Siempre tendremos París III

Hicimos el amor varias veces esa noche, en distintas posiciones y con el mismo resultado, corridas abundantes y pollas que parecían seguir dispuestas a darle gusto al cuerpo. Pero ninguno como esa primera vez juntos, eso fue magia, pasión, lujuria, entrega total… Este hombre es perfecto en todos los sentidos.

Definitivamente las redes sociales son una bendición y una desgracia en simultáneo… Cuando más necesitas mantenerte alejado de una persona es cuando más información tienes sobre ella, peor aun si lo que descubres lejos de agradarte te sume en mayores intranquilidades. Pero es que tampoco puedo borrarlo de un solo tirón y hacer cuenta nueva. Detesto cuando la emocionalidad me supera y no me permite mirar las cosas con objetividad y mi característico pragmatismo.

En estos días me comentó que se cambiaba de departamento en Bilbao y que ahora tendría nuevos compañeros de piso, hasta allí todo normal, la cuestión es que comenzó a publicar fotografías de la mudanza y me envió unas del nuevo lugar, y note una cosa en particular que me llamo poderosamente la atención y que confirmaría meses después en París…

París, Julio 2012

Isaac:

¿Conocen esa sensación de exceso de felicidad que te permite dormir plenamente y despertar descansado y con una sonrisa impresa en los labios? Bueno así me sentía cuando abrí los ojos esta mañana, feliz, pleno, emocionado. Lo mejor de todo es que estábamos deliciosamente abrazados, nuestros cuerpos se unían en una tibieza de esas que no te provoca salir de la cama, él de espaldas a mí y yo con mi pierna atrapada entre las suyas, mi abdomen y pecho totalmente apoyados en su espalda firme, mi brazo lo tenía rodeado y descansaba sobre su pecho, mi nariz muy cerca de su oreja, su cabello le huele a canela, mi paquete totalmente recostado de su culo y la tremenda erección matutina que cargaba se alojaba en el delicioso canal que hacían sus nalgas!

Vamos que la posición era más comprometedora que cualquier otra y podría desencadenar reacciones un poco escabrosas en Eduardo si abriera los ojos en este preciso instante, así que aunque luchaba conmigo mismo para no hacerlo, decidí aprovechar que él estaba profundamente dormido para despegarme, darme la vuelta e irme a duchar, necesitaba bajarme el calentón de alguna manera. Esto de compartir cama con el tío que te pone y no poder hacerle nada, Joder!.

Eduardo:

Sublime! Así fue el beso que Isaac me robó anoche cuando me hacia el dormido, dulce, suave, exquisito, así lo sentí y deseaba que se extendiera por toda la noche, pero también me preocupaba entrar en la típica fase de confusión cuando este tipo de cosas suceden entre dos personas que no tenían pensando que algo así sucediera, por lo que para evitar conversaciones incomodas después de un día tan largo y agotador preferí hacerme el dormido y conciliar el sueño mientras saboreaba en mi boca el dulce rastro de sus labios.

Me fue imposible dormir teniendo al lado a semejante monumento de hombre, que finalmente el cansancio derrotó y cayó rendido en los brazos de Morpheo, yo aproveche la oportunidad de mi desvelo para contemplar milímetro a milímetro su cuerpo y registrar sus manías de sueño. Su rostro demostraba una apacible felicidad, parecía estar sonriendo, probablemente soñaba con algo que lo hacía sentir contento, pude notar por vez primera lo extraordinariamente largas que son sus pestañas, su nariz perfilada, el labio superior ligeramente más fino que el inferior que se veía apetitosamente rosado, la típica barba de tres días que me enloquecía, un pecho perfectamente definido con dos pectorales de granito coronados con unos pezones rosados y que reaccionaban endureciéndose al contacto con mi piel, su abdomen, sin llegar a estar a ser el de Van Dame mostraba una nada despreciable tableta de chocolate blanco, todo recubierto por una fina capa de vellos que se notaban cuidadosamente recortados y que se perdían en el elástico del calzoncillo que cubría un apetecible paquete que hacia volar mis fantasías. Sus brazos fuertes pero no exageradamente gruesos o musculados, era toda una visión armónica.

Para conciliar el sueño me dedique a la tarea que siempre me gustaba cumplir con mis amantes, contar los lunares de su cuerpo y mientras lo hacía puede aprenderme el compás de su respiración, era profunda y emitía cada cinco minutos un ligero ronquido o mejor dicho un suspiro profundo que me encantaba… Fue una larga noche en la que apenas pude cerrar mis ojos para dormir sin dejar de sentir la proximidad de su cuerpo, la forma como me abrazó y como nuestras piernas se cruzaban bajo las sabanas, era demasiado perfecto para detenerlo o evitarlo. Al despertar pude notar que el aún dormía, aunque no todo su cuerpo, era evidente que la barra de carne que sentía apoyada en mi culo anunciaba la excitación matutina correspondiente, pero aun así lo deje estar, se sentía demasiado rico como para querer levantarme de la cama, aunque sentirlo así me ponía a millón y me desesperaba tanto las ganas de tenerlo dentro de mí que se me pegó un dolor de cabeza terrible.

Pude notar como cambiaba la intensidad y velocidad de su respiración por lo que intuí que ya había despertado y parecía estar dándose cuenta de la magnitud de nuestra posición, la cual mantuvimos hasta que él, creyendo que yo aun dormía se despegó de mi cuerpo y se levantó de la cama directo a la ducha, imagino que el pobre querría bajarse la tranca. Aproveché para estirarme y dejar que mi propia verga volviera a su estado de reposo mientras Isaac se  duchaba, el día pintaba largo, hoy la visita era completa al Louvre, prometimos recorrer todos sus pasillos y colecciones abiertas.

Isaac:

  • Bonjour, belle au bois dormant – Le dije sonriendo. La imagen de su cuerpo semidesnudo, tendido en la cama, después de la escena de mi despertar y la paja que me acaba de hacer en la ducha rememorando su culo, resultaba cuando menos perturbadora…

-Lo de bello te lo acepto, pero el resto es un completo descaro de tu parte que no me dejaste dormir con tus ronquidos y tu pateadera – Me respondió en una especie de actitud fingida y divertida, pero que igual me enfado un poco – Yo no ronco – Le dije fingiendo seriedad.

-

Jajajajaja, que sensible se levanta el señor, tranquilo que solo te estoy jodiendo – Me respondió divertido – Por cierto, nos duchamos anoche y tu esta mañana te has dado un baño de novia, cuidado que no quiero que nos vayan a botar de hotel por estar malgastando el agua…

-Joder que me tengo que duchar macho, estaba todo sudado! – Le respondí – Bueno no sé, aquí el europeo habituado eres tú, así que cuida el agua y evita malgastarla, eso es en Venezuela donde uno se baña hasta tres veces sin que a nadie le importe – me comentó, a lo que le respondí: Si mamá!

  • Pendejo muchacho, me visto y salimos a desayunar, ¿te parece? – Preguntó él

-Si no hay problema, ¿hoy es el día Louvre no? Espero que no me vayas a explotar como ayer… Por cierto, ¿anoche hicimos algo que valga la pena me recuerdes? – Le pregunté para ver si caía en cuenta de lo del beso.

Eduardo me miró extrañado y mientras se vestía me dijo:

Que yo sepa llegamos acá, nos duchamos y después nos fuimos a la cama hasta esta mañana, a menos que seas sonámbulo y te hayas escapado a media noche por París, como en la última película de Woody Allen.

-

Jajajaja, no vale, eso lo recuerdo, mi pregunta es si mientras dormíamos pasó algo, o no sé si lo soñé… - le comenté.

  • Macho ya me estas empezando a preocupar, te juro que yo no te violé y tampoco creo que lo hayas hecho conmigo – Respondió él entre risas aguantadas - Pero ¿hablas en serio? ¿algo como qué? -  agrego al final ya más serio y medio preocupado.

  • Nada, nada, quizás son solo ideas mías - Le respondí un poco frustrado, quizás mis besos no sean tan memorables después de todo.

-

Bueno, entonces vamos a desayunar algo antes de iniciar el día que muero de hambre – propuso mientras salíamos ya de la habitación y del hotel  rumbo a una deliciosa cafetería que ya habíamos detectado ayer para desayunar…

Eduardo:

Claro que pasaron cosas anoche, tuve que hacer de tripas corazón para que no se me notara un solo pelo de culpa. El debe estar consciente que lo del beso fue obra y gracia suya, pero temía que se hubiera dado cuenta de mi revisión visual de su cuerpo o del conteo de lunares, así que prefería casi que sacarlo a empujones del hotel para cambiar el tema mientras desayunábamos en una típica cafetería parisina con café, un croissant con mermelada de ciruelas y zumo de naranja, frugal pero con la medida justa de carbohidratos para mantener la dieta, desayunamos en calma, apenas conversamos mientras revisábamos en nuestros celulares las cuentas de correo y redes sociales y compartíamos algunos titulares de noticas importantes.

El recorrido hasta el Louvre lo hicimos en completo silencio, solo compartiendo algunas indicaciones en el metro pero haciendo coincidir nuestra miradas y de vez en cuando una sonrisas tímidas que parecían esconder la certeza de que ambos sabíamos que la noche anterior si había sucedido algo.

La pirámide del Louvre, tan admirada por unos y odiada por otros, no puede negarse que hace un interesante contraste entre la arquitectura clásica del edificio y las técnicas de construcción propias del modernismo y le da un toque de grandiosidad a todo el hall Napoleón, entrada del museo.

Entramos sobre las once de la mañana y habíamos decidido no salir hasta haberlo recorrido todo, empresa casi imposible a menos que lo hagas en patines y sin detenerte a contemplar una sola de las obras. Sin embargo, cuando salimos, cerca de las 6 de la tarde estábamos más que satisfechos de haber visto lo que queríamos ver y por haber disfrutado de una rica tarde de miradas, juegos y toques que parecían inocentes pero que estaban impregnados por la tensión sexual entre ambos.

La situación ya se hacía insostenible, nos caíamos a besos o íbamos a morir ahogados por la presión de estar uno tan cerca del otro, así que decidí preparar las condiciones para la gran prueba final de este juego de seducción tan intenso.

Caminamos por parte del Jardín des Tulleries hasta el metro, donde tomamos rumbo hacia Montmartre, en la Rue Lepic, Isaac quería conocer el mundialmente famoso Les Deux Moulins, pequeño pero acogedor, y que sirvió de marco perfecto para la conversación mientras degustábamos de un delicioso café:

  • No sé si son ideas mías, pero creo que hoy has estado más callado de lo normal, un poco parco en las respuestas – le comenté mientras la camarera nos servía el segundo café de la velada, el primero lo tomamos en completo silencio.

-

Si, discúlpame la verdad, pero es que es qué cargo un bajón chungo – Me contestó entre apenado y triste.

-Pero para eso estamos Isaac, para contarnos las penas y creo que mejor escenario de París imposible ¿no crees? ¿A ver qué te pasa tío? – dije de forma comprensiva mientras tomaba fuerte sus manos entre las mías en forma de apoyo y cariño…

  • Que no hay forma en que deje de pensar en ti y en las ganas que tengo de besarte y hacerte el amor - Me dijo despacio, mirándome fija y seriamente a los ojos.

Sentí que de un solo golpe me sacaban todo el oxigeno de los pulmones y mi cerebro se cortocircuitaba mientras trataba de generar alguna muestra de que aun estaba vivo. Mi intensión era llegar al punto pero no me imagine que su respuesta fuera tan franca y directa, tan real. Parecía que los minutos pasaban y yo no lograba articular una respuesta ni mucho menos gesticular algo. El se recostó sobre el espaldar de su silla y comenzó a sorber su café mientras veía divertido a la gente a nuestro alrededor, yo debía parecer más congelado que Walt Disney, sin expresión, hasta que no sé de donde me salió preguntarle:

  • ¿Tu me acabas de decir lo que creo que escuche que me dijiste?

  • Que quiero besarte y hacerte el amor, eso fue lo que te dije – Me respondió con una pasmosa naturalidad.

Mi rostro debía expresar toda la confusión que traía mientras trataba de organizar mis ideas

-  ¿Y tienes idea de lo que implica lo que me acabas de decir que quieres hacer?

  • A ver, lo de besarte creo que debo mejorarlo porque anoche lo hice y no lo recordaste, más bien te quedaste dormido, y los besos deben ser para despertar no para dormir, ahora que lo de hacerte el amor, bueno creo que tengo alguna idea de cómo follarte hasta dejarte con los ojos en blanco y al menos puedas recordarlo al día siguiente  - Isaac disfrutaba su venganza desarmándome con sus respuestas directas ante las que yo no podía si no apenas balbucear.

-Claro que recuerdo tu beso – le respondí saliendo de mi letargo – y los 35 lunares que tienes entre pecho, espalda y brazos, las 15 pecas de tu rostro y sí, roncas, cada cinco minutos lo haces en forma de suspiro, acéptalo – le dije mientras sorbía mi taza con una sonrisa picara en mi rostro.

Isaac:

Lo sabía, lo sabía… el no podía no haber sentido lo mismo que yo anoche con nuestro beso, nuestro, porque el también lo vivió y con la misma intensidad y se desveló contemplándome mientras yo dormía, estoy que flipo…

  • ¿Y qué tal el beso? ¿Te gustó? – le pregunté mirándole al rostro tratando de buscar algún gesto que delatara su verdadero sentir.

  • Tú estás como directo esta tarde ¿no?... Digamos que la respuesta puedo dártela en un lugar más intimo donde podamos repetir la experiencia para darme una idea…

No deje que terminara la frase, casi gritando le dije a la mesera

  • L'addition s'il vous plait.

Eduardo reía ante la rapidez y contundencia de mi reacción. Salimos del café y decidimos tomar un taxi para llegar lo más rápido posible al hotel. Aprovechaba los descuidos del chofer para decirle a Eduardo en español que se preparara para una noche de sexo con pasión y entrega total, el límite sería nuestra propia imaginación, a lo que él respondía asintiendo sonrojado y divertido.

Llegamos al hotel y subimos la escalera, al entrar a la habitación no pudimos evitar las ganas y nos fundimos en un beso magistral en el cual nuestras lenguas exploraban cada rincón de nuestras bocas y yo mordía suavemente sus deliciosos labios moros, la agitación aumentaba y olvidábamos respirar mientras dábamos rienda suelta al deseo… pero Eduardo logró separarse de mis labios y tomando aire me dijo:

  • Calma, calma… que primero debo ducharme antes de que sigamos con esto, te iba a proponer bañarnos juntos pero este baño es demasiado petit para la gracia- mientras intentaba recuperar el aire.

  • Está bien – le dije sonriendo y pleno de felicidad – dúchate que yo saldré a comprar unas cosas y a mi regreso me ducharé también, ¿vale?

  • Está bien pero no tardes. Ah! Y no te apures en comprar condones, quiero que me folles al natural, quiero sentir totalmente la barra de carne con la que esta mañana casi me violas al despertar! Me respondió pícaramente y con una mirada lasciva que me puso a mil… salí corriendo de la habitación.

Eduardo:

Esto es una locura total, pero no pienso hacer nada para detenerlo, quiero hacerlo, entregarme a él sin restricciones, necesito darle una respuesta física a todos estos meses de tortura psicológica. Me duché lo más rápido que pude y escuche cuando Isaac volvía a entrar en la habitación mientras yo terminaba de secarme. La ducha no logró bajar la erección que cargaba desde nuestro último beso así que enrollé la toalla a mi cintura y  salí del baño con mi carpa en todo su esplendor, pero apenas pude decir nada cuando un celaje pasó a mi lado y se internó en el baño, raudo.

El muy tonto había salido a comprar champagne, fresas, chocolates, unas velas y flores o pétalos de flores que regó sobre la cama en un intento bastante improvisado de romanticismo, y en la mesa de noche noté el tubo de lubricante. Esto pintaba bien.

Serví la champagne en dos copas que él mismo había traído, encendí las velas, apagué la luz y decidí esperarlo desnudo en la misma posición del cuadro que habíamos visto el día anterior en el museo. A su salida del baño, lo noté sorprendido por el cambio en el ambiente de la habitación y tendiéndole la mano con la copa le dije:

-Espero que este modelo te inspiré lo suficiente como para querer pintarlo desnudo…

-No- respondió sincero y con voz romántica – este modelo lo que me inspira son unas ganas enormes de hacerle el amor una y otra vez, está y todas las noches que vengan… Dijo mientras dejaba caer la toalla de su cintura y me mostraba por vez primera su desnudez, una verga hermosa larga y gruesa, tal y como la percibí entre mis nalgas, y aunque no estaba a tope se notaba ya bastante morcillona, sus vellos perfectamente recortados y un par de cojones rosados, perfectos, una de las pollas más hermosas que he visto en mi vida.

En medio de la tenue iluminación se acercó a la cama, tomo la copa y se sentó a mi lado; nos miramos por un rato y dejamos que nuestras miradas hablaran y se expresaran el deseo mutuo, poco a poco nos fuimos acercando y retomamos el beso interrumpido, pero la pasión había dado paso a la ternura, y ya no había desespero, solo calma y un gusto enorme en la reconexión de los labios, en el intercambio de saliva, en el reconocimiento de las lenguas, agregándole el agradable sabor de los restos de champagne que aun quedaba en nuestras bocas.

Lentamente fui recostándole sobre las almohadas y comencé mi viaje al sur de su cuerpo, oliendo y saboreando su cuello, recorriendo con mi lengua y clavando mi nariz en sus axilas mientras Isaac gemía quedamente y suspiraba. Al llegar a su pecho le pellizque suavemente los pezones y esto le hizo dar un respingo y le erizó toda la piel, y para recompensarlo comencé a lamérselos dulce pero insistentemente, como si de ellos iba a obtener algún liquido vital, lo cual parecía volverlo loco pues gemía ahora con mayor fuerza y su respiración se hacía más agitada. Continúe mi recorrido a través de su abdomen y me entretuve un rato en su ombligo el cual exploré profundamente con la lengua por un rato, mientras Isaac intentaba desesperadamente hacer bajar mi cabeza hasta su entrepierna, la cual ignoré olímpicamente rumbo a mi fetiche más preciado, sus pies. Los olí y masajee por un rato y luego sin previo aviso introduje sus dedos en mi boca para chuparlos con fruición, a lo que Isaac respondió con un alarido, no se esperaba eso, abrió los ojos como platos para luego dejarse llevar y echar su cabeza hacia atrás en manifestación de absoluta entrega.

Después de satisfacer mi gusto, recorrí nuevamente sus piernas dispuesto a hacerle una mamada inolvidable, para lo cual puse mi rostro a la altura de su polla y me dedique a admirarla por unos segundos sonriendo, a lo que Isaac me miraba expectante, el olor de su sexo era embriagante y su aspecto incitaba a devorarlo, lo cual comencé hacer con pequeños y juguetones lametones a su glande circuncidado, lo cual le robaba gemidos y estremecimientos, hasta que decidí meterme aquella tranca completa, pero su tamaño era considerable, por lo que comencé a chupársela progresivamente hasta que mis labios rozaron el vello de su pubis y la punta de su verga se perdía entre mis amígdalas presionada por mi lengua y paladar en una lenta acción de entrada y salida que a medida que pasaban los minutos aumentaba en velocidad.

Decidí aumentar la presión haciendo un anillo con mis dedos pulgar e índice y rodear la base de su pene acompañando la fricción de los labios para simular el esfínter anal, y con la otra mano que acariciaban sus bolas comencé a hacerle coquillas en su perineo y dar algunas exploraciones en su ano, aprovechando el exceso de mi salivación para lubricar un dedo e introducirlo en su culo, a lo que Isaac respondió retorciéndose y dejando escapar un grito de placer ronco y profundo, mi intensión era hacerlo correrse y sabía que lo lograría pronto, continuaba chupándosela y estimulándole la próstata cuando noté como su polla se inflaba a un más en mi boca y aunque me advirtió su inminente corrida no la saque de mi boca que se lleno con varios trallazos de una leche entre dulce y agria, deliciosa, espesa pero suave, la cual retuve un rato en mi boca para luego mostrarle, en un acto guarrísimo pero excitante, como me la tragaba ante sus ojos llenos de morbo y asombro. Saqué mi dedo de su culo y subí hasta su cara para morrearnos mientras me sentaba a horcajadas sobre su pelvis y sentía como la punta de su verga aun erecta intentaba dedearme el culo.

Le miraba divertido y le dije: ¿Te ha gustado? Si quieres podemos dejarte descansar un rato antes de continuar….

  • ¿Descansar? – Me respondió entre sorprendido y ofendido
  • ¿acaso no notas como mi verga aun está tiesa e intenta penetrarte? – me volvió a preguntar mientras con su pelvis generaba el roce de su polla con mi culito.

-Entonces, quiero que me folles ya, que me la metas toda sin contemplaciones – Le dije mirándolo fijamente y con una voz poseída por el deseo.

Isaac:

Eduardo me tenía alucinado, la mamada que me hizo fue sencillamente espectacular, y a pesar de la abundante corrida que largue en su boca, el muy guarro me la mostró para luego tragársela y fundirnos en un beso con sabor a mi propio semen, eso me dejo en el tope de nuevo, mi verga parecía una barra de hierro caliente y necesitaba seguir descargando la carga de lefa que se acumulaba en mis cojones. Apenas me pidió de esa forma tan sexual que lo follara, le di vuelta en la cama y le coloqué boca arriba, subiendo sus piernas flexionadas hasta su pecho, dejando un hermosa visión de su culo, al cual le dedique el beso negro mas delicioso que he hecho en mi vida, mi lengua recorría circularmente su ano y con fuerza intentaba penetrarle mientras Eduardo daba alaridos de placer que probablemente se escuchaban fuera de la habitación. Con un dedo comencé a dilatar su culo y tomando el bote de lubricante coloque abundantemente en su entrada y en los dos dedos a ahora hurgaban su estrecho interior. Después de estar un buen rato en eso Eduardo me pidió con voz quebrada y apenas audible que le partiera el culo de una maldita vez, que no aguantaba un segundo más sin mi polla adentro.

Así lo hice, acerque la cabeza de mi verga hasta su ano y al apenas tocarlo un corrientazo recorrió nuestros cuerpos. Lentamente fui introduciendo la punta de mi gruesa verga recubierta en lubricante, teniendo sumo cuidado para no lastimarle, pero Eduardo parecía poseído por algún espíritu sexual y haciendo apoyo con su espalda sobre la cama fue desplazándose hacia abajo enterrándose mi pija rápidamente y soltando un largo suspiro. Sentir de esta manera como sus paredes anales aprisionaban mi pene era algo abismalmente placentero y Eduardo parecía entregado a una vorágine de placer probablemente ante el estimulo de la próstata con el roce de mi verga, me miraba fijamente y me pedía que no parara de follarle mientras yo aceleraba mis embestidas y trataba de llegar lo más profundo que pudiera en sus entrañas. Él se despego de la cama y se vino sobre mi acomodándose sobre mi pelvis y con la suya haciendo movimientos circulares que parecían me iban a partir la verga dentro de su culo pero que me estaban volviendo loco.

Él estaba sentado sobre mí, frente a frente, yo con mi estaca enterrada en sus intestinos y Él moviéndose sus caderas como si estuviera bailando tambor en las costas venezolanas, su pene se restregaba en mi tableta, nuestros cuerpos sudaban, la respiración era intensa y acelerada, entrecortada, pero hace rato que ya no emitíamos sonido alguno, nuestros gritos y gemidos eran silenciosos. Tenía mis ojos cerrados cuando sentí un líquido tibio que se regaba sobre mi abdomen, y los abrí para ver como descargaba su leche sobre mí, mientras sentía como su culo apretaba mi polla al compas de la eyaculación de su corrida lo cual me obligo a anunciarle mi segunda polución, a lo que él me pidió al oído y con voz ronca que le acabara adentro, que quería sentir mi descarga en su interior, lo que me hizo sentir un gran semental, el macho, acelerando mis embestidas y mi respiración, clavándole la verga más profundamente y él soltando finalmente un largo aullido, le descargue mi leche en cinco trallazos que sellaban nuestro encuentro mientras yo bramaba como un toro, exhausto por la jornada de sexo intenso.

Eduardo:

Hicimos el amor varias veces esa noche, en distintas posiciones y con el mismo resultado, corridas abundantes y pollas que parecían seguir dispuestas a darle gusto al cuerpo. Pero ninguno como esa primera vez juntos, eso fue magia, pasión, lujuria, entrega total… Este hombre es perfecto en todos los sentidos.

Isaac:

Si ayer desperté feliz, hoy no quepo en toda París de la alegría que cargo. Haber hecho mío  a Eduardo y yo haberme entregado a él ha sido una experiencia insuperable. Ninguna de mis relaciones sexuales anteriores, ni con chicos o chicas, había tenido la carga emocional que la de anoche, no fue sexo, fue hacer el amor… en eso pensaba mientras amanecía abrazado a mi chico, que parecía haberse dejado atrapar finalmente por el sueño, cuando sonó mi celular el tono de un mensaje de texto, al leerlo quedé pasmado: Amour, je me dirige à Paris pour nous trouver! votre petite amie, Marion ... MIERDA! Marion, aquí, ¿y Eduardo? ¿y ahora?

Eduardo:

-Bonjour mon amour! Que rico amanecer así abrazaditos, los dos, juntos…. Me dije dándome vuelta para contemplar a un Isaac pálido y asustado … ¿Te sientes bien? Le pregunté, mientras veía como tragaba grueso para decirme:

  • Mi novia viene en camino a París…