Siempre pudiste y nunca quisiste.

La indecisión o la timidez a veces nos juegan malas pasadas, ya que la oportunidad hoy la tenemos, mañana quizás ya no este. Las personas evolucionamos y muchas veces esa evolución deja algunas opciones afuera de lo que la imaginación considera posible.

Relato

Esta historia empezará con un poco de contexto, los nombres serán cambiados y algunos hechos relatados solo ocurrieron en mi imaginación.

Le conocí en su trabajo, cuando recién terminaba el ultimo año de colegio. Me pareció arrogante y burlón, pero a los pocos minutos nos caímos bien.

Meses despues, le visitaba en su oficina varias veces por semana, mientras él me escuchaba y apoyaba en una situación familiar dificil.

De quien hablo es Alberto (28), un hombre de esos que todas las mujeres se derriten por él, mientras yo, la chica ciega, moria por tocarlo completo para saber de qué me estaba perdiendo. Sabiendo que si era real lo que decían, el toqueteo me calentaría y comería ahi mismo, algo que no sucedió.

Llego el verano y con este la temporada de ponerme vestidos cortos, algo que me ayudaría a mostrar mis grandes tetas, mi largas piernas y dejar correr la imaginación de este hombre que trabajaba en una oficina ubicada en un lugar con mucho viento. Alguna que otra vez me dijo que me veía bonita, algo que me volvía loca, pero disimulaba con un correcto gracias.

Un día, conocí a uno de sus amigos, un joven enérgico, de esos que les gusta hablar de sexo y contar sus experiencias. Pues yo lo escuche, algo que me encendió bastante (disimuladamente rosaba mis muslos para calmarme), me incomodaba un poco el hecho de que existiese la posibilidad de ser descubierta. Algo que noto Alberto y pidió cambiar el tema. En ese momento recuerdo haber pensado “¿Que quiere? ¿Por qué es tan atento?”

Este amigo se siguió viendo bastante seguido, me dio su numero de teléfono, mientras muchas veces me ofrecía guiarme hacía donde yo fuera. Muchas veces yo le dije “voy donde Alberto”, lo que lo invitaba a una nueva conversación de sexo y chicas en la oficina de este maravilloso hombre.

Algo que siempre me llamo la atención de Alberto, es que nunca cerraba la puerta cuando yo estaba en la oficina, siempre excusándose en el “qué dirán”, varias veces pensé que si esa era una de mis opciones para iniciarme en el mundo de la sexualidad, la opción me gustaba bastante, aunque primero debía tocar.

Un día, de esos en que el animo esta bajo y el deseo de desaparecer era inminente, Alberto se percato de que algo me sucedía, busco llamar la atención de una chica ciega (sin bastón), con la música de los audífonos al máximo y lo logro.

-Hola, ¿Cómo estas? ¿Dónde esta tu bastón?

-Hola. En la mochila.

-¿Qué sucede? ¿Quieres hablar?

-Bueno.

Por lo que utilizando la técnica de guía, me llevo hasta su oficina y cerro la puerta, aclarando que me notaba muy afectada y quería poder conversar conmigo, con mayor privacidad.

Recuerdo poco de la conversación, pero en resumen, le comente que me habían acosado sexualmente en la calle dos meses antes. Vino una ola de preguntas que fueron interpretadas como hora de la acción por mi entrepiernas, lo que seguí disimulando elegantemente con cambios de postura cada uno o dos minutos. Al final la conversación termino, el de regreso a su trabajo y yo a mi departamento, lastima.

En otra ocasión se corto la barba y me ofreció tocar su cara, para saber cómo había quedado, lo que me dio vergüenza, ya que yo le quería tocar por completo, pero finalmente accedí con su guia. Algo que me hacía suponer que me iba acercando a mi objetivo.

En otro momento, nos alegramos mucho mutuamente por vernos, por lo que nos dimos un abrazo y por primera vez note la erección masculina, desde el abrazo, por lo que disimuladamente aleje la cadera, para mantener las distancias y compostura, pero llegue a mi hogar a darme una paja de aquellas, ya que me imagine como se debe de sentir, en comparación a los dedos.

Hasta que, yo empece mi primera relación amorosa con otra persona, el se fue del lugar de trabajo y nuestra relación se distancio bastante.

Para su cumpleaños de ese año, le regale un chocolate y el me acompaño a comprar un remedio para mi pareja, algo que me dijo bastante del gran cariño que hay en nuestra amistad. A los dos meses yo le pedi juntarnos ya que yo notaba que algo iba mal en mi relación, él por primera vez me recibió en su departamento, en el que vivía solo, algo que me invito a pensar que le seria infiel a mi pareja por lo que todo terminaría rápidamente y volvería a ser libre. Sin embargo, como siempre, la conversación fue muy agradable y nuevamente subió de tono, pero no lo suficiente para cumplir el cometido secreto de mi libertad.

Al poco tiempo termine con mi pareja por violación, a quien le pido ayuda para la denuncia fue a Alberto, ya que había escuchado lo sucedido meses antes. Él amablemente me escucho y no me ayudo, pero nuevamente quedaba en mi esta sensación de que si me escucho alguna razón habra, esta fue la primera vez que pensaba que Alberto quizas, se masturbaba pensando en mi y en mis malas experiencias y cómo él haría buenas experiencia, esto ultimo me hizo querer meterme mano y juguete (mariposa), por más de una hora, más o menos dos semanas despues de la violación.

El amor y el odio a estas alturas reinaban mi mente al pensar en el, pero así fue como se convirtió en el objeto favorito de mis imaginerías al momento del auto placer nocturno.

Empece una terapia con sexología, por la violación, en esta la terapeuta me pregunto si tenía algún amigo con quien pudiera tener relaciones y jugar un poco, le explique que no, pero que siempre me imaginaba cosas con Alberto, ella por primera vez me dijo que se lo podía decir a la cara, algo que preferi omitir y seguir con mi imaginación.

Termino el proceso de terapia, llego mi segunda pareja y la gran pregunta de ¿Quien soy?

El sexo siempre fue algo que me ha calentado, pero el momento del acto sexual, el coito, el juego con los cuerpos, siempre podría haber sido más entretenido. Quedaba en mi mente la duda si con Alberto sería mejor.

Ya llegada la cuarentena, 4 años despues del inicio de esta historia, mi pareja me dejo sola, yo ya había modificado mis imaginerias y eran con Beto (mi pareja), sin entender el por qué, el qué estaba haciendo yo mal, que yo, aunque me fuera cien veces (me paso), quedaba con gusto a poco.

Enferme gravemente y ya en la silla de ruedas, me volví a contactar con Alberto, esta vez yo quería saber si el me podía ayudar a dilucidar lo que yo había hecho mal durante toda mi vida, que de algo sirvieran los 10 años más, lo que fue quedando más claro a lo largo de la conversación (mi visión del acto sexual era diferente a la de Alberto y Beto). En esta conversación el confeso haberse excitado bastante, algo que yo no note tanto, ya que en la misma conversación (por chat) empecé a meter mis manos ahi abajo y a darme placer de forma desmedida, imaginando cuál sería su reacción si llegase a saber.

En nuestra ultima conversación, el declaró que quiere tener sexo casual conmigo, mientras continuamos teniendo la misma relación de amistad de siempre, algo que llego tarde, ya que dos semanas antes yo me había identificado como Demisexual.

Las imágenes en mi mente seguirán siendo un entretenido juego, ya que llegaste un poco tarde. Pero si Alberto llegase a entender en profundidad lo que es la demisexualidad, podría llegar a tener algo más que sexo casual conmigo, ya que dicen que soy bien buena para el juego y yo aun, lo quiero y me imagino jugandolo varias veces con él.