Si te cogí, ya no me acuerdo

Raquel, una mujer casada de 42 años, decide ser infiel con un adolescente

En el tema de las aventuras sexuales, llamémoslas intergeneracionales, se habla mucho sobre la relación de chicas adolescentes con hombres maduros. Pero también, y de esto se habla muy poco, existe la otra cara de la moneda, me refiero a las aventuras entre las mujeres maduras y los chicos adolescentes, en ellas los chicos encuentran a la mujer perfecta para iniciarse en el sexo ya que por lo general son “expertas” en la cama y muy, muy discretas…. En ambos casos y al no existir una relación afectiva, salvo contadas excepciones, las relaciones entre adultos y adolescentes se apagan de la misma manera en que se encendieron, se obtiene lo que se busca y después como dicen en mi pueblo “Si te cogí, ya no me acuerdo”.

En mi caso personal, que es el motivo de mi relato, en el cual me abstendré de decir nombres, solo diré que me llamo Raquel, mi primer hijo nació cuando tenía yo 23 años y el segundo cuando tenía 26. Como mi esposo y yo habíamos planeado una familia de dos hijos, fue en mi segundo parto que me esterilicé por medio de la salpingoclasia y a partir de ahí, y sin conocer la razón, me convertí en una mujer muy ardiente, casi insaciable. Hay quien dice que al perder el temor a un nuevo embarazo la mujer comienza a disfrutar realmente del sexo, pero fuere cual fuere la razón a partir de ahí el sexo para mí se convirtió en la experiencia más maravillosa que pueda existir, en el placer de los placeres y sobra decir lo feliz que estaba mi marido con mi nueva actitud frente al sexo.

Con el paso de los años los hijos llegaron a la edad escolar y yo me recluí por las mañanas en un gimnasio con la idea, primero de no pasar las mañanas sola en casa y después de fortalecer mi cuerpo para que no perdiera su firmeza, dedicando en esto último un especial cuidado a fortalecer los músculos de mi pelvis ya que la idea era mantener e incluso incrementar el placer en nuestras relaciones y evitar convertirme en una “vieja gorda y guanga” de las que se asegura que follarlas es como follar en el aire, así mi esposo seguiría teniendo en la cama a una mujer atractiva, sensual y sobre todo “estrecha y apretada” para disfrutar juntos y a plenitud de la delicia del sexo.

Se dice que sucede en todos los matrimonios y nosotros no fuimos la excepción ya que a pesar de disfrutar del sexo como aún lo hacemos, la costumbre lleva al tedio y sin darme o darnos cuenta, el sexo que siempre fue el resultado de la coquetería, la insinuación y de todo ese “lenguaje corporal” que busca excitar al otro terminó como algo esporádico y a veces obligatorio; Sin darnos cuenta fuimos perdiendo “el juego previo” hasta llegar al punto de “Ir a al grano” y follar en camisón haciendo de lado el panty. Con esto no quiero decir que ya no disfrute ser follada por mi marido, de ninguna manera, sigo disfrutándolo mucho, ya que casi siempre la penetración termina coronada con el placer del relajante orgasmo. Lo que si se ha perdido es la magia, la juvenil excitación y hasta cierto punto la admiración de ver, tocar, acariciar y besar la desnudez del otro. La costumbre nos ha hecho olvidar la indescriptible excitación de los cuerpos desnudos enredándose, humedeciéndose, acariciándose, besándose, lamiéndose… En fin, como dije antes, ¡La costumbre!…

Este cambio que se dio con un silencioso mutuo acuerdo en nuestras relaciones sexuales nunca fue motivo de enojo, molestia o diferencias entre nosotros, de ahí que no lo suponga la causa de que yo comenzara a notar y a disfrutar coquetamente de la mirada disimulada, y a veces cínica, de otros hombres (Cosa que nunca hice de joven). De ahí que la única razón que yo encuentro para mi naciente coquetería, fue mi soberbia, soberbia que estimulo cada mañana al contemplarme por varios minutos desnuda frente al espejo donde veo a una mujer de 42 años que mantiene su vientre plano, sus nalgas firmes y redondas, sus grandes pechos naturales de pequeñas aureolas aún firmes y unas hermosas piernas bien torneadas. Y cuando me pregunto ¿Por qué teniendo este cuerpo, al follar con mi marido obviamos toda la excitación del juego previo como lo hacíamos de jóvenes? La respuesta me la dio un día una amiga al comentar “ Toda novedad es maravillosa, hasta que te acostumbras a ella y si no me crees pregúntale a quien haya conducido un Ferrari por 10 años

Pero entrando en materia. Sucedió que un día al salir del gimnasio, mientras observaba el escaparate de una tienda, dos chicos adolescentes me miraban y refiriéndose a mí, uno de ellos dijo “Mira que buena está esa señora, ¿Te imaginas metiéndole la verga?” Y el otro respondió “Yo si me estrenaba con ella” Yo me hice la desentendida fingiendo no haberlos escuchado, pero a partir de ese momento cambió mi idea sobre los chicos y su forma de mirar a la mujer madura, los comencé a ver como lo que son, hombres en su despertar sexual y dejé de pensar en ellos con la idea de que “Podrían ser mis hijos”, ¡claro que podrían serlo, pero no lo son! y en su mirada hay deseo carnal. A partir de ese día disfruté y respondí con sensualidad a las miradas insistentes de los adolescentes y confieso que yo también eché a volar mi imaginación al pensar en el atractivo, el tamaño y la potencia sexual que tiene la juventud

Y es que una no imagina, no nota o no acepta que un adolescente nos pueda mirar con deseo, sin embargo, a una mujer madura que se conserva atractiva ellos la suponen su mejor opción para iniciarse en el sexo ya que con ellas no habrá consecuencias de ningún tipo y con esto me refiero a enamoramientos, embarazos etc, etc… En lo personal no me podría imaginar a mis 42 años diciéndole a un chico de 17 u 18, “Te amo” o “Voy a tener un hijo tuyo”.  Como dije antes, todo se resume a “Si te cogí, ya no me acuerdo” y “a otra cosa mariposa”, así lo piensan ellos y una también … Aclaro no estoy negando que pueda existir una relación de “amor- carnal” entre la juventud y la madurez.

Resulta que por motivos que no viene al caso comentar, dejé de ir al gimnasio y con la idea de no dejar mi ejercicio diario, comencé a salir a correr por las calles del fraccionamiento donde vivimos. No es un fraccionamiento exclusivo de pocas casas, al contrario, a pesar de que por motivos de seguridad, tiene acceso restringido a los que no son colonos no deja de ser un fraccionamiento grande con varias calles donde viven muchas familias por lo que muchos pasamos desapercibidos. Uno de esos fraccionamientos donde por desgracia se conoce más el auto que a quien lo conduce.

En una de esas mañanas de ejercicio me detuve un momento a descansar doblando mi cintura y colocando mis manos sobre mis rodillas cuando alguien detrás de mi preguntó

  • ¿Estás bien?

Me enderecé y vi a mi lado a un jovencito alto, guapo, atractivo quien al verme de frente a la cara se turbó y agregó

  • Perdón señora, es que no pensé que….

Sin duda que es muy difícil ocultar la edad en un rostro sin maquillaje, así que buscando que no se sintiera mal le sonreí y respondí

  • No te preocupes, estoy bien, solo descansaba un momento

El me sonrió y agregó

  • Me disculpo de nuevo, pero es que al verla agachada supuse que era usted más joven

  • ¿Y te decepcioné?

  • Para nada, al contrario, es usted una mujer muy guapa

  • Que galante, muchas gracias… Me llamo Raquel y háblame de tú con toda confianza

  • Que lindo nombre, muy acorde con la mujer que lo lleva

Levanté mis cejas admirada de que un chico de su edad se expresara como lo hacía y noté que miraba fijamente la piel de mi vientre entre los pants a la cadera y el top que usaba, reaccionó al verme estirar la mano y me la sujeto suavemente entre sus dos manos, me dijo su nombre y donde vivía mirándome a los ojos, actitud que me hizo sentir que en realidad yo le había gustado, le sonreí coquetamente y miré hacia mi mano, él la soltó de entre las suyas y avergonzado se despidió. Cuando se alejaba caminando lo miré fijando mi vista en sus nalgas, redondas y fuertes, no se pueden imaginar los sucios pensamientos que rondaron mi mente al imaginar la forma en que esas firmes nalgas le harían “empujar lo suyo” dentro de una. Escandalizada de mí misma me di media vuelta y regresé a mi casa… Al medio día mientras comíamos pregunté a mi familia si alguien lo conocía, pero ni mi esposo, ni mis hijos sabían quién era, claro que su pregunta obligada fue “¿Por qué?” Y les platiqué lo que había pasado y lo amable que había sido conmigo, reseña que, como casi siempre, no terminé ya que nadie prestó atención “¡Se los mandaré por el maldito whats app!” reclamé molesta ante su indiferencia y su respuesta fue la de siempre “Ya mamá, no te tires al drama” … La cruda realidad de un mundo hiper comunicado que vuelve a la gente indiferente

Los días siguientes el chico y yo nos encontrábamos “accidentalmente” y corríamos uno al lado del otro y charlando sobre nosotros, así me enteré de su familia, que asistía a la escuela por las tardes y que reparaba computadoras, yo le platiqué de mi esposo, de mis hijos y mi labor diaria como ama de casa. Debo confesar que la insistencia de su mirada sobre mi cuerpo, en especial sobre mis muslos y donde se juntan, me gustaba y por ello un día salí a correr usando unos shorts ajustados, cuando hicimos un descanso él me pidió que nos sentáramos en una banca en el área de juegos del fraccionamiento y al hacerlo fijó su vista en mis muslos diciendo

  • Que lindas piernas tienes…. Y no solo las piernas, de seguro fuiste la atracción en la escuela con tu uniforme de falda corta y calcetas, ¿Verdad?

  • Si, así era el uniforme, nos veíamos muy sexys, pero bajo la falda usábamos shorts para que los chicos no nos vieran los calzones ___ Respondí riendo y él agregó

  • Me hubiera gustado verte en uniforme… Pero te aseguro que ahora estás más bella, tienes un cuerpazo

  • Gracias corazón, tú también eres muy atractivo y bastante guapo

Podría decir que mi respuesta había sido para corresponder a su galantería, pero no fue así ya que la di de forma de que en mis palabras hubiera una cierta insinuación, él sonrió y respondió

  • ¿Tú crees?

Y en su tono de voz había esa “jiribilla” que decimos, así que agregué

  • Debes ser el galán entre tus amigas

  • Ninguna es tan bella como tú

  • ¡Que caballero! Gracias… Si yo fuera más joven ya me hubieras hecho caer, estaría esperando que me abrazaras, me besaras y ___ Dudé en decirlo y cambié mis palabras diciendo___ Y nos hiciéramos novios como se usa ahora

  • ¿Solo si fueras más joven?

Respondió sonrojándose por la vergüenza de haberlo preguntado, pero aun así mantuvo su mirada fijamente en mis ojos. Con la idea de que sintiera que su “pregunta-propuesta” no me había molestado, puse mi mano sobre su muslo, le sonreí y dije

  • Ya entiendo

Y cuando intenté ponerme de pie, él posó su mano sobre mi muslo para detenerme y dijo

  • Me gusta tu piel, es blanca y muy suave, de verdad que me gustas mucho

  • Y me imagino para que ¿O me equivoco?

Respondí y quedé en silencio, él comenzó a mover su mano sobre mi muslo, acariciándolo con suavidad, yo no reclamé y segundos después lo miré, le sonreí y agregué

  • No sé corazón, podría ser

La emoción no le permitió responder, así que dulcemente quité su mano de mi muslo y me puse de pie frente a él, señalé en su entrepierna la marcada erección sobre sus pants deportivos y dije

  • Quédate aquí hasta que se calme ese muchacho, nos vemos mañana

El se sonrojó e hizo un gesto de “No lo pude evitar” y con la promesa de vernos al día siguiente me retiré a mi casa. Después de ducharme desnuda frente al espejo untando crema en mi piel, no dejaba de pensar en esa magnifica erección y en esa “sensación adolescente” que invadía todo mi ser. Yo nunca había sido infiel, pero sabía que mi marido (sin que él lo confesara) si lo había sido.  Así que ahí desnuda frente al espejo me pregunté ¿Y por qué no?, tal vez en unos años llegaría el momento de confesarnos mutuamente nuestras infidelidades, por lo pronto estaba decidida a aceptar la propuesta del chico, si es que la hacía abiertamente

Decidida a hacerlo, el chico y yo nos seguimos viendo por las mañanas, solo que ahora yo usaba la ropa deportiva (Pants, shorts y tops) más ajustada que tenía y así corriendo, charlando e insinuando pasaron varios días, más bien dos semanas, hasta que por fin se decidió y platico como fue… Sentados en esa banca, donde le gustaba que nos sentáramos cuando yo usaba shorts ya que ahí yo le permitía acariciar mi muslo dado que nadie nos podía observar, inicié una charla, la cual estaba segura que lo haría decidirse. Comencé hablando de la necesidad de la planificación familiar y cuando le dije

  • Yo tuve dos hijos y me ligué las trompas y es que ¿para que negar lo que una quiere?, si a una le gusta el sexo, hay que disfrutarlo sin el temor de un embarazo. ¿No crees?

Es sabido que cuando el hombre siente que tiene “vía libre” su excitación aumenta y el chico sin duda alguna era un hombre, un hombre en su despertar sexual, él acarició mi muslo yo le sonreí como siempre y me preguntó

  • Entonces ¿Te gusta el sexo?

  • ¿A quién no?... Me encanta, me enloquece cuando un hombre me desea y me hace gozar

  • Yo te deseo Raquel

  • ¿Cómo debo tomar eso?

  • En forma literal

  • ¿Quieres que me acueste contigo?, ¿Es eso?

El afirmó con la cabeza, suavemente quite su mano de mi muslo, me puse de pie frente a él quien se sonrojó al suponer que se lo reprocharía, pero antes de que pudiera decir una sola palabra que implicara el retractarse de lo dicho, pregunté

  • ¿Ya lo has hecho?

Me miró y en voz baja respondió

  • No

Bajó la cara absurdamente avergonzado, y su sorpresa fue que le dije

  • No entiendo por qué te avergüenzas si para todo hay una primera vez... Mira lo que vamos a hacer, ve a tu casa, date un baño y te espero en mi casa en media hora

No lo dejé responder, me retiré a casa donde me bañé y me preparé para lo que iba a hacer, puse sobre mi desnudo cuerpo mi mejor bata de satín, tendí la cama y lo esperé por escasos 5 minutos, cuando le abrí la puerta, cruzamos el jardín y al entrar en la sala y cerrar la puerta, él me tomó del brazo para que quedara frente a él y me dijo

  • Me encantas Raquel, te deseo, me traes loco

Me acerqué, lo abracé y lo guie en un húmedo beso, en el cual se juntaron nuestras lenguas, el bulto entre sus piernas se pegó a mi pubis mientras sus manos recorrían mi espalda y mis nalgas sobre la bata, al separarnos preguntó

  • ¿Estás desnuda bajo la bata?

  • Vamos a la cama, ahí lo verás.

Al llegar a mi recámara, me quité la bata y al quedar desnuda frente a él su mirada lo dijo todo y yo me sentí tan… Tan bella, tan sensual, tan atractiva, ¡Tan joven!

  • Desnúdate

Le dije mientas yo me subía a la cama, él torpemente se desnudó para quedar de pie a un lado de la cama, ¡Cuanta belleza hay en el varonil cuerpo de un joven!, su vientre plano, sus músculos bien marcados, sus muslos fuertes, sus nalgas redondas y firmes y esa magnífica erección, coronada por un brillante y bello glande, la máxima firmeza de una juvenil erección latiendo en busca del calor de una vagina donde calmar sus ansias de placer

  • ¿Te gusto? ___ Preguntó

  • ¡Mucho! Ven, súbete a la cama

Y me dejé querer, a besos y palabras de elogio recorrió mi cuerpo, deteniéndose, en mis pechos donde le indiqué como usar su boca con suavidad al mamar los pezones, besó mi pubis, mis muslos, mis nalgas. Después de un buen rato de disfrutar mutuamente nuestra desnudez, me recosté de lado y le pedí que se acostara detrás de mí, levanté mi pierna y con mi mano guie su miembro a la entrada de mi vagina. Poco a poco me fue penetrando hasta que su pubis se juntó con mis nalgas, bajé mi pierna y le dije

  • Estás enorme, quédate ahí un momento corazón, me encanta sentirte dentro de mí

El lo hizo, permaneció dentro de mi inmóvil y besando mi espalda dulcemente, poco después me dijo

  • Me gusta tu espalda, tus pechos, me enloquecen tus piernas y tienes unas nalgas deliciosas

  • Disfrútalas que para eso te las estoy dando

Y comenzó a hacerlo recorriendo una y otra vez mi vagina la cual húmeda y ardiente abrazaba el tamaño de su hombría. Metió su mano debajo de mi cabeza y la besé en la palma, mientras que con su otra mano acariciaba con avidez mis pechos, mi vientre, mis nalgas y mis piernas repitiéndome continuamente lo mucho que yo le gustaba y lo apretada que estaba. Poco duró, bajo su ritmo y me besó en la mejilla diciendo

  • Ya no aguanto Raquel

Al sentir su dureza, apreté mi vagina e hice mis nalgas hacia atrás para que se metiera hasta el fondo de mis entrañas, habrán pasado uno o dos segundos antes de que sintiera como su delicioso pene se endurecía aún más, era como tronco, un delicioso tronco que ocupaba toda mi vagina, con voz baja y sensual le dije

  • Ven corazón… Lléname de ti

Al sentir su primera y fuerte descarga que se acompañó de un gemido de placer yo cerré mis ojos y apreté mi vagina para disfrutar de sus contracciones con la que rítmicamente lanzaba sus chorros de cálido semen que llenaban mis entrañas. Una y otra y otra vez lo sentí contraerse y lo escuché gemir mientras vaciaba todo su placer en lo más profundo de mi carne. Cuando terminó de eyacular, con voz muy sensual le dije

  • Mmmm, que rica lechita … (Dije su nombre)

  • ¿La sentiste?

  • Tus primeros chorros…. Me encantó que me la dieras

El emocionado volvió a besar mi mejilla y yo giré mi cara para ofrecerle mi boca, después de darnos un húmedo beso, me abrazó acariciando mis pechos y mi vientre y recargó su cabeza en la almohada. Ahí permaneció, firme dentro de mí por mucho tiempo en el que pude sentir como su semen salía de mi vagina conforme su pene iba perdiendo su dureza… Hacía mucho, mucho tiempo que no sentía esa delicia, mucho tiempo en que después de eyacular, mi hombre se dejaba caer boca arriba jadeante y yo cubriendo mi vagina con pañuelos desechables me levantaba al baño a escurrirme su semen.

  • ¿Te gustó estrenarte conmigo? ___ Pregunté con voz suave

  • Me encantó, eres una mujer increíble, me encantas Raquel …. ¿Y yo te gusté?

  • Con la práctica serás un excelente amante

No pensaba engañarlo, no me había llevado al orgasmo y a pesar de que me había gustado tenerlo mi deseo era gozar plenamente del sexo con él. Me besó la espalda y respondió

  • ¿Tu amante?

  • Si tú quieres

Me besó en la boca como agradeciendo mi respuesta y después de varios minutos de besos y caricias se perdió su erección. En el momento que se salió de mi yo me levanté al baño y me encantó ver la  cantidad de semen que escurría fuera de mí, sin duda lo había hecho gozar mucho y eso me hizo sentir muy mujer. Al salir del baño y mientras que él se vestía yo me puse, unos pants y una sudadera, después bajamos y lo acompañé hasta la puerta, al abrirla nos encontramos con mi vecino que salía a trabajar y el chico fingiendo me dijo

  • Si consigue hoy esa pieza, mañana le dejo lista su computadora señora

Saludó a mi vecino y después de una breve charla familiar, se despidió y se fue, yo miré a mi vecino y pregunté

  • ¿Se conocen?

  • Es mi sobrino, bueno, en realidad es hijo de una prima de mi ex, ¿Lo llamaste por tu computadora?

  • En realidad no lo llamé, como nos vemos todas las mañanas cuando salimos a correr, yo le platiqué que mi “compu” se había vuelto loca y se ofreció a repararla, yo espero que si lo haga

  • No te preocupes, lo hará, les sabe mucho a esos aparatos…

Nos despedimos y al entrar a mi casa reí de mi cinismo, ya que mientras charlaba con mi vecino, sentí como lo que quedaba dentro de mí del cálido semen de su sobrino escurría fuera de mi vagina, lo que me obligó a cruzar mis piernas, un pie delante del otro, para que él no notara la humedad en mis pants… Pensé seriamente que si el chico yo queríamos, y vaya que lo queríamos, seguir nuestra aventura tendríamos que ser más discretos…. Al subir a mi recámara me desnudé con la idea de ducharme, pero al ver mis pants y mi sábana húmedos de semen me acosté boca arriba, tome mi “Lovense lush” lo metí hasta el fondo de mi vagina donde lo puse a vibrar. Con mis ojos cerrados pensando en ese lindo y juvenil cuerpo desnudo y acariciando mi clítoris y mis tetas con mis manos me dedique a disfrutar para terminar lo que el chico había dejado a medias. Al terminar de masturbarme saqué el vibrador de mi vagina y lo lamí para saborear parte de lo mucho que el chico me había dado

Al día siguiente nuevamente lo hicimos en mi cama, yo me acosté desnuda boca arriba y él se acostó a mi lado, ésta vez, cosa que me sorprendió, más que buscar su inmediato placer me dio el tiempo suficiente ya que mientras me besaba en la boca y los pechos me acarició suavemente el clítoris, metiendo sus dedos en mi vagina llevándome al punto en que le pedí, casi le ordené “Ya penétrame ”, levanté una pierna sobre su cadera y me penetró, después se arrodilló en la cama pasó mis piernas a los lados de su cintura y continuó sus movimientos. Yo mordía mis labios, gemía y movía mi cabeza sin control, abrí mi boca y rugí de placer al sentir mi cuerpo contraerse por dentro y después comenzar a brincar, mi vientre, mi pubis, mis piernas y todo dentro de mí se contraía de placer en uno de los ya olvidados orgasmos que solía tener. El chico no paró su cabalgata y cuando me relajé preguntó

  • ¿Qué fue? __ Con voz cariñosa le respondí

  • ¿Qué crees tontito? Tuve un orgasmo increíble, me encantas (Dije su nombre), ahora te toca a ti

En la posición el misionero se movió por uno o dos minutos hasta que su miembro se endureció, en el momento que enderezó su tronco yo puse mis manos sobre sus hermosas nalgas para empujarlo hacia el fondo de mi vagina y exclamé “Que ricas nalgas tienes papito” El arqueó su cuerpo levantando la cabeza y entre gemidos se vació dentro de mí, al terminar se recostó sobre mi cuerpo, con su cabeza al lado de la mía y quedó inmóvil mientras yo le acariciaba la espalda, poco después cuando su respiración se normalizó con voz agotada preguntó

  • ¿Te gustó?

  • Mucho, estás aprendiendo rápido

  • ¿Te confieso algo? __ Yo afirmé y él me dijo ___ Ayer me puse a ver muchas películas para ver cómo hacerlo, quiero oírte gemir como esas artistas porno

Solté la carcajada, él se apoyó en sus antebrazos para quedar con su cara frente a la mía mientras que yo le decía

  • Así que estás tomando clases en línea…. Gemir es el trabajo de esas chicas, las mujeres normales lo hacemos, pero no en esa forma y si no lo notaste me acabas de hacer gemir y gritar como yo lo hago, pero si tú quieres lo exagero, no es tan difícil, pero si finjo placer nunca sabrás si fuiste bueno en la cama

El me besó en la boca y se levantó de encima de mi… Ya mientras se vestía le dije

  • Tenemos que ser más discretos cariño, de otra forma nos van a descubrir, nadie pensará que todos los días se descompone mi computadora

  • Tienes razón

Respondió riendo y planeamos nuestra próxima aventura. Y así fue como dos días después de manera “accidental” lo encontré platicando con uno de los hombres de seguridad en la caseta de entrada del fraccionamiento, detuve la marcha de mi camioneta y después de dar los buenos días al vigilante le pregunté a él

  • ¿Vas a algún lado?

  • A casa de un amigo

  • Súbete, te llevo

  • No se moleste señora, en el boulevard tomo el colectivo

  • Entonces te llevo al boulevard… Es lo menos que puedo hacer por ti.

Fingiendo vergüenza miró al vigilante y se subió a la camioneta, los vidrios entintados no permitían la vista hacia el interior al menos que uno se acercara y después de subir aceleré y él admirado expresó

  • ¡Guau! … Te ves buenísima

  • Así me querías ver ¿O no?

  • Sí, pero no imaginé que te vieras tan rica

Me había puesto mi disfraz de colegiala, una falda plisada a medio muslo, calcetas debajo de la rodilla, y una blusa abotonada bajo la cual no llevaba sostén, por razones obvias excluí la corbata. Miré de reojo su cara de asombro y dije

  • Y traigo mis bragas de algodón… Míralas

No esperó, me levantó la falda y observó, se agachó para besar mi muslo y dijo

  • Me encantas Raquel, el color de tu piel, su suavidad, su aroma y en especial esto que tienes aquí en medio de esos deliciosos muslos

Tocó mi sexo sobre las bragas y le dije

  • Cuidado que vengo conduciendo

Y fuimos a un hotel, donde mientras que él se desnudaba yo lo observaba sentada en la cama, se arrodilló desnudo frente a mí y se “dio vuelo” disfrutando de mis muslos, yo abrí mi blusa para ofrecerle mis pechos poniendo mi espalda sobre la cama, después de satisfacerse y satisfacerme mamando de mis tetas se bajó de la cama para arrodillarse nuevamente frente a mis muslos, metió las manos bajo mi falda y comenzó a bajar mis ya húmedas bragas, cuando estaban a medio muslo, levantó mis piernas, observó mi sexo, se agachó frente a él y comenzó a besarlo, poco a poco y siguiendo mis indicaciones, de donde lamer, donde besar y como meter la punta de su lengua logró darme un delicioso orgasmo. Cuando terminó de quitarme las bragas, me jaló a la orilla de la cama y él de pie frente a mí, separó mis piernas, las pasó a los lados de su cadera y me penetró, cuando su miembro ocupó la totalidad de mi vagina se recostó sobre mis tetas, yo levanté mis piernas pasando mis pantorrillas en calcetas por su cintura y comenzó con el delicioso ritual de entrar y salir

Además de lo que el chico tenía, sin duda alguna que el placer de lo prohibido hizo que esta vez volviera a gemir y que mis orgasmos se repitieran como los había tenido de joven, razón por la cual terminé con mi piel sudada. Y ya agotada de placer lo miré a los ojos y le dije “Me vine delicioso, te juro que te has vuelto un excelente amante, ahora disfrútame como quieras” El se puso de pie, levantó mis piernas y las juntó a su pecho haciendo que mis pies quedaran en su cuello y se movió frenéticamente dentro de mí, de pronto se detuvo, abrazó mis muslos contra su pecho, empujó su pene hasta el fondo haciéndome gemir al sentirlo empujar mis entrañas, me miró fijamente a los ojos por uno o dos segundos y los cerró al tiempo que vaciaba todo su placer en mis entrañas. Al terminar bajó una de mis calcetas hacia mi pie y besó dulcemente mi pantorrilla

Al regresar del hotel, él se bajó de la camioneta en un centro comercial a dos cuadras del fraccionamiento, yo entré saludando al vigilante y seguramente tal y como habíamos quedado, media hora después él entró a pie para dirigirse a su casa

Nuestro acuerdo era muy práctico, si alguno de los dos quería coger, simplemente lo pedía mientras corríamos por la mañana y nos citábamos en algún lugar para ir a un hotel, así fue como conocimos varios hoteles donde cogimos de todas las formas posibles, me encantó cuando desnuda me sentó en una silla con mis piernas abiertas y me dio un enorme orgasmo con su lengua y ni hablar del placer de hacerlo de perrito, donde lo profundo de su penetración y escucharlo decirme repetidamente “ Que  visión tengo Raquel, tus lindas nalgas y tu estrecha cintura enloquecen a cualquiera ” o “Que ricas nalgas tienes” o “Te voy a hacer gozar mi perrita linda” Y otras cosas más que encendían mi lujuria al máximo… Y como me hacía gemir cada vez que apretaba mis caderas con fuerza para empujarme su pene hasta el fondo, yo ponía mi cabeza sobre la cama y mi mano sobre mi pubis para sentir sobre mi piel como su ya “experta” hombría recorría una y otra vez el húmedo camino de su placer

No recuerdo cuando fue, pero nuestra relación se volvió más abierta y ¿por qué no decirlo? Más vulgar al hablarnos y follarnos, “Quiero verga papito”, “Dame esas deliciosas nalgas”, “Te voy a dar una buena metida de verga”, “Lléname de leche papi” entre otras, fueron frases que se volvieron comunes al estar desnudos en la cama ... Nos hicimos el sexo oral y le di el placer de eyacular en mi boca, esa vez cuando iba a eyacular me dijo “Tómese su lechita mi niña” y llenó mi boca de su ardiente semen, pero lo dejé pasmado cuando le enseñé como “Su niña se tomaba toda su lechita” tragando todo lo que había eyaculado. …Me lo hizo entre los pechos y volví a disfrutar del placer de sentir la fuerza de ese primer chorro de juvenil semen correr entre mis tetas y golpear mi cuello y mi cara. En resumen, me atrevo a decir que ¡Fue un gran amante! Y supongo que yo lo fui para él ya que nos hicimos gozar a plenitud, no hubo un poro de nuestra piel que no hayamos besado o lamido y ni qué decir de ese delicioso semen que a lo largo de nuestras aventuras arrojó en mis entrañas, en mis tetas, en mi cara, en mis nalgas, en mis muslos y pantorrillas, en mi espalda y en mi boca.

Más como decía Ortega, “El deseo al realizarse muere, solo el amor es el eterno insatisfecho” y en nosotros, como era lógico, solo hubo deseo y lo nuestro se fue enfriando. Nunca hubo excusa alguna nunca existió un “Está mal lo que hacemos” o “No podemos seguir con esto” sino que respetando nuestro acuerdo lo fuimos pidiendo cada vez menos. El comenzó a salir con una chica y en eso tampoco hubo problema, solo le recomendé que con ella usara condón para evitar un embarazo no deseado…. Seguimos corriendo en el fraccionamiento, él me habla de tú en privado y de usted frente a alguien más, puedo decir que somos amigos ¿Y de qué otra forma podría ser?  Nuestra última vez fue cuando me lo pidió diciendo “Estoy muy caliente Raquel, ¿Por qué no me das las nalgas?” se las di y si me las pide de nuevo se las vuelvo a dar, solo espero que si un día yo le pido que me folle no dude en hacerlo.

Claro que esto último es solo una loca ambición ya que mientras él crece yo me hago vieja y ni como competir con la tersa y suave piel de una joven chica como la que él tiene de novia. De lo que no me queda duda es que esa chica con la que está de novio la debe estar pasando de maravilla con él en la cama y espero que nunca se entere que una mujer mayor, que como bien dice una amiga “Con la experiencia de kilómetros de verga adentro” fue la que instruyó a su novio en el arte de satisfacer a una mujer.

“Al final del día” el chico y yo seguimos siendo buenos amigos, incluso ya lo conoció mi marido, con quien, dicho sea de paso, sigo teniendo muy buen sexo a nuestra manera. Lo que no termino de entender es si  mi amistad con el chico es cinismo, indiferencia, costumbre, descaro o simplemente que los dos sabemos aplicar a la perfección lo dicho en mi pueblo “Si te cogí, ya no me acuerdo”