Siempre tendremos París IV
Fui haciendo la mamada cada vez más rápido atento a que nadie ingresara al baño pero con la firme intensión de hacerlo acabar, me dispuse a dejar que la punta de su verga traspasara mi garganta y en ese instante pude notar que se engrosaba mas...
Mis estimados y estimadas: Estoy muy agradecido por sus lecturas, valoraciones y comentarios. Esta historia ya se acerca a su etapa cumbre y cad vez parece complicarse más.
Los invito a que sigan escribiendo y comentando.
Un gran abrazo para todos....
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Una chica de grandes ojos y hermoso rostro, con buen cuerpo y sonrisa fresca, así se percibe a Marion Pettit en las fotos que he podido ver en Facebook, siempre cerca de Isaac, miradas, tomadas de mano, gestos cariñosos, vamos que la chica lo adora y eso lo confirmaría aquella terrible mañana.
París, Julio 2012
Isaac
Al instante en que le dije a Eduardo que Marion era mi novia y que venía en camino supe que me había equivocado, que había cometido el peor error de mi vida, aunque a estas alturas creo que el peor error había sido ella, pero qué más da, estaba a punto de perder eso tan especial que había logrado construir con Eduardo y no supe cómo reaccionar, como evitar males mayores. No debí decirle que ella era mi novia, debí haber esperado un rato para ver qué demonios se me ocurría.
Marion es una chica maja, muy simpática y en los momentos de soledad me hacia especial compañía, digamos que le tome cariño, pero ella se enamoró de mí y yo para no hacerle el feo ni llevarle la contraria le deje hacer, lo cierto es que llevamos ya cuatro meses y nunca pensé que su amenaza de aparecerse en París durante mi estadía aprovechando ella sus cortas vacaciones iba a concretarse, creí que era solo una idea suelta… pero aquella mañana se hizo terriblemente real.
¿Y él? Sabía que no había nada peor en esta vida que hacerlo sufrir, Eduardo podría llegar a ser devastadoramente cruel cuando alguien le lastima y se le atraviesan las ganas de hacerle escarmentar. La expresión de su rostro fue extrañamente serena, sonrió, respiró profundo y se levantó de la cama, como si nada, aunque yo casi que podía oír a su cerebro trabajando a toda máquina para planear sus futuras acciones. Temo, más que por mí, por perderle… Maldita sea la hora en que llegó ese estúpido mensaje…
Eduardo
¿Demasiado perfecto para ser real no? Créanlo o no, el dolor de la noticia fue superado por mi excelsa capacidad de resiliencia, ya estoy demasiado acostumbrado a que este tipo de cosas sucedan, cuando estoy a punto de rozar la felicidad siempre pasa algo que me hace aterrizar y me hace entender de nuevo que sexo y amor no deben ir de la mano, que el amor es una invención social para justificar la aburrida existencia de la vida en pareja y que es mejor estar solo que mal acompañado, esto último es casi un mantra para mí.
Sin embargo tampoco soy de hierro, claro que me afectó, una profunda tristeza se apoderó de mi, creo que ya no disfrutaría tanto la ciudad y el resto del viaje, pero hay que sobreponerse a las cosas.
Lo miré con un dejo de tristeza en la mirada y sin querer un suspiro se escapó de mí, de esos en donde sientes que el dolor se fuga junto con el aire que expeles. Me levante de la cama y camine desnudo hasta el baño, pero antes de entrar, di la vuelta y lo mire nuevamente
-Gracias por una noche maravillosa como la de anoche… Lástima que durara tan poco, al menos para el resto de nuestras vidas siempre tendremos París! No sé cual era tu intensión, si querías que yo fuera una historia de olvidar o el vecino que despierta cada día en la almohada de al lado, yo sin embargo no puedo dejar de decirte que te quiero… le dije, sin resentimiento, era la pura verdad.
Mientras cerraba la puerta del baño pude ver que Isaac lloraba recostado en el cabezal de la cama, yo no podía sentir menos que compasión por él, se veía desorientado y creo que mis palabras lo terminaron de rematar, de alguna manera siento que yo lo induje… Tu no lo indujiste a nada – Volvió La Voz en off de mi cabeza, hacía rato que no la escuchaba - ambos están bastante grandecitos para saber que estaban haciendo y a que estaban jugando, y tu deja de sentirte como la protagonista de una culebrón venezolano, aquí tienes dos opciones, o te haces el ofendido y te resignas o le echas piernas a la vaina y peleas por él
- ¿Pelear por él? ¿Contra una mujer?¿quién es el que vive en una culebrón pues, tú o yo?, no vale, contra un carajo yo sé como pelear pero contra un par de tetas la vaina se me pone cuesta arriba ¿no crees?
Ay mi amor, ella podrá tener par de tetas, pero a él no deben gustarle demasiado si te folló como lo hizo anoche. Mi abuela siempre decía que si te gustan dos personas escoge siempre al que te gustó de segundo, porque quiere decir que al primero no le querías tanto. Y aquí el segundo eres tu nene.
No sé, no me compliques más el panorama que ahora debo recuperar la compostura y ver qué diablos hago para mantener este viaje a flote… ahora es que nos quedan días juntos, para mi desgracia.
Este soliloquio mental lo mantuve mientras me duchaba y aprovechaba el agua y el jabón para estregar mi cuerpo y eliminar los restos de su semen, mi semen, saliva, lubricante, champaña, chocolate y demás muestras de cosas que habían compartido nuestros cuerpos anoche, estaba hecho un asco. Al terminar salí del baño y lo encontré en la misma posición en que lo había dejado
- A ver macho, ¿no te vas a bañar? No creo que sea buena idea que recibas a tu chica con ese aspecto…
-Eduardo yo necesito que hablemos, yo… lo siento, de verdad, se que debí decírtelo, que…
-Pero no lo hiciste Isaac, y de verdad no quiero seguir hablando del tema, ya, hagamos borrón y cuenta nueva y entre nosotros no ha pasado nada ¿vale?..
-Es que yo no quiero que lo nuestro sea borrón y cuenta nueva, yo creo que nos…
-¿lo nuestro? Lo nuestro no existe Isaac, esto fue un calentón de verano, yo solo fui un quita ganas particular para ti, ya lo tengo asumido y te juro que más temprano que tarde lo supero, así que tu dedícate a aclararte un poco las ideas y a ser feliz…
No creo que pueda ser feliz sin ti…
Ay no Isaac melodramas no, tu y yo no somos ningunos carajitos ni esto es el bachillerato, sabíamos perfectamente bien que hacíamos cuando lo hicimos y creo que ambos sabíamos cuales eran los errores que estábamos cometiendo…
-¿eso soy yo para ti? Un error…
- Joder…. Mira, ¿Qué me gustas? Sí, mucho; ¿Qué lo de anoche fue especial? Si, demasiado; ¿Qué tu y yo no podemos estar juntos? Si, cierto… ¿Ves que fácil es? Quizás nos habríamos evitando tanto drama si hubieses sido sincero desde el principio, si me hubieras contado que en tu vida existe una chica que merece tu respeto y comprensión, que merece que la hagas feliz…
-¿y tú? ¿y yo? ¿acaso no merezco ser feliz a tu lado?
- Mierda ahora me toca hacer de tu psicoterapeuta... A ver, si tú quieres respuestas esas preguntas no me las hagas a mí, háztelas a ti y define qué coño es lo que quieres en esta vida…. Le dije con un poco de dureza en la expresión… Yo sé lo que quiero, y ahora mismo lo que quiero es tomar un poco de aire para despejarme. Iré a la tienda que vimos ayer a comprar los foulares que me gustaron, ¿te parece que nos veamos en una hora en la cafetería para desayunar?
-Ella va a estar ahí….
- ¿Te apetece que vaya? Joder ahora resulta que soy la otra… Hagamos algo, cada quien por su lado hoy… tu y yo ideamos desde hace rato este viaje, pero si no quieres continuar no hay problema, regresa a tu casa con Marion y yo sigo mi camino. Hoy se suponía íbamos al estadio de Saint Denis, aquí tienes los tickets, puedes llevarla si quieres, yo aprovecharé para ver si tengo oportunidad de hacer la excursión que quería a Versalles. Si al regresar esta noche no estás acá, quiero que sepas que igual te querré y que siempre tendrás un lugar especial en mi corazón.
El permanecía tirado en la cama, no articuló palabra ante mis últimos comentarios, por lo que agarre mi bolso y me dispuse a salir de la habitación, necesitaba alejarme de ese lugar de inmediato…
Isaac:
Sentía que las ideas se agolpaban en mi mente, que no le encontraba sentido a nada de lo que pensaba. Las primeras palabras de Eduardo me habían dolido profundamente y ahora me encontraba agobiado y perturbado, lloré, lloré porque no pude contener tanta rabia y tristeza por mi torpeza y él parecía tan tranquilo, tan sereno…
Verlo salir del baño fue peor que verlo entrar, parecía que el agua le había ayudado a recuperar el dominio de sí mismo, la sensatez y la naturalidad, se le percibía reposado y normal… Hasta que comenzamos a discutir, necesitaba disculparme pero él me rebatía con argumentos cada vez más hirientes y crueles, me sentía despedazado ante sus palabras, le puse en bandeja de plata la oportunidad de hacerme sentir como una cucaracha, y ahora que lo pienso no lo hizo, fue todo un caballero hasta donde pudo serlo…
No se merece que yo le haya hecho esto, debo solucionarlo ya, necesito aclarar las cosas con Marion y decirle que… que… ¿Qué soy gay y me gusta mi mejor amigo? ¿Qué se regrese a Bilbao en el próximo vuelo porque ya no le quiero? ¿Qué nunca la quise y que solo fue un puto parche para no sentirme solo? Vamos que putada de vida… no le puedo hacer esto a Marion, ella tampoco lo merece… Joder déjame ducharme para quitarme todo este pegoste y aclararme un poco, necesito pensar en algo que me permita salir de esto y recuperar a Eduardo…
Eduardo:
Debo apurarme si quiero llegar a tiempo a la salida de la excursión, había reservado pero no pagado, en lo profundo sentía un fresquito después de haberme descargado con Isaac y más aun después de haberme librado de la visita al estadio, nada más aburrido que un estadio de futbol vacio, pero él moría, como buen fanático de ese deporte, por conocerlo y ahora podría ir con su chica… Llegué justo a tiempo y aun quedaba un puesto libre, Versalles, allá voy, espero que la atmosfera de la Francia de Maria Antonieta me ayude a mantener la mente ocupada, aborde el autopullman y me enfoque en estudiar la guía que me acaban de entregar hasta que me senté en el único puesto disponible sin antes fijarme en quien tenía a mi lado, seguí metido muy interesado en la revista hasta que una mano blanquísima, varonil pero muy bien arreglada se extendió ante mis ojos en forma de saludo:
- Ciao, come stai? Io sonno Paolo, e tu? Parla Italiano?
No tuve más alternativa que voltear a ver a la belleza de acompañante que me había tocado, un rubio italiano de ojos verde esmeralda, cabello ondulado y nariz perfilada, llevaba un sweater del mismo color de sus ojos que además resaltaba el exceso de blanco de su piel, barba de tres días, dientes perfectos, no debía pasar de los 30 años, un dios romano al que se le intuía un buen cuerpo, no sé por qué razón pero lo único que podía hacer era imaginármelo disfrazado de soldado romano.
Sonreí, de esas sonrisas que te hacen parecer estúpido seguramente y con mi italiano básico le dije:
-Ciao, io sonno Eduardo ... Mi dispiace, ma io non parlo italiano. Se è una parola di spagnolo, inglese e po 'di francese…
- Perfecto, podemos hablar en español entonces Eduardo, menos mal me toco alguien simpático como compañero y no una de esas señoras grandes que creen que eres su hijo perdido, jejejeje. Me dijo riendo en un español marcadamente acentuado en italiano pero que se le entendía muy bien.
Le sonreí afable y me atreví a preguntar: Viajas solo? Digo, no es lo más normal en este tipo de excursiones-
-Por lo visto tú también viajas solo ¿no?, así que la pregunta puede ser reciproca.
Tienes toda la razón Paolo, yo viajo solo pero porque se me estropeo a última hora el otro plan que tenía y pues tuve que cambiar el itinerario, pero no quería dejar de conocer Versalles.
Ah, que la novia se fue y te dejó solo… o el novio ¿quizás?
Creo que no tenemos la suficiente confianza para que me hagas o para que te responda esa pregunta – le dije sorprendido pero de buena gana .
-Entonces fue el novio… perfecto…
-¿Perfecto?
- Al menos para mí lo es- dijo el italiano
- él debe ser un tonto si no sabe apreciarte y quererte, seguro nunca te ha dicho que tienes una linda sonrisa y una labios muy apetecibles- Me decía mientras me miraba pícaramente y sonreído.
Vamos que el italiano va con todo, lo que me faltaba, un levante apetecible de último minuto… Esto no puede ser real.
Isaac:
Recogí a Marion en la estación de Gard du Nord, venía del aeropuerto, y si hubieran visto el beso que ella me dio y la forma como se lo respondí se habrían dado cuenta que entre nosotros ya no había nada. Ella me miro un poco desconcertada mientras yo me forzaba a sonreír y a simular alegría…
-amor, ¿no te alegra verme? Apenas tenemos 48 horas para compartir en París así que anímate un poco.
-48 horas no, mañana sigo mi viaje a Roma con Eduardo al mediodía, no me parece sensato que te hayas gastado el dinero en venir a París por venir, debiste quedarte en casa Marion.
-Que romántico que tu chico te reciba con esas cálidas palabras, y yo que solo quería sorprenderte..
-Discúlpame Marion, no quería hacerte sentir mal, vente vamos a desayunar algo…
- y tu amigo, ¿Eduardo, se llama no? – Su pregunta fue como una hostia en la cara…
-No quiso interrumpir nuestro encuentro y se fue a Versalles, nosotros iremos a…
-A la Torre Eiffel… muero por conocerla…
-Joder – pensé…
Eduardo:
Versalles es un lugar que parece creado por la mente más fantasiosa y rosa que jamás haya existido en el mundo. Tanta belleza en sus formas contrastaba con las absurdas costumbres de la corte francesa de la época, no dejaba de sorprenderme como la humanidad era capaz de crear cosas tan sublimes y también de cortar la cabeza de cualquiera en búsqueda de venganza colectiva.
Pero vamos que lo que más me entretenía era el fantástico humor de Paolo, quien no dejaba de cortejarme y hacerme reír con sus ocurrencias sobre lo que los reyes y sus cortes hacían y deshacían en los pasillos y habitaciones del Chateau. Era un chico muy inteligente, de humor agudo, pero sobre todo estaba como le daba la gana, debajo de su sweater se percibía un cuerpo fibrado y cuidado y el jeans le asentaba perfectamente acentuando su culo… todo un espectáculo de italiano.
Al regresar cerca de las seis de la tarde a Paris, Paolo me pidió mi celular y yo sin dudarlo se lo dí, el hombre merecía la oportunidad pues había logrado mantener mi mente ocupada y que no pensara en absoluto en Isaac hasta que regresamos a la ciudad. Conversando nos dimos cuenta que nuestros hoteles estaban relativamente cerca y aprovechó para invitarme esa noche al Moulin Rouge para disfrutar de un espectáculo, ni corto ni perezoso acepté y el quedó en pasarme buscar por mi hotel a las 10 y 30.
Al llegar al hotel mis sentimientos se debatían entre querer ver a Isaac o desear que se hubiese marchado. Al abrir la puerta lo encontré sentado en la cama, mirando hacia la puerta por donde entraba, no se le veía buena cara, pero al menos estaba mejor que cuando lo dejé esta mañana, se veía que había salido y regresado
-Hola – le dije sonriéndole
-Antes de que no me dejes hablar quiero decirte que Marion sigue en la ciudad, se está quedando esta noche en donde unas amigas, intente hablar con ella y contarle lo que ha sucedido pero me dí cuenta que era una putada decirle que ya no la quería después de haberla dejado venir a Paris, aunque creo haber sido muy claro con ella al decirle que no hizo bien al venir.
-Fuimos a la torre Eiffel y te aseguro que no fue igual sin ti, de verdad que has dejado una huella importante en mi vida y hay lugares que no volverán a significar lo mismo para mí sin ti.
- Marion quiere verte, conocerte, se le hace raro que no estuvieses hoy, más aun con lo mucho que le he hablado de ti, así que antes de despedirnos esta tarde hemos comprado entradas para ir al Moulin Rouge y ella quiere que nos acompañes al show de las 11. Discúlpame que te ponga en esta situación pero quiero que sepas que voy a luchar por lo nuestro, por demostrarte que tú para mí no eres un calentón de verano como dijiste esta mañana…
Yo no daba crédito a lo que oía, me parecía tan inverosímil, al final caí en cuenta que desespero era lo que había en la cara de Isaac ante el inminente encuentro entre Marion y yo y decidí dar la estocada final
-Primero, yo voy a ir al Moulin Rouge esta noche, pero que sepas que voy con un chico italiano que me invitó esta tarde después del paseo por Versalles. Segundo, como te dije esta mañana “lo nuestro” no existe Isaac.
Isaac me veía con cara de idiota, solo logró articular un - ¿Qué? – no sé si por lo primero o lo segundo …
Me recosté un rato para descansar mientras Isaac salió a fumarse un cigarrillo, hacia meses que lo había dejado según me dijo, pero debía sentirse atormentado el pobre con todo lo que estaba pasando. Cerca de la hora me dí una ducha rápida y procedí a vestirme, esa noche debía verme afocante así que me coloque una camisa blanca de cuello flojo que se me ceñía muy bien al torso y el abdomen con un pantalón otomán negro de piernas slim que se me adosaba a los músculos de mis extremidades inferiores y me marcaba un culo y paquete de manera elegante y provocativa, cerrando con un blasier solapa chal también negro. Peinado un poco producido con el secador de pelo y laca, corrector de ojeras y un poco de polvo translucido para evitar el brillo, gracias Clinique y su línea de maquillaje para caballeros, zapatos Gucci, perfume Hugo Boss y listo, al verme en el espejo sabía que había acertado.
Mientras que me preparaba Isaac también lo hacía, a pesar de su desconsuelo logro montar una bonita combinación entre azul y rojo que resaltaba con el blanco de su piel, estaba muy mono, no cruzamos palabra durante toda la tarde noche que compartimos en la habitación. Cuando me disponía a decirle que iba a esperar en el lobby a que me recogieran, una llamada rompió el silencio de la habitación, nos anunciaban desde la recepción que dos personas nos esperaban, así que bajamos, yo al primero y antes de que nadie pudiera decir o hacer nada fije mi mirada con la más amplia de mis sonrisas en Marion y me fui directo hacia ella:
-Tú debes ser la famosísima Marion – le dije mientras la abrazaba y estampaba dos sonoros besos en sus mejillas – Al fin te conozco, este hombre no deja de hablar de tí – dije refiriendo a Isaac pero sin voltear a verlo – Te presento a un amigo, Paolo, nos acompañará esta noche en el Moulin Rouge, si nos apuramos claro…
-Hasta que te conozco Eduardo, el gusto es mío, es una lástima que no hayamos podido ir hoy a Versalles juntos, me hubiese encantado- Respondió Marion al saludo
A todas estas yo había saludado a Paolo con un guiño de ojo y este solo había alcanzo a sonreírle a Marion durante el saludo, Isaac apenas si parecía pintado en la pared.
-Ya te digo que no te has perdido de nada, mucha arquitectura pero si no hubiese sido por la jocosidad de este italiano me habría secado del aburrimiento- dije mintiendo descaradamente, Versalles es un espectáculo - Ah, se me olvidaba, Isaac Paolo, Paolo Isaac. – Ambos se miraron como midiéndose y estudiándose milímetro a milímetro, se declararon la guerra sin saber si quiera que pito tocaba cada quien en esta historia, yo reía a mis adentros mientras ambos se dedicaban una cortes y fría sonrisa.
Llegamos al Moulin Rouge dispuestos a disfrutar de la cena y el show de la noche, de verdad que el lugar te transporta automáticamente a la Belle Epoque parisina, es magia pura, los colores, las sillas, las mesas, las lamparillas, todo… Ordenamos y la conversación se hizo amena entre Marion, Paolo y yo, Isaac apenas si intervenía cuando su chica le hacía alguna referencia directa, de resto su mirada iba de mí al italiano invariablemente, parecía estar digiriendo lentamente lo que estaba sucediendo.
Mientras comíamos no pude evitar sentir que Paolo, sentado a mi lado, comenzaba a rozar cada vez más mi pierna con su pierna bajo la mesa, y me agradaba lo lanzado que resulto ser el italiano, al rato ya no era su pierna si no su mano que acariciaba mi muslo y hasta se atrevió a desplazarla hasta mi entrepierna para descubrir una incipiente erección que yo trataba de disimular mientras conversaba con Marion. Al bajar las luces, y aprovechar el desvío de miradas al escenario, Paolo se acerco a mi oreja y muy seductoramente me dijo en su español italianizado:
-Te espero en el baño en tres minutos.
Yo me sorprendí, mientras que él fingió tener que atender una llamada para retirarse, mientras que yo trataba de buscar el momento perfecto para levantarme, el morbo podía más que la tensión que había en la mesa con Isaac registrado cada gesto o movimiento que hacía. Aproveche la representación que hacían de Edith Piaf cantando La Vie en Rose para excusarme por tener que ir al baño y rápidamente me dirigí a él.
Paolo
Debo reconocer que Eduardo me cautivó desde la primera vez que lo ví, esta mañana, y esta noche al verlo vestido así, con ese pantalón que le quedaba a la perfección, y viendo los esfuerzos que hacía para agradarle a la chica que supongo es la causa de la tensión entre él y aquel otro, la forma como ese lo mira y me mira, toda esa tensión me ha puesto mucho y me ha provocado hacer alguna travesura para hacerle saber que yo también estaba dispuesto a jugármela por él. Entre en el baño y comprobé que estaba desierto, la gente estaba absorta con el espectáculo, me baje la cremallera del pantalón y saque mi polla para disponerme a mear, en eso sentí que él entro, camino y se coloco en el orinal de al lado.
Al voltear pude ver que Eduardo orinaba sin siquiera verme, parecía ignorarme pero la sonrisa que llevaba le delataba, guarde mi polla y esperé a que el terminara y antes de que sacudiera su pene, que desde acá se veía muy apetitoso, extendí mi mano y sin pudor alguno dirigí mi dedo hacia la cabeza de su verga y la acaricie, recogiendo las últimas gotas de orines que en ella quedaban para después llevar el dedo directo a mi boca para saborearlo ante la mirada atónita de Eduardo a quien la verga empezó a empalarse de inmediato. Dirigí nuevamente mi mano a su verga y la tome como su fuera un manubrio, el solo se dejaba hacer mientras yo lo conducía a uno de los cubículos privados del baño.
Entramos y cerré la puertecilla tras Eduardo y me senté en el wáter, el parecía un crio sorprendido por mis acciones pero que se dejaba hacer sin chistar ni decir nada, eso me ponía aun mas. Afloje el cinturón y desabroche el pantalón para bajárselos junto a los slips negros que cargaba para dejar libre a una deliciosa polla morena de unos 19 cms con un glande grande y apetitoso
-No es justo lo que has hecho esta noche Eduardo, te has vestido para impactar a la chica de tu chico y lo que has logrado es excitarme hasta más no poder. Has sido malo y ahora debes retribuírmelo con tu lefa….
Decir esto e introducir su verga en mi boca fue la misma cosa. Eduardo apenas si pudo responder con un gemido ahogado mientras tomaba mi cabeza entre sus manos y comenzaba a acariciar mis cabellos, mientras yo ensalivaba su polla recorriéndola con mi lengua, su olor era a limpio y algo de sudor, almizcle de macho, recorría desde la base y me entretuve un rato jugando con el prepucio y el frenillo lo que parecía volverlo loco ya que sus gemidos aumentaron en intensidad y tuve que pasarle un pañuelo para que lo mordiera y evitara hacer más ruido. Una vez más comencé a engullir aquella herramienta que me obsesionaba, era embriagante, su sabor dulzón, el grosor y largo eran perfectos, las venas que surcaban el tronco la hacían más provocativa y yo salivaba como un perro ante el hueso.
Fui haciendo la mamada cada vez más rápido atento a que nadie ingresara al baño pero con la firme intensión de hacerlo acabar, me dispuse a dejar que la punta de su verga traspasara mi garganta y en ese instante pude notar que se engrosaba mas y Eduardo tomo firme mente mi cabeza mientras que con su pelvis aceleraba el movimiento de mete y saca, me estaba follando la boca y eso me encantaba, pero al sentir que estaba próximo a correrse decidí regalarle una imagen más morbosa, un carita feliz, como pude me saque su polla de la boca y ante su desconcierto comencé a darle una paja frenética que lo llevo a los paroxismos del orgasmo, uno, dos, tres, cuatro, cinco… seis trallazos de leche fueron a dar a mi cara y mi boca, para luego usar la punta de su verga como pinta labios para regarla por toda la cara y limpiarla bien con mis labios, sabia deliciosa. Al terminar levante mi rostro y pude notar sorpresa y lascivia en su expresión al verme el rostro impregnado de su semen, como pude le subí los pantalones y se los abroche de nuevo, me levante y aun con la cara llena de leche le dije
-Si quieres más de esto, quédate esta noche conmigo en mi hotel, no te arrepentirás…
Abrí la puerta y procedí a lavarme la cara en el lavabo mientras Eduardo terminaba de componer, aun no me había dado respuesta a la propuesta anterior. En ese momento se abrió la puerta del baño y entró Isaac…
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