Si no quieres incesto, final parte 1
Carmen se prepara para estar con su marido y su hijo.
Si no quieres incesto, ciérrate de piernas 5ª Parte y final.
Cuando inicie esta serie no tenía planeado dividirla en capítulos, pero según iba escribiendo me di cuenta de que sería muy largo si lo quería contar de un tirón, lo que me llevo a dividirlo en capítulos. Resulto ser una buena idea, pues según me han demostrado los lectores, sirve para mantener la tensión sexual y el interés.
Me han recriminado que la historia acabe sin la participación del padre junto al hijo, aunque no estoy totalmente de acuerdo, pero tampoco creo que perjudique si añado un capitulo extra en que se detalle cómo se desarrollo dicho encuentro y las cosas que pasaron.
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Estábamos los tres tendidos en el suelo, agotados.
- Tu padre se va a sentir decepcionado de no haber participado en esta fiesta- Sus pollas flácidas y húmedas descansaban en mis manos. Antonio me pasaba la mano por el monte de Venus revolviéndome el poco vello que había, me acariciaba el tronco hasta legar a las tetas amasándolas una y otra vez, se me iban hacia los lados sin un sujetador que las retuviera en su sitio, los pezones estaban la altura de sus bocas y me los besaban y chupaban mientras hablábamos.
- ¿Bueno, y si lo repetimos cuando este él?
- Podíamos hacer esta noche una cena familiar, seguro que le gusta la idea.
- Me parece buena idea, hagámoslo.
- Pues vete a dormir un rato, para que esto este despierto esta noche.- Su polla empezaba a despertarse en mi mano.
- Si vamos a la cama que esta noche tenemos faena- Dijo Luis.
- No, esta noche no estás invitado, será una cena familiar- Dije. -Ya lo repetiremos contigo en otra ocasión.
- Me cago en la leche y que hago esta noche mientras os imagino aquí follando como locos. Me voy a matar a pajas. Mira como se me pone nada mas pensarlo-. Se arrodillo y me la mostro cogiéndola con la mano.
- Dámela, ponla en mi boca. Tómalo con una compensación
Se sentó a horcajadas sobre mí y me la puso a la altura de la boca. Antonio, mi hijo, tumbado en el suelo poca abajo, se metió en medio de mis piernas. Me busco con su boca, al sentir su aliento en mi coño abrí las piernas, su lengua separaba mis labios y se introducía en mi interior como si fuera un pequeño pene, me la metía y sacaba, su nariz rozaba mi clítoris, calentándome con su respiración.
Luis ya tenía su miembro completamente erecto, y lo sujetaba con la mano forzándolo hacia abajo para que yo pudiera meterlo en mi boca, la posición era muy incómoda por lo que me levante apoyando los codos en el suelo. Sin poder cogérsela, el literalmente me follaba la boca, mientras que me sujetaba por la nuca.
Me encantaba ser utilizaba sexualmente por dos adolescentes salidos. Me sentía como una puta y me gustaba. Esa sensación ya la había sentido con mi marido cuando me entregaba a sus amigos, pero sentirme así con mi hijo y la posibilidad de que me utilizase, me calentaba como nunca había estado.
Antonio a la vez que me chupaba el coño me había metido dos dedos con los que me follaba, empujaba más y más como si quisiera meter la mano. Me gustaba lo que me estaba haciendo.
- Sigue, sigue, hay que gusto dios mío, me vas a matar. Como me gusta lo que me haces.
Esto no sonaba así de bien, la polla de Luis no me dejaba casi hablar. La saliva resbalaba de mi boca por la barbilla hasta quedar estancada en mi cuello. Su miembro se introducía en su totalidad hasta golpearme sus testículos en la barbilla, donde al retroceder arrastraban hilos de saliva que caían sobre mis tetas.
Antonio había conseguido meter otro dedo, y seguía con su comida de coño, sacaba todos los dedos y me pasaba la lengua un par de veces arriba y abajo apretando bien contra mis labios hasta llegar al clítoris, donde me producía convulsiones de placer, que se ahogaban en mi garganta tapada. De vez en cuando paraba y metía toda su polla dejándola quieta contra mi campanilla produciendo que me asfixiara. La nariz tapada por los restos de saliva, y mi boca sin hueco por donde pudiese entrar aire.
- Me asfixias, despacio. Agg.
Antonio ya iba por el cuarto dedo, yo me sentía como se aproximaba el orgasmo.
Luis seguía a lo suyo, de repente paro. Su polla palpitaba dentro de mi garganta, no podía menearme, me tenia sujeta por la nuca cuando empezo a eyacular en el fondo de mi garganta directamente. Notaba como sus chorros golpeaban al fondo, tenía que tragar una y otra vez buscando aire. AL final paro y me dejo la cabeza en el suelo, tenía la cara llena de saliva y con la tos que me producía haberme atragantado, expulsaba restos de semen que fueron contra el pecho de su dueño. Que al verlo se lo restregaba partido de risa.
- Ha sido fenomenal, Carmen esta mamada la recordare toda la vida.
Carlos había conseguido meter el quinto dedo y tenía casi su mano dentro de mi coño. Le agarre la muñeca, y despacio le dirigí poco a poco hasta que entro toda dentro de mi vagina. Empezó a menear su mano en un movimiento de mete y saca que hizo que explotase en un orgasmo salvaje. Le inmovilice la mano mientras mis convulsiones me llevaban al borde del desmayo. Me quede así un poco sujetando su mano, me sentía agusto así, sabiendo que era a él a quien tenía dentro.
Saco su mano húmeda de mi, y se incorporo quedando apoyado en un brazo mientras me acariciaba por fuera, extendiéndome mis flujos por los labios del coño que s veían rosados y abiertos.
- Voy a ducharme, y a pensar que hago para esta noche.
- Yo te lo digo. De plato principal, Carmen al semen familiar.
Me fui riendo, y muy feliz. Había dado el paso que deseaba, y me sentía agusto.
Pase la tarde de preparativos, Carlos no había podido venir a comer, era lo habitual. Por eso no me pillo de sorpresa.
Me depile entera, repase el coño dejándole solo una tira de pelo en el pubis y el resto completamente rasurado, los labios de mi coño sin pelos destacaban obscenamente. Elegí lo que me iba a poner y lo volví a guardar para que Carlos no lo viera hasta el momento de la cena.
Prepare la mesa en el salón y lo ambiente con velas y luz suave. Me sentía como una puta preparándome para una orgia, la única diferencia es que era una orgia familiar, que hacía que me sintiese aún más puta. Y me encantaba pase toda la tarde caliente pensando que me iban a follar los dos machos de la casa. En realidad hay tres, pero ese día solo participarían dos.
Antonio se paso toda la tarde durmiendo, mejor, lo quería fresco y recuperado para la cena.
A las 10 llego Carlos del trabajo, nada más entrar me agarro por el culo pegándome a él.
- Vengo hecho un venado, llevo toda la tarde caliente nada más que pensando lo que he visto por el ordenador. Ahora tenemos que repetirlo, ¿esta Antonio?
- Esta durmiendo, a hora lo despierto para que cenemos los tres juntos.- Me fui a su habitación para despertarlo. – Abrí la puerta y dormía desnudo encima de la cama. Carlos se asomo por encima de mi hombro mirándolo.
- Lo has dejado agotado, so puta.- Se restregaba contra mi culo mientras su mano me tocaba el coño por encima de la ropa.
- ¿Le has comido la polla y has hecho que se corra en tu boca?
- Si, casi me atraganto.- Venga vete que le despierte, ya tendrás ocasión de verlo en directo.
Carlos se fue a duchar y yo desperté a Antonio cogiéndole la polla y mordiéndola un poco hasta hacer que se despertase. Al sentir el mordisco se despertó y agarrándome a cabeza intento retenerme. Me escape con su sabor en mi boca.
- Dúchate y vístete que vamos a cenar.
- Para que quieres que me vista, paso de cenar. Pasemos directamente a los postres.
- Si no te vistes, no te puedo desnudar, tú verás. – Le di un beso en la boca.
Cuando terminaron, me puse yo a arreglarme. Puse la ropa encima de la cama y me fui a la ducha. Ya limpia y perfumada me fui poniendo el conjunto que había sacado para la ocasión. Empecé poniéndome un corpiño con liguero, que me ceñía la cintura y recogía mis tetas levantándolas y haciéndolas parecer aún más grandes, al igual que mi culo que al apretar mi cintura sobresalía haciéndolo más provocativo. Me puse las medias enganchándolas al liguero y para rematar unos tacones de aguja de 10cm.
Para la ocasión decidí depilarme completamente el coño, parecía una quinceañera preparándose para su primera cita, una cita romántica con mi marido y mi hijo. Y Por último para rematar mi atuendo, me puse un consolador anal que simulaba una cola de caballo. Me puse una bata de seda corta, apenas lo suficiente para taparme el culo, la cola de caballo colgaba por debajo, la bata se cruzada por delante, el canal entre mis tetas se veía al aire, mis pechos se bamboleaban libremente en su interior provocándome que los pezones se erizasen con el roce de la suave tela.
Baje a la cocina y me encerré por dentro echando el pestillo para que no me molestasen, prepare unos canapés, nada sofisticado, para poder terminar pronto y no apestar a cocina.
Oí golpes me gire y vi a mi marido que a través del cristal llamada y me decía que abriera. Me hice la tonta y me gire de espaldas, le debía gustar lo que veía porque llamaba insistentemente pidiéndome que le abriera. Yo me hacia la sorda con el fin de calentarlo, sabía que le gustaba mucho la cola de caballo y me agachaba continuamente para sacar cosas de los armarios y darle una visión completa de mi culo con el consolador insertado y la cola colgando a lo largo de mis piernas, meneaba el culo haciendo que la cola se menease a un lado ya otro como si estuviera viva.
Los golpes en la puerta se intensificaron, Antonio estaba al lado de su padre y los dos me devoraban con los ojos.
CONTINUARA