Siempre Tú

Si supieran que es un demonio disfrazado de ángel. En la cama es simplemente maravillosa, siempre está abierta a todos mis deseos y me encanta. Le gusta algo fuerte. Que le hable malo, eso la excita. Según ella nadie se lo había hecho como yo. Pero que puedo decir con Bárbara Rangel, nunca se sabe.

Sin darme cuenta ella estaba detrás de mí. Abrazándome por la espalda, pude sentir su respiración algo agitada, mientras me acariciaba y besaba mi cuello lentamente.

Anda. Déjate llevar. Yo se que lo deseas tanto como yo. Insistió.  Al escuchar sus palabras cerré mis ojos, respiré profundamente. Aguantaba mis ganas de devorarla ahí mismo. Apreté sus cabellos, a medida que me besaba. Sería tan fácil rendirme ante ella, ante nuestros deseos, estaba completamente desnuda, restregando su cuerpo contra el mío. ¿Como resistirse ante semejante belleza? Y sin más me volteé y me coloqué frente a ella, la acerque al mesón y comencé a besarla.

Te encanta provocarme. ¿Verdad? Le pregunté. Ella puso una expresión de niña inocente.

Para nada, mi amor. Yo simplemente acelere un poco el proceso.

Yo sólo reí por su respuesta. Y continúe besándola, tome sus muñecas con mis manos y las coloque detrás de su espalda.

Mmm me encanta cuando tomas el control de esa manera. Házmelo aquí, no quiero que me hagas el amor, quiero sexo. Cogeme como sólo tú sabes hacerlo. Mientras decía esto pude sentir como se agitaba más y más y esboce una pequeña sonrisa.

Te gusta, ¿no? Le pregunté.

Ella solo asintió mientras apretaba mis cabellos. La voltee nuevamente y la tenía frente a mí. Dios mío. Sus senos son tan perfectos, los deseaba. No podía creer lo que estaba a punto de hacer. Baje poco a poco por su abdomen hasta llegar a su vientre. Ella me miró de una manera suplicante, como implorando que devorara su sexo.

Le pasé mi lengua varias veces, sentía sus piernas desfallecer, temblaba.

No te detengas por favor. Suplicaba entre jadeos. Pero no le hice caso. Deje de succionar y subí hasta su rostro.

Estaba confundida. ¿Por que te detienes? Preguntó algo molesta.

Te recuerdo que aún estás castigada. Respondí pícaramente y al mismo tiempo le di un tierno beso en la nariz. Ella estaba sudada. La verdad no fue fácil para mí detenerme, yo también tenía muchas ganas de estar con ella.

¿Es en serio? ¿Porque me haces esto mujer? Decía mientras hacia un puchero. Ya ha pasado mucho tiempo. Necesito que lo hagamos, quiero sentirte, extraño tu cuerpo. Yo sólo reí

No te rías lo digo en serio. ¿Es que acaso ya no me deseas? Preguntó de manera jocosa, mientras pasaba sus manos por su cuerpo.

Claro que te deseo. Respondí casi al instante. Y créeme que podría hacerlo contigo lo que resta del día pero perdiste ante algo que tú misma insististe en hacer, así que ahora no te quejes. Además solo te quedan dos días de castigo.

Está bien. Dijo en un tono resignado. Iré a vestirme.

Al verla alejarse de la cocina no pude evitar acercarme a ella y darle una nalgada. Ella se sobresalto un poco, volteó a verme y río pícaramente. Subió a la habitación a vestirse.

Esa mujer sabía como volverme loca. Para mí representa la perfección correctamente. Le encanta hacerlo así, donde, como y cuando le provoque. Su cuerpo está bien cuidado, ella dice que es un templo prestado y por eso hay que cuidarlo. Es inteligente, podría hablar con ella durante horas y no cansarme de escucharla. Es pediatra y para su familia, es la blanca paloma que jamás iría en contra de sus tradiciones.

Si supieran que es un demonio disfrazado de ángel. En la cama es simplemente maravillosa, siempre está abierta a todos mis deseos y me encanta. Le gusta algo fuerte. Que le hable malo, eso la excita. Según ella nadie se lo había hecho como yo. Pero que puedo decir con Bárbara Rangel, nunca se sabe.

Nuestra relación es cero complicaciones. Siempre que tenga ganas me llama y por supuesto yo siempre contesto. Ella tenía algo que me hacia dejar de hacer lo que sea que estuviera haciendo para ir donde ella estaba. Yo podría estar con otras, pero si ella llamaba yo salía volando. Somos algo así como el secreto de la otra, al parecer ella tiene una relacion, no sé que tan seria y la verdad es que no me importa. Cuando nos escapamos lo hacemos a algún lugar que este muy lejos de la ciudad. Ella dice que quiere discreción y yo se la doy.

Yo por otro lado, soy abogada y dueña de un club. Amante de mí trabajo, las mujeres, los autos y la ropa. Conocí a Bárbara en una fiesta, hace cuatro años. A pesar de que ha pasado tanto tiempo no la conozco de todo, hay cosas que me oculta y yo no pregunto. Dice que no quiere que sus cosas echen a perder lo que tenemos. Yo le digo que no importa pero ella insiste en no contarme. Tenemos el mejor sexo del mundo pero aparte de eso somos amigas.

Gabrielaaaaaa! Le escuche decir.

¿Todo bien? Pregunte.

Tu celular está sonando, alguien te llama.

Por favor ve quien es. Le pedí.

Clara. Respondió, su expresión fu de desagrado. ¿Le Atiendo?

No, espera yo lo hago. Ella hizo caso omiso a mis palabras, contestó y coloco el celular en altavoz.

¡Aló! ¿Quién habla?

¿Disculpe es el celular de Gabriela Montenegro?

Si así es, ¿que desea?

¿Gabriela se encuentra por allí?

Un momento por favor. Contestó Bárbara y enseguida gritó

¡Gabriela mi amor! Te llaman. Estiro el celular hacia a mí y agregó. No te tardes cariño te espero en la tina.

Tome el celular y le tapé la bocina.

En serio tenias que hacer eso Bárbara.

Si, le gustas a esa mujer y ella tiene que saber que no estás disponible.

Ahora resulta que no estoy disponible. Además ella es la hermana de un amigo de mi socio.

¿Y eso que? ¡Ay ya! Atiéndele antes de que le de algo.

Me alejé hacia el jardín y contesté.

Aló! Hola Clara ¿cómo estás?

Espero no interrumpir nada. Dijo en seco

No, para nada tranquila. Cuéntame ¿que sucede?

Te llamaba para preguntarte que harías hoy en la noche, pero creo que estas ocupada.

Yo solo reí. Y le dije.

Que no mujer, no te preocupes. Mejor dime para q soy buena. ¿Que haremos hoy en la noche? Le dije pícaramente. Ella tardó un poco en responder.

Aló! ¿Estás ahí?

Si, lo siento me distraje un poco. Una amiga hará una fiesta en su casa, me invitó y como no tengo con quien ir pensé que quizás podrías acompañarme.

¡Ah que bien! ¿A que hora es la fiesta?

A las 10:00. Pero si no puedes ir, no hay problema.

Ok. Paso por ti a las 9:30, ¿te parece bien?

Me parece excelente. Contestó efusivamente.

Nos vemos a esa hora entonces. Adiós

Adiós. Oye…

Dime.

Gracias.

No te preocupes, lo hago con mucho gusto. Además así me distraigo y quien quita y una de tus amigas y yo, la pasemos muy bien.

Ella rió. Adiós. Dijo.

Adiós. Y colgué.

¿Que te dijo cuando le dijiste eso? Preguntó Bárbara.

Nada ¿que me va a decir? Sólo se rió.

Que tonta eres. Tú le gustas. ¿Por que no lo intentas con ella?

Porque te tengo a ti.

Que hermosa, de verdad. Pero ese no es el punto. Sabes a lo que me refiero.

La verdad, no lo sé. No quiero complicarme Bárbara. Y que no se te olvide la fama que me gasto.

Entonces demuéstrale que con ella puedes ser diferente. Hay que irnos. Tú tienes una fiesta a la cual asistir y yo me debo a mis niños.

Nos pusimos en marcha. Íbamos con la música a todo volumen y cantando a todo pulmón las canciones que iban pasando. Llegamos a la ciudad a las 8:30. Deje a Bárbara cerca de su casa y fui a arreglarme para lo de Clara.

Me duché. Y no sabía que ponerme. Tenía una extraña sensación. Al final me decidí por un pantalón blanco ajustado, una blusa negra, botines y mi chaqueta de cuero. Eran las 9:20 pm y le escribí un sms a Clara.

Voy saliendo a buscarte.

Ok, te espero.

Gracias a todos por tomarse un tiempo para leer mi relato!! Saludos. Que Dios los bendiga!!!