Si el negro me llama voy...

Desde que el negro comenzó a cogerme acostumbré a estar preparado a sus llamadas

He de decir, que tras el primer encuentro con el negro el más sorprendido de lo que disfrutó fue él. Yo quedé encantado. La sensación de ver ese cuerpo desnudo negro con ese pollón negro me volvía loco de placer.

Cuando le apetecía que le chupara la polla o follarme, me llamaba y yo acudía. Como vivo con mi novia acostumbré a estar preparado, siempre limpio y depilado, y con el lubricante. Casi siempre me llamaba los fines de semana por lo que no era complicado.

Recuerdo con especial satisfacción un sábado que me llamó para que fuera a su casa. Acudí lo más rápido posible. Tras cerrar la puerta comencé a acariciarle el paquete, en seguida se puso duro, le desabroché los pantalones, me agaché y comencé a chupar aquella polla negra, rica, venosa...Me encantaba, no he probado otra mejor. Pasaba minutos y minutos chupando. Muchas veces se corría en mi boca o cara. No entendía lo bien que se lo hacía, cómo disfrutaba más que con una mujer...al menos eso decía.

Minutos después, terminé de desnudarme y mientras visionabamos una peli porno yo se la chupaba, hasta que él me pedía el culo.

Ese día, tras correrse en mi boca la primera vez (rica leche) me pidió que  me pusiera a 4patas para follarme. Lubriqué mi culo y su polla y comenzó la follada. Le encantaba embestirme con fuerza, sentir como me revolvía de dolor ese instante, le gustaba sentirse fuerte penetrándome, diciéndome, ¿te gusta, putita? ¿verdad, que eres mi puta, zorra? Harás todo lo que yo te pida. Yo gemía de placer, le decía que sí, que me follara, que era mi amo...

Sentir su leche por mi cara, uff, qué sensación ese líquido caliente bajándome por la cara.

A veces llevaba ropa interior femenina, eso le excitaba aún más, se volvía loco apartándome tangas femeninos y follándome fuerte. A veces le pedía que se corriera en mis pies y lo hacía gustoso, a veces en mi propia polla, con la que luego rozábamos los cabezotes.

El negro se fue excitando hasta que comenzó a chupármela a mí, nunca lo había hecho. Ese día quedé loco de placer. Oh, cuando le chupaba los huevos, le encantaba.