Si quiero.

De amigas a novias después de una cogida.

Estábamos Linda y yo en mi habitación; ambas hablábamos de todo y de nada. Yo sabía que ella tenía sentimientos por mi, pero aún me hallaba muy confundida con todo esto.

–Oye... T-tú...– empecé algo tímida.– ¿Estás segura de lo que sientes por mi?– ella pareció algo sorprendida por la pregunta, pero finalmente asintió. –Muy segura.– nos quedamos en silencio un momento. Ella era muy bonita, castaña con cabello corto y unos ojos cafés muy grandes. También tenía unos pechos bien redondos y unos muslos inmensos, sus labios eran rosados, me preguntaba si eran tan suaves como se veían.

–¿Has besado a una chica alguna vez?– pregunté viendo directamente hacia sus labios. Ella se sonrojó. –N-no, eres la primera chica que me gusta. Nunca me habían atraído hasta que te conocí, entonces por eso no tengo experiencia con ninguna.– contestó algo tímida. –¿Y no te dan ganas de besar a una?– me atreví a contestar acercándome a ella, estábamos sentadas en mi cama, frente a frente.

Linda parpadeo muy sorprendida, yo me acerque todavía más, quedando nuestros rostros muy juntos y nuestros labios a centímetros. –Si es contigo... Si.– fue todo lo que tuve que escuchar para tomar la decisión de besarla. Tome su boca entre la mía, primero despacio, acariciando suavemente sus labios contra los míos. Sus labios si eran tan suaves como lo imaginé, acelere un poco más el beso volviendo algo más rápido y candente. Ella correspondía de a poco, pero empezó a seguirme el ritmo sin problemas.

Me coloque encima de ella, con mis piernas a cada lado de sus caderas, no nos separabamos para nada. Mis manos descendieron de sus mejillas por su cuello hasta llegar a sus pechos, los cuales amase sobre la tela de su ropa, ella gimió despacio contra mi boca ante la acción. Metí mis manos dentro de su blusa y ahora los acariciaba sobre el brasier, era muy delgado por lo cual podía sentir sus pezones endurecerse contra mis dedos, lo desabroché y ahora los acariciaba con todo gusto sin nada que se interpusiera. Se retorció contra mi, nos separamos para respirar un poco, gimió libremente cuando mis besos bajaron a su cuello sin dejar de jugar con sus pechos.

Me aparte un poco, solo para quitarle la blusa y el brasier, ahora con su torso al aire libre aprecie sus bonitos pechos, se veían tan deliciosos que no me resiste más y metí un pezón dentro de mi boca devorandolo con hambre. Con una de mis manos acariciaba el otro pezón y con mi mano libre la iba pasando por su abdomen hasta llegar al borde de su falda, la desabroché para después bajarla hasta los muslos. Mi mano se colocó encima de su vagina aún sobre la tela, ella empezó a mover a sus caderas en busca de fricción. De su bonita boca salían gemidos agudos que me pedían por más, enfoque mi atención en su otro pezón y empecé a hacer a movimiento circulares sobre el clítoris aún cubierto por la tela. Ella se arqueó ante las caricias, me separé de su pezón y fui bajando mis besos por su cuerpo hasta llegar al monte Venus.

–¿Quieres continuar?– ella me miró con los ojos cristalizados, parecía que suplicaban por más. –S-si, sígueme tocando más.– sonreí y bese sobre su clítoris tapado, la tela de su ropa interior ya estaba algo húmeda por las caricias anteriores. Lamí por dónde su humedad había quedado, la sentí estremecerse, bajé el calzón rápidamente. Pase mi lengua por toda su raja, haciéndola gemir, separé sus labios mayores y metí mi lengua para acariciar los menores. Mi pulgar daba caricias en su ya hinchado botón, mi lengua se adentro en su agujero, la metía y la sacaba constantemente. Me apoye con mis dedos, había metido dos fácilmente dentro de ella y con esos daba suaves pero certeras estocadas; mientras mi lengua ahora jugaba con su botoncito, chupándolo y rozando mis dientes contra el.

La sentí temblar, subí mis manos hasta sus pechos para amasarlos mientras seguía con mi cara entre sus piernas, unos segundos más y se corrió tanto que hasta mi cara quedó manchada con sus fluidos. Me separé un poco para ver cómo estaba algo sudada y con la respiración muy agitada por su reciente orgasmo. Le sonríe mientras tomaba algo para limpiar mi rostro: –L-lo siento...– pronunció apenas en un murmullo. –No quería mancharte, es sólo que estuve esperando esto por tanto tiempo. – mordió levemente su labio inferior, se veía tan jodidamente caliente que me acerque hacía ella y empecé a devorarle la boca. –Dejame devolverte el favor.– dijo después de separarnos del beso.

–Claro.– le respondí simplemente, ansiosa por lo que sea que ella quisiera hacerme. Empezó a quitarme rápidamente las prendas que tenía, se dedicó un tiempo a chupar mis pezones pero finalmente me dejó completamente desnuda. Sonrió con malicia y lo que me pidió que hiciera me hizo temblar por completo: –Sientate en mi cara.– casi instantáneamente la obedecí aunque con algo de temor ya que no quería aplastarla, pero ni siquiera me dejó pensarlo cuando ya me había tomado por los muslos y me jalo hacía ella. Solté un gemido cuando su lengua hizo contacto con la raja de mi coño, de arriba hacia abajo pasaba su músculo húmedo en mi intimidad, luego encontró mi clítoris y toda su atención se enfocó en el haciéndome ver estrellas. Yo movía mis caderas en busca de más contacto, sintiéndome desfallecer en busca de mi ansiado climax: –P-por f-favor...– apenas pude pronunciar. –H-haz que m-me corra.– le suplique entre gemidos.

La sentí sonreír contra mi, sus movimientos se aceleraron y tomó control de mis caderas para hacerme mover más rápido. Su lengua se introdujo en mi agujero, mi boca se abrió en una 'o' perfecta, sólo un par de estocadas me hicieron venirme a chorros sobre ella. Su lengua no se detenía, parecía que quería conseguir todos los fluidos que pudiese de mi. Finalmente me aparte y me recosté a su lado, la vi limpiarse de lo que había quedado en su cara, cuando volvió a acostarse la aprace entre mis brazos y la bese como nunca. –Hay que seguir haciendo esto más seguido.– le dije juguetona. Ella se rió un poco: –No hay nadie con quien quiera hacer algo como esto más que contigo.– me respondió tímida. –Entonces seamos novias, así sólo lo haremos entre tú y yo, nadie más. Solo nosotras.– sus ojos brillaron y esta vez fue ella quien me beso de manera muy intensa. Y así que fue, como terminamos siendo pareja y dándonos infinitas noches igual a ésta.