Si amo [Parte 2]
La serie ''Si amo'' está presentada y escrita desde el punto de vista de una sumisa que describe la convivencia con su amo. Azotes, sexo duro, castigos y demás garantizados.
Los primeros rayos de sol se filtran por la ventana, alumbrando la habitación y haciéndome abrir los ojos. Es temprano pero no tengo sueño. Doy media vuelta y ahí está, tumbado y profundamente dormido. La fina sábana cubre su cuerpo dejando a la vista únicamente su desnudo torso. Me dedico a observarlo, podría hacerlo durante horas pero prefiero tomar una mejor decisión. Me siento en la cama y retiro cuidadosamente la fina tela de su bronceado cuerpo. Los pelos cubren su pecho y se estrechan en un fino sendero cruzando su barriga, pasando por su ombligo y llegando a su pelvis. Me encanta su cuerpo, tocar todas y cada una de sus partes. Estiro mi brazo y empiezo a dar suaves y lentas caricias bajo su ombligo. Poco a poco, mi mano va bajando hasta encontrarse justo por encima de la fruta prohibida, la guinda del pastel. Veo como su erección aumenta en pocos segundos y ya sé que está cachondo. Pero aún no quiero hacerlo despertar, quiero disfrutar de mi libertad para tocarlo y hacer con él lo que yo quiera antes de que abra los ojos y su mente controladora empiece a mandar. Me encanta que sea mi amo pero también me gusta ser yo la que lleva el guión. Dejo el contacto con esa zona de la piel y llevo mi mano a su barriga, lentamente subiendo por su torso y haciendo erizar su piel bajo mi mano. Doy leves besos en la zona de sus pezones y me aproximo a su cuello. Tengo suerte al saber que no despertará así que aprovecho cada milímetro de zona por la que paso. Tengo el coño palpitante y seguramente ya esté mojado, así que llevo mi dedo índice hasta él y lo paso por la zona, empapándolo de mis fluidos y llevándolo a mi boca, donde lo chupo gustosamente. Tengo ganas de jugar antes de despertar a la fiera, por lo que voy al armario y busco en el fondo de uno de los últimos cajones. Aquí es donde guardamos todo tipo de juguetes. Ante la duda de cual escoger, me acabo decidiendo por mi favorito, un dildo, todo un clásico. Cierro el cajón y me dirijo al cuarto de baño pero antes de adentrarme en él, me fijo en el hombre que se encuentra durmiendo en la cama. Me acerco y lo arropo, y antes de dejar el cuarto le doy un ligero beso en los labios. Al entrar, me voy directamente al pequeño armario situado al lado del espejo. Cojo el bote de lubricante, pero no sé muy bien donde colocarme. Pienso en meterme en la bañera pero no quiero tardar mucho así que acabo sentada sobre la tapa del váter. Tengo las piernas en alto y bien abiertas, sosteniendo un pie en el filo de la bañera y otro en el vidé. Echo un poco de lubricante en la entrada de mi vagina y otro poco sobre el objeto de látex. Con el dildo masajeo lentamente mi clítoris, proporcionándome leves escalofríos por todo mi cuerpo. Lo muevo dibujando círculos y noto como me acelero en un momento. Sin perder mucho tiempo, empiezo a introducirlo lentamente en mi interior y suelto un pequeño gemido. Intento no hacer mucho ruido mientras lo meto y saco lentamente, aunque no puedo evitar soltar gemidos apenas audibles. Aumento el ritmo y las pulsaciones se aceleran, estoy muy cachonda. Sigo introduciendo el dildo cada vez con más rapidez para sacarlo de nuevo. Estoy sintiendo como me acerco pero no voy a correrme ahora, así que decido parar antes de que no pueda controlarme. Saco el dildo de mi coño y me lo llevo a la boca para saborear la sustancia. El sabor a fresa del lubricante se mezcla con mis fluidos salados, haciéndome experimentar una grata sensación. Una vez que lo he limpiado con la saliva de mi boca, me levanto y me voy al cuarto. Nada más llegar, dejo el objeto sobre mi mesilla. Dirijo mi vista hacia la cama y él aún duerme. Miro la hora en mi móvil y solo son las 9.30 de la mañana. Por segunda vez, lo destapo y veo que está empalmado, quién sabe lo que está soñando. Me subo a la cama y me arrodillo entre sus piernas como puedo, intentando no despertarlo. Sostengo su polla en mi mano derecha sin apretar demasiado y empiezo a subir y bajar con lentitud. Creo que debo apretar un poco más e inmediatamente la erección va en aumento. Estiro la piel que rodea su capullo hacia atrás y ya no aguanto más. Me meto la polla en la boca y empiezo a deslizar la boca alrededor de ella de arriba a abajo. Aprieto con fuerza sus huevos y lo oigo soltar un gemido. Mi vista se eleva y me encuentro con sus ojos abiertos. Me miran con lujuria y ganas de placer, a la vez que una pequeña sonrisa adorna su rostro. Su polla sale de mi boca. -Buenos días, amo – le digo sonriente y enseguida introduzco su polla hasta el fondo.
Empiezo a hacer ligeros movimientos delante y atrás con mi cabeza y enseguida escucho suspiros escaparse de su garganta.
-Buenos días zorrita. -lo oigo hablar vagamente.
Quiero follármelo y como veo que hoy está calmado, me saco la polla de mi boca y me subo colocando las rodillas a cada lado de sus caderas. Cojo la polla entre mis manos y empiezo a frotarla contra la entrada de mi coño y luego por mi clítoris, haciéndolo palpitar.
-¿Puedo follarte, por favor?
-Mm por supuesto que puedes – dice con cara pícara.
Lleva sus manos a mis caderas y yo me agarro a uno de sus brazos mientras que con mi otra mano me ayudo a metérmela en mi interior. Una vez dentro, estoy sentada sobre él y puedo sentir su enorme polla completamente dentro de mí. Empiezo a mover mis caderas en círculos lentamente y los gemidos de ambos no tardan en aparecer. Noto mis pezones empalmarse y me entran ganas de pellizcarlos, así que llevo mi mano izquierda a mi pezón izquierdo y no me privo de darme el gusto. Acelero el ritmo pero pronto decido cambiar y dejo de dibujar círculos. Empiezo a dar pequeños saltitos sobre la polla. Siento sus manos apretarse con fuerza en mis caderas y yo aumento el ritmo. Desde aquí arriba puedo ver el placer que está sintiendo, los dos estamos muy cachondos.
-¡Ah! -grita el a modo de gemido -. Para, aún no nos vamos a correr, perrita.
-Si amo -me limito a responder y me bajo inmediatamente de encima suyo.
-Ponte a cuatro patas.
-Si amo
Hago lo que me ordena, como siempre. Él se coloca detrás de mi culo.
-¿Qué hace ese dildo en la mesilla? -lo miro y lo encuentro con el ceño fruncido.
-Quise divertirme un poco -digo inocentemente.
-¿Y quién te ha dado permiso?
Me temo lo peor, no sé si está realmente enfadado o si solo está fingiendo y trata de asustarme. -Nadie, perdón amo -digo cabizbaja.
Chasca la lengua varias veces.
-Te voy a dar unos azotes, mereces un castigo.
-Si amo -una parte en mí se está alegrando, me encanta que me azote y él lo sabe, me pone muy cachonda, pero otra parte le teme, sé muy bien lo suelta que su mano puede llegar a ser cuando se lo propone.
Empieza a acariciar mi cachete derecho y sé lo que se aproxima. A los tres segundos dejo de sentir el calor de su mano y sin darme cuenta, esta está chocando fuertemente en mi cacha. Grito del dolor, sabía que me daría fuerte. Sin apenas darme un respiro, su mano vuelve a elevarse y a golpear duramente mi cacha. El proceso se repite unas dos veces más.
-¿Quieres que siga, zorra desobediente?
-No amo, para por favor.
-Sabes que te has portado mal -tras decir esto me azota fuertemente y yo sigo gritando de dolor.
Aún así, seguía cachonda, no podía evitarlo.
-Soy un buen amo así que voy a darte un último azote y luego voy a follarte el ano.
Y efectivamente, eso es lo que hace. El dolor y el placer se han acoplado en todo mi cuerpo y no están dispuestos a dejarlo, yo tampoco quiero que lo dejen.
-Eres una buena chica... -dice mientras acaricia mi dolorida cacha.
-Gracias amo.
Lo oigo escupir y al instante noto su saliva en mi ano. Siento su polla haciendo presión. Toco mi coño y está más mojado que nunca. Llevo el dedo a mi boca y saboreo. Su polla se está introduciendo con cuidado en mi ano. Estoy muy cachonda y quiero que me folle rápido. Cuando termina de introducirla la saca al mismo ritmo. La vuelve a meter y de nuevo la saca. A la tercera vez que repite la acción, el ritmo ha aumentado. Estoy muy agitada y cansada, quiero estar cerca y correrme. Su polla está entrando y saliendo constantemente a una velocidad irregular y puedo sentir mis piernas temblar. Los gemidos no dejan de salir. Me estoy acercando y él gime pero mis gritos se oyen mil veces más que los suyos. Noto su polla penetrando y es una sensación única. Él clava sus dedos en mis caderas y la rapidez de sus embestidas es incontrolable. De repente, las embestidas cesan y noto el líquido caliente penetrando mi interior. Se ha corrido, pero se da cuenta que yo aún no así que vuelve a acelerar el ritmo. Mis brazos tiemblan y el sudor se acumula en mi frente. Y sin apenas darme cuenta, el placer se deshace en mi interior, al fin he llegado. Ha sido un buen orgasmo sin duda. Alex sale de mi interior y se recuesta en la cama. Yo sigo sus pasos y me recuesto en su antebrazo. Él me abraza y me besa
-¿Desayunamos? -pregunta con una inmensa sonrisa de satisfacción.
-Claro.
Le doy un beso y me levanto de la cama. Él también se levanta y viene detrás mío. Sin previo aviso me azota en una cacha, haciéndome dar un pequeño brinco. Sin duda, esta es una buena forma de comenzar el día.
Parte 3 y resto de la serie (según se vaya escribiendo) en: relatosdominacion.blogspot.com