Shadow Angel. Cap 7. La noche de Halloween

Gracias a Shadow Angel la ciudad se ha vuelto más segura. Amy considera que la heroína ya no es necesaria y decide pasar más tiempo con sus amigos. Seis jóvenes pasando la noche de Halloween en un edificio abandonado, ¿qué podría salir mal? ¿La ciudad es tan segura como cree nuestra protagonista?

Amy llevaba unas semanas con un sentimiento agridulce en el cuerpo. Por un lado, se sentía satisfecha porque los principales líderes del crimen de Detroit se encontraban entre rejas. Gracias a Shadow Angel la delincuencia había disminuido y la ciudad de había vuelto mucho más segura. Por otro lado, Amy aún recordaba el infierno por el que había tenido que pasar para conseguir ponerlos entre rejas. Aquello habría podido terminar muy mal para la chica.

Gracias a la disminución de la delincuencia, Amy había ganado tiempo libre. Tiempo que destinaba a sus amigos y especialmente Tom, chico con el que había empezado a salir en serio. Hacía ya varias semanas que Shadow Angel no patrullaba las calles, y Amy se sentía cómoda y no extrañaba su actividad como heroína y los riesgos que conllevaba. Aunque había conseguido muchas victorias, también se había llevado algunos reveses que prefería olvidar.

Según sus amigas, Amy salía con el chico más guapo de la ciudad. Y la verdad es que Tom era una belleza, con un pelo rubio y ojos azules y un cuerpo musculado, eran pocas las chicas que no se giraban para mirarlo al pasar. Pero había algo en la relación que inquietaba a Amy.

Por un lado, Tom había empezado a desarrollar una faceta sobreprotectora hacia ella. todo el día estaba pendiente de si la chica estaba bien, y sobretodo insistía mucho en que no volviera sola a su apartamento después de las clases. Aquello para cualquier otra chica no supondría un problema, pero Amy se sentía agobiada. Ella era perfectamente capaz de cuidar de si misma y no necesitaba ningún chico que la protegiera.

Por otro lado, había otra cosa que se interponía. Pese a que Amy se moría de ganas, y se notaba que Tom también, no se habían acostado juntos. A Tom aquello le extrañaba en sobremanera, Amy no había tenido ningún pudor hacía unos meses en quedar casi desnuda ante su grupo de amigos y montar todo un espectáculo con Claire. En cambio ahora ponía pegas a que el chico se acostara con ella. Tom no entendía la actitud de Amy pero tampoco quería presionarla al respecto.

El motivo en esa actitud por parte de Amy se encontraba en un pequeño tatuaje, que una enemiga que la había vencido le había forzado a llevar. El tatuaje estaba justo al lado de su pubis, y representaba una pequeña huella de gato. Llevar aquel tatuaje a Amy le producía sentimientos encontrados, por un lado Claire, la única amiga que conocía su existencia, le dijo que le quedaba muy sexy. Pero por otro lado a Amy la llenaba de vergüenza, no sabía como reaccionaría Tom al verlo y qué pensaría de ella. No quería que se llevara una imagen equivocada de ella.

Por eso Amy siempre ponía excusas a acostarse con el chico. En el fondo ella se moría de ganas de explorar el cuerpo de Tom, exprimirlo y hacerle gritar de placer, pero le preocupaba la relación del chico cuando descubriera su tatuaje. No estaba segura de como se lo tomaría.

Aquella noche había quedado con sus amigos para ir a una fiesta de disfraces con motivo de la fiesta de Halloween. La ciudad era suficientemente segura como para que Shadow Angel pudiera divertirse con sus amigos. Así que por la tarde Amy entró en una tienda de disfraces, sin mucha idea sobre cual escoger.

Había un montón de disfraces distintos y ninguno le llamaba especialmente la atención, de bruja, de enfermera, de vampira, de ninja "¿en serio?"... pensó a chica al ver como lo que ellos entendían por disfraz de ninja en nada se parecía a su atuendo de Shadow Angel. Aquello más que un disfraz de ninja parecía un bikini negro. Al final Amy detuvo su mirada en un disfraz de Batgirl.

El disfraz era de tela negra, de una sola pieza que le cubría los hombros y terminaba en una falda que le llegaba por encima de las rodillas. En el pecho tenía el característico símbolo del murciélago e iba complementado por un cinturón con unas esposas, unas botas, guantes y una máscara. "Una heroína real disfrazada de heroína de cómic ¿Por que no?" pensó la chica mirando el disfraz. Lo compró satisfecha.

Antes de salir de su apartamento Amy se miró en el espejo por última vez. Le gustó lo que vio, el disfraz era cómodo y encontraba divertida el hecho de disfrazarse de heroína para ir a pasarlo bien con sus amigos en lugar de luchar contra el crimen. Animada salió de su piso y se dirigió al punto de encuentro con sus amigos.

Cuando Amy se encontró con sus amigos, se dio cuenta que había errado completamente la temática del disfraz. Tom iba vestido como Jason en Viernes 13, Ruben iba con una máscara de Michael Myers, Elsa vestía de novia de Chucky, Mark vestía como Leatherface en la Matanza de Texas y Claire vestía con un a camisa ensangrentada escotada que le llegaba justo por debajo la cintura y una cofia de enfermera. Amy sonrió tímidamente cuando los vio.

  • Vaya Amy con tu disfraz, ¿pretendes ponernos a todos entre rejas?- Bromeó Mark.

Amy sin hacerle caso se dirigió a Tom y le dio un fuerte beso.

  • Batgirl enrollándose con Jason, por estas cosas adoro Halloween.- Bromeó Elsa.

Claire con una sonrisa en la cara se dirigió a Amy y le dio un fuerte abrazo.

  • Una chica buena rodeada de malotes… ¿qué pretendes hacer con nosotros?- Bromeó.

  • A ti, te mandaré directa a un asilo.- Respondió la japonesa con una sonrisa.

  • Yo creo que hacemos una buena temática, pero sabes? Me gusta que esta vez ganen los malos.- Dijo Claire mientras le quitaba las esposas del cinturón a Amy y juguetona sujetaba las manos de la japonesa detrás de la espalda mientras se las ponía.

  • ¿Qué os parece?- Dijo Claire con una sonrisa picarona- Hoy los malos han capturado a la valiente heroína. ¿Sabes lo que pueden hacer unos villanos como nosotros con una indefensa heroína como tu?

Amy torció una sonrisa. Aunque no había maldad en las palabras de Claire, Amy sabía por experiencia lo que hacían los delincuentes si conseguían capturar a una heroína. Aunque podría haberse quitado aquellas esposas de juguete en un santiamén, Amy decidió seguir el juego. Lejos de sentirse indefensa, se sentía a gusto interpretando el papel de indefensa heroína con sus amigos. Y por qué negarlo, ese juego empezaba a excitarla. Empezó a imaginarse qué le haría Tom en caso de tenerla esposada en la cama con ese disfraz. ¿Qué pervertidas ideas estarían cruzando la mente de sus amigos? Amy hizo ver que intentaba librarse de las esposas.

  • Y ahora que me tenéis indefensa, ¿qué vais a hacer conmigo?- Preguntó juguetona mientras lanzaba una mirada llena de deseo a Tom.

  • Tengo una idea.- Interrumpió Elsa.- ¿Y si en lugar de ir a la fiesta hacemos algo más acorde con la noche de Halloween? ¿Os apetecería pasar la noche en el antiguo Sanatorio Saint Lazarus?

Todo el grupo miró a Elsa con cara de sorpresa. Le contaron a Amy, que no conocía la historia, que el Saint Lazarus había sido un antiguo hospital/manicomio fundado en la década de 1920. Debido a circunstancias desconocidas, el centro había clausurado en la década de 1950 y desde entonces allí seguía abandonado. Ahora en medio de un polígono industrial semi-vacío. Según se rumoreaba, el motivo de su clausura fue un motín por parte de los internos que en una noche asesinaron a todo el personal y se fugaron del centro. Aún se rumoreaba que algunos de los internos seguían viviendo en el antiguo sanatorio mental.

  • ¿Por qué me miráis con esa cara? Tenéis miedo o qué?- Dijo Elsa.

  • Si hemos de pasar allí la noche, porque no compramos algunas bebidas primero? No pretenderás que nos muramos de sed, ¿verdad?- Dijo Mark con una sonrisa. Todos fueron asintiendo a la propuesta.

  • Eso puede ser peligroso Amy, quizá mejor nos vamos a un sitio más tranquilo.- Dijo Tom.

Amy se sintió molesta por el comentario sobreprotector del chico.

  • Si van ellos, por qué nosotros no? Tienes miedo de algún psicópata de hace más de 70 años? Qué edad tendría ahora cualquier tipo de esos que habitara el centro desde los años 50? Tienes miedo de que un viejete nos atice con su bastón?

Tom, resignado, aceptó y el grupo, después de pasar a comprar bebidas y algo para picar en un colmado, se dirigió al antiguo sanatorio. Hacían un grupo peculiar, Batgirl rodeada de los peores asesinos del cine. La gente con la que se cruzaban los miraban llenos de curiosidad.

Finalmente, después de andar una hora, se encontraron frente a la entrada del Saint Lazarus. Visto desde fuera, en la oscuridad de la noche, el edificio impresionaba. Era un edificio de cuatro plantas, de unos cincuenta metros de ancho lleno de ventanas con barrotes. La pintura caía a trozos por la fachada y el edificio estaba lleno de grietas. Una puerta metálica cerraba el acceso al patio del centro. Para sorpresa de todos, no estaba cerrada con candado.

  • ¿No parece demasiado fácil entrar?- Dijo Rubén preocupado.

  • Si lo tienen así abierto es porque no hay ningún peligro.- Replicó Claire.

El grupo avanzó por el patio, lleno de maleza que les llegaba a los tobillos y después de cinco metros se encontraron frente a la puerta principal. Una puerta de madera reforzada, ahora llena de carcoma. Para sorpresa del grupo, tampoco estaba cerrada.

  • Deberíamos haber traído linternas.- Dijo Tom mientras alumbraban el vestíbulo con sus teléfonos móviles.

Mientras el resto del grupo se dedicaba a explorar el inmenso edificio, Tom y Amy se quedaron en una sala de espera amueblada con cómodos sofás cubiertos de polvo. La pareja se sentaron juntos, Tom aprovechó para quitarse la máscara de hockey. Tom empezó a contarle cosas a Amy, la chica lo miraba bobalicona sin escuchar. No es que la estuviera aburriendo, al contrario, pero es que Amy no podía apartar su mirada de esos ojos azulados que la hipnotizaban. Se acercó un poco a él, notando a través de su disfraz el calor que desprendía el cuerpo del chico. Tom le pasó el brazo encima del hombro, abrazándola, y la chica recostó su cabeza en su pecho musculoso mientras con su mano jugaba con la rubia melena del chico. La intimidad que les ofrecía aquella sala y la cercanía con el cuerpo de Tom empezó a encender a la chica.

  • Me gustas mucho Amy, soy muy feliz contigo, pero no entiendo porque siempre te excusas cuando te propongo…- El chico no pudo terminar la frase. Amy se abrazó a él y apasionadamente empezó a besarlo en la boca.

Aquél arrebato de pasión sorprendió a Tom. Se tumbó en el sofá mientras la chica encima de él lo besaba no sólo en los labios sino en las orejas, el cuello… El chico notó como Amy le desabrochaba la oscura camisa y empezaba a explorar su cuerpo con sus manos. Las finas manos de la japonesa recurriendo los pectorales y los abdominales de Tom, hacían que el chico se estremeciera de placer. La chica dejó de besarlo en la cara y empezó a besar sus pechos, mordiendo ligeramente los pezones del chico, erizándole la piel. “No es el mejor lugar pero sí un buen momento” pensó Amy que se estaba derritiendo por dentro en todos los sentidos. Aún no podía creer que Tom sintiera lo mismo que ella. Todas las experiencias amorosas de Amy habían sido cortas y poco apasionadas. Con Tom todo era diferente, ella se sentía realmente amada por primera vez, sin perjuicios por su sangre aristócrata ni buscando únicamente el placer sexual. Con Tom sentía que podía ir más allá de fugaces encuentros sexuales a escondidas de su familia. Sabía que el chico no estaba con ella por su alta posición en la sociedad japonesa. Sabía que su cuerpo no era lo único que quería el chico. Ello hacía que Amy se muriera de ganas de entregarse a él.

  • Vaya… pensaba que tu...- Dijo el chico entre suspiros mientras la chica iba mordisqueando la piel de su torso. Seguramente le dejaría algún chupetón pero eso estaba fuera de los pensamientos de Tom.

  • Que yo… ¿qué?- Dijo Amy dirigiendo una mirada traviesa a Tom mientras con una mano se quitaba poco a poco sus bragas.

Ante la atónita mirada de Tom, la chica se desprendió de su pieza de ropa más íntima y, con una sonrisa, Amy cogió sus bragas con el pie y las acercó a la boca de Tom.

  • No queremos hacer ruido, ¿verdad?- Dijo la chica mientras, haciendo gala de una extrema habilidad con sus pies, metió las bragas en la boca del chico.

Tom se dejó hacer, estaba muy excitado y notar como Amy metía en su boca sus bragas húmedas casi lo hace correrse. El chico saboreó los dulces jugos de la chica que impregnaban la fina tela de las bragas.

El chico estaba demasiado excitado como para intentar comprender el cambio de actitud en Amy. Ella siempre había mostrado reparos en que subiera con ella a su apartamento, pero en cambio, no parecía tener ningún problema en quitarse las bracas en un sitio abandonado.

Tom la amaba demasiado como para presionarla para mantener relaciones sexuales. Si la chica quería tomarse su tiempo, estaba en su derecho. Él la amaba más allá de su maravilloso físico, quería mantener una relación duradera con Amy. Pero ello no quitaba que cada noche fantaseara con el cuerpo de la chica, imaginando cómo sería verla desnuda, como se comportaría en la cama, cómo sería su cuerpo al tacto… Ahora parecía que ese momento había llegado, y el chico no cabía de alegría.

La ventaja del disfraz de Batgirl es que al estar proveído de una falda, facilitaba que Amy se pudiera quitar la ropa interior sin necesidad de mostrar su pubis al chico. Con una mirada llena de deseo, Amy se colocó entre los muslos de Tom y mientras frotaba su vagina con sus piernas, poco a poco le desabrochó los tejanos.

Ninguno de los dos se preocupaba en lo más mínimo sobre dónde estaría el resto del grupo, tampoco les importaba que en cualquier momento pudieran sorprenderlos. La pareja llevaba demasiado tiempo con sus deseos sexuales frustrados.

Pronto, Tom dejó de pensar en nada. Amy le había bajado los pantalones y se había metido su pene en la boca, saboreándolo con su lengua y sus labios, la mirada de la chica estaba llena de deseo.

Amy se excitó aún más cuando le bajó los calzoncillos y contempló el grueso miembro endurecido de Tom, perfectamente acorde con su cuerpo atlético. Lo contempló, asombrada, unos instantes, para luego metérselo en la boca, succionandolo con suavidad y con pasión. Los gemidos de placer de Tom eran música para sus oídos, Amy no podía apartar su mirada de la cara de placer que ponía Tom mientras le chupaba su miembro. Verlo gozar de placer la excitaba en sobremanera, Amy tuvo que reprimir la tentación de masturbarse mientras le practicaba la felación. Finalmente, repentinamente y sin avisar, cogiendo por sorpresa a la chica, Tom se derritió en su boca.

Tom contempló con una mezcla de sorpresa y éxtasis como Amy se tragaba todo su semen mientras le sonreía. La chica estaba lejos de haber terminado con él. Poco a poco, se incorporó encima suyo, volviendo a endurecer su miembro con el movimiento de sus caderas. Cuando el pene de Tom volvía a estar completamente erecto, ella lo introdujo en su vagina y suavemente empezó a mover sus caderas.

Cuando Tom notó su duro miembro entrar en la suave y húmeda vagina de la chica, volvieron los gemidos de placer, esta vez acompañados por los de Amy. El chico colocó sus manos en los pechos de Amy, llevándose una sorpresa al comprobar que, debajo del disfraz de Batgirl, no llevaba sujetador.

Amy sin dejar de mover sus caderas, agarró fuertemente el pelo de Tom. Esa melena rubia que tanto deseo causaba a la chica. Tom se sorprendió primero por la brusquedad de la chica, pero poco a poco aquél arrebato de pasión desenfrenada empezó a gustarle. Sin importar que alguno de sus amigos pudiera oírlos, la pareja se entregó desenfrenadamente a su pasión, sin disimular sus gemidos de placer.

De pronto, un grito los interrumpió justo en el momento más álgido.

Una hora antes.

Mark sacaba fotos a Claire en un quirófano. El chico estaba encantado de poder estar a solas con Claire, pero por otro lado la chica parecía interesarse sólo por las fotografías que le tomaba.

La verdad es que Claire, con su disfraz de enfermera sanguinaria, quedaba perfecta en un antiguo quirófano, con una camilla destartalada y todo tipo de material y herramientas quirúrgicas tiradas por el suelo. Cuando tuviera cobertura, Claire pensaba subirlas a su instagram, con toda certeza causarían furor, Mark le estaba tomando muy buenas fotografías.

Claire hubiera preferido no quedarse a solas con Mark, no es que el chico no fuera atractivo ni que le cayera mal. Mark con su cuerpo fuerte y piel morena causaba furor entre la mayoría de chicas. Pero tenía un pequeño defecto que la sacaba de quicio. Mark no podía estar ni dos minutos sin hablar de su gran afición: el surf.

Seguramente a muchas chicas el tema les parecería interesante, pero Claire, que ya lo conocía de hacía años, le aburrían. Cabe añadir que la pelirroja sentía atracción por Tom, haciendo que no mostrara mucho interés por los otros dos chicos del grupo.

“Espero que Rubén y Elsa no hayan dejado a Tom y Amy solos” pensaba la chica en un ataque de celos. La verdad es que los celos corroían por dentro a Claire. Ella llevaba años detrás de Tom, sin que el chico hubiera mostrado el mínimo interés por ella más allá de la amistad, y ahora una advenediza japonesa conseguía ganárselo en pocos meses. Claire sólo deseaba que Amy volviera pronto a Japón para que Tom volviera a quedar disponible. “Cuando termine el curso seguro que se va a marchar a Japón y te dejará sin miramientos con el corazón roto. Y yo me quedaré a tu lado, primero te consolaré pero luego caerás en mis brazos” pensaba la chica.

  • ¿Ocurre algo?- Preguntó Mark al notar un cambio en la expresión de Claire.

  • Nada, nada, creo que deberíamos ir volviendo con el resto del grupo.

Mark en cambio no tenía ganas de volver con los demás, de hecho quería pasar más tiempo a solas con Claire, con la esperanza de poder intimar un poco con la atractiva pelirroja. Con la excusa de sacarle mejores fotografías, continuaron explorando el sanatorio. Encontrando una escalera que conducía al sótano. A Mark no le costó mucho convencer a Claire de que bajaran a explorar, a saber lo que se guardaría allí.

Mientras bajaban, la pareja no se fijó que en los escalones llenos de polvo, había marcas de pisadas recientes.

Al llegar abajo se encontraron con una especie de almacén. Camillas viejas, sillas de ruedas, estantes con frascos de cristal cuyo contenido era mejor no saber… Mark no cesaba en hacer fotografías a todo. Parecía estar en el escenario de una auténtica película de terror.

Claire por otro lado, se fijaba con preocupación con otras cosas. Concretamente, varias latas de comida que parecían abiertas recientemente, un sucio colchón, varios cuchillos colgados en la pared… De repente Claire soltó un grito que sobresaltó a Mark.

  • Claire no tiene gracia, casi me matas del susto...- Dijo Mark para luego callarse de golpe, sorprendido.

En un rincón, en una sucia mesa había un cuerpo humano. O mejor dicho, había lo que quedaba de un cuerpo humano. Le faltaba la cabeza, una pierna y tenía el torso abierto en canal. Y era obvio que no llevaba mucho tiempo allí.

-¡Corre! Debemos avisar a los demás- Dijo Claire intentando no alzar demasiado la voz.

Mark no necesitó que se lo dijeran dos veces. Mientras salía del sótano Claire resbaló en el suelo con un charco de sangre húmeda, por suerte y con ayuda de Mark se puso en pie rápidamente. Ambos chicos subieron las escaleras a una velocidad impresionante, intentando recordar como se volvía a la sala de espera dónde se habían separado del grupo. Al llegar a la planta baja, todas las puertas les parecían iguales. Claire localizó la del quirófano y lo atravesó a toda prisa, llegando al pasillo que conducía al vestíbulo. Dónde justo al lado había la sala de espera donde había visto por última vez a sus compañeros.

Claire no se había dado cuenta que, en algún momento, Mark había dejado de seguir sus pasos.

Como una exhalación, cruzó la puerta y entró en la sala. Para encontrarse, totalmente sorprendida, a Amy sentada a horcajadas encima de un semidesnudo Tom, moviendo sus caderas entre gemidos de placer. Necesitó unos segundos para asimilar la escena.

  • ¡¿En serio, follando en este lugar!? ¡seréis ninfómanos!- Gritó sobresaltando a la pareja que hasta ese momento no se habían percatado de la entrada de Claire.

Mientras tanto, Rubén y Elsa

Rubén y Elsa estaban en una habitación con camillas tomando alcohol en vasos de plástico mientras comían una bolsa de patatas fritas. Fuere lo que fuere lo que Rubén contaba a la chica era obvio que divertía a Elsa, que no dejaba de sonreír mientras lo miraba. El chico interrumpió la conversación.

  • Creo que deberíamos volver con los otros. He visto suficientes slashers como para saber como terminará esto.- Dijo.

  • ¿En serio?- Replicó Elsa con una mirada picarona- ¿Y como crees que terminará?

La chica poco a poco se fue subiendo el vestido blanco que llevaba, mostrando sus muslos hasta que reveló unas bragas color turquesa bajo las medias. Rubén se quedó sin habla, aunque Elsa era la más bajita del grupo y muchos chicos consideraban que tenía poco pecho, él siempre la había considerado atractiva. No eran pocas las veces que Rubén había fantaseado con el lindo culito de Elsa “no tendrá grandes tetas pero su culito redondo lo compensa con creces” decía siempre. Y allí la tenía ahora, quitándose el disfraz ante él.

El chico notó como su pene se endurecía, no iba a desaprovechar aquella oportunidad. Justo cuando la chica se terminó de quitar el vestido blanco, revelando un sujetador push-up a juego con sus braguitas, el chico la abrazó y empezó a besarla. Tumbándola encima de una camilla.

Rubén, pese a su pelo largo y descuidado aspecto, atraía mucho a Elsa. El motivo era simple: Rubén era el único chico que era capaz de hacerla reír en cualquier circunstancia. La timidez de Elsa siempre se había impuesto a cualquier intento de seducir al chico. Ella que era consciente que no tenía un cuerpo espectacular como sus amigas Claire y Amy,. Pero en las últimas semanas había comprobado que Rubén tenía más atenciones hacia ella y había empezado a mirarla con otros ojos. La chica tenía miedo que no fueran más que imaginaciones suyas. De hecho la idea de pasar la noche de Halloween en el sanatorio abandonado había sido únicamente con la esperanza de poder tener un momento a solas con el chico.

Finalmente, su oportunidad había llegado. Estaban los dos solos y además Rubén parecía estar a gusto con Elsa, sonriendo cada vez que la chica le decía algo. Pese a los nervios que sentía y su timidez innata, Elsa sabía que ahora o nunca era el momento de dar el paso. Si la cosa salía mal, siempre podía achacarlo al alcohol.

Cuando, entre excitada y avergonzada, empezó a levantarse su vestido, se sorprendió al ver que Rubén no apartaba la vista de ella, devorándola con la mirada a medida que iba quitándose la prenda. Tan pronto la chica se quitó el vestido por la cabeza, el chico la estrechó fuertemente contra su cuerpo, besándola suavemente mientras sus manos recurrían la piel de su espalda, deteniéndose durante un largo rato en el culito de la chica. Ese trasero que sin ella saberlo, volvía loco a Rubén.

La excitación de Elsa no paraba de subir cuando el chico la tumbó en una de las camillas para acto seguido colocarse encima de ella. Aunque ya empezaba a hacer frío, el contacto del cuerpo de Rubén, encendía la temperatura corporal de la chica, notando como su vagina se humedecía.

Rubén, con su muslo entre las piernas de Elsa, notó la humedad de la chica, y poco a poco empezó a quitarle sus medias negras hasta que la chica soltó un grito. Primero pensó que estaba yendo demasiado rápido con ella, instantes después, él también estaba gritando.

Mientras tanto, Claire, Tom y Amy

La frustración y el fastidio eran pefectamente visibles en el rostro de Amy. No sólo les habían interrumpido justo en el punto en que la chica estaba a punto de alcanzar un orgasmo sino que Claire, en lo que parecía un ataque de celos no dejaba de gritar incoherencias.

Tom se levantó y volviéndose a colocar los pantalones, intentaba calmar a la pelirroja.

Instantes después, Amy empezaba a lamentar su enfado con la chica. Claire estaba realmente aterrorizada. Además, la japonesa había visto suficiente sangre como para saber que lo que pringaba las manos de Claire no era precisamente pintura.

  • ¿Y Mark?- La preguntó.

Claire, entre sollozos y escalofríos intentó explicar que no sabía nada de él, que habían huido juntos del sótano pero que en algún momento se deberían haber separado, pero no recordaba donde.

Era obvio que su vida estaba en peligro. La mente de ninja de Amy pensaba a toda velocidad, analizando la situación.

  • No debemos separarnos. Primero deberíamos encontrar a Rubén y Elsa, ellos aún no saben que están en peligro. Luego todos juntos buscaremos a Mark.- Dijo. Claire y Tom no discutieron su postura.

Tom arrancó una pata de una de las mesas, consiguiendo así un arma improvisada. Claire se agarró firmemente del brazo de Tom y los tres empezaron a buscar a la otra pareja.

“Una cosa es que estés asustada, la otra que te intentes aprovechar de la situación” Pensó Amy mientras observaba a Claire abrazar la cintura de Tom. El rol de chica en apuros no iba con la japonesa. Que prefería contar con su propia habilidad en el cuerpo a cuerpo antes que confiar en un trozo de madera que seguramente estaría lleno de carcoma.

Mientras exploraban el edificio con sus teléfonos móviles, Amy estaba concentrada al cien por cien en sus sentidos, atenta a cualquier indicio de peligro.

Al girar en una esquina, en un pasillo lleno de puertas que parecían conducir a diversas celdas, aliviados encontraron a Elsa y Rubén. El chico andaba lentamente, sujetado por Elsa, que vestía únicamente su ropa interior. Rubén sangraba profusamente.

Cuando se encontraron, recostaron al chico al suelo, comprobando que tenía un corte, no muy profundo, en el hombro. Claire, desgarrando su disfraz confeccionó unas vendas improvisadas.

Elsa les contó lo sucedido. Mientras estaban tranquilamente charlando en una habitación (omitió cualquier referencia a sus intenciones sexuales aunque su falta de vestido ya lo decía todo), había entrado un tipo por la puerta esgrimiendo un cuchillo. Un grito por parte de Elsa había puesto a Rubén en aviso, esquivando por poco una cuchillada que de haber acertado de pleno hubiera sido mortal. Elsa, de un empujón había apartado al tipo, saliendo pitando con Rubén de la habitación bloqueando la puerta con una estantería del pasillo.

Aliviados, el grupo se centró en buscar a Mark. Ya se preocuparían luego del tipo, quienquiera que fuese, que habían dejado encerrado.

Por suerte, no tardaron en dar con Mark. Lo vieron subiendo las escaleras que llevaban al sótano con su característico disfraz de Leatherface. Claire fue corriendo hacia él.

  • Qué susto nos has dado. Pensaba que te había pasado algo. A Rubén lo han herido, ¿tú estás bien?- Le preguntó preocupada la pelirroja.

Algo en Leatherface hizo saltar las alarmas en el instinto de Amy. El disfraz era el de Mark, pero parecía más alto y más corpulento, y su cuchillo no era de atrezzo.

Justo cuando Leatherface movía su cuchillo con clara intención de apuñalar a Claire, Amy embistió contra él. Cayendo ambos escaleras abajo.

El resto del grupo no tuvieron oportunidad de socorrer a la japonesa. El tipo que supuestamente habían dejado encerrado acababa de aparecer por una puerta blandiendo un enorme cuchillo.

Haciendo gala de una gran agilidad y control corporal Amy aterrizó a cuatro patas al final de las escaleras. Sucia pero ilesa, no así su atacante que había caído inconsciente. Por suerte, el móvil de la chica había sobrevivido a la caída y con él alumbró el oscuro sótano. En una camilla, atado con alambres y amordazado con un trapo estaba Mark. El chico vestía únicamente su ropa interior. A pocos pasos de él, en una mesa, había un cadáver descuartizado. El suelo y las paredes estaban llenos de sangre.

Amy corrió hacia su amigo, comprobando que excepto varios cortes y magulladuras estaba ileso. El chico intentaba decirle algo a través de la mordaza. Amy le quitó el oscuro trapo.

  • ¡Detrás tuyo!- Gritó Mark. Pero la advertencia llegaba demasiado tarde.

El tipo al que Amy creía inconsciente se abalanzó sobre ella con todo su cuerpo, sacudiendo a la chica y golpeándola contra las camillas. La chica, cogida completamente por sorpresa, poco pudo hacer para evitarlo y enseguida se vio con la espalda contra una camilla mientras el tipo intentaba estrangularla.

Hasta ese momento Amy no se había percatado que seguía sin ropa interior. En el fragor de la lucha, notaba la pierna de aquél tipo entre sus muslos, presionando su vagina. La japonesa, que aún seguía frustrada sexualmente por su orgasmo interrumpido, notó como su cuerpo volvía a excitarse. A medida que se excitaba, notaba como la fuerza la iba abandonando. Aquello no pasó desapercibido para aquél tipo.

En lugar de seguir intentando estrangularla, el tipo cambió de idea. Mientras con una mano seguía sujetando el cuello de Amy, con la otra palpó la entrepierna de la chica, sonriendo al notarla húmeda. Luego empezó a desabrocharse el pantalón.

Amy no podía creer lo que estaba pasando. Sus amigos estaban en peligro de muerte y ella se estaba sintiendo excitada por un tipo que intentaba estrangularla. El contacto de los dedos del tipo palpando su vagina continuó encendiendo a Amy de placer. La chica sabía lo que vendría luego. “Maldita Claire, si hubieras tardado unos instantes más en aparecer, ahora estaría en mis plenas facultades” pensó Amy, ansiosa por un orgasmo.

Pero no, no era el momento ni el lugar para tener un orgasmo. Y definitivamente, no era el tipo adecuado. La cordura se impuso en Amy, que con un taconazo golpeó al tipo el el pie, provocando que aflojara la presión sobre su cuello. Acto seguido la chica le pegó un rodillazo en la entrepierna y casi inmediatamente le pegó un puñetazo en la nuez del cuello. El tipo se desplomó en el suelo, esta vez inconsciente de verdad.

Amy esta vez no cometería el mismo error. Encontró una vieja soga y con ella ató fuertemente al tipo. Nadie como una japonesa para atar a alguien con una cuerda. Aquél tipo no podría liberarse de los nudos sin ayuda.

Amy por fin podía ocuparse de Mark. Lo liberó de las ataduras de alambre y el chico al verse libre suspiró agradecido.

  • Por un momento temí por tu vida… pero demonios…. ¡ Has estado genial! Ni la auténtica Batgirl habría luchado mejor- Dijo Mark asombrado mientras Amy recogía su teléfono del suelo.

La japonesa no supo que contestar. Por un lado agradecía las palabras de Mark, pero por otro lado empezó a temer que quizá había hecho una demostración demasiado buena de sus habilidades. Amy temía que el chico pudiera sospechar que su compañera de clase fuera la heroína conocida como Shadow Angel, aunque hacía días que la heroína no acaparaba los titulares de la prensa.

  • Gracias… Ni yo misma sé qué ha pasado… Supongo que… en fin… tantas horas al gimnasio habrán servido de algo- Balbuceó Amy intentando soltar una justificación razonable para haber dejado fuera de combate con dos golpes a un tipo corpulento que la triplicaba en estatura y peso.

Segundos después, Tom y el resto del grupo bajaban las escaleras. Todos parecían estar bien.

  • Me alegro que estés bien Amy. Siento no haberte podido ayudar, el otro tipo apareció de repente. Al final ese palo fue útil.- Dijo Tom preocupado, mostrando la pata de mesa partida por la mitad.

  • Fue en parte gracias a mí, conseguí agarrarlo por detrás y Tom lo golpeó en la cabeza.- Respondió Claire presumiendo de su gesta.

  • No sabéis como me alegra que estéis bien. Tom, no deberías preocuparte tanto por mí. Se apañarme sola.- respondió Amy.

  • ¡Ni lo dudes! Tu chica es de armas tomar- Añadió Mark.

El grupo salió del edificio y por fin pudieron llamar a la policía. Minutos después apareció una patrulla y una ambulancia. Todos estaban bien, excepto Mark al que pusieron vendas en sus muñecas para sanar los cortes causados por el alambre con el que lo habían atado, y le dieron una bata para que cubriese su cuerpo semidesnudo. Y Rubén, que pese a que su herida no era grave, los sanitarios insistieron en llevarlo a un hospital para asegurarse. Por supuesto, Elsa no se separó de él y lo acompañó en la ambulancia, con una manta cubriendo su tímida semidesnudez.

Quedaron Claire, Tom, Mark y Amy, que contaron lo que había sucedido a los agentes. Mientras se llevaban detenidos a aquellos tipos. La policía los identificó rápidamente con un par de asesinos en serie que llevaban meses en busca y captura, evadiendo a la policía hasta ese momento. Los agentes indicaron a los chicos que eran dos tipos muy peligrosos y que habían tenido mucha suerte.

Pese al ofrecimiento de los policías para llevarlos a casa, los chicos prefirieron volver a pie. Estaban agotados pero necesitaban un poco de aire fresco. Tom le contaba a Mark como había golpeado a ese tipo con una pata que había arrancado de una mesa. Las chicas andaban unos metros detrás de ellos.

  • Eh Amy… Eso...- Empezó a decir Claire-… Has arriesgado tu vida por mí… Ese tipo podría haberte matado… me has salvado la vida… No se como agradecértelo.

  • Somos amigas ¿no? No dudaría ni un segundo en volverlo a hacer. Por suerte, todo ha terminado bien.- Respondió la japonesa.

Claire se sintió un poco culpable por los celos que había sentido de Amy. Por como le dolía verla con Tom. Pero ahora se daba cuenta de lo infantiles que eran esos sentimientos. Mientras ella quería ver fracasar la relación de Amy con Tom, la japonesa no había dudado en arriesgar su vida para salvarla. Decidió dejar atrás cualquier sentimiento de celos o envidia hacia Amy. Como había dicho, eran amigas, y la amistad estaba por encima de esas cosas.

Claire y Mark se despidieron del grupo al llegar a una intersección para tomar el camino hacia la residencia de estudiantes de la Universidad, donde ambos tenían un apartamento.

Tom acompaño a Amy en el trayecto hasta el apartamento de ella. Durante ese trayecto Amy tomó consciencia de la pinta que llevaba. Sin ropa interior, con parte de su disfraz desgarrado, mostrando más piel de la que desearía. Notando en sus piernas sus fluidos empalagosos, la cara sucia, el pelo enmarañado… No, Amy no ofrecía su mejor aspecto. Pero también notaba que Tom la miraba con otros ojos. Ya no había esa sobreprotección hacia ella en su mirada. Tom la miraba con unos ojos llenos de admiración. Cuando llegaron al vestíbulo del edificio de Amy, la chica sintió que era ahora o nunca.

  • ¿Subes?- Le preguntó tímidamente.

El chico no dudó en su respuesta y ambos cruzaron el vestíbulo. Mientras subían en el ascensor, se miraron sin decirse nada. Amy aún no estaba segura de que aquello fuera una buena idea, pero estaba decidida a no dar vuelta atrás.

Entró en su bonito apartamento, guiando a Tom hacia un amplio salón, con amplias ventanas que ofrecían una vista preciosa del Detroit nocturno. Pero no eran las vistas exteriores en lo que se fijaba el chico.

Amy se estaba desprendiendo de lo que quedaba de su disfraz, quedando completamente desnuda ante el chico. La visión del cuerpo desnudo de la chica, iluminado únicamente por las luces nocturnas que se filtraban a través de las amplias ventanas, había dejado a Tom completamente cautivado. Tuvo que ser la chica la que rompiera el hechizo.

Con un beso, guió las manos de Tom por todo su cuerpo mientras ella poco a poco le quitaba la ropa. Ahora no tenían ninguna prisa, nadie les iba a impedir gozar de ese momento mágico. Amy condujo al chico desnudo hacia su habitación, tumbándolo en su confortable cama.

Mientras la chica se tumbaba encima de él, Tom pudo contemplar su cuerpo con todo su esplendor, no veía la suciedad ni el sudor acumulado horas antes. Únicamente tenía ojos para su fina y pálida piel, sus curvas femeninas, sus músculos firmes. El chico besaba y palpaba cada rincón del cuerpo de Amy, haciendo que se tumbara en la cama, colocándose esta vez él encima de ella.

Los tiernos besos de Tom resiguiendo su cuerpo sacaban dulces gemidos a Amy. El chico la besaba en los pechos, la barriga, su ombligo, su pubis… Deteniéndose unos segundos.

  • Nunca me habías dicho que tenías un tatuaje.- Dijo Tom curioso mientras besaba la pequeña huella de gato en el pubis de Amy.

Aquello hizo sonrojar a la chica, al fin había descubierto aquel maldito tatuaje. No sabía como se lo tomaría él.

  • S… Si…Una amiga que es tatuadora me convenció para que me lo hiciera... aunque no creo que fuera una buena idea…- Balbuceó nerviosa.

  • ¡Es precioso! Te da un toque de chica mala. Felicita a tu amiga cuando la veas.- Dijo Tom besando la diminuta huella gatuna.

  • Entonces… ¿no te parece mal que lo lleve?- Insistió Amy que aún no se lo terminaba de creer.

  • Para nada. Nunca pensé que una tímida princesita como tú llevaría un tatuaje tan atrevido. Me encanta pensar que mi novia lleva un tatuaje en su parte más íntima del cuerpo. Me provoca un morbo…

  • Tímida princesita… ¿yo?

Tom no pudo continuar, Amy se abalanzó sobre él como una fiera y lo besó apasionadamente por todo el cuerpo hasta que el chico suavemente aunque luego con más ímpetu la empezó a penetrar. Amy no cabía de la felicidad. Tantas semanas preocupada por el tatuaje y resulta que a Tom le encantaba. Los gemidos de la pareja resonaron por todo el apartamento. Ahora podían explorar sus cuerpos y disfrutar de su sexualidad sin que nadie se lo impidiera.

No tardaron en alcanzar un intenso orgasmo, ambos a la vez. Pero al cabo de unos minutos, ambos volvían a estar encendidos. Amy gozó de Tom durante toda la noche en casi todas las posturas imaginables, encima de él, debajo de él, a cuatro patas… En un momento de descanso en que la chica había ido a la cocina a beber agua, el chico la siguió y la tomó allí mismo, encima de la mesa.

Luego pasaron al comedor. Amy se puso contra la ventana, contemplando la ciudad de noche, con sus pechos y su cuerpo contra el frío cristal, mientras el chico la penetraba por detrás.

Aquella era la primera vez que Amy experimentaba con el sexo anal de verdad. Primero se sorprendió al notar el duro miembro de Tom introduciéndose en su culo, el chico estuvo a punto de retirarlo y penetrarla por la vagina. Pero Amy con una sonrisa de deseo lo impulsó a continuar. La chica no tenía ninguna expectativa al respecto, pero esa noche era su noche y quería probarlo todo. Se sorprendió al notar que disfrutaba siendo penetrada analmente por Tom. Sus gemidos de placer no tardaron en sumarse a los del chico. Allí, enfrente de toda la ciudad, sin ningún pudor ni vergüenza a que alguien de los edificios contiguos pudiera verlos, Tom se corrió por enésima vez, esta ocasión dentro del culo de Amy. La chica se volteó con una sonrisa en la cara.

Se abrazó a Tom, y el chico la volvió a empujar contra el cristal, esta vez con su culo y su espalda pegados a la fría superficie. Mientras Amy lo besaba apasionadamente, Tom notaba los firmes pechos de la chica enfriados por el cristal, contra su cálida piel. El chico volvió a tener una erección y sin dudarlo, con Amy en brazos y con la espalda contra el cristal, volvió a penetrarla, esta vez vaginalmente.

Tom no usaba preservativo, pero aquello no preocupaba a Amy. La chica tenía perfectamente controlado su ciclo de ovulación, y en esos días no había riesgo a quedarse embarazada.

Al final, agotados, se tumbaron en la cama y durmieron plácidamente hasta el mediodía.

Cuando se levantaron, después de una buena ducha y unos cuantos orgasmos más, la pareja parecía que habían vuelto a nacer. Sus cuerpos estaban cubiertos de moratones, pero no causados por aquellos criminales, sino causados por la pasión. En su arrebato amoroso de esa noche, ambos habían cubierto el cuerpo de su pareja de chupetones. A ver como lo explicarían cuando volvieran a la Universidad y sus amigos les preguntaran.

Lejos quedaba el susto de la noche pasada. Mientras comían una ensalada de fruta que había preparado Amy, la chica rompió el silencio.

  • Tom, me gustas mucho, muchísimo. Pero no soporto que me trates como una niña indefensa. Toda esa insistencia tuya en que no ande sola de noche, que no vuelva sola a casa… Me agobia mucho, sé que lo haces con buena intención, pero no me gusta.

  • Perdona, no sabía que te agobiaba tanto. Te prometo que no te sobreprotegeré tanto. Además, he visto que sabes cuidarte sola- Respondió el chico con una sonrisa.

Amy sonrió también. Aquello la llevó a meditar sobre otra cuestión. Durante semanas había dejado aparcada a Shadow Angel, confiando que la ciudad se había vuelto más segura. Pero la noche pasada había descubierto que el crimen nunca descansa. Siempre habrá algún criminal al acecho, esquivando a la policía. Un criminal al que sólo Shadow Angel con sus habilidades podrá capturar. Amy no quería ni pensar que hubiera ocurrido a sus amigos de no estar con ellos en ese sanatorio.

La ciudad seguía necesitando a Shadow Angel.

CONTINUARA