Shanna

Follada en un barrio marginal.

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La placentera y refrescante ducha pronto dejo de hacer efecto sobre aquel cuerpo esculpido y mimado; Shanna rodeaba su muñeca con un reloj de Hermés, regalo de uno de los tantos admiradores, iba a ser de los pocos complementos que aquella noche luciría, lo imprescindible para cumplir a la invitación de una fiesta nada deseada en una noche calurosa y silenciosa, ya que los meses de agosto las grandes ciudades se transforman en calles desérticas; Shanna elevo por sus interminables piernas un minúsculo tanga blanco transparente, al ajustarlo y tensarlo sus labios rasurados mordían la suave seda desapareciendo por la perfecta raja de su culo; alzó sus brazos y deslizó a lo largo de su cuerpo un vestido de color rosa de finísimos tirantes, que despues de descansar sobre sus esculpidos hombros, el final de tan ligera prenda no alcanzaba a tapar los cachetes de sus bronceadas nalgas.

Llegó el momento de calzarse, Shanna dio un vistazo a su extenso zapatero y no tardo en elegir, unas sandalias de charol rojas de altísimos tacones y finas tiras que apenas podían retener aquella obra de arte del número 36; sus uñas rojo sangre perfectamente laqueadas contrastaban con los anillos de plata que abrazaban aquellos deditos en cada pie. Una vez abrochados los zapatos se puso en pie, se miro al espejo….Imponente! pensó, que chica con 23 primaveras saldría a la calle así vestida? Pocas…..muy pocas, Shanna una de ellas; disfrutaba poniendo a cien a los hombres y nunca despreciaba una hermosa y jugosa polla aunque estuviera amarrada a negros, Arabes, gitanos, camioneros….que más da; agito su melena y perfilo sus labios para aumentar mas aun esa boca succionadora, unos golpes de perfume en las zonas clave, interior de codos y muñecas, posterior de orejas, pliegues de las rodillas y como no, en sus cachetes. Agarró el bolso y las llaves de su descapotable y se dispuso a bajar al parking, pero…dios que sensación, Shanna se sentía prácticamente desnuda, a no ser por la propia humedad de su cuerpo que le arropaba el vestido a su piel. Subió al coche y abandono el aparcamiento muy rápido, necesitaba sentir el aire en su cara; la dirección de la fiesta no la tenia demasiado clara por la zona donde se encontraba, cerca del puerto. Lugar visitado por Shanna tan solo en sus años de infancia cuando iban algún domingo a comer la paella, pero, no es problema cuando se acerque a la dirección llamara por su móvil y le indicaran.

Después de varios errores por falta de orientación, Shanna se encontró en un barrio totalmente desconocido para ella, se detuvo y cogió su móvil, oh no….será posible? Shanna había olvidado cargar la batería, era tan baja que incluso se desconecto solo; se incorporo sobre su asiento para mirar a su alrededor pero no vio nada, hasta que en una segunda oteada observo un bar típico de cocina casera con la persiana metálica a unos treinta centímetros del suelo, Shanna suspiro aliviada, penso…seguro que hay un teléfono y así podré avisar a la gente de la fiesta. Salió del coche, se estiro el vestido, ya que durante el recorrido sus nalgas habían estado en constante contacto con la piel de los asientos, pero…estirarse el vestido? Si casi se le veía todo el culo y sus pezones estaban erguidos como lanzas, dios mío que pensaría la gente que pudiera estar en el bar?

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Al caminar chapoteaba sobre la calle recién regada y los deditos de los pies se mojaban a cada paso; se planto delante de la puerta de persiana se giro levemente y levantando su pie dio dos golpes esperando respuesta, en el interior sé oían voces diferentes, por lo que dedujo, que al cerrar el bar sé habían quedado los clientes más asiduos; De pronto aquella persiana se elevo como por arte de magia, ante ella apareció algo así como un hombre, pero dios mío, era horrible, seboso, sucio, su pelo se pegaba a su calva como si estuviese planchado, era pura grasa; sin sacarse el cigarrillo que sujetaba con la boca, le pregunto un…que hay? Shanna se quedó de piedra ante tal mole, con la voz entrecortada, le pregunto si le permitía hacer una llamada telefónica, no había terminado todavía de hacer su petición, que el gordo cantinero ya estaba de espaldas y con la mano le invitaba a pasar; cuando Shanna entro en aquel bar, se hizo un silencio absoluto y sintió sobre su cuerpo las miradas de aquellos hombres clavadas sobre sus carnes, todos eran parecidos al cantinero, de los cinco que allí había, dos eran Arabes, uno negro y dos parecían indigentes; el olor era irrespirable, penetrante y nauseabundo; cuando dirigió su mirada al teléfono, observó que un sexto tipo hablaba con alguien, por lo que…..maldita sea, ocupado. Shanna giró sus afilados tacones y se encontró con todos aquellos hombres, bueno si es que se les puede llamar hombres, todos ellos tenían los ojos fuera de órbita, admirando y relamiéndose por lo que tenían allí delante, el perfume francés de Shanna se mezclaba con aquel fuerte olor a sudor y humo existente en aquella pocilga; con la mirada perdida, Shanna empezó a imaginar lo que todos aquellos machos podría hacer con ella, con la cantidad de niñatos que me he tirado y la verdad, la mitad de ellos una vez se han corrido, se acabó, pensaba ella, de pronto por la excitación o los mismos nervios, Shanna sintió unas enormes ganas de mear, se dirigió al dueño del bar para preguntarle la situación del lavabo y mas que con palabras, con un ruido de su voz, le dijo algo como…..fondo a la derecha, todos los ojos allí presentes hicieron un giro de ciento ochenta grados siguiendo a aquella hembra contoneándose y viendo como sus nalgas rebotaban a cada paso y sus tetas asomaban a cada vaivén; al llegar delante de la puerta, puerta?pero….si no hay puerta!! Shanna no aguantaba mas, el serrín y los meados por el suelo formaban un barrillo de lo más asqueroso y las fosas nasales se desvanecieron al detectar el hedor putrefacto de aquel tigre; como quedaba en un recodo del local, intentaría ser rápida, subió el escalón con cuidado de no resbalar y sobretodo de no untar sus dedos salientes de sus zapatos con aquel mejunje, abrió sus piernas y se dispuso justo encima de la taza, la inexistente puerta la tenía enfrente, subió lo poco que podía ya subir de su vestido y retiró con suavidad el triángulo del tanga, las perlas doradas empezaron a caer a tientas, ya que mirar para abajo le obligaba a ver la costra de mierda que había en la taza de aquel repugnante water.

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En plena evacuación del dorado néctar, Shanna se sintió observada, asediada mas bien, alzó la cabeza y…santo diosss!! Los dos moros estaban delate de mío cuchicheando en Arabe lo que estaban viendo; de repente solté la tela del tanga aunque todavía no había acabado y como era de suponer, me puse perdida de mi propia meada, resbalaba por mis muslos llegando a mis tobillos; como pude me limpié un poco e intente salir de aquellas letrinas asquerosas pero los tíos seguían allí delante, se retiraron un poco, pero no lo suficiente como para que al pasar entre ellos me sobaran uno por cada lado mis tetas y mi trasero, me dijeran obscenidades e insultos, él mas alto, un tipo con bigote y barba de dos semanas, me agarró por el brazo y acercándome a su cara me dijo; …que pasa zorra? No somos de tu entorno social, verdad puta? Pues ya tenía ganas, le comentaba al otro, de comerme y follarme hasta reventar a un bollito de estos; me acercaba tanto a su cara, que podía oler el plato de potaje que estaba comiendo cuando entre en este maldito bar; mientras aquella bestia me salpicaba la cara de saliva,

su compañero se había arrodillado delante de mí y estaba lamiendo los chorretones de orín que bajaban por mis pantorrillas, siguiendo la última gota hasta llegar a mis pies, que degustaba con deleite; el bigotudo me agarró la cara con su mano obligándome a abrir la boca, contra la pared aplastada, introdujo su áspera y asquerosa lengua hasta obturar mi garganta, mientras con su mano libre, estrujaba mis tetas y aterrorizaba mis pezones con pellizcos interminables. De pronto se separaron de mi y mirándome como a cualquier puta de club de carretera, me informaron de mis funciones de zorra para esa noche; porque te da un morbo de la hostia….verdad puta? Me gritaba el moro de bigote; yo en aquellos momentos estaba totalmente fuera de mi…ni fiestas ni amigos ni nada, estaba viviendo mi fantasía de zorra burguesa y consentida, sin pensármelo, me estiré el vestido me agite el pelo y le dije…voy a vaciar vuestros huevos regándome con vuestra leche pastosa y os vais a enterar de lo que guarra que puede ser un bollito como yo…que hay que hacer? pedirme lo que queráis, dije en tono sumiso, el bigotudo le ordenó al otro que fuese a bajar la persiana del bar y que dispusiese las mesa en forma de escenario y que informara a todos de que se había organizado una fiesta y que habría para todos; el moro me indicó que me esperara allí mientras lo disponía todo, así lo hice y durante le espera me sentí puta de las putas, ya que yo, toda una zorrita de lujo, me iba a dejar sobar, magrear y follar por todos aquellos adefesios de tíos. De pronto una música tipo nueve semanas y media, comenzó a sonar, apareció el barrigudo del bodeguero y trayéndome hacia él me grito a la cara, vamos guarra pon cachondo al personal, que un pichón como tu no cae por aquí todos los días, cuando salí del recodo donde se encontraba aquel tigre, vi delante de mí a seis salidos incontrolados con ganas de sexo, las mesas todas juntas formaban como una tarima, donde esperaban poder saborear a su presa tierna.

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Me dirigí hacia la nube espesa de humo alrededor de las mesas, me dispusieron una silla para que pudiera subir mas fácilmente, pero en el momento de poner la primera pierna, como ocho manos agarraron mi trasero a la vez que se deslizaban por mi entrepierna y apartando la húmeda tira del tanga se iban introduciendo por mis dos agujeros, una vez arriba pero empalada todavía me arrancaron el vestido de un tirón así como el tanga, únicamente mantenía puestos los zapatos, me dispusieron a cuatro patas y tres de ellos dispusieron sus babosas y apestosas pollas delante de mi boca y agarrándome del pelo empezaron a restregarme sus miembros por toda la cara, apretándome las mandíbulas para que abriese la boca empecé a engullirlas y a notar de que forma crecían en el interior de mi boca; mientras mi culo en pompa servía de entretenimiento a los dos moros que mientras uno lamía y mordisqueaba mi clítoris el otro escupía en la entrada de mi culo para lubricar y así facilitar la introducción de tres de sus dedos, de vez en cuando para relajar mi esfínter me atizaba en el culo con su mano de tal forma que no sabía de donde me venía el dolor, bueno o placer porque aquella situación me hacía sentir la puta mas barriobajera y guarra de todas las zorras; el seboso del bodeguero se acercó y extrajo su polla pellejosa y la introdujo entre mi zapato y la planta de mi pie, empezó con un lento vaivén que hizo multiplicar su volumen, a los veinte segundos descargaba su leche espesa y caliente en la planta de mí pié dejándolo pringoso y resbaladizo, pero eso no fue todo ya que el seboso comenzó a lamer engullendo su propio esperma; mientras los que antes lamían y sobaban mi sexo ahora me follaban cada uno por un agujero distinto, cuando observé como otro de los Arabes se aposentaba en mi cara y me exigía que introdujera mi lengua en su apestoso y nauseabundo culo, sin negarme comencé a lubricar aquel esfínter, al poco tiempo se retiró y se corrió encima de mi cara restregando su capullo por mis labios e introduciendo con sus dedos el semen que caía por mis mejillas; de repente me levantaron y me pusieron estirada en el suelo de cara a todos ellos y empezaron a meneársela mientras yo me retorcía ante tanto degenerado, sus pollas empezaron a escupir leche sin parar, impregnaban cada parte de mi cuerpo que se mezclaba con la porquería y el serrín que había en el suelo; fue de nuevo el dueño del local que tuvo la idea de limpiarme a golpe de meada, dios, me empaparon de orín, mi pelo chorreaba y mi maquillaje se diluía con tan caliente líquido, una vez acabaron me hicieron vestirme sin secarme ni nada, mi vestido se pegaba a mí y mis pies resbalaban dentro de mis sandalias sin casi poder andar; me despidieron con un hasta cuando quieras zorra, y quien sabe, desde luego fue una noche mucho mas movidita de lo que esperaba que me sació durante unos días pero eso si, el mal olor no desapareció de mi cuerpo hasta pasadas tres duchas por lo menos.

Shanna by Bigud

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