Si comparten el nombre...

Es una fantasía que tuve el otro día con dos hombres

El otro día me pasó una cosa muy curiosa por culpa del azar. Antes flirteaba con un hombre que se llama Julián. Y ahora también, solo que no es el mismo. Yo culpo a mi afición a los nombres sonoros. No digo que su nombre haya sido la razón principal para que empezara a acostarme con él, pero sí el motivo de que me fijara en él por primera vez.

Le envié un vídeo un poco subidito que había hecho en snapchat. No al Julián de ahora, sino al anterior. Me di cuenta de inmediato e intenté cancelar el envío, pero whatsapp decidió no apiadarse de mí y lo envió igualmente. Muerta de la vergüenza, me disculpé rápidamente y no volví a saber nada.

Pero ese error tonto me hizo pensar. Me hizo imaginarme cómo sería estar con esos dos hombres que comparten el nombre. Si comparten nombre, podrán compartir a una mujer, me dije. Y me excité más de lo que ya estaba después de grabar el vídeo. Me imaginé desnuda, arrodillada sobre la cama entre ellos dos, también desnudos, ambos altos y morenos, sus pollas duras, sus bocas buscando mis pechos, mis labios, mi clítoris. Sus dedos acariciándome, juntándose, mezclándose para tumbarme en la cama a su merced. Una polla me penetra y la otra roza mis labios. Mi piel cosquillea por la acumulación de sensaciones mientras me dedico a comerme una polla y a disfrutar las embestidas de otra. No van acompasados, no me follan al mismo ritmo, pero da igual, me acercan al orgasmo con rapidez. El sabor a semen inunda mi boca cuando siento las embestidas más fuertes y rápidas. Subo mis piernas y rodeo su cadera con ellas. El Julián que acaba de correrse en mi boca juega con uno de sus dedos en mi culito, metiéndolo poco a poco. Sabe que me pone nerviosa, pero aprovecha el estado de excitación en el que me encuentro. Cada caricia se multiplica por mil con las imagénes de esos dos hombres tan parecidos por fuera y tan diferentes por dentro. El Julián que me está follando, mi Julián, me anuncia que se va a correr y lo hace mientras frota mi clítoris con rapidez. Me corro casi al mismo tiempo y el otro Julián se desdibuja lentamente hasta desaparecer. Solo pronuncio una palabra, su nombre.

Fue un bonito orgasmo, lástima que el antiguo Julián no quisiera participar. Aún así, te dediqué ese orgasmo, Julián, por los viejos tiempos.