Si, es Mi Chica de los Tatuajes
Nada que agregar, este relato no tiene rosas, solo placer... Continuación de "Malvada y Dominante"
Es curioso, siempre me han considerado una mujer débil por mi físico, incluso muchas veces me han intentado dominar de alguna forma, o sencillamente pasar por encima, pero existen un dicho en mi país que uso mucho en esos casos, “más alto son los arboles, e igual los perros lo orinan”.
Mi Chica de los Tatuajes mide unos 1,70mts, si lo combinamos con unos ojos grises llenos de delineador, un cabello corto rojo que le cubría parte del rostro, y una cantidad enorme de tatuajes, dan el toque perfecto a su mirada de “voy a partirte el culo si me hablas”, sencillamente solo podría describirlo como “erotismo erótico”, si quieren un término mas exacto.
Pero la realidad, es que esta intimidante mujer estaba completamente entregada a mí, no nos engañemos, no hablo de nada romántico ni rosas, ni besitos, lo de nosotras era morbo, ganas de dar y recibir todo el placer que nuestros cuerpos sean capaces de recibir.
En pleno taxi no pude aguantar las ganas de sentirla, recordé que debajo de su minifalda no tenia prenda alguna, y no me costó mucho meter mi mano entre sus piernas y empezar un rítmico pero profundo masaje en su clítoris.
Su respiración empezaba a entrecortarse, su boca y la mía nos pedían a grito un beso largo y apasionado, fuerte, rudo, que nos doliera, pero no era el lugar, quería tenerla completa para mi, y disfrutar cada uno de los besos plenamente.
Gracias a dios vivía muy cerca, cuando llegamos mi mano estaba empapada, y mi Chica daba la impresión de que se había sentado en algún sitio mojado, pagamos, y entramos a su casa, era grande, pero parecía vacía.
No dio tiempo para un tour, nos besamos apasionadamente desde la sala hasta su habitación, claro, como no podía ser de otra forma, repleta de afiches de innumerables bandas de rock “come gato” como diría mi mejor amiga, pero me encantaba su aura nada cargada y desentendida, a pesar del exceso de carabelas.
Me separe un momento de mi Chica, la mire a los ojos fijamente, y le ordene. –Quítate la ropa, mi Chica de los Tatuajes. Cuando empezó a quitarse la ropa, le dije. –Pero hazlo lentamente, muéstrame que estoy a punto de entregarme. De su boca salió una sonrisa picara que me hizo recordar a mi pareja, que aunque no le llegaba, no tenía nada que envidiar.
Empezó a moverse sensualmente, cerró sus ojos y se dejo llevar por una música imaginaria, la verdad era hermosa, una mujer con un cuerpo no de grandes curvas sino fuerte, de varias horas en el gym, se saco la franela y pude ver sus pechos, ni muy grandes, ni muy pequeños, perfectos para llevárselos a la boca y morderlos dulcemente.
Bajo su falda con gracia y pude apreciar mejor sus piernas largas y definidas que estaban hechas para ser besadas, su blanco y depilado cuerpo, contrastaba con un hermoso hilo de pelo negro en su monte de Venus, como mostrando el camino a las tierras prometidas, sencillamente sublime.
Cuando termino de desvestirse ya yo estaba más que excitada, mi entrepierna estaba completamente en llamas y mi hilo estaba completamente empapado por mis jugos, la mire directamente a los ojos y me senté en la cama con las piernas abiertas.
Levante mi vestido, y le dije. –Lo quieres? Ven y devóralo haber si te ganas lo que deseas. No dudo ni dos segundos, se arrodillo ante mí, y con un hambre impresionante movió mi húmedo hilo, y devoro mi entrepierna, sus movimientos eran violentos, pero hábiles, se notaba la experiencia que tenia.
El placer me envolvía, echaba mi cabeza hacia atrás, cerrando mis ojos y mordiendo mis labios para no darle el gusto de escuchar mi respiración agitada y mis gemidos entrecortados, agarre su cabello con fuerza, y apreté su cara contra mi vulva para aumentar el contacto.
Su culo se veía hermoso desde esa posición, arañe su espalda con mi mano libre, y mi Chica reacciono con un fuerte gemido, no tarde mucho en correrme como hacía tiempo no lo hacía, fue duro, fuerte, profundo, casi pierdo el sentido por momentos, pero como pude mantuve la compostura y le agarre el rostro.
-Bien hecho mi Chiquilla, ahora tendrás lo que deseas. Recosté la mitad de su cuerpo en la cama, dejando sus glúteos en pompa completamente a mi merced, tenía en una de sus mejillas traseras la marca de mi mano todavía viva de los azotes que le había dado en la tienda.
Acaricie delicadamente su glúteo con mucho cuidado, me agache y pase mi lengua en las marcas, y deje llevar el surco por toda su espalda, me incorpore, y sin más preámbulos levante mi mano para darle el más fuerte y sonoro azote, mi Chica intento gritar ahogadamente, pero antes de que pudiera hacer nada le propine otro azote, tan fuerte o incluso más que el anterior, y otro, y otro.
Fueron 10 azotes rápidos, pero muy fuertes, con cada azote, un grito de dolor Salía de mi Chica, apretaba sus sabanas con sus manos como podía, mi mano me ardía, pero la sensación de la piel caliente de sus glúteos era intoxicante, mi Chica volteo su rostro para verme y sus lagrimas brotaban llenando su bello rostro de delineador.
Pero mi Chica era valiente, a pesar de tener los glúteos al rojo vivo no dijo nada, incluso movía su cola como pidiendo más castigo, pero tenía otros planes para ella, metí un par de dedos en su vagina, mientras pasaba mis uñas esta vez no tan fuerte sobre su espalda.
Aumentaba el ritmo de la penetración gradualmente, a la vez que pase a agarrar su cabello para jalarlo hacia mí, y poder ver su rostro borrado de puro placer y sus senos moverse al ritmo de las embestidas.
No pude soportar más y pare de penetrarla con mis manos, y luego de darle otro dulce azote la voltee con fuerza para que quedara con las piernas abiertas y de espalda sobre la cama, verla asi de cerca, sencillamente fue maravilloso.
Retome la penetración con mis manos y baje mi rostro hasta sus pechos, llevaba casi toda la noche esperando por tenerlos en mi boca, saborearlos, y por sobre todo morderlos, me divertí un rato con ellos, y cuando estuvo a punto de acabar apreté duro con mis dientes en sus pezones.
Su grito fue instantáneo, levante mi cabeza para ver su rostro lleno de morbo, dolor pero por sobre todo placer, apreté con mis dedos su pezones y retome esta vez mas violentamente la penetración con mi otra mano.
Esta vez mirándola a los ojos le permití el orgasmo, este llego acompañado de un grito a todo dar, sin penas, si miramientos, un orgasmo que llego desde el más profundo rincón de su ser, me acerque a sus labios y le di un dulce beso.
Nos acostamos juntas, y por un rato largo estuvo sobre mí, mientras acariciaba sus adoloridos glúteos, y sus todavía erectos pezones, tal vez fue lo cansadas que estábamos, pero nos dormimos profundamente al rato.
Desperté y todavía dormía, recogí mi cartera y sin ponerme mis tacones como pude Salí de la casa, no deje notas, ni mensajes, mi Chica de los Tatuajes sabía lo que éramos, o mejor dicho, lo que no éramos, ella tenía su pareja, y yo tenía a mi Ella, no hacían falta explicaciones.
Salí de la casa cual vampira sufriendo la inclemencia del sol, y reviso mi teléfono, tenía dos mensajes, uno de Ella, y otro de la Señorita, sabia cual de los dos debía responder primero, pero como siempre, nunca hago lo que debería hacer.
Continuara….