Si la muerte hoy viniera a visitarme
De todas formas no todo acabara ahí, también paseare mi sexo cerca del tuyo, la punta de tu polla rozara la entrada de mi coño, y me la meteré y me la sacaré justo cuando yo quiera, elegiré cuanto quiero sentir de ti
Si la muerte hoy viniera a visitarme
Ahora todo es oscuridad, no puedo ver, soy incapaz de abrir los ojos y aunque pueda abrirlos no quiero pensar en lo que puedo ver. Ahora mismo no recuerdo nada, solo la bebida, la música, el ambiente y poco más. Salimos del bar y fuimos todos derechos al coche. Alex insistió en conducir, no fue culpa suya, nadie se negó ni reparó en todo lo que habíamos, Alex también, consumido aquella noche. Supongo que fue inevitable. El accidente fue inevitable.
Sigo recordando y, aunque no pueda ver, no tengo miedo, no sé que me espera ni tan siquiera lo que he vivido, solo sé que lo peor ha pasado, tiene que haber pasado ya. Creo que todo fue hasta cierto punto lógico. Nadie se sube a un coche pensando que a los pocos minutos se estrellara contra otro coche. Nadie expone su vida sabiendo que lo esta haciendo. Todo es una sucesión de hechos. No fue nuestra culpa, ni la de Alex. Es sábado, trabajamos duro y queremos divertirnos, salimos y bebemos, pasamos nuestro poco tiempo libre de la mejor forma que queremos y podemos. Al fin y al cabo solo buscamos un sentimiento, el sentirnos plenos y capaces de todo y eso nos lleva a perder el miedo, la cabeza, el control, y todo termina teniendo una siniestra lógica. No teníamos que haber dejado a Alex conducir, pero ¿quien piensa en la muerte un sábado noche?
El caso es que no sé dónde estoy, sigo sin ver y, a pesar de creer que lo peor ya pasó tengo miedo. Tras subir al coche, lo siguiente que recuerdo, es la música, las risas dentro del coche y luego el accidente, luego hay oscuridad y luces, la policía, las ambulancias, probablemente el SAMUR, no lo sé, no importa. Algo que recuerdo, quizás lo ultimo que haya visto, es a mi amigo, a Jorge, con la cabeza abierta a mi lado, siento su sangre en mi cuerpo, no sé como pero es lo que siento, lo tengo a mi lado y su cuerpo, su cara, parecen estar reventados.
Oigo pasos, no sé quien es. Imagino que estoy en un hospital y que viene alguna enfermera o algún doctor. Creo que he tenido suerte, no como Jorge. ¿Cómo estarán Robert y Alex?
¿Cómo te sientes?
No lo sé, siento frío. ¿Cómo están mis amigos?
Bien, pero ahora no te preocupes por ellos.
No puedo ver.
De nuevo más silencio, no sé el motivo pero mi acompañante no dice nada más. No sé que sentir ni tampoco que hacer. ¿Qué es lo normal en una situación como esta? ¿Es normal que siga sin ver? No entiendo nada pero es que no sé que debería entender ni sentir. Ojalá fuera un mal sueño pero no lo es, el dolor, el miedo, la sangre de Jorge, todo es real.
Oigo más pasos y creo notar unos labios que me besan. Son fríos, tanto como el tacto de una mano que me acaricia la cara, ¿qué esta pasando? No consigo reaccionar ni decir nada, sólo respondo a las caricias y mi lengua busca ese tacto frío. Tampoco veo, solo creo sentirme tumbado en una camilla, boca arriba expectante y entregado a lo que pase. Sus labios, no sé bien los de quién, besan mi cuello. Noto como su cuerpo asciende por el mío de tal forma que sus pechos, unos pechos y un cuerpo de mujer, duros pero a la vez inertes, quedan a la altura de mi boca. Creo que es el instinto el que me hace morderlos, pasar mi lengua por los pezones y atraparlos con mi boca para seguir comiendo esas frías y apetitosas tetas. Las noto endurecer a medida que mi boca sigue mordisqueando. La siguiente parte de su cuerpo que puedo besar es su abdomen, un abdomen duro y gélido. No puedo razonar los motivos de mi excitación, aun permanece en mi, aunque muy vagamente, los recuerdos del accidente y de los sesos de Jorge esparcidos en el asiento trasero, pero aún así el instinto animal no me deja abstraerme del cuerpo que me besa, que me acaricia, que a pesar de no notar su tacto pero que me tiene a su merced para todo lo que desee. No noto el endurecimiento de mi polla debido a la perdida de sensibilidad pero si noto a mi mente calentarse, ir a mil por hora y que en ese peculiar momento de mi vida solo podía pensar en sexo y en que era un esclavo privado de voluntad, de vista y de movimiento y que estaba rendido ante alguien a quien no podía reconocer en esos momentos. De nuevo oí su voz.
- Te voy a comer la polla. Ahora estas cachondo, así de claro, prácticamente no recuerdas que haces aquí, ni a tus amigos ni nada de lo acontecido esta noche. Sólo te importa tu verga, que la verdad es que debido al golpe tu cerebro no recibe ninguna sensación procedente de muchas zonas de tu cuerpo. Aún así esto te excita, te excita tanto que has olvidado que fuera de aquí hay un mundo. Te has olvidado de la cabeza de Jorge, del resto de tus amigos, de tu familia y de todo lo que no esta encerrado con nosotros. Eso no importa ahora, no te importa. Quiero que oigas lo que te haré: primero besare y acariciare tu pecho, tú no podrás sentirlo, por eso te lo narro igual que haré con todo lo qué vas a vivir. Luego bajare hasta tu sexo o, mejor dicho, hasta tu polla. Dicho así te excita más. Y pasare mi lengua a lo largo del tronco de tu verga. Te masturbaré mientras acerco mi boca a ti mientras espero que expulses un poquito de tu leche para poder bebérmela. Seguro que eso te gusta, ya lo creo. Seguiré acercando mi boca a tu polla, primero a la cabeza, me la tragare y chupare para luego escupirte y jugar con mi saliva y tu sexo. Mi lengua bajara por tu verga hasta llegar a tus huevos y mis manos se encargaran de acariciarlos. Abriré bien mi boca de puta y meteré en mi tu polla, me llegara hasta la garganta y sólo entonces moveré mi boca arriba y abajo, muy lentamente al principio para, más tarde, ganar velocidad para que termines corriéndote en mi boca. Retendré tu leche en mi boca para besarte, para que tu también la pruebes. ¿Alguna vez te has tragado el semen de alguien? ¿NI el tuyo tras pajearte? Será la primera vez que bebo leche humana, segura que estará tan caliente y espesa que me gustara. ¿a que estas excitado, cariño?
De todas formas no todo acabara ahí, también paseare mi sexo cerca del tuyo, la punta de tu polla rozara la entrada de mi coño, y me la meteré y me la sacaré justo cuando yo quiera, elegiré cuanto quiero sentir de ti, si mucho o poco, elegiré también la velocidad, la forma de hacerlo, eres un muñeco, un pelele y te voy a follar como nunca te lo han hecho.
Yo no tengo voluntad, no puedo decir que no y aunque pueda soy incapaz de moverme y salir corriendo. La verdad es que tampoco huiría. La mezcla de miedo, excitación y morbo me tendrían paralizado, no quiero huir escapar aunque este asustado. A decir verdad si que soy un esclavo, soy sumiso en esta situación, no me queda otra y además me gusta. Sólo puedo mover mi boca y eso me excita. El cerebro es nuestro órgano sexual más importante y aunque no sienta gran parte de mi cuerpo si piensa y siente mi cerebro y lo que ahora siente son ganas de follar, de meterla y de hacer todo lo que ella diga.
Estoy comenzando a gemir, mi excitación es cada vez más fuerte y me imagino con mi polla dura e enhiesta ante mi acompañante.
Ella se acaba de sentar a horcajadas, con cada una de sus piernas a un lado de mi cara. Esta bajando su cintura y puedo notar la humedad de su sexo. Yo no puedo hablar, estoy atenazado, en cambio ella dice:
- ¡Cómeme el coño! Voy a bajar mi cuerpo hasta que tu nariz quede dentro de mi coño. Con mis dedos abriré mi raja y más te vale que sepas como comerla, cabrón.
Aquel lenguaje, entre lo chabacano y pornográfico me esta calentando más aún, me esta gustando ser tratado así. Lo reconozco, me gusta su actitud dominante, me gusta su lenguaje barriobajero, me gusta no saber quien es y me gusta la frialdad de su cuerpo, la frialdad que ha notado mi boca.
Es cierto, prácticamente tengo mi nariz inmersa en su sexo. Apenas tengo sitio para maniobrar pero aún así muevo mi lengua y consigo succionar su clítoris, rozarlo con mi lengua poco a poco y sentir como se sigue mojando, estirándolo ligeramente, con tacto.
- Así me gusta, te lo vas a comer todo, cerdo. ¿Sabes que haré? Viene otra amiga mía, te va a tomar la polla y la rozara contra su clítoris. Puede que así consigamos reanimarte.
No sé si viene alguien más o no, pero todo esto me encanta, el sentirme qué soy el objeto de dos mujeres. De todas formas no tengo tiempo para pensar en quien viene o no ya que yo sigo comiéndome la rajita a mi nueva amiga, lamiendo lo más rápido que puedo, doblando mi lengua para alcanzar un mayor grosor y hacerla gozar aún más, variando la profundidad de la penetración oral, metiendo y sacando mi lengua de ella, follandola con la única parte de mi cuerpo que responde. Es el coño más maravilloso que he probado nunca.
Seguí lamiendo hasta que mi acompañante estallo en un brutal orgasmo, sentí como inundaba mi boca. Tras eso la nada, viví aquella noche como la más larga e intensa del año, la viví con amor y absurdidad ya qué fue para mi la última.