi etapa de amo he recibido innumerables mensajes, y la mayoría de ellos no me han reportado nada, ni a mí ni a la persona que me los enviaba...Estuvimos hablando durante unos dias, quería saber que tipo de mujer era, y que buscaba exactamente, para ver si deseaba lo mismo que yo. Unos días después decidí darle una oportunidad. La cité un miércoles, por la tarde, a la salida de mi trabajo en una céntrica esquina de Barcelona, Diagonal con Aribau, por la que paso todos los días, los que conozcaís la ciudad la ubicareis con facilidad. Pasó la semana y llegó el día fijado para el encuentro. Salí del trabajo y me dirigí con mi monovolumen, hasta el punto de encuentro, más o menos a la hora fijada llegué, y como siempre el semáforo estaba en rojo, y allí, sentada en los bancos estaba ella, vestida tal como le había indicado, con un vestido oscuro. Hice sonar la bocina y ella se levantó, se acercó al vehiculo, entró y sin decir nada se abrochó el cinturón, bajando su mirada. Durante el trayecto no dijo nada, aunque pude ver que me observaba a hurtadillas. Me dirigí a una zona industrial del extrarradio, estaba oscureciendo, y a esas horas ya no había nadie. Paré y la miré a los ojos.
-Demuéstrame que sabes mamar. Bajó su cara hasta mi entrepierna, mientras desabrocaba los botones de mi pantalón, sacó mi rabo, aún flácido empezando a lamerlo, poco a poco mi polla empezó a reaccionar a los movimeientos de su lengua, hasta que la puso dura. Mis manos marcaban el ritmo, cogiéndola por la cabeza, por detrás subí el vestido, metiéndo los dedos con facilidad en su ya lubricado coño, durante un rato estuve jugando con su clítoris, pero no deseaba correrme aún, le ordené que cesase y que me lamiese los dedos para limparlos de sus fluidos, estaba satisfecho, no lo hacía mal...Nos dirigimos a un hotel cercano, cuando salimos del coche, le ordené que cogiese de la parte posterior el pequeño maletín que siempre llevo. Mientras ella pedía una habitación, yo me acomodé en el bar, pidiéndo una bebida y esperando que mi zorrita apareciese con la tarjeta que nos abriría la habitación. Al cabo de unos minutos apareció ell, sonriendome y mostrándome la tarjeta, apuré mi bebida y le dije que devolviese el vaso al camarero, mientras yo me levantaba y me dirigía al ascensor, ella dejó el vaso y corriendo tras de mí se acercó. Subimos con una pareja de extranjeros, mientras subíamos metí la mano bajo la falda del vestido, agarrando su frío culo, me pareció ver una sonrisa cómplice del hombre, que nos estaba mirando.
Llegamos a la planta y salimos, ella se apresuró a abrir la puerta de la habitación haciéndose a un lado para que yo pasase. Le dije que dejase el maletín encima de la mesa, y se acercase a mi, la cogí por el mentón levantando su cara, hasta que nuestras miradas se cruzaron, durante unos segundos me aguantó la mirada, para volver luego a mirar al suelo, en acto de sumisión. Le ordené que se despojara de toda su ropa, mientras me sentaba a observarla, lentamente desabrochó la parte superior del vestido, que con un ligero movimiento de caderas se deslizó hasta el suelo, mostrándome una elegante lencería negra. Abrí el maletín y saqué uno de mis pañuelos de seda preferidos, me acerqué a ella y le vendé los ojos, privándola de uno de los sentidos que nos produce más excitación, le dijé que se pusiese las manos atrás, en la nuca, con las piernas abiertas, sin moverse. Durante un rato estuvo de pié frente a mi, pude admirar sus curvas, sabiendo que llegado ese momento, obedecería en todo lo que le ordenase, me levanté y le susurré al oido todo lo que hará con ella, como la usaría, como me comería la polla, como la convertiría en la más golfa de todas las zorras que han pasado por mis manos, y por mi polla también, aparté la tela que apenas cubría el monte de venus, para acariciarle los labios, sintiendo los dedos, comletamente mojados por sus fluidos. Le dije que era una marrana, incapaz de contenerse, puesto que aún no le había hecho nada. Abrí su bolso y cogí su teléfono, le dije que haría una llamada, y que ella se describiría a si misma, y lo que le estaban haciendo en ese momento. Busqué en el listín de teléfonos el de un taller de guardia y os reproduciré lo que dijo ella:
-soy simplemente una sierva, obediente siempre a las órdenes de mi amo, estoy en un hotel, obedeciendo a mi señor, desnuda, mientras él me está acariciando el coño, estoy excitada, muy excitada, mientras me frota el clítoris, tengo mis tetas duras y erectas, a disposición de mi señor, para que las muerda, las bese, las estruje, para que haga conmigo lo que desee...tengo ganas de que me permita arrodillarme ante él para besar su polla...le cogí el teléfono de entre las manos y pude oír como el cerdo del ortro lado se estaba pajeando. Apagué el aparato.
-Muy bien zorrita, así que deseas besarme la polla...arrodíllate, me la vas a chupar hasta que me corra, y espero que seas capaz de satisfacerme...me la cogió besándola, con la lengua la ensalivó, jugando con el prepucio, lamiéndola lentamente, saboreándola, metiéndola dentro de la boca hasta la garganta, la cogí por la cabeza marcando el ritmo adecuado, sabía como mamar, y al cabo de unos minutos vacié mi esperma en su boca. Le dije que lo mantuviese allí sin tragárselo, mientras me servía del minibar una bebida, lentamente y con parsimonia, mirando a esa hembra que se me había ofrecido para mi disfrute...
-Quítate la venda de los ojos y acercate a mí, cuando estuvo a mi lado abrió la boca, llena de mi esperma. Trágalo, de nuevo la abrió , mostrándome que no quedaba nada. Bien zorrita, apóyate en el escritorio, mirandote en el espejo con las piernas abiertas, al acto obedeció, saqué unas tijeras, vi como se estremeció, y corté las tiras dels tanga y del sujetador, a partir de ahora no necesitarás ropa interior, a menos que yo te diga lo contrario, seguro que al cornudo de tu marido, le encantará el cambio, tiré de los labios mayores, mojados y enrojecidos con suavidad, metiendo dentro de si mis dedos, con total facilidad debido a su excitación, jugando con su ya hinchado clítoris, sus gemidos me excitaban, cogí un vibrador y empecé a jugar con él, dejándole claro, que solo se correría cuando yo lo decidiese. Durante un buen rato se lo estuve aplicando en el clítoris, sus tetas subían y bajaban al ritmo de su fuerte respiración, sus fluidos mojaron todo su pubis, y con mis dedos llenos de su viscoso líquido vaginal empecé a jugar con su culo, la posición facilitaba la tarea, mis dedos jugaban con su anillo mientras la masajeaba en circulos...lentamente su esfínter cedió y mi dedo entró dentro de su oscuro agujero, lo masajeé, sintiendo en el dedo las vibraciones del consolador, a su máxima potencia a través de las paredes de su ano, su cara de placer reflejada en el espejo, sus gemidos de gusto y de placer acrecentaban mi excitación. Pronto me suplicó que me la follase, me dijo que quería sentir mi rabo en sus entrañas...cállate, perra, yo decido aquí si mereces ser usada por mi...por favor, no aguanto más, me voy a ir, por favor déjame correrme...calla y aguanta!...pero pronto un grito, gemidos más intensos, una respiración más acelerada, y los espasmos propios del orgasmo, y mi perra se corrió, si, se corrió sin más, desobedeciendo a su amo. Me miró, y se hecho a llorar, postrada ante mi me pidió perdón llorando...Me senté en el sofá, pensando en el castigo que merecía, y recordé las palabras con las que había iniciado su primer mail. Acércame el maletín, a cuatro patas, como lo hacen las verdaderas perras, y ponte con el culo en pompa, apoyando tu cara de sierva en el suelo.
Cogí una fusta, que generalmente no uso nunca, y le dije, que sería castigada...-pero voy a ser magnánimo contigo, de tí dependerá cuando acabará el castigo, no voy a parar de golpear tu trasero hasta que te corras, puedes usar tus dedos, o cualquiera de estos objetos que ves dentro del maletín, cogió un consolador bastante grande, lo lamió y se lo puso entre las piernas, en el momento que me ofreció el culo empecé a golpearla, con un espacio de tiempo prudencial entre golpe y golpe, alternando golpes fuertes, con otros que simplemente eran caricias, tardó unos cuatro minutos en correrse de nuevo, cuando vi que lo hacía le dí el golpe más fuerte, lloraba de placer y de dolor, le di permiso para que se levantase y se abalanzó sobre mi dándome las gracias por habrele proporcionado tanto placer, dejé que lo hiciese, una vez se sobrepuso, se disculpó y me preguntó si le permitía ser mi sierva...