Shadow Angel. Cap 5. La prostituta enmascarada

Un desliz de nuestra heroína hace que Shadow Angel caiga en manos de una red de prostitución ilegal. La ninja deberá satisfacer los deseos de distintos clientes. ¿Conseguirá salir de esta? ¿A alguien le apetece un poco de sushi?

Azoteas de Detroit, viernes por la noche

Shadow Angel/Mikoto Amy, saltaba de azotea en azotea con una agilidad que parecía que tuviera alas. En su interior, no cabía de felicidad. Esa misma tarde, al salir de clase, Tom le había dado un beso. Pensándolo bien, no fue un beso apasionado ni intenso, sino más bien tímido y corto. Pero era un beso al fin y al cabo. Tom, el chico que con su mera presencia hacía vibrar a Amy, le había dado un beso.

Shadow Angel estaba tan absorta en sus pensamientos que no se dio cuenta que se había metido de lleno en una trampa hasta que fue demasiado tarde.

Shadow Angel llevaba varias semanas atacando las redes de prostitución ilegal de Detroit, desmantelando burdeles ilegales y liberando a las chicas que tenían cautivas. Pese a que hacía un excelente trabajo, Amy no estaba contenta del todo, le daba la sensación que por cada burdel que ella atacaba, otros dos se abrían en lo más profundo de la ciudad. Llevaba días con la sensación que pese a sus éxitos solo había atacado la punta del iceberg del problema, que pese al su esfuerzo, los burdeles seguían abriendo.

Por otro lado, la mafia que se encargaba de secuestrar chicas y explotarlas sexualmente, había sufrido un duro revés. No entendían como una persona sola, esa tal Shadow Angel, en pocas semanas les había causado más daños que toda la policía en años de investigación. Los líderes de la mafia tenían comprados a políticos, policías, periodistas… pero no habían contado con Shadow Angel. La solitaria heroína había cerrado a la fuerza varias de sus más preciadas instalaciones en tiempo récord.

Aunque ello no suponía un revés definitivo para la mafia, gracias a sus extensas redes, el flujo de chicas, clientes y dinero seguía. Pero sí que habían notado como el temor a la aparición de la heroína había reducido el número de clientes que acudían a sus burdeles. Finalmente, los líderes de la mafia decidieron tomar cartas en el asunto y parar una trampa a la misteriosa heroína.

Amy iba absorta en sus pensamientos cuando un grito la sorprendió. En un estrecho callejón sin salida dos hombres intentaban introducir a la fuerza una chica en una furgoneta. Utilizando una cuerda con un garfio, Shadow Angel descendió al callejón como caída del cielo. Si segundos antes no hubiera estado tan distraída con sus pensamientos, quizá se habría dado cuenta que algo iba mal, que todo era demasiado obvio y fácil.

Con rapidez sorprendente Shadow Angel noqueó a los secuestradores y justo cuando se giró para comprobar si la chica estaba bien, notó por el rabillo del ojo como uno de ellos accionaba un botón, acto seguido escuchó un sonido sordo a procedente de la furgoneta. Aunque los reflejos de la ninja eran rápidos, la estrechez del callejón la impidió esquivar lo que le venía encima.

Un cañón de aire comprimido, oculto en la parte posterior de la furgoneta disparó una resistente red que inmovilizó a la ninja. Rápidamente Shadow Angel intentó librarse de la red, sacó una cuchilla de su cinturón e intentó cortar la resistente malla. Pero los secuestradores fueron más rápidos. Dos más salieron de la parte posterior de la furgoneta y rápidamente se acercaron a la ninja. Una descarga eléctrica dejó a Shadow Angel sin sentido.

Lo último que vio la ninja antes que sus ojos se oscurecieran fue como los dos primeros secuestradores se levantaban y corrían hacia la chica. Mientras uno la sujetaba el otro la inmovilizaba con cinta americana.

Cuando Amy se despertó, se encontró en una celda de cemento cerrada por una puerta con rejas. Junto a ella había otras dos chicas, una rubia que aparentaba unos treinta años y la chica a la que había intentado rescatar en el callejón, de pelo moreno que no debía tener más de veinte años. Ambas chicas tenían los ojos enrojecidos por haber llorado hasta la extenuación. Ambas chicas estaban completamente desnudas y tenían las manos a la espalda.

Amy se percató que ella también estaba completamente desnuda, aunque para alivio suyo, aún conservaba la máscara puesta. Sus manos estaban esposadas a su espalda. Intentó preguntar algo a las chicas cuando un tipo calvo y fuerte entró en la celda portando una cámara de fotos.

El primer impulso de Amy fue abalanzarse contra el tipo, un fuerte tirón a su espalda la detuvo a pocos centímetros de él. Amy se dio cuenta que sus esposas estaban sujetas a la pared por una cadena. Amy tenía movimiento suficiente para acercarse a las chicas pero la cadena no le permitía acercarse a menos de un metro de la puerta. El tipo sonrió ante el vano intento de la ninja.

-Tienes suerte de que no se nos permita golpearos. Te mereces una buena paliza. ¿Sabes lo que nos ha costado capturarte? ¿El daño que has hecho a nuestro proyecto? Venga chicas, sonreír a la cámara- Dijo mientras sacaba varias fotografías a las chicas, las cuales con las manos atadas a la espalda no podían hacer nada para cubrir su cuerpo.

Amy no dijo nada pero comprendió desesperada que había caído en manos de la red de prostitución ilegal contra la que tanto había luchado. El tipo abandonó la celda y regresó al cabo de unos minutos con un par de cuencos con arroz y agua.

-Comed, necesitáis recuperar fuerzas para lo que os espera.- Dijo con una sonrisa antes de irse.

Las dos chicas debían estar hambrientas porque en seguida se abalanzaron sobre los cuencos. Al tener las manos atadas a la espalda, la única forma de comer era directamente del cuenco con la boca. Amy hizo una mueca de disgusto, su orgullo le impedía comer como si fuera un animal. Ambas chicas comieron y bebieron respetando una parte para Amy.

-Come, llevas horas inconsciente y en nada te ayudará estar débil.- Le dijo la rubia.

Amy pensó que tenía razón, si quería escapar de allí necesitaría todas sus fuerzas y sus sentidos al cien por cien, no tenía sentido matarse de hambre. Tragándose el orgullo, se acercó a los cuencos y agachada empezó a comer. Realmente tenía hambre ya que en menos de un minuto engulló el arroz y se bebió el agua que quedaba. Notar la comida en su estómago la hizo sentir mejor.

-Gracias por intentar rescatarme en el callejón- dijo la morena- Me sabe mal por tí, era todo una trampa des del principio. Me capturaron en otro lugar y me soltaron en ese callejón sin salida con la intención de atraerte. No tuviste ninguna oportunidad, lo tenían todo perfectamente planeado. Debería haber intentado advertirte, pero estaba demasiado asustada y me prometieron que su único objetivo eras tu, que una vez te capturaran me dejarían ir. Nunca debí haber confiado en su palabra, de verdad, lo siento.

La chica estalló en sollozos.

-No te preocupes, hiciste lo correcto. A saber qué te habrían hecho de intentar advertirme, no te preocupes, encontraremos la manera de salir de esta. Te lo prometo- Dijo Amy para consolarla, aunque la ninja no tenía mucha esperanza en lo que les deparaba el futuro próximo. Desnuda, encadenada, y en una celda sin ventilación y sin saber donde estaban no tenía claro como podrían escapar de esta situación.

Ambas chicas se presentaron, la rubia se llamaba Rachel y tenía 31 años, era contable y la habían capturado hacía dos días mientras regresaba sola de noche del trabajo a su casa. La morena tenía 20 años y se llamaba Rebecca, justo empezaba la universidad y la habían secuestrado a primera hora de la mañana de ese mismo día, mientras salía a hacer running.

Amy estuvo tentada de decir a las chicas su verdadero nombre para dar confianza a las chicas pero optó por mantener su anonimato. El miedo y la tensión acumulada hicieron mella en las tres chicas, que no tardaron en quedarse dormidas. Al cabo de un rato, que Amy no pudo precisar si habían sido horas o minutos, el mismo tipo regresó junto con otros dos. Mientras el calvo vigilaba, los otros dos abrieron la cadena que sujetaba a Rebecca a la pared y se la llevaron de la celda.

-¿Adónde me lleváis?.... por favor no me hagáis nada... os lo suplico...soy virgen.- Suplicaba la chica entre sollozos.

-Precisamente por eso, ¿sabes cuándo ha pagado el cliente para desvirgarte?- Dijo el calvo sonriendo.

Aquello fue demasiado para Amy, no iba a tolerar que le hicieran eso a la chica.

-¡Esperad! Cogedme a mí, me ofrezco en su lugar.- Gritó Amy, el calvo se acercó a la reja.

-¿Tu? Pretenderás hacernos creer que eres virgen? Lo siento pero el cliente ha sido muy específico. Además tu aún no estás lista para el mercado, lo veo en tu mirada, a tí tendremos que domesticarte y amansarte primero. No quiero que le saques los ojos al primer cliente.- Dijo el tipo con una sonrisa.

-¿Seguro que seguirá prefiriendo una virgen a la heroína de Detroit? Me ofrezco voluntaria para satisfacer a vuestro cliente, sin trucos.- Respondió Amy ante la atónita mirada de las chicas y los secuestradores.

El calvo meditó unos segundos. Abandonó la habitación y volvió al cabo de unos minutos.

-De acuerdo, tu ganas. Si tantas ganas tienes de empezar a hacernos ganar dinero empezarás hoy mismo. Ahora bien, como el cliente tenga alguna queja sobre tu comportamiento, te aseguro que esa chica por la que te sacrificas lo va a pasar mal... muy mal.

Amy hizo un gesto de asentimiento y el calvo volvió a encadenar a Rebecca a la celda y luego los tres tipos quitaron a Amy su cadena y la llevaron fuera de la celda. Antes de salir, Amy vio como Rebecca le dirigía una mirada de agradecimiento.

Condujeron a Amy a través de un frío pasillo con varias puertas y ninguna ventana y se detuvieron ante una puerta. El calvo la abrió y dentro, en una habitación amueblada con una cama y una cómoda, había un hombre de unos cincuenta años y un poco regordete.

-Creo que sales ganando, esa tiene mucho mejor físico que la virgen.- Le dijo el calvo.- Ya conoces las reglas, nada de dejarle marca en su cuerpo y terminantemente prohibido quitarle esa máscara. El jefe quiere revelar su identidad en un show especial. Hasta entonces nadie puede conocer su rostro.

El calvo empujó a Amy dentro la habitación, le quitó las esposas y antes que la ninja pudiera reaccionar cerró la puerta con llave. Shadow Angel se encontró sola en la habitación con aquel tipo. Ella no sabía como actuar, qué esperaba que hiciera, él lo tenía claro. Cogió a la chica y la tumbó en la cama, con sus manos empezó a recorrer todo el cuerpo de Amy. Acariciando sus pechos, su culito, su vagina. Luego empezó a besarla en los labios. Al ver que Amy no le devolvía el beso, bajó sus labios y empezó a besarle el cuello, luego sus pechos, succionando sus pezones, su ombligo, su depilado pubis. El tipo sonrió al ver su tatuaje y empezó a besarla en la pequeña huella de gato que la ninja tenía en el pubis.

Amy, casi sin moverse, se dejaba hacer sin oponer resistencia. Podría dejar inconsciente al hombre en segundos, pero si el hombre no salía satisfecho el secuestrador había dejado claro que las otras chicas lo pasarían mal. Eso era algo que no estaba dispuesta a permitir, pero tampoco iba a fingir entusiasmo por las torpes caricias del hombre. Sin que ella se diera cuenta, el hombre abrió un cajón de la cómoda y sacó un pequeño frasco con una sustancia aceitosa con la que empezó a frotar la vagina de Amy.

Una extraña sensación sacó a Amy de sus pensamientos, de golpe notó como su cuerpo se encendía ante las caricias y besos del hombre. Sorprendida vio una sonrisa en la cara del cliente y como impregnaba su vagina con una especie de aceite. Shadow Angel, sin resistir sus impulsos adoptó una postura más activa. No sabía qué le había untado ese tipo pero notaba que necesitaba un orgasmo y ese tipo iba a proporcionárselo.

La ninja cogió al hombre por los hombros y lo tumbó sobre la cama, colocándose encima de él empezó a frotar su vagina con el pene erecto del cliente.

-Así me gusta, que seas más activa.- Dijo el hombre entre jadeos mientras se ponía un preservativo.

Inmediatamente después que el hombre colocara su preservativo, Amy introdujo su pene en su vagina y empezó a mover sus caderas. Los gemidos de placer del hombre pronto se fundieron con los de la chica.

Shadow Angel no entendía qué había cambiado en su cuerpo, seguramente aquel aceite debía contener algún potente afrodisíaco. Pero en aquel momento solo podía pensar en el placer que le producía ese hombre. No era atractivo, pero su pene dentro de su vagina hacía vibrar a Amy de placer.

Al cabo de unos minutos el hombre estalló de placer dentro de la heroína. Pero ella aún no había alcanzado su deseado orgasmo, el hombre había llegado demasiado rápido. Amy decidió cambiar de postura y se dio la vuelta, acercando su vagina en la cara del hombre. Al notar la vagina de la hermosa joven en su rostro, el hombre no dudó ni un instante y empezó a lamer las partes íntimas de Shadow Angel. El estar practicando sexo oral a la famosa heroína de la ciudad, volvió a encender de placer al hombre.

Amy al notar otra vez el pene del hombre erecto obedeció sus instintos. Sin dudarlo y sumergida en el placer que le producía su lengua en el clítoris, la chica empezó a lamer el glande del hombre, para luego introducir todo el miembro en su boca y empezó a practicarle una felación. Era la primera vez que Amy disfrutaba realizando sexo oral a un hombre, aunque las circunstancias no eran las propicias, el placer que sentía la chica hacía el resto. Disfrutó saboreando el duro miembro del hombre mientras notaba un intenso placer en su vagina. Ni tan siquiera intentó evitar que el hombre se corriera de placer en su boca. Tan pronto notó como el semen inundaba su boca, la ninja se fundió en un intenso orgasmo. Ambos se tumbaron sobre la cama agotados. Al cabo de unos minutos el secuestrador calvo abrió la puerta y preguntó al hombre qué tal había sido la experiencia.

-Inmejorable. Ninguna virgen me hubiera dado el placer que esa experimentada belleza me ha dado. Ese líquido vuestro realmente hace milagros. La experiencia ha valido con creces cada dólar que os he pagado- Respondió el hombre mientras se vestía y abandonaba la habitación.

Al cabo de un rato, otros dos secuestradores abrieron la puerta, volvieron a esposar a Amy y la condujeron por el pasillo hasta una sala con duchas. Allí, metieron a la ninja en una de ellas y sin quitarle su máscara empezaron a enjabonarla y a limpiarla. El contacto de las manos enjabonadas de los secuestradores sobre la fina piel de Amy volvió a encender a la ninja, que empezó a frotar sus piernas con las de los secuestradores. Ambos tipos se sumaron a la fiesta, se desnudaron y se metieron en la ducha con la ninja. La esposada chica realizó una felación a ambos mientras el agua se deslizaba por sus cuerpos, mientras los tipos jugaban con sus dedos en su vagina provocándole varios orgasmos.

Una vez terminada la relajante y estimulante ducha, secaron el cuerpo de Amy con una toalla y volvieron a conducir a la desnuda heroína hasta la celda donde la esperaban ambas chicas que le preguntaron preocupadas qué habían hecho con ellas. Amy se sentía demasiado cansada para responder y tampoco sabía bien qué había pasado. La ninja se sentía confundida, un tipo por el que no sentía ninguna atracción sexual la había hecho gozar como pocos y a mayor abundamiento había gozado en la ducha con dos de sus secuestradores. Únicamente dijo a ambas chicas que no le habían hecho daño, para no preocuparlas. Agotada, Amy no tardó en volver a dormirse.

Al cabo de un rato que Amy no pudo precisar si fueron horas o minutos, el hombre calvo abrió la celda.

-Nos vas a hacer ricos a todos. ¿sabes la de solicitudes para tí que hemos recibido en el poco tiempo que llevas anunciada en el mercado? Hemos subido nuestra tarifa inicial y la gente sigue dispuesta a pagar auténticas fortunas para gozar de la famosa Shadow Angel. Alegra esa cara, todo el mundo se ha interesado por tí y nadie ha solicitado a tus dos compañeras. Con lo que nos harás ganar, compensarás con creces lo que nos cuesta mantenerlas a ellas.

Amy por toda respuesta dirigió una mirada resignada a su captor. "Al menos mientras me porte bien parece que esas chicas estarán a salvo" Pensó mientras dos tipos entraron y la liberaron de la cadena que la sujetaba a la pared. La levantaron por los brazos y la condujeron fuera de la celda, al pasillo gris.

-Esta vez no tendrás que esforzarte mucho, únicamente deberás estar muy quietecita.- Dijo el calvo mientras abría una puerta.

Amy no sabía como tomarse aquellas palabras. Dentro de la puerta había una habitación sin ventanas, distinta de la que había estado antes. En el centro había una mesa baja con varios cojines alrededor.

Los dos tipos empujaron a Amy hacia el interior y la obligaron a tumbarse boca arriba sobre la mesa. La chica obedeció sin oponer resistencia “no se ni dónde estoy, cuantos criminales hay aquí dentro ni que armas llevan, ni siquiera se si tienen más rehenes. Tengo que seguirles el juego hasta tener claras mis opciones” pensó la heroína mientras la ataban firmemente a las patas de la mesa. El calvo comprobó las ataduras y ordenó salir a los otros dos.

  • Te vas a comportar. Recuerda que a la menor queja por parte de un cliente, tus dos amigas lo pasarán realmente mal.- Le recordó antes de abandonar la habitación.

Amy se quedó sola unos minutos, pensando en qué le deparaba el futuro próximo cuando dos chicas desnudas entraron en la habitación llevando varias bandejas que depositaron en la mesa. En las bandejas había toda variedad de sushi distintos. Amy no pudo evitar que se le hiciera la boca agua al ver la comida ¿cuánto hacía desde que había comido ese arroz? ¿Horas, días…?

Las chicas con habilidad fueron colocando las distintas piezas de sushi sobre el cuerpo de Amy, cubriendo sus pechos, su ombligo y su pubis. La japonesa enseguida descubrió que le tenían preparado, en Japón había escuchado hablar de los “body sushi” lo que nunca habría imaginado es que ella, miembro de la aristocracia japonesa, participaría en uno y menos de esta forma.

Al terminar de colocar todas las piezas, las chicas dejaron varios vasos y botellas de sake sobre la mesa. Colocaron una mordaza en forma de aro en la boca de Amy y se retiraron. Minutos después entraron en la habitación cinco tipos de unos 50 años de edad, sonriendo al ver el espectáculo que se ofrecía.

  • Eso es mucho mejor de lo que imaginaba.- Dijo uno deleitándose con la mirada.

Acto seguido, los cinco se sentaron en los cojines, y empezaron a degustar las piezas de sushi. Divertidos, con sus palillos iban pellizcando la piel de Amy mientras comían las piezas. La chica contemplaba indefensa como empezaron por las que cubrían su barriga. Verlos comer hacía la boca agua a la japonesa, que empezaba a tener hambre.

Uno de los tipos vertió un vaso de salsa de soja sobre el pecho de Shadow Angel, para diversión del resto, que empezaron a comerse los sushi de sus pechos. Divertidos pellizcaban los pezones de la indefensa heroína y se reían al ver como se le endurecían.

-Mira, parecen caramelitos.- Dijo uno para acto seguir succionar un pezón.

Amy no esperaba aquello y no pudo evitar estremecerse, aunque tuvo que contenerse para no tirar el resto de piezas sobre su cuerpo. Si tiraba las piezas de sushi seguro que los clientes se quejarían al calvo y entonces Rachel y Rebecca lo pasarían realmente mal. Por otro lado, la sensación de la salsa de soja escurriéndose por su cuerpo, la sensación de los palitos al pellizcar su piel y el hecho que empezaran a jugar con sus pezones, empezaba a excitar a Amy.

Amy intentó disimular el placer que sentía pero su cuerpo la traicionó.

-Chicos parece que aquí tenemos una dulce salsa.- Dijo un tipo mientras metía un palillo en su vagina sacándolo impregnado en los fluidos de la chica.

Aquello divirtió aún más a los clientes que empezaron a meter las piezas de sushi por su vagina antes de ingerirlas. El hecho que jugaran con su cuerpo de aquella manera, mientras comían, excitó aún más a Amy.

-Combina perfecto con el salmón.- Dijo uno mientras "mojaba" el sushi en su vagina y lo acercó a los labios de la chica.- Toma, prueba tu también.

Amy sacó su lengua hacia la pieza de sushi que se le ofrecía, sin importarle el espectáculo que estaba dando. Su lengua cató el sabor del salmón mezclado con sus propios fluidos y justo cuando Amy iba a introducir la pieza en su boca el hombre la retiró con una sonrisa.

  • ¿Tienes hambre? ¿O sed?- Dijo el tipo mientras se comía la pieza de salmón y agarró una de las botellas de sake acercándola a la boca de la ninja, vertiendo poco a poco su contenido.

El aro que tenía a modo de mordaza impidió a Amy cerrar la boca, sin poder hacer otra cosa, empezó a tragar el alcohol. Aquello parecía divertir a los tipos.

  • Creo que nuestra chica tiene mucha sed.- Dijo otro tipo mientras introducía el cuello de otra botella de sake por la vagina de Amy, vertiendo su contenido en ella.

Al notar el cuello de la botella de sake en su vagina, Shadow Angel se estremeció de placer, intentó gemir pero el alcohol que iban vertiendo en su boca lo impidió. Bebió y bebió hasta vaciar la botella.

Los tipos acto seguido empezaron a introducir en la boca de la heroína varias piezas de sushi que previamente habían impregnado con los fluidos y el alcohol que fluía por su vagina. Amy notaba como su cuerpo se encendía y se excitaba por momentos y no sabía si achacarlo únicamente a la ingesta de alcohol.

Amy contempló con hambre como los hombres terminaban de devorar todas las piezas de sushi de su cuerpo. Acto seguido vertieron el resto de sake sobre ella y empezaron a beberlo a sorbos sobre su cuerpo. Notar como las bocas y las lenguas de los cinco tipos iban succionando y lamiendo todo su cuerpo excitó aún más a la japonesa. Para el colmo, otro tipo no dejaba de jugar con los palillos con su clítoris y su vagina encendiéndola aún más si cabe. Otro tipo empezó a meter unos palillos en la boca de la heroína, jugando con su lengua mientras disfrutaba viendo como babeaba excitada.

Shadow Angel notaba como crecía su temperatura corporal, se moría de hambre en todos los sentidos de la palabra. Las piezas de sushi que le habían dado eran insuficientes para calmar su hambre y la forma en que la estimulaban con los palillos y sus lenguas volvía loca a la ninja.

Cuando la chica estuvo a punto de alcanzar el orgasmo, se abrió la puerta y entró el calvo.

-Lo siento chicos, se acabó el tiempo por el que pagaron. Espero que disfrutaran de la cena- Dijo sonriente el calvo mirando a Shadow Angel.

Los cinco tipos afirmaron que era la mejor comida que habían probado nunca y que valió la pena cada dólar invertido y abandonaron la habitación.

Otros dos tipos entraron y desataron a Amy y volvieron a colocar sus manos esposadas a su espalda. Para decepción de la ninja, ninguno de ellos intentó aprovecharse de ella y esta vez no la condujeron a las duchas sino que la llevaron directamente a su celda. La chica, aún bajo los efectos del alcohol, no se podía mantener en pie. Los dos tipos entre risas la sujetaron por los hombros. La heroína se sentía completamente frustrada sexualmente, la habían interrumpido justo en el momento más álgido de placer, segundos antes de alcanzar el orgasmo y nadie parecía dispuesto a complacerla por mucho que la japonesa se lo implorara con la mirada.

Cuando la volvieron a encadenar a la pared de la celda, la excitación de Amy estaba lejos de haber remitido. Cuando cerraron la celda, Amy sin importarle lo que pensaran las otras chicas, intentó darse placer a si misma. Frustrada al ver que de ninguna forma conseguía masturbarse con sus manos porque la cadena no daba suficiente de sí, intentó hacerlo con sus pies. Haciendo gala de una flexibilidad muscular impresionante, la chica consiguió llevar un pie hasta su vagina e intentó darse placer. Para su frustración, la postura era demasiado incómoda como para permitirle llegar al orgasmo. Frustrada, la chica soltó una queja. Las dos chicas la miraron preocupadas.

-¿Te ocurre algo?- Preguntó Rebecca.

-No... nada es solo que...-balbuceó Amy, aún bajo los efectos del alcohol. Aunque desistió de mentir, era obvio lo que le pasaba y no tenía sentido ocultarlo

  • Estos tíos me han excitado hasta lo indecible pero me he quedado a medias y ahora estoy ansiosa por un orgasmo.- Dijo en un arrebato de honestidad.

-Tranquila, déjame a mi.- Respondió Rachel, la rubia, mientras se acercaba a Amy.

La chica, primero con el pie frotó el clítoris de Shadow Angel con suavidad. Aquello arrancó gemidos de placer en la japonesa, pero la rubia era demasiado torpe y no conseguía hacer llegar a la japonesa.

-Por favor, inténtalo con la lengua...- Le imploró Amy.

Rachel no sabía muy bien como tomarse aquella petición, tampoco nunca había dado placer a una chica ni mucho menos sexo oral. Al principio pensó en negarse, no era el momento ni el lugar adecuado para explorar la sexualidad femenina, pero la mirada de Shadow Angel denotaba claramente que lo estaba pasando realmente mal si no conseguía llegar a un orgasmo. Así que agachándose y llevando su cuerpo al límite de la cadena, la rubia consiguió acercar su lengua al clítoris de Amy.

Primero lamió con suavidad, sin saber muy bien qué hacer. Pero los gemidos de la japonesa le indicaron que iba por el buen camino, así que siguió lamiendo y lamiendo sin importarle tragar sus los fluidos mezclados con alcohol. Hasta que un intenso gemido por parte de la ninja le indicó que había alcanzado su deseado clímax. Aunque no iba a admitirlo, aquello también había excitado a Rachel.

-Gr...gracias- Le susurró Amy antes de recostarse contra la pared.

Amy estaba completamente confundida, no entendía muy bien que había ocurrido. Se había dejado llevar por el placer y estando prisionera había suplicado un orgasmo a su compañera de celda.

Rebecca se sorprendió a ver que ninguno de los guardias había acudido atraído por los gemidos de Shadow Angel que, aunque los había intentado disimular al máximo, seguro que tendrían que haber escuchado algo. Lo que ingoraban las chicas era que una cámara oculta en el techo de la celda lo había grabado todo. Las chicas volvieron a quedarse dormidas.

Un tiempo indeterminado después

Pasaron varias horas ¿o fueron días? Para Amy, sin tener acceso a ningún reloj ni ningún atisbo de luz solar, se le hacía difícil calcular el tiempo que llevaban encerradas sin que hubieran sacado a ninguna de las chicas salvo para ir al baño. Les traían comida, aunque con frecuencia intermitente, pero lo cierto es que llevaban bastante tiempo sin sacar a Amy ni a ninguna chica para atender a ningún "cliente". Ese tiempo Amy lo empleó intentando trazar un plan de fuga, estudiando la rutina de los distintos secuestradores. Amy había contado mínimo ocho de ellos que se turnaban para vigilarlas, incluyendo al calvo, pero era imposible saber si había más de ellos distribuidos. El pasillo donde había estado era amplio y con muchas puertas que la chica ignoraba donde podían conducir.

Finalmente el calvo abrió la cela, seguido de dos tipos más. Uno llevaba un bulto oscuro.

-Eh! Pensabas que nos habíamos olvidado de tí? Tuvimos que atender un asunto importante que nos obligó a suspender las citas de los clientes. Pero no te preocupes, vuelves a tener trabajo. Esta vez será algo especial.- Dijo con una sonrisa.

Sacaron a Amy de la celda. Uno de los tipos sacó una pistola y apuntó a la celda donde estaban las chicas. Antes que Amy pudiera decir nada el calvo y el otro tipo la llevaron al baño le quitaron las esposas y le entregaron el bulto oscuro. Amy lo cogió y vio que era una especie de mono oscuro pero en lugar de tela estaba compuesto de una fina rejilla. Parecía una burda imitación de su traje de Shadow Angel.

-Póntelo.- Dijo el calvo.- Nada de juegos o nuestro otro amigo hará un nuevo ombligo a tus amigas.

La ninja obedeció sin rechistar. Ante la lasciva mirada de los secuestradores, se puso el burdo mono. Amy se contempló unos segundos en el espejo. El tejido de rejilla no dejaba lugar a la imaginación. Sus pezones sobresalían a través del tejido que tampoco disimulaba su depilado pubis. "Perfecto Amy, ahora sí que pareces una auténtica prostituta. Suerte que aún conservas tu máscara" pensó la ninja.

-Te queda mucho mejor que ese estúpido traje que llevabas antes. Deberías replantearte tu indumentaria como heroína- Dijo el calvo burlón.

-Sí, lástima que ya nunca más vas a poder ejercer de heroína... aunque si vistieras así quizá nos planteamos dejarte salir a "patrullar".- Añadió el otro con una sonrisa.

Esta vez no la esposaron, la cogieron por los brazos y a través del pasillo la llevaron a otra habitación. Al entrar, Amy contempló desesperada una sala sin muebles ni ventanas y en el centro había una chica atada al techo. La chica, que aparentaba unos veinticinco años tenía el pelo castaño y corto, recogido en una coleta. Pero lo que impactó a Amy fue ver que vestía un uniforme de policía.

-Ves? Te dije que tu amada heroína no vendría a tu rescate, que hace tiempo que trabaja para nosotros- Dijo el calvo.

La policía levantó la mirada y desesperada contempló a Shadow Angel. Al principio se negó a creer las palabras del calvo, aquella no podía ser Shadow Angel, seguro que se trataba de una treta. Su máscara parecía auténtica, pero la ropa que vestía era una burda parodia del uniforme de ninja de la heroína. Aquella tenía que ser otra chica cualquiera, pero algo en la mirada de Amy le hizo cambiar de planteamiento. Desesperada la policía, al contemplar una mezcla entre vergüenza, determinación y ansia de venganza en la mirada de la ninja, comprendió que aquellos tipos tenían razón. No se imaginaba como, ni tampoco quería saberlo, pero habían conseguido capturar a la heroína que se había atrevido a oponerse manifiestamente a ellos y que con tantos burdeles clandestinos había acabado.

-Aquí tenemos a nuestra amiga Jill. Ella se creía una superpoli capaz de meternos entre rejas. La descubrimos fisgoneando donde no debía y ahora es nuestra nueva adquisición. Aunque aún no ha aprendido modales. Al revés que tú, que enseguida aprendiste tu lugar, ella se niega a aceptar su destino. Y tú, heroína putita serás la encargada de enseñarle su lugar. Quiero ver como esa agente te suplica un orgasmo.- Dijo el calvo.

Amy lanzó a los tipos una mirada llena de ira, si pensaban que colaboraría en humillar a una agente de policía lo tenían claro. Se habían equivocado de persona. Pero el calvo también tenía claro como convencer a Shadow Angel.

-Hay dos chicas esperando en una celda, que contigo y nuestra agente hacen cuatro. Quizás no necesitamos tantas bocas. Niégate a obedecer tus órdenes y una de esas dos pobres chicas pasará a mejor vida. Te dejo unos minutos para que te lo pienses.

Acto seguido el calvo y el otro tipo abandonaron la habitación y cerraron la puerta con llave. Un fluorescente iluminaba la estancia. Shadow Angel contempló derrotada a la esposada agente de policía. Su uniforme revelaba una prometedora carrera, pese a su juventud, el uniforme que tenía era el de una de las unidades de élite de la policía de Detroit. La agente la miró sin decir nada, entre frustrada y avergonzada. Amy se acercó a ella. Una cámara oculta grababa con todo detalle lo que ocurría en la habitación.

La policía miró desafiante a la ninja mientras se le acercaba. No sabía qué le habían hecho para que la poderosa Shadow Angel obedeciera sumisa las órdenes de sus captores, pero pensó que pronto lo descubriría.

Amy empezó a desabrochar la camisa azul de Jill, revelando un sujetador blanco cubriendo unos hermosos pechos. Luego le quitó los zapatos y empezó a desabrocharle el pantalón oscuro. La agente la miraba desafiante pero no se resistía. Amy le bajó los pantalones, revelando una braguita oscura que dejaba la mitad del trasero de la policía al descubierto. Luego la japonesa fue a desabrocharle el sujetador.

Jill dirigió una mirada de furia a la ninja al notar que la iba a desnudar al completo, pero una mirada de súplica por parte de la japonesa hizo que la agente desistiera de cualquier intento de resistirse. Estaba claro que la heroína no lo hacía por gusto y si Jill intentaba resistirse al final sería peor para ambas.

  • Debemos cooperar para escapar de aquí.- Le susurró Jill mientras Amy le sacaba el sujetador por encima de su cabeza.

  • Lo se, pero ahora no podemos hacer nada. Debemos esperar una oportunidad.- Susurró la ninja mientras admiraba los firmes pechos de Jill.

Finalmente Amy quitó las bragas a Jill, revelando un pubis completamente depilado con excepción de una fina línea vertical de vello. Una vez la tuvo desnuda, Amy vaciló, el calvo lo había dejado claro, Jill debía suplicarle un orgasmo o Rebecca y Rachel sufrirían las consecuencias. Las palabras de Jill no dejaron margen a la japonesa.

  • No voy a pasar por eso. Yo no pienso humillarme ante ellos, no voy a suplicar nada. Puedes hacerme lo que quieras pero no les voy a dar esa satisfacción.- Dijo Jill con una mirada llena de determinación.

Amy actuó por instinto. Su experiencia con Felina le habían enseñado lo que debía hacer para que la agente recapacitara y suplicara ante ella. Así que suavemente, empezó a acariciar la espalda de Jill con sus manos mientras besaba su cuello. Poco a poco, sin prisa. Las hábiles manos de Amy fueron acariciando la espalda de la policía, bajando, deteniéndose en su firme trasero, masajeándolo. Mientras los labios de la japonesa descendían por su cuello hasta sus pechos, primero besando y luego succionando los endurecidos pezones de la policía.

El cuerpo de Jill se estremeció al notar el primer contacto de las manos y labios de Amy. La piel entera se le puso de gallina, pero su mirada no mostró emoción alguna. Poco a poco Jill notaba como las hábiles manos y la lengua de la japonesa iban encendiendo su cuerpo. Hizo un esfuerzo para no gemir de placer cuando notó a la japonesa besar sus pezones. En el fondo, el hecho que su admirada heroína estuviera vestida como una prostituta ante ella, que estuviera jugando con su cuerpo de esa forma, excitaba enormemente a Jill.

Shadow Angel continuó descendiendo por el cuerpo de Jill, su boca pasó de los pechos a su barriga, besando lentamente su ombligo redondo. Sus manos descendieron por su trasero y empezaron a jugar con sus labios vaginales. Poco a poco la lengua de la ninja descendió hasta el pubis de la policía, besando suavemente su clítoris y su monte de venus. Amy sonrió al notar como la agente se iba humedeciendo en respuesta a sus carícias.

Jill ya no podía ocultar los gemidos de placer. Ella que nunca había sentido atracción por su mismo sexo, notaba como una chica la estaba encendiendo. Shadow Angel, a la que ella tanto admiraba tenía una habilidad con el sexo femenino que sorprendió a la policía. Su lengua sabía en qué partes detenerse y sus manos qué zonas de su cuerpo estimular. El cuerpo de Jill temblaba de placer, pero su boca no pronunció ninguna palabra. Jill estaba dispuesta a no suplicar. Si estuviera en otro lugar y en otras circunstancias, Jill estaría gozando en grande.

Poco a poco, Amy abandonó la vagina de Jill y descendió sus labios y sus manos por sus piernas, deteniéndose en sus finos pies, lamiendo y succionando cada uno de sus pequeños dedos.

Jill soltó un gemido de exclamación al notar que su vagina perdía la atención de la japonesa, dejándola sin orgasmo. Pero no dijo nada. Sabía dónde estaba y prefería aguantarse las ganas antes que suplicar. Pero las caricias y la lengua de la ninja en sus pies incrementó su excitación.

Poco a poco, Amy dejó los pies de Jill y volvió a subir su lengua por las piernas de la policía. Pero esta vez no se detuvo en su clítoris sino que paso directamente a su barriga y de allí a sus pechos. Sus manos se entretuvieron masajeando el culo de la agente.

Aquello sorprendió a Jill, que esperaba que Shadow Angel volviera a estimular su vagina. En un susurro le pidió que volviera a acariciarla allí.

  • Suplica en voz alta- Fue toda la respuesta de Amy mientras le pellizcó el clítoris con una mano.

Gracias a Felina, Amy sabía que tenía a Jill a punto de caramelo, con una mano acariciaba el clítoris de la policía durante unos segundos, parando justo antes que alcanzara el orgasmo, para continuar unos segundos más y después parar. La mirada de Jill no dejaba lugar a dudas, la policía no aguantaría mucho más.

  • De… acuerdo… Por favor… continua… dame un orgasmo…- Dijo Jill susurrando entrecortadamente.

  • Más alto, no te oigo- Dijo Amy sin dejar de estimular a Jill.

  • Necesito un orgasmo… Por favor… te lo suplico… continua… no me dejes así… no lo soporto.- Suplicó Jill en voz alta entre gemidos.

Acto seguido se abrió la puerta y entró el calvo con dos tipos más aplaudiendo. Uno de ellos era uno de los captores, el otro, tanto Jill como Amy lo reconocieron enseguida. El tercer individuo era un hombre cincuentón, bajito y gordo, con cabellos canos. Su rostro salía en los periódicos, era Tony Malone, uno de los líderes del hampa de Detroit. La policía llevaba años detrás de él sin conseguir ninguna prueba en su contra.

Si Tony Malone estaba detrás de todo aquello, Shadow Angel y Jill estaban muy jodidas, en todos los sentidos de la palabra.

  • Bravo, bravo. Menudo espectáculo. Realmente debo felicitarte, esta vez te has superado. Dos de mis mayores enemigas pasándoselo en grande.- Dijo Tony al calvo.- Por favor chicas continuad.

Amy vaciló. No iba a darles ese gusto. No iba a humillarse ante Tony Malone, quizás este era el momento que había estado esperando, podía dejar KO al calvo y al otro tipo y coger a Tony de rehén, sería su billete de salida. Las palabras del calvo frustraron sus planes.

  • Hay varios tipos apuntando a tus amigas. Al menor ruido que oigan, a la mínima que entre alguien en el cuarto de celdas les pegaran un tiro. Créeme, te conviene continuar lo que estabais haciendo.

“Malditos” pensaron ambas chicas, sabiendo que no tenían más opciones. Amy continuó masturbando a Jill con la mano.

  • No no, eso ya lo he visto. Quiero ver como la poderosa Shadow Angel le come el coño a nuestra mejor agente de policía.- Dijo Tony.- Por cierto, bonito traje, te queda mejor que ese tan oscuro que acostumbrabas a llevar.

Tragándose la vergüenza, Amy bajó su boca hasta el pubis de Jill y empezó a lamer su clítoris. Ahora sí que le interesaba terminar cuanto antes. Haciendo gala de una habilidad sorprendente con la lengua, en pocos minutos tuvo a Jill gritando de placer mientras se corría en la boca de la ninja. La policía intentó resistir, no quería darle el placer a Tony Malone de correrse ante él, pero la habilidad sorprendente de la ninja pudo con ella. Los tres criminales aplaudieron sonriendo al ver la escena.

  • Creo que las chicas ya están preparadas para el show final.- Dijo Tony.- Hagan los preparativos, voy a hacer unas llamadas.

El calvo y el otro tipo volvieron a esposar a Amy y la llevaron de vuelta a su celda. Decepcionada, comprobó que en el cuarto de las celdas había cuatro tipos con pistola apuntando a Rachel y Rebecca.

  • ¿Que pretendéis hacer con nosotras? ¿Qué vais a hacer con Jill?- Gritó Amy mientras la volvían a encadenar en la celda.

  • Shhh… sorpresa!… Solo te voy a decir que te vamos a hacer famosa.- Dijo el calvo antes de cerrar la puerta.

Minutos después trajeron a las chicas un cuenco con arroz y agua, que las tres devoraron en tiempo récord. Pasaron varias horas solas, sin decir nada, hasta que escucharon como se abría la puerta. El calvo y otros dos tipos entraron y sacaron a Rebecca y Rachel de la celda.

-¡Esperad! ¿Qué vais a hacer con ellas? Cualquier cosa que pretendáis lo haré yo, mucho mejor, las veces que queráis. ¡Ya os lo he demostrado!- Dijo Amy gritando intentando impedir que se llevaran a las chicas.

  • Tranquila, hoy todas vais a formar parte de la función. Pronto vendremos a por tí, que tantas ganas de protagonismo tienes. Vas a ser la reina del evento... La estrella revelación- Dijo el calvo mientras cerraba la puerta de la celda, dejando a Shadow Angel totalmente sola, sumida en sus pensamientos.

Al cabo de un tiempo, volvieron a entrar el calvo y otros dos tipos, llevando un fardo oscuro.

Uno de los tipos le quitó las esposas a Amy mientras otro le arrojaba el bulto oscuro.

-Póntelo! Aunque preferimos el nuevo modelo que llevas, órdenes son órdenes.- Dijo el tipo.- Y no intentes nada, no queremos hacer sufrir a tus amigas, ¿verdad?

Amy recogió el bulto del suelo y sorprendida vio que se trataba de su uniforme, excepto sus guantes, sus botas, su ropa interior, su katana y sus artilugios. Sin decir nada, se quitó el vestido de red y se enfundó en su traje. El contacto de su piel con la resistente tela de su uniforme la reconfortó. Amy no entendía nada, pero seguramente no le tenían preparado nada bueno.

-Ven!.- Dijo uno de los tipos que condujo a Amy por el pasillo hasta la puerta del final. Cuando abrió la puerta Amy se quedó paralizada, sorprendida.

Dentro había una sala enorme, repleta de mesas, sentados en esas mesas habían los principales líderes del crimen de Detroit. Traficantes, proxenetas, mafiosos, secuestradores, ladrones, matones... También había todo tipo de corruptos, policías, políticos, jueces... Lo mejor de cada casa. En el centro, iluminada con un foco, había una tarima con una barra metálica en el centro. Varias chicas desnudas atendían las distintas mesas, sirviendo copas y canapés además de complacer los deseos de los distintos maleantes. Amy observó a Jill, la policía, en una mesa junto a tres tipos, realizando una felación a uno mientras con sus manos masturbaba a los otros dos. En otra mesa estaba el odioso calvo, junto a Rachel y Rebecca mirando a Amy fijamente, con una pistola en la mano que apuntaba alternativamente a la cabeza de las chicas, dejando claras sus intenciones. Tony Malone estaba solo en una mesa rodeado de chicas desnudas.

Justo al lado de la puerta Amy comtempló horrorizada varios DVD's con varias imágenes suyas a modo de caratula. Una mostraba a Shadow Angel en la cama con el tipo regordete con el que había estado al principio, otra mostraba a Shadow Angel en la ducha practicando una felación a sus captores, otro contenía una imagen de Shadow Angel desnuda y atada en una mesa con varias piezas de sushi en su cuerpo, otra con Shadow Angel en una celda con Rebecca lamiendo su vagina, y otra mostraba a Shadow Angel desnudando a una indefensa Jill. "Malditos" masculló Amy. Todas las miradas de los maleantes convergían en la heroína que acababa de entrar en la sala. A través de un megáfono una voz empezó a hablar.

" Bienvenidos todos amigos al show final. Nuestra querida heroína, Shadow Angel va a demostrar ante ustedes que ha dejado de ser un peligro para vuestros negocios. Nuestra valiente heroína ha encontrado en el negocio de la prostitución su nueva forma de vida. Prueba de ello todos ustedes saldrán de aquí con la filmografía completa de Shadow Angel, cinco excelentes DVD's donde veréis a nuestra preciosa heroína actuando como mejor le gusta. En el fondo, que tiene alma de prostituta ya lo sabíamos todos, ¿verdad?. Pero el principal espectáculo lo van a contemplar ustedes en directo, para vuestro deleite, la hermosa y poderosa heroína Shadow Angel va a desnudarse ante vuestras miradas. Y cuando digo desnudarse me refiero a que va quitarse toda pieza de ropa que lleve, incluida su preciosa máscara. Así que... señores hagan sus apuestas, quién se esconde bajo esa oscura máscara? ¿Será una chica cualquiera? ¿Una agente de la ley? ¿Una miembro de alguna organización secreta? ¿Ocultará su rostro para esconder una identidad famosa? ¿Reconoceremos enseguida a la chica o será una completa desconocida? Y lo mejor de todo, después del show todos los presentes vais a poder disfrutar a solas con nuestra heroína, sin más limitaciones que vuestras propias fantasías "

-Estáis de coña si creéis que voy a pasar por eso- Masculló Amy a los tipos que tenía detrás.

-Créeme, vas a hacer todo cuanto has escuchado, a la menor vacilación nuestro amigo de allí va a meter una bala entre ceja y ceja a una de tus amigas. Créeme que lo hará, no necesita a ambas, así que como no subas ahora mismo a la tarima ya te puedes despedir de una de ellas.

Amy no tenía ninguna opción, sin ninguna arma a mano no tenía ninguna alternativa. Lentamente y muerta de vergüenza entró en la sala y se dirigió a la tarima. La falta de ropa interior hacía que su uniforme no dejara mucho espacio para la imaginación. Un murmullo recorrió la sala mientras Shadow Angel subía a la tarima, la chica notó las miradas de lujuria de todos los presentes clavada en ella. Era consciente que su uniforme marcaba sus pezones, su culo y sus labios vaginales como si estuviera desnuda. La música empezó a sonar.

Amy empezó a bailar al ritmo de la música, intentando ganar tiempo, pero el público quería ver más. El calvo dirigió su arma hacia la cabeza de Rebecca, aquello hizo reaccionar a la ninja, que sensualmente empezó a quitarse la camiseta. Poco a poco fue subiendo la prenda para deleite de los presentes. Cuando se la quitó, escuchó los silbidos de los maleantes al contemplar sus hermosos senos. Toda la atención estaba centrada en ella. Amy dirigió sus manos a sus mallas y poco a poco fue bajándose la prenda, mostrando a los presentes su hermoso trasero y su rasurado pubis con su cada vez más famoso tatuaje. Antes de quitarse su máscara, la heroína dio un par de vueltas en la vara y haciendo gala de su extraordinaria agilidad, la subía y la bajaba, haciendo todo tipo de piruetas y acrobacias para deleite de los presentes que estaban asombrados. En la mente de Amy se empezaba a tramar un plan.

Sensualmente se deslizó por la barra y a cuatro patas se dirigió hacia la mesa que tenía enfrente, maullando como una gatita. El tipo que tenía enfrente dirigió sus manos hacia sus senos, con un gesto ágil, la heroína se retiró.

-Miau! Chico travieso, no vas a ofrecer algo de beber a la gatita primero?- Dijo Amy con una sonrisa.

El tipo sin dudarlo cogió una copa de champán de la mesa y la acercó a la heroína, cayendo de lleno en su trampa. Amy al ver la copa delante de sus narices no vaciló ni un segundo. Con un gesto ágil pegó una patada a la copa que, con una precisión digna de un futbolista de primera división, fue a estrellarse en la cara del calvo que sujetaba la pistola.

El calvo ni lo vio venir. Al notar la copa estrellarse en su cara, apartó la pistola del rostro de las chicas y se dirigió la mano a la cara, para detener la hemorragia. Inmediatamente se dio cuenta de su error pero ya era demasiado tarde.

Con una rapidez felina, Shadow Angel saltando de mesa en mesa se plantó frente al calvo y de una patada le quitó el arma de las manos. Todo sucedió tan rápido que los delincuentes no tuvieron tiempo para reaccionar.

-¡Salid!- Gritó Amy a las chicas mientras arrojaba la pistola del calvo a una sorprendida Jill, que la cogió al vuelo.

Acto seguido dos tipos entraron por la puerta apuntando a la ninja con sus pistolas, pero no tuvieron tiempo a apretar el gatillo. Con precisión asombrosa Jill los derribó de dos disparos. A partir de allí, se desató el caos.

Los malhechores se levantaron de las sillas y fueron a por la ninja, algunos llevaban armas de fuego, otros cuchillos y otros cogieron botellas, patas de mesa o cualquier cosa que tuvieran a mano. Los números no pintaban bien para la ninja.

Por el rabillo del ojo, Amy vio como una desnuda Jill abandonaba la sala a toda velocidad. "Cobarde" pensó. Aquello dejaba a Shadow Angel sola contra la flor y nata de la delincuencia de Detroit.

La ninja torció una sonrisa. Ellos no lo sabían, pero eran como conejos con un tigre en su madriguera. Sin mostrar ninguna vergüenza por su desnudez, Shadow Angel empezó a patear y golpear a los que tenía más cerca, haciéndoles soltar las armas de las manos y dejando algunos inconscientes en el suelo.

Al ver a un tipo apuntándola con una pistola, la ninja se cubrió con una mesa, y cogiendo una bandeja del suelo la lanzó con mortal precisión contra el brazo armado del tipo, que soltó el arma. Acto seguido, cogió una silla y la estrelló contra los dos tipos que venían corriendo hacia ella blandiendo sendos cuchillos. En medio de la refriega Amy tuvo una idea, cogió una botella de licor y la estrelló contra la pila de DVD's, para acto seguido lanzar un cigarro encendido que encontró en el suelo. La ninja observó satisfecha durante un segundo como la pila de grabaciones ardía como si fueran hojas secas.

La ninja no tuvo ni un segundo de descanso, otros dos tipos la golpearon con un taburete y la heroína se vio de bruces al suelo. Pero la chica estaba lejos de ser derrotada, con un par de patadas bien dirigidas, los dejó a ambos fuera de combate. Un grito a su espalda la hizo girarse.

-¡Cógelo!- Le dijo Jill desde la puerta mientras le lanzaba algo. Al parecer la policía había aprovechado para encontrar y enfundarse su uniforme. Des de la puerta disparó a dos maleantes que se dirigían hacia la ninja.

Con una sonrisa de satisfacción en la cara, Amy recogió lo que le había lanzado Jill. Se trataba de su katana y su cinturón. "Así que no eres tan cobarde al fin y al cabo" pensó la heroína. Aquello cada vez se ponía mejor.

Shadow Angel sacó un par de bombas de humo de su cinturón y las lanzó. Acto seguido lanzó un shuriken contra el foco central, dejando la sala iluminada únicamente por las tenues lámparas de las mesas. Ahora en esa semioscuridad, la ninja tenía toda la ventaja.

Guiándose por los gritos de confusión de los mafiosos, la chica fue repartiendo golpes y estocadas, desarmando a los delincuentes con que se cruzaba. Esquivando las balas, con dos shuriken bien lanzados, desarmó a dos individuos que disparaban con subfusiles. Cuando vio que la mayoría de malhechores estaban desarmados y fuera de combate, la ninja dedicó unos segundos a recuperar su traje. Al notarse otra vez cubierta por la resistente tela de su uniforme, la ninja sintió recuperar todas sus fuerzas, cuando acto seguido una potente luz la deslumbró.

-¡Alto! ¡Quieta y manos arriba! ¡Todo el mundo quieto!- Gritaron varias voces. Amy no se movió.

En la sala entraron multitud de agentes de policía. Jill cuando salió desnuda de la sala, no solo había recuperado su uniforme y las armas de Shadow Angel sino que había encontrado una salida al exterior desde la que alertó de su situación a sus compañeros. Después de dar aviso, volvió a entrar para ayudar a la heroína.

Ahora lo mejor de la policía de Detroit, la incorruptible unidad de élite estaba deteniendo a los derrotados malhechores. Detrás de los agentes, Amy vio a Jill, protegiendo a Rebecca, Rachel y las demás chicas. Todas habían podido abandonar la sala y ninguna había salido herida. Amy suspiró aliviada, todo había terminado bien.

-¡Usted! ¡deberá identificarse y acompañarnos a comisaría!- Dijo a Amy un corpulento policía.

La heroína no había previsto aquello, no tenía ninguna intención de ir a la comisaría y prestar declaración, ello implicaría tener que revelar su identidad secreta a los agentes. Rápidamente, su mente trazó un plan.

Discretamente, mientras Shadow Angel levantaba las manos, sacó de su cinturón la última bomba de humo, lanzándola contra el suelo. Antes que los agentes pudieran reaccionar, la ninja lanzó un garfio hacia los conductos de ventilación del techo y en un salto ágil subió y se metió en ellos. Dejando sorprendidos a los policías.

Por suerte para Shadow Angel, los conductos de ventilación eran suficientemente amplios como para permitir a la heroína pasar por ellos. Amy subió y subió hasta que vio luz solar por una reja. De una patada la abrió y salió al exterior. La luz del sol la deslumbró, desorientándola unos instantes. Amy se encontraba en una azotea de un almacén abandonado cerca del río. La heroína agotada, se sentó al borde de la azotea contemplando el brillo del sol sobre el agua.

Aunque el tiempo que había estado prisionera había sufrido mucho, y había llegado a perder la esperanza durante algunos instantes, finalmente todo había terminado bien. Pensándolo mejor había terminado mejor que bien. La policía había pillado con las manos en la masa a los principales líderes criminales de la ciudad, con las evidencias que había en ese antro, les costaría evitar la cárcel. Aquél había sido un duro golpe contra el hampa de Detroit, descabezando las principales mafias y grupos delincuentes. Además todas las chicas habían sido rescatadas ilesas. Shadow Angel tenía motivos para sentirse orgullosa. Al cabo de unos minutos se levantó y se dirigió a su apartamento, agotada. No sabía cuánto tiempo había estado en manos de esos secuestradores, para Amy había sido una eternidad.

Universidad de Detroit, martes por la mañana

Los periódicos de la mañana y los noticieros de la televisión no hablaban de otra cosa. El duro golpe que la policía había atestado al crimen organizado de Detroit el día antes Tony Malone y los principales líderes criminales de la ciudad habían sido detenidos. La policía había encontrado tdo tipo de pruebas y evidencias contra ellos.

Aún así, Amy acudió a la universidad con un nudo en la garganta. No podía creerlo, había estado secuestrada más de tres días enteros. Tres días en manos de esos malditos secuestradores. Tres días que a ella le habían parecido semanas, y ahora que lo recordaba, precisamente ese fin de semana había hecho planes con sus amigos. Su teléfono tenía multitud de llamadas perdidas y mensajes que no había contestado. Al verla entrar en la cafetería a primera hora, sus amigos se levantaron y fueron a abrazarla.

-¿Qué te pasó Amy? Estuviste desaparecida tres días- Dijo Elsa, una chica bajita y tímida.

-Nos tenías muy preocupados, ni siquiera contestaste a nuestras llamadas.- Dijo Claire, una chica pelirroja, abrazándola fuertemente.

-Fuere lo que fuere, me alegra verte sana y salva.- Dij Tom, un chico alto y rubio, mientras le daba un cariñoso beso en la frente.

Ese beso devolvió a Amy a la realidad, haciendo que olvidara el infierno por el que había pasado.

-Lo... siento chicos... es que me puse enferma, no me he podido mover de la cama en todos esos días.- Respondió Amy. Como excusa era muy mala, pero era la mejor que se le había acudido. Amy deseaba poderles contar la verdad a sus amigos, su preocupación era sincera y no merecían sus mentiras. Estaba convencida que todos guardarían su secreto, pero aquello era una carga que la chica no quería compartir con nadie. No quería cargar en los hombros de sus amigos la responsabilidad de conocer la identidad de Shadow Angel.

-Pero al menos podrías haber mirado el teléfono. Pensábamos que te habían secuestrado o algo peor.- Dijo Mike, un chico con pintas de surfista.

Aquello hizo sonreír a Amy.

-No pasó nada, me encontraba tan mal que ni siquiera tenía fuerzas para coger el teléfono. Ahora me encuentro mejor. Gracias por preocuparos por mí, sois los mejores amigos que podría tener.- Respondió la japonesa.

-Nos alegramos que estés bien.- Dijo Rubén, un chico con aspecto desaliñado.- Esta noche celebraremos tu regreso y brindaremos por tu salud. Conozco un sitio que hacen un sushi estupendo.

-Creo… que no me apetece mucho comer sushi en una buena temporada…. Parte de mi malestar de esos días creo que fue por comer sushi en mal estado. Pero… Que tal una hamburguesa?- Respondió Amy.

Sus amigos respondieron que sí al unisono y entraron en clase. Antes de entrar, Tom la abrazó fuertemente en el pasillo.

-Me tuviste muy preocupado, estuve a punto de llamar a la policía. No sabes como le alegra que estés bien.- Dijo dando un apasionado beso a Amy.

-Tom! que nos estan viendo.- respondió divertida la japonesa para acto seguido ser ella la que besaba al chico.- No debes preocuparte, soy perfectamente capaz de cuidarme sola. ¿Sabes? Quizá te puse a prueba. Me gusta ver que en esos días no te has buscado otra chica.

Amy no dio pie a que Tom pudiera responder, y con una sonrisa picarona en el rostro entró en clase.

Epílogo

Mientras los delincuentes eran detenidos y una cansada Shadow Angel se dirigía a su apartamento, otro individuo se movía oculto. Entre las cloacas, un hombre huía, con una mano se sujetaba la frente, en la que un tosco vendaje intentaba contener la hemorragia causada por una herida cortante. El individuo, un hombre calvo, sujetaba varios DVD's con la carátula chamuscada mientras mascullaba "Me las pagarás, Shadow Angel".

Oculto y desconocido por todos excepto por cierto individuo calvo, en la sala donde se había producido el combate con Shadow Angel, había un pequeño túnel, oculto bajo una mesa, que conducía a las cloacas. Sabiendo que la batalla estaba perdida, el calvo había podido salvar algunos DVD's del fuego y en medio de la pelea había podido escapar sin ser visto. "Aquello no quedaría así" se decía a si mismo.

CONTINUARA