Siempre hay una primera vez

El comienzo de lo que soy hoy...

COMO ME HICIERON LO QUE SOY HOY….

Mi primera vez fue tan poca cosa, que es mejor que ni lo describa a fondo, pero para llenar vuestras expectativas curiosas, solo es importante decir que fue un tipejo que era empleado de mi padre que apenas tenía 19 años, desde el principio me obligó, me hizo de todo y me lo hacía manera obligada y lo repitió cada vez que quiso durante meses y además me pegaba, era muy violento, me hacía sentir tan mal que no me daba cuenta de lo mucho que me gustaba todo lo que me hacía, eso jamás lo podré perdonar, pudo haber sido tan distinto…Lo único bueno, si es que se puede decir así, es que bien que me abrió y también me enseñó a soltar las manos a la hora de defenderme, eso sí que lo pude usar el resto de mi vida… el mismo lo vivió a flor de piel. Lo disfruté mucho…

Por eso es tan, tan importante que te cuente de Don Luigi, mi verdadero “first”, ese magnífico hombre que sacó a mi loca interior, la creó y la educó. Él es uno de mis más preciados recuerdos… el creador.

Poco después de vivir esos momentos terribles con el imbécil que me desvirgó, quedé bastante confundido, había descubierto sensaciones divinas pero de la mano de un abusador y eso nublaba mis sentimientos y deseos, hasta que apareció Don Luigi…

Durante ese año y apenas luego de haber vivido esas extrañas experiencias, comencé en una academia militar, de la marina. Vivía rodeado de hombres, donde tuve muchas aventuras, pero solo de besos y tocamientos, no pasó de allí…fueron ricas aventuras, pero no pasó de eso y mucha polla, en ese primer año en la academia solo aprendí a disfrutar el placer de la piel, incluyendo el máster que hice de comer pollas, eso sí que lo hice y mucho…gracias chicos…

Ahora viene lo bueno…

Desde muy niño, mi familia siempre fue socia de un club de playa cerca de nuestra ciudad, en la costa y era de esos grandes clubes de playa donde las familias se pasaban el verano entero, entre marinas, playas, piscinas, cine al aire libre, casino, fiestas, restaurantes y cafeterías, etc.

Era muy guapo, con unas piernas hermosas gracias al fútbol y la natación, mi piel era y lo sigue siendo, de esas pieles que con el sol logran un bronceado hermoso, era bastante lampiño, apenas unos bellos que con el sol se tornaban rubios y que hacían que mi piel pareciera la piel de un durazno, mi espalda se empezaba a formar haciendo que mi cintura y finas caderas fueran lo apetitosas que son hoy en día… el final de mi espalda te llevaba a la más hermosa cola del universo, sin pecar de vanidoso y siendo sólo exacto, mi culito era paradito, retador y súper suculento, me podía pasar horas frente al espejo viéndomelo, más de una vez me ponía las bragas de mi prima para verme el culo y les juro que mi prima hubiera dado un dedo de la mano por tener mi culo,  la pobre…

En el club, me pasaba los veranos todo el día con mi bañador tipo speedo de natación y del que siempre usé una talla más chica para que mis nalgas sobresalieran apetitosamente, mi loca interior era la encargada de escoger las tallas, hoy en día lo sigue siendo… Me quedaba perfecto, mi culo vivía feliz allí y yo con el… si a eso le sumamos el color de mi piel y el extraordinario contraste de mi bronceado con mi piel blanca cuando mi bañador se movía de sus límites, creaba esa visión tipo elixir poderoso para los hombres del club… aquellos que descubrían a mi loca interior…se extasiaron, en sus mentes.

Ese elixir fue el que envenenó completamente al bueno de Luigi ese verano, ese magnífico hombre que me enseñó que yo había nacido para que me desearan los hombres del mundo, él fue quien me enseñó que mis nalgas son un altar para adorar, tal cual como lo hizo el durante muchos años… inclusive descubrí, como desde mucho antes de que perdiera mi virginidad él ya me agasajaba con su deseo, pero yo siendo tan pequeño e ingenuo nunca lo percibí.

Luigi era un ex diplomático suizo que había ganado mucho dinero en su vida y que vivía retirado en su yate de 50 pies en la marina del club, era el típico tipo que todo el mundo quiere mucho, ese que hace la fiesta perfecta, que podía salvar a cualquiera de que se ahogara por una ola y al que le podías confiar tus hijos cualquier día que tuvieses que alejarte de ellos… fuerte, canoso y siempre bronceado, tan sólo con su bañador speedo rojo y su gran medallón de oro adornando su pecho al que le coronaban unos pocos bellos canosos.

Grande y fuerte, se notaba muy bien que en su juventud usaba mucho su cuerpo como buen marino que fue, ese verano, a sus 60 años era un sueño de hombre. Culto, simpático y súper activo “todo el tiempo", sus manos eran enormes y sus brazos poderosos.

Había enviudado hacía varios años, quedándose solo y dedicándose simplemente a navegar, pescar y ser la maravilla de hombre que fue.

Recuerdo muy bien el día que llegamos al club ese verano, yo tenía muchas ganas de pasármela bien y disfrutarlo al máximo, estaba como a la caza de alguna aventura que me siguiera abriendo en mi nuevo mundo… a pesar de eso estaba muy cansado y me fui a dormir casi apenas llegamos.

Al día siguiente me levanté y fuimos a desayunar y de allí a la playa todo el día… al poco tiempo estaba hermoso, ya mi piel estaba cubierta de sol, y yo el más feliz.

Ya llevábamos una semana disfrutando de nuestro verano, era viernes y mientras comíamos, me deleitaba viendo en secreto a un mesero de nombre José, él ni me veía, pero para mí era motivo de comer con más placer. De repente en plena comida llegó un amigo de mi padre buscándole;

“Juan! Esta atracando Luigi, vamos a ayudarle, trae muchas langostas…” tomándome del brazo, hizo que le acompañara, para mí pesar, ya que estaba feliz viendo a José trabajar…

Al llegar al muelle, ya estaban las amarras colocadas y allí estaba él, en todo su esplendor, con esa sonrisa que enamoraba a cualquiera. Yo no lo recordaba como ahora, a pesar de que lo conocía desde niño, no había caído en cuenta que este hombre era algo fuera de serie, al verle sentí una corriente eléctrica desde mi cuello hasta mi cola… estaba como tonto al verle, nunca imaginé algo así, no sabía que un hombre maduro podía ponerme de esta manera… ¿qué me estaba pasando? Él era como mi padrino o tío o algo así y yo estaba totalmente derretida por ese hombre…

-Luigi: ¡Hola chicos! ¡Que gusto verlos! Vengan pasen por acá… ¿y tú quién eres? ¿Dónde está mi “Piccolo” ?, como has crecido!!! Estas hermoso mio piccolo…

Mientras me decía eso y me saludaba, me dio un abrazo y una nalgada que casi hace que me corriera, puso a temblar todo mi cuerpo y al soltarme, yo sin decir nada, comencé a cargar las cajas con las langostas tratando que no se dieran cuenta que me había excitado al máximo, pero ahora sé que el bueno de Luigi sí que se dio cuenta… el acababa de descubrir a mi loca interior… gracias Dios…

Al terminar de ayudar con las cajas quedamos de vernos más tarde en la playa para comer las langostas asadas. Nos fuimos hacia nuestro chalet a ducharnos y a descansar, mientras caminaba sentía su mirada, me dio mucho nervio voltear a ver, pero si me di cuenta que mi caminar era un poco más relajado que de costumbre, no sabía si caminaba o desfilaba por una pasarela… jajajaja la excitación me tenía loca…. Que bellos recuerdos.

Me metí a la ducha y me masturbé, me corrí casi inmediatamente con un placer enorme… solo recordando esa piel rodeándome por completo, esos brazos y lo que me hizo sentir ese hombre con tan solo su presencia. Me duché y limpié a fondo, al terminar de secarme me puse crema hidratante de coco por todo mi cuerpo… estaba que explotaba.

Me puse unos calzones blancos muy ajustaditos, casi de niña y sobre ellos unos shorts de algodón que holgadamente dejaban ver mis muslos y más allá según me moviera. Arriba me puse una camiseta de surf de mangas largas color blanco… estaba hermoso.

Llegamos a la playa y al ver a Luigi, le fui a abrazar, esta vez fui yo quien le abrazo a él, mientras él mantenía el abrazo y sobando mi cintura con cariño me dijo:

-Luigi: Piccolo querido, que bueno que has venido y que gusto verte… antes pensé que no te acordabas de mi, estabas como tonto… ¿qué te pasaba? Me preguntó mientras su mano ya estaba rosando el principio de mi cola que moría por sentirle…

-Yo: No sé, al verte, me puse nervioso, que tonto verdad….  Y sonriéndole le di un beso en el cachete, pícara y loca, así estaba… así me ponía. Aunque a la gente mis tratos con el no llamarían la atención, siempre fuimos así…

Mientras le sonreía, fui a saludar al resto de la familia y amigos, todos alrededor de una fogata mientras esperaban por esas langostas hermosas… disfrutando con música y risas, el tiempo transcurrió perfecto, desde lo lejos y de vez en cuando veía a Luigi y si él se daba cuenta que le veía, simplemente me hacía el distraído o le sonreía… la verdad es que quería saltar encima de ese hombre… Me lo quería comer completito…

Pasaron muchas langostas y muchas horas y llego el momento de despedirnos, ya era tarde y mis primos pequeños ya daban lata con quererse ir a dormir, me despedí de Luigi que estaba discutiendo de política con un par de amigos borrachos y el verme me gritó: mañana waterpolo a las 12, recuerda… yo simplemente le guiñé el ojo y sonreí…

Me desperté, eran casi las 9 am, me metí a la ducha rápido y me fui a desayunar… no quería estar pesado para ir a jugar waterpolo más tarde… regresé al chalet, me puse mi bañador speedo naranja, el que más chico me quedaba, llené por completo mi cuerpo con Coppertone, que era sin lugar a dudas el aceite bronceador de esa época, es más con solo oler su aroma hoy en día, me caliento de una manera total… volviendo al cuento, me llené de bronceador y me fui a dar una caminata por la playa antes de irme a la piscina, allí me encontré con varios amigos y unas primas muy guapas que se estaban quedando el verano también, seguimos juntos a la piscina, allí estaba todo listo para el encuentro de waterpolo… Luigi me saludo desde el agua, invitándome a que me zambullera.

Se formaron los equipos y a mí me tocó el equipo contrario al de Luigi, el me miraba de manera cómica haciendo gestos de que nos van a ganar de manera aplastante, veremos le decía yo…

Comenzó la partida y me di cuenta que Luigi se dedicaba a marcarme a mí, el haciendo de defensa, trataba de evitar que yo siendo atacante les marcará gol, cada vez que tenía la pelota él se me acercaba para quitármela y sentía sus piernas rozar las mías y eso me tenía mal, de repente me le escapé y logré meter un gol… de allí en adelante este hombre no se despegó de mi espalda, era muy competitivo, allí lo tenía yo con una mano para mantenerse a flote y la otra en mi cintura, yo me derretía al sentir su tamaño y su fuerza… siguió marcándome y protegiendo a su equipo mientras yo sentía esa piel por toda mi piel, de repente recibí el balón y él se abalanzó a quitármelo a mis espaldas y sentí como su polla crecía entre mis nalgas, fue sublime… yo estaba muy cachondo y necesitado de satisfacción…

Terminó la partida y todos se fueron a la playa, yo les dije que iría en un rato, que quería ir a mi casa primero,… mentí, me metí al vestuario de hombres, necesitaba una buena ducha fría, necesitaba aclarar mis ideas… porque a lo mejor eso era lo que eran, solo ideas mías de que Luigi me estaba haciendo la faena, que su polla creció entre mis nalgas mientras jugábamos, quizás todo era mi imaginación y mi deseo solamente… saldría de esa duda casi inmediatamente que entré a los vestuarios, allí estaba el sentado en el banco de madera frente a las regaderas, mientras se vestía luego de darse una ducha.

-Luigi: ¡Piccolo! ¿Qué haces por acá, y esa cara que llevas, que te pasa?

-Yo: holaaaa, no sé, ando como preocupado y quise venir a darme una ducha….

Me miro de la cabeza a los pies y me dijo… Ven siéntate acá conmigo y tomándome de la mano hizo que me sentará en su regazo como cuando era apenas un niño… lo hice, me senté y de repente fue como si una película me viniera a la mente que se llenó de recuerdos y estos venían con sus sensaciones. Tantas veces me senté en su regazo desde niño y mientras él me ponía crema protectora solar en la espalda y lograr que mi pollita creciera mientras sentía su bulto animarse con mi colita, fue como si los recuerdos regresarán a mí de forma muy real en ese momento, mientras me hablaba me acariciaba mi espalda y bajaba hasta el principio de mis nalgas con un amor sin igual…

Y me dijo mientras me acariciaba la espalda;

-Luigi: yo sé lo que te pasa, has cambiado, y quizás aún no sabes reconocerlo del todo, algo te debe haber ocurrido que ahora llevas otra piel dentro de tu piel…

Yo le miraba asombrado con esa afirmación, mientras hacía que me acomodara mejor sobre el…logrando sentir como mi cola le agradaba a su miembro que crecía rápidamente entre mis nalgas…la sensación era sublime…

-Luigi: no tienes que tener miedo, se puede ser muchas cosas en la vida, lo importante es ser feliz al máximo y vivir plenamente mientras podamos seguir siendo felices, sé que dentro de ti hay otra, sé que a veces te confundes y te da miedo, pero el secreto está en llegar a convivir con tus dos personalidades y sacarle el máximo a cada una de ellas…de eso se trata vivir. Tu eres todas…

Mientras me hablaba me seguía acariciando la espalda, llena de aceite Coppertone, su mano enorme bajó hasta mi speedo y metiéndola por dentro me acarició mi colita con mucho amor… sentí su dedo cerca de mi ano y casi me desmayé, yo gemía con mis ojos cerrados y mis labios abiertos al sentir ese dedo acariciar mi flor y casi sin aire quedé cuando sentí ese dedo embarrado de bronceador abrirse paso y entrar en mí, con mis brazos me colgué a su cuello cual fémina amante mientras su dedo me poseía de la forma más exquisita posible, me tenía todo su dedo hasta el fondo, en mis nalgas sentía sus nudillos acariciarme, luego sacando su dedo me hizo sentir que volvería adentro, pero esta vez metió dos dedos y me llevó a otra galaxia allí colgando de su cuello mientras le daba por completo mi culo a este hombre divino, de repente sentimos que entraba unas personas al vestuario y rápidamente me aparte, entrando en la ducha que estaba justo al frente y le dije, me ayudarás con mis dudas? Y él mientras recogía sus cosas me dijo, claro que sí, te ayudaré…siempre.

Se fue y allí quedé dándome una ducha de agua fría y sabiéndome en buenas manos…

Después de comer me cambié, me puse un bañador bien chiquito y seco, me volví llenar mi cuerpo con Coppertone y me fui a caminar por la marina, fui a buscarle…

Al llegar a su barco lo encontré preparándose para zarpar, le pregunté qué adonde iba y él me dijo;

-Luigi: sube a bordo, te estaba esperando, vamos a recoger las trampas de los cangrejos, ¿me acompañas? Me dijo eso sin mirarme a los ojos, su mirada solo le pertenecía a mi culo, sin temor, directamente se lo estaba comiendo con sus ojos y eso me derritió mucho más…por primera vez descubrí el placer tan loco que me da el sentirme deseada y si es por un hombre mayor, un hombre de verdad y saberle excitado deseándome me volvía completamente loca, esa fue la primera vez que sentí esto, descubrí la gasolina que enciende mi motor…

En un segundo estaba a bordo y con una sonrisa de oreja a oreja ayudaba con nuestra partida, su mirada nunca se movió de mi cola, haciéndome jadear desde lejos… la excitación que sentía era algo nuevo y sin igual…

Quitamos amarras y mientras lo hacíamos no dejaba de verme con mucho morbo y deseo y fui feliz al ver que su bañador rojo apenas podía contener su felicidad, salimos de la marina rumbo a la costa norte, sería un viaje corto.

Ya una vez fuera de la marina me pidió que me pusiera al timón mientras el preparaba los baldes para los cangrejos… estando al timón sentí que estaba a mi espalda y con un abrazo se pegó a mí y me comenzó a besar el cuello. Yo me quedé petrificada de lo excitada que me puso eso, sentí como sus enormes manos recorrían mis piernas, mis nalgas y mi abdomen, jugaba con mi ombligo con una mano y con la otra me acariciaba mis pezones y yo allí dejándome por completo. Me volteó hacia él y me comió la boca, su lengua entró en mí y sus manos pasando debajo de mi bañador se adueñaron de mis nalgas. Me besaba y lo besaba…. Nunca me había besado así ninguno de mis compañeros de la academia… este si era un hombre de verdad. Comencé a gemir cuando su dedo índice entró por completo en mi ano… me faltaba el aire… mi excitación era enorme, no quería que ese dedo saliera nunca de mi…

Me puso de espaldas a él, se agachó para quedar con su cara justo a la altura de mi colita, la cual se comió completamente mientras me quitaba el bañador, yo no sabía qué hacer, nunca había sentido eso que estaba sintiendo, nunca nadie jamás se había comido mis nalgas y mucho menos mi flor, que se entregaba de manera absoluta a su muy bien entrenado musculo bucal, era como flotar en un sueño de placer absoluto. Se levantó y dejando libre a su animal erecto, sentí su carne entre mis nalgas y esta vez no era mi imaginación, esta vez su carne mojaba de precum mis nalgas mientras sus manos me acariciaban haciéndome sentir que lo que se venía era algo perfecto. De tamaño perfecto y con un grosor de tomar en cuenta, comencé a sentir como me lubricaba con sus líquidos mi anocoño el cual ya estaba lleno por el Coppertone y le recibía deseoso, poco a poco me introdujo su cabeza y luego el resto, me dolió un poco al principio ya que hacía más de un año que no me penetraban, de hecho solo el imbécil empleado de mi papá lo había hecho en la vida y aunque siempre me gustó la sensación de ser poseída, esta vez era distinto, esta vez me hacían el amor, esta vez esa carne caliente que palpitaba en mi interior me deseaba con amor, con mucha experiencia, placer y cariño….

Me entregué por completo a este hombre, comenzó a entrar y casi salir de mi cada vez más rápido y a un ritmo que jamás había sentido, con mis manos abría mis nalgas para que entrará completamente… siguió entrando y saliendo de mí y sus manos recorrían todo mi cuerpo de arriba abajo, estaba viviendo un clímax que nunca imaginé fuera posible. De repente comenzó a gruñir y mordiéndome con cariño el cuello y pegándose a mí al máximo sentí toda su leche inundar mi ano mientras me abrazaba con fuerza, moví mi mano hasta que logré llegar a mi polla que estaba que explotaba y comencé a mastúrbame y en tan solo tres movimientos le llené de leche toda la consola de mandos…

Allí nos quedamos en silencio mientras llegábamos a nuestro destino…. El sin dejar de abrazarme y yo sin sacar su carne de mi… en silencio sentía ese calor dentro de mi y ese hermoso animal palpitar al ritmo de nuestros corazones…

Apagó el motor y así desnudos anclamos en esa zona y me dijo que le ayudara con las trampas, así mismo completamente desnudos, sacamos todos los cangrejos… éramos como pescadores salvajes de la prehistoria, no hablábamos, sólo hacíamos nuestra faena, completamente desnudos…jugando a que cada vez que por la faena nos acercábamos nuestras pieles como imanes de pegaban y me hacían gemir… quería más…

Una vez terminamos, volvimos a colocar las trampas en el agua, nuestra misión había terminado, pero de repente él se lanzó al mar, riendo me dijo; antes de venir a refrescarte, limpia bien el desastre que hiciste con mi consola de mandos…. Riéndose de que mi cara que se había puesto roja con su comentario, terminé de limpiar y me lancé al mar en su busca… Me dijo que me agarrara de la escalerilla y el abrazándome de frente se sostenía de mis caderas…. Y me dijo; mientras me pasaba la lengua por mi abdomen y ombligo.

-Luigi: voy a hablar con tu papa para que te pases las tardes conmigo que te voy a enseñar a navegar, a bucear y a pescar ¿quieres? Yo asentí como buena niña.

-Luigi: voy a hacer que tu niña interior te respete y tú la aprendas a disfrutar, te voy a enseñar a navegar por la vida…

Mientras me sostenía de esa escalerilla, levanté las caderas para dejarme sentir su pene rozar mi culito, el siguió besando mi ombligo y de repente su polla se detuvo justo entre mis nalgas y con una mano lo apuntó y volvió a penetrarme mientras mis caderas le recibían con el más absoluto de los deseos, tomando mis muslos por debajo la penetración era máxima, y mientras yo jadeaba en sus brazos sosteniéndonos a ambos mientras colgábamos de esa escalerilla, solo el ruido del agua con sus penetraciones me recordaba lo rico que me estaban dando… cuando de repente comencé a sentir que mis piernas temblaban y el se comió mi boca mientras me volvía a llenar toda por dentro, esta vez yo llegué al orgasmo sin ni siquiera tocarme, acababa de tener mi primer orgasmo anal… no quería que esa carne saliera de mi jamás…

Ese día nací de nuevo, ese día comenzó un gran curso de aprendizaje que duró tres veranos más, hasta que un día el partió en su último viaje…

Mi loca interior nunca olvidará a su creador, ese hombre que me enseñó lo que es el sexo verdadero, que me enseñó como satisfacer y disfrutar a un hombre maduro, hecho y completo, ese hombre que me hizo suya y a su medida para que desde entonces pudiese ser la hembra que soy y seré…

Gracias mi adorado Luigi, donde quiera que estés...