Si quiero me tiro a tu novio. Parte 2

Mi amiga Vicky va de flipada por la vida, pensando que ella es la que está más buena y que las demás no valemos... pues te vas a enterar...

Esta es la segunda parte de la historia, Si quiero me tiro a tu novio.

Tras cruzar al salón, Miguel tiene que dar la luz para que pueda ver al entrar.

-          Que oscuro ¿Dónde están esos focos?

-          En la habitación… pensé que viendo que quieres fotos sensuales, tenemos una habitación perfecta.

No digo nada, solo le miro y con los ojos le hago una señal para que me indique. La habitación era grande, con unas sábanas rojas, la habitación tenía una fragancia muy agradable, y al fijarme en la decoración, era muy femenina.

-          ¿Es tu habitación?

-          No, es la de mi hermana. Ella no está, y para las fotos quedará mejor.

¿Este chico quiere follarme en el cuarto de su hermana? Puede que solo quiera hacerme las fotos, si es así muero de vergüenza, espero que no me pida dinero. Vuelve la inseguridad, pero joder, piensa, casi las putas 3 de la mañana, ¿Fotos? Jajaja.

-          Guay, puedo ver si tiene algo de ropa que me valga, solo me traído esta.

Iba con unas medias bien ajustadas y un vestidito largo, sin mucho escote, pero por la forma de la prenda. Si estiro del cuello hacia abajo me saco las tetas sin problema dejando que ver gasto una buena talla. Además, quería seguir con el jueguecito, y sin esperar respuesta me puse a buscar.

-          Coloco los filtros y creo que ya.

Mientras termina de colocarlos. Encuentro un picardías, parece que me viene algo grande, pero bueno, valdrá.

-          ¿Dónde me pongo esto?

-          Cámbiate aquí mismo, sino puedes ir al baño.

-          ¿Aquí?

Pregunto haciéndome la sorprendida.

-          Si bueno, si te poner eso, se verá casi todo así que…

-          Date la vuelta guarro.

Me salió solo, el guarro. En ningún momento había tenido esa imagen de él. No como las de antiguos amantes, pero me salió. Puede que el motivo sea porque estoy deseando sentirme guarra yo también.

No dice nada, y yo mirándole comienzo a desnudarme. El deja de mirar, se pone a trastear con la cámara.

-          ¿Y entonces como quieres las fotos?

Con el picardías ya colocado y con un remiendo consigo ajustarlo bien. Aun llevo puesto un sujetador y un tanga negro, no muy especiales, al menos son negro y a ningún tío le importa eso al fin y al cabo.

-          No sé, como crees que quedarán mejor.

Digo mientras comienzo a subirme a la cama, gateando hasta el centro. Era una cama grande, para dos personas. Miguel está a los pies de la cama, sin tocarla, y empieza a hacer fotos.

-          Mejor, tu haz lo quieras.

Dice mientras se mueve para cambiar de encuadre. Yo comienzo a hacer posturas, me tumbo en la cama, boca abajo. Dejando ver mis cachetes del culo asomar por la falda del picardías. Había hecho un buen remiendo con él, la verdad. Levanto los talones e intento poner los ojos entreabiertos, y poco a poco voy subiéndome la temperatura. Saco un poco mi lengua.

-          Gira hacia aquí.

Me dice como mecánicamente. Yo estoy tumbada, de lado, excitándome cada vez más a cada minuto. Y el parece totalmente tranquilo, ni siquiera he notada una mirada un tanto picante. Así que ataco.

-          ¿Tienes vodka?

Menudo ataque, pienso. Aunque mi postura era muy sensual, a lo mejor debería atacar un poco más, sobre todo si dudo, hay que acabar con la duda rápido.

-          Ron.

-          Trae.

Sale y vuelve con copas de ron, yo sigo tumbada, en la misma postura que me dejó.

-          ¿Tú también?

-            Bebe, y siéntete libre.

Dijo mientras yo bebía de mi copa. Sin separarla de mis labios lo miro, y noto que me está mirando, esos ojos si son lascivos. Es la primera vez que puedo asegurar al cien por cien que me lo voy a tirar. Me estiro para dejar lentamente la copa en el suelo.

-          ¿Libre?

-          Si, muévete libre.

Vuelvo a colocarme de lado, y él se sube a la cama, de pie. Comienza a hacerme fotos desde arriba, casi obligándome a volcarme y quedando mirando al techo. Y el eso hago. Se coloca con los pies abiertos, uno a cada lado de mi pierna. Y ya me estoy poniendo a mil. Vicky te vas a joder, pero bien. Levanto los brazos hacia el cabecero de la cama, y voy abriendo mis piernas casi sin querer. Estoy muy cachonda.

-          Tócate.

-          ¿Qué?

-          Me has oído.

-          Ya, pero dilo.

Ya se había abierto la veda, y le miro con unos ojos que dicen se nos va hacer de día aquí.

-          Que te toques, guarra.

Fetén. Había encendido aún más la calentura que llevaba dentro. Comiendo tocarme sobre el tanga con la mano derecha, mientras empiezo a emitir gemiditos bajitos. Con la mano izquierda me acaricio las tetas. Estoy notando como empiezo a mojar bien en tanga, y como esto acabe como quiero va a tener que cambiarle las sabanas a su hermana.

No puedo aguantar más, y mientas me meto un dedo de la mano izquierda en la boca, a modo de felación. Con la mano derecha intento agarrarle la polla, y digo intento porque Miguel salto, y se volvió a colocar a los pies de la cama, sin tocarla.

-          Mira, no tengo problema en hacerte las fotos, pero Vicky…

Me muero de vergüenza. Lo cierto es que Miguel no había dejado de hacer fotos en ningún momento.

-          Lo siento lo siento…

No había conseguido aun incorporarme cuando dice.

-          Pero bueno, si no hay contacto, tu disfruta, que yo me la estoy gozando.

Cambio el gesto, un poco dubitativa, cuando vuelve a interrumpir mis pensamientos.

-          Venga yo te indico, guarra.

Vuelve a decirlo de forma lasciva, y aunque el corte había sido duro, aún seguía caliente, por que, una vez encendida, yo quiero acabar, que se me corra y poder decirle a Vicky tu novio me lo ha echado encima. Y escuchar eso me anima, me excita, me pone. Me coloco de rodillas, mirando a los pies de la cama, desde donde me da indicaciones.

-          Mueve el cuerpo hacia adelante y hacia detrás, y sácate las tetas.

Esa naturalidad con que la dijo, como si la frase fuese así, lo más normal de mundo. El caso es que casi no la he terminado de escuchar cuando ya las tengo fuera, mirando a cámara, sé que son bonitas, y sé que las está mirando. Tengo una cara de puta ahora mismo que solo de pensarlo me excito, juego con mis tetas.

-          ¿Te gustan? Guarro.

Sonríe, de una forma picara.

-          Tócate guarra.

Y le obedezco, me toco mientras hago movimientos de cadera. Me estoy poniendo a más de mil. Me siento guarra haciendo esto, y aun no lo he pensado, pero está fotografiando todo lo que hago. Y eso me pone todavía más.

-          ¿Te gusta así? Guarro.

Digo mientras me retiro el tanga entre gemido y gemido, dejando mi depilado coño a la vista. Suspira Miguel, parece que relame, y antes de que vuelva a llevarse la cámara al ojo.

-          Si te gusta apagada la cámara, y tócate guarro.

Deja la cámara en una mesa y se quita los pantalones, sacándose la polla por la abertura del calzoncillo. Una buena polla sí señor, no es la más grande que he visto, ni la más pequeña, pero sobretodo está muy recta, aunque se nota que sigue morcillona, se puede poner más dura. Comienza a masturbarse a la vez que yo, aunque soy yo la empieza a emitir gemidos.

Introduzco mis dedos en mi vagina, lentamente, y cada vez más rápido, mientras miro como Miguel se masturba a la vez que me observa de arriba abajo.

-          Acércate.

Le pido gimiendo. Miguel se acerca, muy decidido.

-          Mientras no nos toquemos.

Vuelvo a decirle, y me dejo caer a cuatro patas mirando hacia a Miguel, hacia su polla. Observando como mueve la mano, arriba y abajo. Y voy acercando mi carita poco a poco a la vez que miro fijamente a Miguel, que parece no decir nada. Empiezo a notar como mis labios se tocan con su mano, que no para de hacer el movimiento, ni muy rápido ni muy lento. Hace un pequeño movimiento y noto como su rabo se restriega por labio superior.

-          Shhh sin tocar, guarro.

Digo lentamente, mientras vuelvo a acercar la cara para volver a notarla en ella, cerca de mi boca. Voy colocando la boca cerca, notando su mano golpear mis labios, para después notar el capullo, y luego las mano, y de nuevo el capullo.

Me reclino para atrás, y bajo mi cuerpo hasta dejarle mi coño bien cerca. Con el tanga retirado comienzo a tocarme de forma rápida, estoy muy mojada y creo que puedo llegar a correrme pronto. Miro como se masturba y me mira, seguro que si le digo me folla sin dudarlo. Y comienzo a acercarle el coño, para notar como él se inclina un poco había abajo.

Noto como sus manos comienzan a chocar contra mis muslos, no debo tardar mucho en notar como golpea contra mi vagina, y así hace, y con poco roce yo ya muero de placer. Soy así, me excito mucho fácilmente una vez ya estoy cachonda.

-          ¿Y Vicky? Guarro.

Y me mira el como si no se lo esperara, estoy notando como su pene empieza a tocarme, y él me mira, como más lascivamente al escuchar mi pregunta sobre su novia. No deja de masturbarse, cada vez más rápido.

-          No puedo hacerle esto.

Dice mientras aumenta la velocidad de masturbarse, parece que está a punto de correrse, sin follarme, no me lo creo. Yo quiero que me folle.

-          Follame.

Y mientras suspiraba profundamente, soltó su polla para agarrarme ambos muslos con sus respectivas manos a la vez que me penetra fuertemente. No puedo gozar más de placer, entra perfecta, pues yo estaba muy mojada y casi llegando al orgasmo antes de comenzar a sentir sus manos. Me vuelve a penetrar profundamente, una vez, dos... la saca rápidamente para comenzar a correrse sobre mí.

Yo gimo de placer, no había terminado, pero me valía, me había dado mucho placer y sobretodo había conseguido notar su polla, Vicky ya no tiene por donde escaparse. Noto como caen sus corridas sobre mí, notando casi los impulsos que hace, cuando con una mano comienzo a tocar alguna de las gotas que hay sobre mi viente.

-          No no… joder, lo siento.

Me dice arrepentido, mientras se gira hacia la mesa y remueve en una bolsa de cámara. Pobre, pienso. Pero que se joda Vicky, y este tío si quiero puedo hacer que me la meta otra vez. No me había movido aun de la posición, piernas abiertas con el culo casi sobresaliendo por los pies de la cama, cuando me suena el móvil.

Me estaba llamando Vicky, y dude en cogerlo.

-          Es Vicky, ¿lo cojo?

-          Si claro, a ver si necesita algo.

Contesto y le comento que estoy en casa, medio dormida. Vicky se disculpa, dice que se siente mal por haber dicho eso de mí, que sabe que la escuché, que está mal y se disculpa. Yo me aseguro de que ella está ya en casa, y le digo que anularé lo de las fotos con Miguel, que es una tontería.

Miguel lo oye, y se gira, ya definitivamente pues parece que encontró lo que buscaba. Yo cuelgo el teléfono muy amistosamente. Había mentido porque la pobre Vicky se había disculpado, y porque el chaval, bueno, no había sido malo del todo.

Sin darme tiempo a dejar el teléfono, me doy cuenta de que Miguel lo que había cogido, era un preservativo, y que ya se lo había puesto y me estaba agarrando por los muslos para rápidamente, volver a penetrarme, que digo penetrarme, comenzó a empotrarme. Fuerte, rápido, como un martillo. Pam pam pam. Yo gemía bien alto de placer, más más más…

No tardó mucho en darme la vuelta, y seguir follándome por detrás. De cero mil en cinco segundos, después de hablar con Vicky, no me siento mal, que se joda. Porque madre mía que cachonda me ha puesto el tonto este…

-          Follame guarro. Follame fuerte.

Y así hizo hasta que no puedo más.

A la mañana siguiente marche de casa de Miguel, haciendo el paseíllo de la vergüenza hasta casa. Nunca dije nada a nadie, y hoy en día, Vicky y su novio Miguel siguen siendo buenos amigos míos.

Si os gustado, por favor no dudéis en comentarme, eso me anima mucho para seguir contando historias. Gracias