Shantal (1ra parte)

Era mi compañera en el centro de salud, pero su cuerpo, el morbo y el deseo nos convirtio en perro y perra que no dejaríamos de tirar.

Chantal (1ra parte)

Relato veridico con nombres tiempos y lugares modificados para salvar la confidencialidad

Aun la recuerdo como si fuese ayer, menudita, pero con un culo cual repisa y unos senos que se elevaban como un par de montañas, una carita de muñequita porno enmarcada en un cabellito corto que realzaba sus preciosas facciones, su naricita muy respingada con unas pequitas que le adornaban, ojitos color caramelo curiosos, traviesos e insinuantes que te hacían soñar con el vaivén de esas hermosas y largas pestanas.

Desde que la vi por primera vez supe que no podría quitarla de mi mente, fue durante el servicio comunitario de mi carrera cuando la conocí, ella realizaba su ultimo año en la especialidad de farmacia y yo en medicina, ella de cara al público en la farmacia del establecimiento me dejaba sin palabras cuando me regalaba una picara sonrisa.

Buscaba cualquier excusa para acercarme y poder entablar conversación, cualquier tema me servía de excusa, -tiene este antibiótico, tienes esta dosis, te queda este relajante, puedo prescribir este medicamento?-, era notorio y evidente mi deseo por entrar en contacto con ella.

Un día busque la manera de coincidir con ella a la hora de la salida, ambos caminamos y me le acerque, primero se sorprendió y luego me regalo un gesto de complicidad, esos labios, esas pequitas, esos ojitos, ese culo, me tenía en otro mundo.

-Chantal, por donde vives? está cerca de aquí?- ella me comento que vivía a unos cuarenta y cinco minutos y que usaría el transporte público; la convencí de comer algo antes y así poder conversar, ella me miró fijamente por un rato, yo temblaba, fueron los segundos más largos de mi vida y luego accedió.

Cuando caminábamos note que todos las miraban, todo hombre se la comía con la mirada, sus senos, su culo, en fin, todo en ella era un imán para el morbo, para lujuria, para el exceso y para el deseo.

Ya habían pasado varios días desde que hablamos por primera vez y teníamos más confianza, me conto que tenía un novio que de vez en cuando la recogía, yo ya le había contado que tenía novia, pero muy internamente percibía, o el menos quería creer que ambos sentíamos una atracción mutua.

Después de un par de semanas de conversaciones y cafecitos eventuales, y mientras la acompañaba a tomar su transporte público cobre el valor suficiente para declararle mis intenciones.

-Chantal quería decirte algo-, sentía el corazón en la boca; ante el preámbulo ella me miro fijamente y nuevamente me hacía temblar, esos ojos, esa boquita, -si? que pasa?- me dijo, -sabes que desde hace tiempo quiero estar cerca de ti, y creo que es muy evidente la situación, -bueno me gustas demasiado y no puedo controlar el deseo de tenerte cerca chantal-, ella bajo la mirado y agrego -pero tenemos parejas-

Eso me derrumbo, esa respuesta era una posibilidad que nunca quise considerar, también baje la mirada y un frio intenso recorrió toda mi espalda, cuando agrego -pero si nadie se entera-, entonces levante los ojos y los clave en ella, con una sonrisa insinuante me retribuyo, otra vez esa picara mueca que levantaba las alitas de su nariz  y sus pequitas parecían sonreírme cómplices de nuestro deseo.

Me acerque a ella y la bese, primero quise besarla tiernamente, cuando ella abrió más su boquita y sentí su lengua rebuscando en la profundidad de la mía, era un beso intenso, sus labios succionaban, y su lengua como víbora reconociendo cada rincón escondido de mi boca, sentía un flujo intenso de su saliva alimentando mi sedienta boca.

No deseaba despegarme de ella nunca más quería sentirla, instintivamente su cuerpo se pegó al mío y sentí un delicioso contoneo y vaivén, sus genitales cerca a los míos, apretándose con fuerza saludándose y reconociéndose mutuamente atrapados bajo nuestras ropas, pero ambos empujábamos fuertemente con el único afán de sentirnos.

Me despegue un poco para introducir un dedo por delante de su pantalón y rebuscar en su intimidad cuando unos pelitos que adornaban su delicioso orificio me indicaron que estaba cerca del lugar a donde quería llegar.

Nuevamente con esa picara mirada me dijo, -quieres saludarla, esta remojadita- , sin perder más tiempo emprendimos la búsqueda de un hotel cercano para dar rienda suelta a lo que ambos queríamos.

Ni bien entramos a la habitación empezamos a sentirnos, lo puse de espaldas a mí, para sentir ese culo contra mi pene que latía a mas de cien, ella ayudaba empujando su culito contra mi pene que se acomodaba entre sus duras nalgas queriendo romper mi pantalón, pasé mis manos por delante de ella y le acariciaba sus senos, senos que ella ya había liberado, eran enormes, tibios, suaves, con un pezones erectos apuntando al techo de la habitación.

-Estoy arrecha- me dijo, ella giro su cuello para que nuestras lenguas también jueguen, mientras nos sentíamos descubrí que Chantal era tan menudita y bonita como morbosa y perversa era en el sexo, -quiero tu pinga- me dijo, -dame una buena cachada por favor, que quiero deslecharte-, la forma en que me decía lo que quería me hacía desearla más y más.

Le baje los pantalones y descubrí un calzoncito negro diminuto metido entre sus nalgas, mi pene ya libre de mi opresión de mis ropas la buscaban con intensidad, me arrodille por detrás de ella y le baje el calzón, ella abrió las piernas para facilitarme le trabajo, empecé a olerle el ano, un aroma a sexo que me hipnotizaba, empecé la lamérselo, ella colaboraba cogiendo y abriendo sus nalgas para darme las facilidades y seguir con mi labor.

-Que rico- decía, - viólame con tu lengua, dame más, te gusta mi sabor- agregaba, yo seguía lamiendo , era un delite para mí pero también quería hacerla sentir intensamente, cuando me disponía a lamer su otro agujerito algo avergonzada ella me advirtió -José, de repente encuentras una sorpresa porque mi novio me cacho en la mañana-, notaba cierta resistencia de su parte, era claro que no quería que me encuentre con la leche de su novio, pero no me importaba, ahora también era mi hembra y yo su otro marido, debía satisfacerla, entonces seguí haciendo uso de mi lengua y llegue a su rajita.

Ni bien sintió mi lengua recorriendo su menudo y peludito agujerito empezó a moverse con más intensidad, gemía intensamente y me dejaba sentir todos sus sabores, -eres un perro, que rica lengua tienes, ahora eres mi marido y yo tu hembra, comete la chucha de tu otra mujer- decía, parecía increíble que esa boquita tan dulce podría ser tan intensa, morbosa y sucia a la vez, pero me encantaba que sea así.

Ella se aparto y ordeno acostarme en la cama, se arrodillo entre mis pierna con la intención que pudiese ver como se engullía mi verga en su boquita, era delicioso, esa boca pequeñita era capaz de meterse todo mi pene erecto, lamia con maestría mientras acariciaba mis huevos, de rato en rato se levantaba ligeramente para escupir mi pene, mis testículos y darme un masaje antes de seguir chupando mi verga que cada vez pedía más atenciones.

-Te gusta?- preguntaba, yo solo decía si a todo, -sabes que ahora yo tengo dos maridos y tu dos mujeres y tenemos que satisfacernos todos, no habrá excusa, te parece bien?-, yo seguía accediendo a todo. De pronto se detuvo y se puso encima de mi para terminan en una posición sesenta y nueve, ella coloco su ano y su chucha en mi boca imponiéndose como hembra y yo como macho debía de darle placer.

Entendí que primero debía de ser yo quien empiece con la acción, su ano estaba más húmedo por las secreciones anales producto de las ganas y el deseo de verga, su concha parecía meada por la cantidad de flujos que por ella emanaba, después de unos minutos así ella empezó con la succión de mi miembro, era momento de hacerlo mutuamente y a la vez.

Su conchita entreabierta remojaba más y más, mientras le comía la vagina jugaba con un dedo en su orificio anal, era evidente que le gustaba pues con cada lamida de su concha su ano se dilataba mas permitiendo la entrada de mi dedo y darle un masaje anal mientras su su clítoris disfrutaba con mi lengua.

A la vez ella seguía lamiendo cuando de pronto note que estaba a punto de estallar, dejo de chupar para gemir y estimularse más haciéndome saber lo intensa que era, -ahora soy tu puta, tienes que dármelo siempre, sigue, sigue, - y de pronto un chorro intenso de flujo espeso inundo mi boca, casi me ahogo pero pude tragar rápidamente, este flujo seguía saliendo, espeso y blanquecino inicialmente para luego hacerse más fluido, me sorprendió como de un cuerpo tan menudito pudiese salir tal contenido de flujos de concha.

De pronto.....

Continuara…..