Sientiendome muy guarra
Me desplazé a un pub liberal en hora punta para que me usarán muchos hombres a su antojo. Hombres guapos y feos.
Esta historia es completamente ficticia. Es una fantasía que me ronda la cabeza y que, a veces, imagino.
A través de un amigo de internet con el que chateo me entero que hay un pub liberal que organiza orgias y eventos sórdidos y morbosos. Me cuenta historias que me hacen , día a día, desear visitarlo.
Un día decido presentarme en el lugar. De camino voy nerviosa, con el ritmo cardiaco acelerado. Me pongo un vestido negro, medias, braguitas negras medio transparentes y me dirijo allí. El lugar es como otro cualquiera. Abro la puerta y entro. Hay una semioscuridad típica de este tpo de locales. Nada más entrar me dirijo hacia la barra del pub. Estoy nerviosa.
En esta sala hay muchos hombres de diversas edades, alguna pareja y ninguna mujer sola. Casi sin mirar a mi alrededor, pido al camarero una cerveza. Los hombres me miran. Al segundo se presenta un hombre que se presenta como Alfonso. Tiene, aproximadamente, mi edad, 40 y pico años. Es normalito pero educado.
_ Buenas. ¿Qué tal? ¿Solita?
_ Muy bien gracias y si he venido sola.
_ Me llamo Alfonso. ¿Nunca te he visto por aquí? Me acordaría sin duda.
_ Gracias, le digo mientras sonrío, y gracias por el piropo o no es piropo.
_ Claro que es un piropo.
Nos ponemos a charlar sentados en un sofá. Los hombres no paran de mirar. Poco a poco la conversación se vuelve más erótica. Me cuenta y me describe las salas que hay en el club, lo que se hace y cómo. Yo le cuento mis experiencias. Nos vamos calentando y de pronto, Alfonso pone su mano en mi rodilla y no la quita. Yo por supuesto le dejo. Noto como va tocándome, cada vez, con más ansia. Me acaricia los muslos y yo me sitúo más abierta para que toque mejor.
_ Dime, qué buscas aquí. Me pregunta.
Yo le confieso que busco sexo con muchos hombres a la vez.
_ Vaya te tengo que compartir, no?
_ Pues sí.
_ No pasa nada. Cuando quieras vamos a una sala que está abierta a todos y que tiene una cama redonda.
_ Perfecto, le digo. Estoy nerviosa pero ansiosa y tengo ganas de empezar.
Me coge de la mano y me dirige a una puerta que tiene un pasillo muy oscuro. Alcanzamos una sala sin puerta, es muy grande, con espejos por todos lados y una cama redonda roja en medio muy grande.
_ Antes hay que dejar la ropa en los armarios y me lleva a otra sala con muchos armarios con llaves. Mira ese cuarto es para que te desnudes sola o nos desnudamos juntos aquí?
_ Aquí mismo, le respondo.
Entones Alfonso me coge de los hombros y me da un beso en el cuello. Me lame el cuello mientras me baja la cremallera del vestido por la espalda. Se pone en mi espalda y mientras me besa el cuello, deja caer mi vestido. Lo recoge y lo pone en una percha. Me vuelve a besar pero esta vez en la boca. Mientras me desabrocha el sujetador y me toca los pechos.
_ Qué buena estás, Bea.
Ya tengo los pezones duros.
Le desabrocho el pantalón y lo dejo caer al suelo. Le desabrocho la camisa y le beso sus pechos. Está depilado. Le muerdo el pezón. Tiene la polla dura porque el calzoncillo así lo indica.
Me quito las bragas.
_ Uy no estás depilada.
_ No, es un problema?
_ Ninguno.
Le bajo los calzoncillos y se descubre su pene. Es de tamaño medio pero gruesecito. Me pongo de rodillas y le beso en la punta de la polla.
Abro la boca y me la meto dentro.
Aparece otro hombre en el vestuario. Es un hombre de unos cincuenta años. Se agacha y mientras estoy chupando la polla de Alfonso, me acaricia el coño.
_ Estas empapada, dice el nuevo.
_ Si esta zorrita quiere pollas, comenta Alfonso.
Estos comentarios me ponen más cerda.
El nuevo se desnuda corriendo.
_ Vamos a la sala dice Alfonso.
Allá que voy con estos dos hombres, todos desnudos hasta la habitación de la cama redonda.
Me tumban en ella.
Alfonso se pone de rodillas sobre mi pecho para que le coma la polla así lo hago. Me la trago entera. Respira fuerte de la excitación. Mientras el nuevo me abre las piernas y comienza a lamerme los muslos por la cara interna.
_ Como estás de cachonda. Estás mojadísima. Zorra. Huele a hambre de polla. Dice el cincuentón mientras mete su lengua en mi coño. Noto como me lame el clítoris y como me mete la lengua e la vagina. Mientras con la polla de Alfonso en mi boca se me escapan gemido.
El cincuentón acerca su polla a mi coño, la tiene dura como una piedra. Es cortita pero gordita. Me la mete entera y de golpe. Se me escapa un gemido. Embiste con fuerza hasta dentro. Los dedos de mis pies se encogen de placer. Me meto los huevos de Alfonso en mi boca. Mientras oigo voces a mi alrededor.
Es increíble, hay por lo menos seis hombres desnudos mirando con la polla en la mano. De todas las edades. Veo a un jovencito que debe tener 20 años con una polla grande y delgada y en el grupo hay un sesentón, gordito, bastante feo pero con una verga enorme.
Estoy super excitada por estar rodeada de tanto hombre dispuesto. Noto como una multitud de manos me toca el cuerpo, pechos, muslos, pies e incluso hay uno que me toca el clítoris mientras me folla el cincuentón.
_ Me toca a mí, dice Alfonso.
El cincuentón la saca y se pone de rodillas cerca de mi cabeza. Alfonso me la mete. Se mueve rápido pero de un modo más suave que el anterior.
Muerdo suavemente el glande del cincuentón y aparece otra polla de un hombre rubio de unos treinta años. Con las dos vergas en mi mano las voy chupando juntándolas. Mientras una lluvia de manos me toca por todo el cuerpo. Estoy excitadísima.
Alfonso suspira y se agita. Se está corriendo dentro de mí. (si fuera una historia real no podría ser por seguridad no por otra cosa) Oigo sus gemidos mientras descarga.
De fondo se oyen comentarios:
Córrete así dentro de la puta esta. Fóllala duro. Que ganas de metértela, etc…
A cada comentario mi nivel de excitación se multiplicaba, sentirme deseada y sentirme tan puta me proporcionaba un placer especial. Estar con unos completos desconocidos, con hombres mayores, jóvenes, atractivos e incluso feos daba algo de morbo. Sentirme usada, sucia.
Alfonso la sacó y en segundos ya tenía otra dentro. No podía ver la cara del que me penetraba pero si le veía desde arriba en el espejo. Era joven y se movía como loco. Me empujaba con fuerza. Podía ver por los espejos a más de siete u ocho a mi alrededor sobándome, follándome y otros masturbándose a un metro.
El cincuentón sacó su polla de mi boca y apunto a mi cara. Eyaculó en mi mejilla mientras me metía otra en la boca.
_ Tomaaaaa dijo el que me penetraba mientras se corría en mi interior.
Se apartó y entró otro. Notaba la lengua de alguien en mi pie izquierdo, el pene de otro en mi pelo, cuatro manos en mi pecho y de ese modo, me vino un orgasmo largo placentero y fuerte. Me agitaba gimiendo, las piernas me temblaban, encogí los pies. Casi al mismo tiempo, noté la corrida de uno en mi pecho. Poco a poco veía que se iban corriendo. EL que me estaba penetrando la sacó y se corrió en mi vello púbico. Mientras se quitaba ya notaba otra polla dentro.
El sesentón me puso de rodillas y me la introdujo por la vagina detrás de mí. Sentí como me llenaba el coño con su enorme polla mientras me sujetaba de la cintura y empujaba. Yo tenía dos pollas en mi cara y una comenzó a correrse. Decidí meterla en la boca y saborear su esperma. Noté la presión al salir, el sabor amargo y suave de la lefa.
La sacó y enseguida tenía otra dentro todavía con esperma en mi boca. No me daba tiempo a hablar. Me follaban uno tras otro. Se corrían en mi pelo, en mi cara, en mi boca. Incluso me dio tiempo a ver que algunos se corrieron dos veces.
El sesentón se corrió entres espasmos dentro de mí. Notaba humedad en mis muslos y yo creo que no era sólo mía sino que el esperma de tantos salía de mi vagina y me resbalaba por los muslos.
Me corrí una segunda vez y con mis espasmos otro que se corría junto a mí me salpicó en los ojos y escocia.
Me corrí una tercera vez muy seguida.
Me incorporé y dije:
_ Uno más y ya está. Tú y señale al jovencito de 20 años. Me tumbé boca arriba y me penetró con delicadeza mientras se movía. Los demás se masturbaban mirando. No me duró nada y se corrió enseguida.
Cuando me disponía a levantarme, un hombre de unos cincuenta me pidió comerme el coño.
_ Pero has visto como está.
_ Si, por favor.
Acepté. Se puso frente a mi coño y comenzó a lamer el esperma que me resbalaba, alcanzó el clítoris empapado y metió su lengua en mi vagina llena de leche.
Mientras me masajeaba a ritmo el clítoris. Me corrí con mucho placer.
Me levanté y me dirigí a las duchas. Me lavé. Estaba cansada pero había sido una experiencia sórdida pero tremendamente morbosa.
Cuando estaba bajo el chorro de agua, apareció un hombre desnudo. Era el camarero y me dijo:
_ Hola. Nada más verte entrar me excité. Me das mucho morbo. Podríamos hacer algo.
Ya tenía la polla dura. Era cortita.
_ Vale, me dio pena.
Me puso contra la pared mientras el agua caía en mi cuerpo. Se puso de rodillas y comenzó a lamerme el ano. Su experta lengua conseguía entrar dentro. Me excité. Se levantó y como estaba de espaldas, me introdujo despacio su pene en mi ano. Me ardía al principio pero poco a poco fue relajándose. Consiguió meterla hasta el fondo mientras con su mano me acariciaba el clítoris. Me iba a correr cuando el comenzó a gemir más fuerte. Nos corrimos a la vez. Ël descargó todo dentro de mi culo y yo me revolvía de placer durante el orgasmo.
Y aquí he contado mi fantasía, un tanto sucia pero muy morbosa.
P.D. Gracias por vuestros comentarios y mails Un beso a todos y todas.