Sexualidad, aprende a hablar de ello
¿cómo hablar de sexualidad?
SEXUALIDAD, APRENDE A HABLAR DE ELLO
HABLAR SI, ¿PERO DE QUE?
DI TAMBIEN LO QUE VA BIEN
Cuanto más tiempo dedica una pareja a decir lo que va bien, más fácil será decir lo que va mal. Es importarte que le digas a tu pareja lo que te gusta de él, por ejemplo su cuerpo, su piel, su pelo, sus gestos, o siendo más precisa una parte de su anatomía.
Después te resultará mucho más fácil decir que no te gustan otras cosas, por ejemplo, que va demasiado rápido (o al contrario), o que te gustaría que te tocara en un lugar preciso (o varios).
EXPRESA TUS DESEOS
Tus ganas varían en función de tu humor, de tu estado físico o del momento del día. Y tu pareja no puede adivinarlo.
Es esencial que le digas lo que te apetece "aquí y ahora".
La primera etapa consiste en tomar conciencia. Demasiado a menudo, la mujer olvida sus deseos en beneficio de los del hombre. Por lo que presta atención a tus cinco sentidos para saber lo que te apetece. ¿Dónde, cuándo, cómo?, ¿qué lugares de tu cuerpo?, etc.
NO ESCONDAS TUS MIEDOS
El miedo está a menudo presente en las relaciones sexuales, pero se formula rara vez, porque la mujer teme ofender o enfriar a su pareja. Si éste es tu caso, debes saber que no estás sola y no dudes en dar un nombre a tu miedo. Es la mejor manera de superarlo.
APRENDE A DECIR NO
Si siempre dices sí, tu pareja puede acabar dudando de tu sinceridad, algo que no beneficiará en absoluto la confianza mutua. Decir no cuando lo consideras necesario es un medio de construir una relación profunda y basada en la confianza. Por otra parte, esto evita que acumules el resentimiento.
¿CÓMO HABLAR DE SEXUALIDAD?
CON AMOR
Todos nos sentimos muy frágiles cuando de lo que se trata es de hablar de nuestras competencias sexuales. Por ello, es fundamental dialogar con respeto, comprensión y consideración.
Piensa antes de hablar y ponte en lugar de tu pareja. A veces es sencillo decir las cosas desde un punto de vista positivo. En lugar de decirle que no te gusta que te bese en la oreja, dile más bien que te gustaría tanto que lo hiciera en el cuello...
ASUMIENDO LO QUE DICES
Di "yo", mejor que "tú". Ésta es la regla de oro para evitar caer en los reproches. No significa que sea él el que actúe mal, sino que tú no sientes placer con este tipo de gestos. El matiz es fundamental.
Lo mismo ocurre con la expresión del deseo. Cuando le preguntas a tu pareja si le apetece hacer el amor, haces que sienta totalmente responsable. Atrévete a decir que A TI te apetece hacer el amor. Evidentemente, corres el riesgo de escuchar algo que no te guste, como que a él en ese momento no le apetezca. Pero al menos, has sido capaz de aceptar la responsabilidad.
PALABRAS, CUERPO, ALIENTO
Con palabras. Trata de ser concreta y evita las frases demasiado generales que impiden a tu pareja comprender realmente el problema. Entra en los detalles. ¿La manera como te toca el pecho no te gusta? Dile el por qué. ¿Demasiado firme?. ¿Demasiado delicado? ¿Demasiado repetitivo?
Con el cuerpo: si no quieres hablar, nada te impide coger su mano y colocarla en el lugar en el que sientes más placer.
Con al aliento: seguramente serás consciente de ello, pero la modulación de tu aliento proporciona increíbles indicaciones a tu pareja. Desde el suspiro más ligero hasta el grito de placer, juega con todos los matices.
CON TU SEXO
Lo que te proponemos es un juego. Consiste en dar un nombre y una personalidad a tu sexo y al de tu pareja. "Charlie" y "Ángel" o "Popeye" y "Olivia". Sois vosotros los que debéis decidir cual os conviene más. Puede parecer ridículo, pero conceder la palabra a nuestro sexo es constructivo. Un sexo no tiene ni intelecto, ni emoción. Dice en primera instancia lo que le gusta y lo que no. Por lo que deja hablar a "Olivia", ya verás como tiene muchas cosas que decir.
ELIGE EL BUEN MOMENTO
LA CITA PERIÓDICA
Puede parecerte excesivamente formal el hecho de quedar con tu pareja para hablar de sexualidad, pero a veces es la única manera de conseguirlo. A demás esto no quiere decir que no se pueda ser lúdico. Eres tú la que debe encontrar la manera de organizar el encuentro.
Primera regla: que cada uno de vosotros tenga el tiempo que necesite para expresar lo que siente sin ser interrumpido.
Regla N°2: no pongas en duda la capacidad de tu pareja. El objetivo no consiste en comenzar un debate sobre su responsabilidad, sino darle la ocasión de descubrir lo que sientes.
Es el momento de abordar una serie de preguntas profundas: estado de tu vida afectiva o sexual, celos, etc...
EN LA CAMA
En este tipo de circunstancias, no se trata de empezar una conversación técnica y profunda. En cambio, aprovecha cada ocasión para decir simplemente y en ese mismo instante, lo positivo y negativo. Evidentemente, no se trata de comentar todo lo que hacéis y de romper el encanto, sino de integrar la comunicación con absoluta naturalidad en la acción.