Sexy Dance

Tener sexo en los vestuarios despues de un exhaustivo día de natación con el profesor.

SEXY DANCE

Mi papá veía que tenía que hacer algún deporte, por eso decidió mandarme a una escuela de natación. La verdad yo no tenía muchas ganas de ir, pero como me aburría mucho en casa, acepté. Yo sabía nadar, porque fui a natación toda mi vida, pero había dejado ese año porque no encontraba tiempo.

Después de los trámites de inscripción y demás llegó el primer día de clases. El profesor de natación era un hombre alto, morocho y de músculos marcados. Se le notaban los brazos grandes y los abdominales trabajados. Tenía un culo redondo y parado, y una boca carnosa. Las piernas grandes y tapizadas de un oscuro vello negro. Y el animal de la entrepierna parecía que cobraba vida cada vez que lo miraba, era enorme y joven.

Trataba de jugar con las miradas para seducirlo y llamar la atención. Y dio resultado... lo pesqué mirándome, tenía las pupilas dilatadas mientras me miraba el culo. Y después me miró a los ojos, yo me derretía y el se daba cuenta y me seguía mirando. Me empezó a gustar mucho.

Yo no me considero hermoso pero parece que le gusté. Después de varias miraditas y de esquivaditas se animó a hablarme:

  • Hola!¿sos nuevo alumno en la pileta, no? - Me pregunto algo nervioso.

  • Sí, soy Ale - Lo miraba a esos ojos negros con lujuria y deseo y él lo notó.

  • Yo soy el profesor Sergio. Pero decíme Sergio - tartamudeó un poco.

  • Esta bien -.

  • Ahora quiero que me nades...... Y empezó la clase.

Llegó un momento en que me pidió hacer espalda. Intenté unos largos y llegando a donde había partido, estaba él al lado del mi camino, y con una brazo le rocé el paquete. Que bien se sintió, era grande y parecía que le toque la cabeza.

Así transcurrió el primer día con él de clase. Después me fui al vestidor algo temprano para que nadie me viera. Me cambié y me fui a casa. Sergio me saludó de muy buena manera diría yo. Pero ya, no quería tener problemas en natación así que me dije no hacer nada para llamar la atención.

Al otro día lo vi llegar, que hermoso que era verlo caminar. Con las piernas abiertas, los brazos grandes y marcados y su culo que se meneaba con sus piernas. Me quedé como hipnotizado y me saludó.

Nos quedamos charlando un rato, sobre nuestras vidas y a donde estudiábamos y donde vivíamos y a quiénes conocíamos. Después llegamos a los vestidores y nos preparamos para nadar. No lo vi desnudo porque tenía el short puesto, pero me acordé que no quería tener problemas y me fui a la pileta.

Otro exhaustivo día de natación. Noté que se preocupaba mucho por mí me preguntaba a cada rato si había terminado para darme más ejercicios (lamentablemente), no me dejaba descansar, pero al fin estoy pagando una puta escuela para trabajar. Después de terminar muerto y con tres quilos menos me fui a cambiar.

Como era tímido para mostrar mi cuerpo, esperé a que todos se fueran para yo poder vestirme. En el gimnasio no quedaba un alma, solamente el portero que le grité que por favor no me deje encerrado y que ya salía. Finalmente entré al baño, estaba bien cuidado, tenía todo limpio y ordenado. Abrí la ducha y esperé a que se calentara. Finalmente me metí con el traje de baño puesto. Pensaba sacármelo después.

Mientras me enjuagaba miraba hacia la pared de la ducha, y en uno de los azulejos vi el reflejo de alguien. ¡Era él! Me estaba mirando hipnotizado, con la boca abierta, y con su mano en la entrepierna. No supe que hacer. Pero después que me pasó la sorpresa, me puse en acción. Decidí que iba ser mío y le dediqué un bailecito.

Empecé tocándome los hombros con las manos, suavemente y con cariño, tratando de calentarlo al máximo. Lentamente fui bajando hasta mi pecho, y me tocaba los pezones, pellizcándolos y poniéndolos duros. Miraba por los azulejos que estaba más cachondo que nunca. Baje a mis nalgas y me las sobaba sin discreción. Me pasaba mis manos por la raja de mi trasero sin quitarme el short, quería hacerlo esperar, que se vuelva loco. Ya se había metido la mano adentro del pantalón y se tocaba su pija, que por lo que veía estaba con una erección que daba miedo. Suave y cuidadosamente me fui sacando el short, con mucho cuidado de no hacer movimientos bruscos y romper el hechizo. El short suavemente bajaba por mis piernas, mis rodillas, y por mis talones dejando al aire mis nalgas paradas por toda la natación a la que fueron forzadas. Deje al descubierto mi sensualidad. Para hacerlo más pervertido, agarré el jabón y me lo pasaba por mis partes íntimas y por todas mis nalgas. Luego me ponía bajo la ducha y se escurría por el agua, acariciando todo mi cuerpo. Si no le hacía algo al pobre chico iba a eyacular en ese mismo momento. Sólo me di vuelta y lo miré, era demasiado tarde como para esquivar mi mirada, lo había pescado mirándome, para él. Porque no sabia que lo había hecho a propósito.

  • ¡Uy! No te vi. Pensé que no había nadie.- lo miré con cara de extrañado- ¿Qué te pasa?.

  • Eeehh. Te tengo que decir algo.

  • Que pasa - dije sin saber lo que me esperaba.

  • Me gustas mucho... ¿Te puedo dar un beso?.

Yo no quería parecer que estaba esperándolo, a si que no le dije nada. Él vino hasta la ducha y se acercó hasta mí mirándome a los ojos. Se metió despacio en la ducha y me acorraló en una esquina empujándome en el pecho con una mano, mientras el agua caía sobre su cabeza, pecho y espalda. La mano con la que acariciaba sus huevos agarró ahora los míos con firmeza, como queriendo comprobar su dureza. Aguanté la respiración sin dejar de mirarlo. Con la otra mano agarró mi mandíbula y entreabrió mi boca. Yo estaba inmovilizado. Acercó su cara y sentí su lengua entrar en mi boca, restregarse contra mi lengua y hundirse en el paladar mientras se agitaba como si tuviera vida propia.

Me hizo volar mientras el me besaba con pasión, yo me había entregado a él. Lo abracé por el cuello, no quería soltarlo. Ahí, en la ducha todavía saliendo, él y yo, juntos y sin noción del tiempo. Duró una eternidad ese beso prohibido. Lentamente me dejó libre la boca, llena de su miel. Se agachó y empezó a chupar mi pija, veía como la chupaba como una golosina. Luego me tomó de la mano y me llevó hasta los vestidores. Yo me hacía el inocente y ponía cara de que no sabía que iba a pasar. Nos sentamos en un banco largo y me dijo:

  • Te quiero hacer el amor.

Yo tenía miedo de que me haga daño.

  • Pero recién te conozco, no sé si quiero hacerlo.

  • No tengas miedo, va a ser con cariño.

  • No sé.

Me calló con un beso apasionado y me acostó en el banco mientras me besaba el cuerpo. Yo solo hacía lo que el quería que yo haga. Llegó hasta mi miembro y me lo mamó lentamente. Tomándolo por la raíz y metiéndoselo enteramente en la boca. No quería que yo acabara, a si que lo dejó ahí nomás. Se acostó con cuidado encima mío y me besaba. Abajo tomó mis piernas y las abrió quedando su cadera en el medio. Besaba mi cuello mientras gemía y me entregaba a él. Lo abrasé por la espalda y mis manos no se encontraban. Él metió lentamente su miembro por mi ano y me dolía un poco. Me atravesó con su sable y me gustaba. Le veía la cara de placer que tenía. Las primeras embestidas eran lentas y separadas (Ahhh! Siii... ¿Te gusta como lo hago?) y llegaban muy profundo en mis órganos (sii... me gusta mucho.. seguí...no pares).

Las embestidas empezaron a aumentar en número y en profundidad. (AaAAhhh...que rico...mi amooooor...la puta que estas bueno!) Me hacia ver estrellas y me sentía en el cielo. Empecé a sentir su sudor por su espalda y por los vellos de su pecho. Finalmente en medio de fuertes gemidos acabó como un toro adentro de mi. Cansado se acostó sobre mi pecho y casi se queda dormido. Me beso con cariño y nos duchamos juntos mientras nos besábamos. Nos vestimos rápidamente y nos fuimos juntos a la salida. El portero estaba dormido (¡Gracias a Dios!) y me dejó su dirección, su teléfono y a qué hora podía encontrarlo. Nos dimos un beso y nos despedimos.

Regularmente iba a visitarlo hasta que me pidió que fuera su novio, o sea que sea de él y de nadie más, es decir solo sexo y demás con él. Yo acepté y se enamoro perdidamente de mi. No me podía dejar de ver ni un día. Lamentablemente lo dejé porque no quería una vida diferente a las demás personas y yo no me había enamorado así que hable claramente y sin ningún tapujo. Por supuesto quedo destruido y creo que nunca se repuso. Quedamos como amigos, y nos seguimos viendo menos seguido solo tuvimos una vez sexo después de terminar.

Luego se fue del país y no lo vi mas. Creo que no encontró a nadie y vivió solo toda su vida.

Gracias.

Zenescence