Sheila - jugando con fuego. capitulo 1

Una chica de 25 años con problemas económicos se ve obligada a tomar una dificil decisión para saldar sus deudas.

Mi nombre es Sheila, tengo 27 años, cumplo años el 14 de junio y soy de Madrid.

Hace un par de años, trabajaba de monitora de aerobic en un pequeño gimnasio, no ganaba mucho dinero, pero el suficiente para pagar el alquiler y los gastos.

Un día, mi jefe me dijo que el gimnasio iba a cerrar y me quedé sin trabajo.

No sabía qué hacer, necesitaba dinero, empecé a estar en números rojos y mi casero me amenazaba con echarme en una semana si no le pagaba los tres meses que ya le debía. Tenía algunos prestamos con el banco que también me retrasé en pagar, y también estaba mi coche que lo tenía a plazos y el seguro, etc.

No encontraba trabajo, no había manera y me estaba desesperando. Si salía con mis amigos tenían que invitarme y eso no me gustaba.

Un viernes por la noche en una discoteca, conocí a un hombre, se llamaba Félix, estábamos sentados en un sofá tomando una copa, y hablándole de mi situación me dijo:

-          Con el cuerpo que tienes nena podrías solucionar tus problemas económicos en nada de tiempo –

-          ¿A qué te refieres?

-          Sexo por dinero

-          ¡Que! Ni loca, yo no podría prostituirme

-          También podrías simplemente hacerlo por CAM

-          ¿Por CAM?

-          Si, tú te masturbas y ellos pagan por verlo

-          No, de ninguna manera, que dirían mis amigos y mi familia si lo descubrieran

-          Puedes usar una máscara, así nadie te reconocería.

-          No se es una locura.

-          Sheila, te digo esto, porque tengo una web en la que varias chicas ganan dinero con eso. Y están encantadas, tu no tendrías que pagar nada, yo me encargaría de todo, incluso te puedo dar un pequeño adelanto para que saldes alguna deuda.

-          No puede ser… - dije llorando – yo no soy así...

-          Te propongo algo, escucha lo que tengo que decir y no me respondas ahora, te lo piensas, yo te dejo mi móvil y si finalmente aceptas genial y en caso de que no, no volverás a saber de mí.

-          Te escucho.

-          Yo pagaré todo lo que debes hasta la fecha, y un poco más para que te apañes mientras empiezas a ganar dinero, a partir de ahí, de lo que ganes, yo me quedaré todos los meses con el 50% hasta que saldes lo que me debas, una vez lo hayas pagado todo, si quieres dejarlo, serás libre de hacerlo.

-          Pero, es que…

-          Shhh, no digas nada, yo ahora me voy, si me dices que si, al día siguiente tus deudas estarán saldadas, y te quedará dinero suficiente para que vivas desahogada varios meses. Bueno preciosa, espero tu respuesta...

Félix, se marchó y yo hice lo mismo, me despedí de mis amigos, tenía que ir a casa y pensar en su oferta.

Tras no pegar ojo esa noche, me levanté, necesitaba correr para despejar mi mente, me vestí rápido, tome algo de desayunar, y sin demorarme mucho, salí a la calle, estuve cerca de 2 horas dando vueltas, caminando, haciendo estiramientos, intentando evadirme con la música, pero no había manera.

Volví a casa, recogí el correo, y vi el sobre, en una semana tenía que dejar el piso, luego, abrí la nevera, estaba prácticamente vacía, apenas tenía una bolsa de ensalada y unas salchichas.

De la rabia arrugue el papel, lo tiré al suelo, y me fui al baño, me desnudé, y me miré en el espejo grande de la pared, ¡dios que podía hacer!

Casi sin pensar, como si no fuera yo, miré mis pechos, empecé a acariciarlos, y eso no se por qué empezó a relajarme, yo no solía masturbarme, siempre lo hacían los tíos con los que me acostaba, lo cual era frecuente, me gustaba ligar, traerlos a mi casa y follar, luego a la mayoría no les volvía a ver, si alguno me gustaba mucho, de vez en cuando volvía a quedar, y en mi situación, dejaba que me invitaran ellos a todo.

Como iba diciendo, empecé a tocarme, dejé los senos, puse una pierna apoyada sobre la bañera, y empecé a meterme dos dedos con la mano derecha, y con la izquierda seguía acariciando mis pechos.

Me estaba poniendo muy cachonda y me estaba relajando, me fui a la habitación, recordé que hacía tiempo, uno de mis amantes, me regaló un dildo por mi cumpleaños, y se me ocurrió buscarlo, ahí estaba, olvidado, en el fondo de un cajón, sin estrenar.

Abrí la caja, lo lave, y volví a mi habitación, me tumbé en la cama, abrí las piernas y empecé a masturbarme con él, estaba cada vez más húmeda, y más, me corrí, y me quedé increíblemente relajada. Y por supuesto muy caliente.

Me levanté de la cama, y vi mi portátil, me senté frente a él lo abrí, y se pasó por mi cabeza una idea loca, quería probarme a mí misma y saber si valdría para eso.

Lo encendí, y busqué en internet un chat que tuviera CAM, la preparé para que si alguien se conectaba no me vieran la cara.

Ahora tenía que pensar un Nick…pero cual…

Bastet (la diosa egipcia de los gatos)

Solo era un experimento, entre y a los pocos segundos estaba hasta arriba de privados de Chat, me libre de los que no tenían foto, y luego de los que si tenían empecé a seleccionar, y hubo uno que me gustó.

Le di mi skype y más tranquila empecé a hablar con él, y como era de esperar, me pidió CAM y yo acepté, sin mostrar mi cara claro…

Lo recuerdo bien, su Nick era Derek

Me sentía a gusto, y cuando vi su rostro por la CAM mejor, tras hablar un buen rato, nos empezamos a desnudar y lo vi…

-          ¡Dios! – pensé al ver su miembro erecto

-          ¿Te gusta lo que ves nena?

-          Sí, mucho...

-          ¿Deseas chuparla?

-          Y más cosas amor

-          Venga enséñame tus tetas

-          Aquí las tienes – respondí levantándome para que pudiera verlas bien, enfoqué la CAM y vi que su erección crecía aún mas

-          Buff, que hermosura…ahora enséñame tu coñito

Le hice caso, y aquello me estaba gustando, y excitando. Nunca lo había hecho y no estaba nada mal.

Acabé masturbándome para él, le enseñé todo mi cuerpo y hacía todo lo que me pedía, entonces el, se corrió y yo lo vi.

-          Bueno nena, ha sido un placer, gracias por este rato, me tengo que ir ya volveremos a coincidir.

-          Adiós guapo, y no lo creo, solo te necesitaba para una cosa…Ciao.

Después de esto, me duché, me puse el pijama, y me fui al salón, me serví una copa de brandy, y aunque no suelo fumar, hay momentos en los que si me apetecía, por ejemplo después de un buen polvo, o cuando tenía muchas cosas en la cabeza y ahora era el caso.

Salí a la terraza y tras dar un sorbo a mi copa y unas caladas, empecé  a pensar en la oferta de Félix.

¿Sería capaz de hacerlo? ¿Qué decisión debía tomar?

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