Si no quieres incesto ciérrate de piernas. 2ª Part
Carmen tiene una conversación con su hijo que no esperaba
Segunda parte. Si no quieres incesto, ciérrate de piernas.
Una vez se me paso el calentón, mi cabeza me daba mil vueltas y me decía que no podía dar ese paso, yo lo deseaba con todo mi cuerpo pero veía todas las implicaciones y me daba mucho miedo, además estaba mi hija Ana, de la que no he hablado y corría el peligro de que se enterase. Y eso si que no entraba en mis planes, por nada del mundo me gustaría meter a mi hija en esa situación, y que se enterase de que su madre era una ninfómana, admitía que tenía unas ganas locas se sentirme penetrada por el pollón de Antonio, digo pollón porque así es como yo me lo imaginaba por el bulto de su pantalón, sobre todo cuando iba en pijama, pero realmente nunca se la había visto de adulto. Me lo imaginaba follándome el culo mientras sus huevos golpeaban mi coño.
Carlos no hacía nada más que insistirme, cada vez que follábamos fantaseaba con la idea de ver la polla de mi hijo bombeándome y llenándome de leche todos los agujeros, me contaba infinidad de situaciones morbosas, con el fin de convencerme. Dejaba la puerta de la habitación abierta mientras teníamos sexo, y cuando me hablaba, no bajaba el tono de voz, como queriendo que Antonio oyera lo que me decía, como:
- No te gustaría desayunar sentada en la polla de Antonio mientras yo te miro.
- Te imaginas viendo los tres una porno y tú en medio, mientras te metemos mano.
- Te gustaría que comiera el coño lleno de su corrida.
Con ellos conseguía ponerme a cien, y estallábamos en unos orgasmos que hacía tiempo que no teníamos juntos.
Cada vez que me pedía que vistiese más sexy y sin ropa interior, sobre todo cuando venia Luis, el amigo de Antonio. Faldas muy cortas con las que yo me ponía con tanga, intentando parecer menos evidente, camisetas ajustadas y con mucho escote. O camisas muy livianas que dejaban poco a la imaginación.
Un día que tuvimos sexo con el grupo de los amigos de Carlos, mientras uno me la estaba metiendo por el culo a cuatro patas y tenía otras dos pollas peleándose por entrar en mi boca dijo.
- Sabéis que Carmen tiene en mente tirarse a nuestro hijo.
Hostia con la Carmen, realmente eres la más caliente de todas. ¿Habrá que poner a resguardo a nuestros hijos?
- Es solo una fantasía, no le hagáis caso. Decía mientras ellos me seguían culeando y demás. Pero a tu hijo Alberto, sí que me lo tirare y te lo contare, le dije a Esteban que fue quien hablo.
- Bueno, pues ya nos contaras si lo haces con Antonio.
- Lo dudo, como os he dicho solo es una fantasía. Pero ya os gustaría a vosotros.
Antonio por su parte, no me acosaba ni nada por el estilo, simplemente me devoraba con los ojos cada vez que tenía oportunidad de ver algo. Yo a pesar de la insistencia de Antonio me volví mas recatada, no me atrevía a dar el paso y procuraba no provocarlo.
Un día mientras desayunábamos, me dijo que porque no me ponía ya la camiseta de tirantes.
- Pues porque no es lo más apropiado, ese día fue un descuido, y tu no debiste ver lo que viste.
- Venga mama, si te exhibiste aposta.
- Eso no es cierto, simplemente se me olvido que esa camiseta no tapaba nada.
- Vale, pero de todas las maneras estas muy guapa con ella, no me extraña que a papa lo tengas siempre en celo. Además cada vez vistes más sexy y provocativa.
- Niño, que manera es esa de hablar. Un poco de respeto con tu madre. Eso lo hago porque a tu padre le gusta verme sexy.
- Si pero es que también te vemos los demás. Todos mis amigos me dicen que querrían tener una madre como la mía, aun así vuelvo a repetirte que me gustas con esa camiseta.
- ¿Si?, y eso es lo que te dice Luis.
- Pues sí, te recuerdo que él te vio con la camiseta, y aunque no debería decírtelo, cuando termino de desayunar se masturbo en la habitación pensando en lo que le habías enseñado.
Aunque ya me lo había imaginado, el oírlo me calentó. Me imaginaba a Luis con la polla en la mano masturbándose pensando en mí.
¿Y tú, que hiciste mientras él se masturbaba?, mirar.
- Mama, soy un hombre y aunque tú seas mi madre ese día me calentaste, y si, ese día nos masturbamos los dos pensando en ti.
- Te parece bien masturbarte pensando en tu madre y además a la vez que tú amigo. Seguro que encima haríais comentarios sobre mí.
- Yo no, solo él.
- Si, y que decía.
- Mama, no me obligues, ya está bien. Es normal que nos excitáramos tu no parabas de enseñarnos tu coño.
- Niño, esa boca. ¿Y que decía tu amigo?
- Está bien, ¿lo quieres saber? Hay va. Que eres una puta y que te gusta provocar, que te follaría hasta hacerte gritar de gusto y que te la metería por todos lados, que se correría en tu boca inundándotela.
- Yo me hacia la sorprendida, pero era lo imaginable. Y tú no hacías comentarios, claro.
- Bueno, alguno.
- Si, ¿como cual?
- Joder Mama déjalo ya.
- No, quiero que me lo digas.
- Pues que podría decir, que si no fueras mi madre te follaría yo también, que me gustaría darte por culo y hacerte gritar hasta que se enterase papa.
- Por cierto, cuéntame que paso la noche anterior.
- ¿A que re refieres?
- Creo que lo sabes de sobra.
Note como se ponía colorado y muy nervioso. Sus manos no paraban, cogía un vaso lo dejaba, miraba hacia todos lados menos a mí.
- ¿Y bien?
- ¿A qué te refieres en concreto, no sé de que hablas?
- Mira, cuando me desperté tenía el camisón lleno de restos de semen, y tu padre jura que él no fue. Y le creo porque me lo puse limpio cuando él se fue a la cama y a la mañana siguiente le desperté yo.
- Está bien, nos masturbamos Luis y yo encima de ti. Cuando entramos estabas completamente desnuda de cintura para abajo y el perro te estaba chupando el coño. Apartamos al perro, pero ya estábamos excitados.
- ¿Solo paso eso?
- Bueno, te tocamos un poco.
- ¿Como de poco?
- Yo te toque las tetas y Luis te metió dos dedos en el coño. Pero duro poco porque de lo excitados que estábamos viéndote así nos corrimos de pronto. Los chorros de semen cayeron encima de ti y no nos atrevimos a limpiarte por si te despertabas.
- Bueno, ya está bien no quiero oír hablar más del asunto, este tema se ha acabado. La próxima vez que vayas a volver a casa avisa, así evitaremos que esto vuelva a pasar. Y tú no te olvides de que soy tu madre. Y esto se lo voy a contar a tu padre.
- No mama, no lo hagas. Te prometo que no volverá a pasar.
- Vale, será nuestro secreto, pero no vuelvas a hacerlo. Por mucho que te excite, soy tu madre.
- Vale, de acuerdo. Pero no guardes muy al fondo del armario la camiseta.
- ¡Antonioooooo…..¡. Le decía mientras que le daba de cachetazos en cabeza y hombros partida de risa.
Antonio es un buen mozo. Mide algo más de 1.80, atlético y muy bien formado, en eso se parece a su padre. Moreno con ojos verdes. Un tío guapo, vamos. Pero que voy a decir yo.
La conversación me excito tanto, me lo imaginaba follándome y me moría de ganas de tenerlo dentro de mí. Su pene se adivinaba grande, me lo imaginada como el de su padre, que sin ser excesivamente largo, unos 18 cm, si era bastante grueso, lleno de venas que surcaban su tronco, y en su extremo un prepucio que costaba meterlo en la boca al principio. Sentirlo dentro de ti rellenándote bien el coño, deslizándose a dentro y afuera hasta que la lubricación de mis jugos iba poco a poco facilitando la penetración, era un gustazo, encajar eso en el culo era ya más laborioso pero muy, muy, excitante sentirse taladrada por ese aparato.
Me fui al dormitorio y destapando a Carlos, le cogí el pene, lo tenía morcillón. Le eche un salivazo desde arriba viendo como caía, y empecé a masturbarlo suavemente, notaba cómo reaccionaba a mis caricias e iba engrosando en mis manos.
Carlos fue despertando. Me agache y comencé a lamerle el prepucio que empezaba a segregar el liquido preseminal, tenía un sabor entre dulce y salado. Me lo fui introduciendo en la boca, a cada vez un poco más, despacio sin prisas, notando sus palpitaciones en mi boca. Su tronco cada vez profundizaba mas en mi boca, completamente ensalivada, hasta conseguir tocar con mi barbilla en su pubis y ahí mantenerla un poco para volver a empezar arriba y abajo. Carlos me sujetaba la cabeza impidiéndome sacarla cuando la tenía toda dentro de garganta. Cuando la saque, chorros de saliva salían de mi boca hiendo a caer encima del pene, que estaba al máximo de su erección y se veía todo brillante.
- Métemela, fóllame como si fueras tu hijo. Reviéntame con esa polla.
Carlos se incorporo y poniéndose detrás de mí me agarro por las caderas y puso la cabeza de su pene en la entrada de mi coño, la polla completamente ensalivada, se abrió paso con facilidad. El movimiento era lento notaba como mi coño se abría poco a poco dejando entrar su tronco mientras su prepucio iba abriéndose paso. Cuando lo tuvo todo dentro, empezó a acelerar el ritmo. Me puso la mano en la cabeza y me obligo a apoyarla en la almohada. Su pene golpea el fondo de mi útero mientras sus cojones se balanceaban al ritmo de las acometidas golpeándome en el clítoris.
- Que te estás imaginando, guarra. ¿Qué es la polla de tu hijo la que te taladra?
- Si, si, fóllame Antonio, folla a tu madre, rómpele el coño.
Al oírme decir eso Carlos se excito a un mas, su ritmo acelero y sus embestidas cada vez eran más fuertes. Su polla enraba y salía de mi coño inundado de jugos.
Carlos metió un dedo en mi coño mientras seguía follándome, eso hizo que le roce su polla dentro de mi fuera aun mayor llevándome al borde del orgasmo. Saco su dedo empapado de jugos y empezó a pasarlo por mi ano. Daba vueltas con la yema del dedo haciendo presión y consiguiendo que poco a poco mí ano se dilatara.
- Mételo ya Cabrón, no me martirices.
- Pídemelo bien.
- Méteme el dedo hijo.
Me lo termino de meter, e inicio un mete saca que me lo termino de dilatar. Cuando estaba a punto de correrse la saco y poniéndola en mi ano empujo hasta meterla de golpe. Yo culeaba buscando su penetración lo más profunda posible, su pene exploto en una corrida que me inundo por dentro a la vez que yo estaba en un orgasmo imaginándome que la corrida era de Antonio y que era el que me había follado.
Me saco el pene todavía erecto, y me dijo al oído.
- Te voy a limpiar el semen de tu hijo.
Y empezó a comerme el culo, penetrándome con su lengua como si fuera un pene. Notaba como salía su corrida y como la recogía con su boca.
Cuando termino me cogió la cara y volviéndomela me dio un beso con la boca llena de semen.
- Toma saborea la corrida de tu hijo. Eso me hizo llegar a otro orgasmo mientras tocaba mi ano que todavía rezumaba de su corrida.
- Cuando piensas follártelo.
- Pronto, muy pronto.
En ese momento supe que ya no habría marcha atrás y que inevitablemente terminaría follándome a mi propio hijo, cosa que no me disgustaba en absoluto, más bien todo lo contrario, lo deseaba con todo mi cuerpo.
Continuara si tengo vuestro apoyo. Vuestros comentarios me ayudan a mejorar el relato, hacerlos por favor.
Nota. No utilizo el facebook, por lo que rogaría que no lo pidáis.
Al Messenger no agrego a nadie que tenga puesta foto, me gusta saber que no hablo con menores.
Un beso a todos y gracias por los comentarios.
Carolo.x@hotmail.com