Sexting ii (35-36)

Segunda parte de "Un poco de Sexting"

35

Sonia no podía concentrarse. Tenía la cara de vergüenza de Raquel clavada en su mente. Cada vez que se cruzaban, ella apartaba la mirada y se ponía colorada. Y ya hacía tres días de la pillada y del traslado de tienda de Víctor. Al final fueron dos semanas lo que decidió Vanessa tenerlo desterrado. Sabía que la chica lo estaba pasando mal, pero no se decidía a hablar con ella ¿Qué le iba a decir si ella misma estaba hecha un lio? ¿Cuánto tardaría Víctor en contarle lo suyo? Y entonces, ¿con qué cara la iba a mirar? La ansiedad había ido a más, en vez de disminuir, como si ahora que ya había pasado todo, afloraran los nervios y la congoja. En medio de todo el lio, estaba agobiada pero no era consciente de lo que se le venía encima. Ahora que hacía balance, una vez Jorge tomó su decisión y no había mucho más que rascar, se daba cuenta de que había perdido a su novio, a su amor. Y por lo que parecía, ya tenía sustituta, lo que complicaba sobremanera que Jorge se lo repensase.

Ni siquiera el consuelo de una posible venganza le había sido dado. Su estrafalario plan de volver a acostarse con Víctor e incluso enviarle una imagen a Jorge, al igual que él había hecho mandándole el video con Magda, se fue al traste nada más verlo dándole a perrito a Raquel en su propio despacho. Claro que podía montárselo con cualquier otro, pero joder, es que no sería igual. Descartó todas esas tonterías decididamente. Nada de eso la ayudaría a sentirse mejor, más bien al contrario. Solo complicaría las cosas.

Ella necesitaba desconectar, de todo y de todos. Lamerse las heridas, recuperase, volver a tener confianza en sí misma. Ahora se sentía una mierda, una autentica mierda.

El teléfono sonó impertinente. Echó un vistazo a la pantalla y vio que era Víctor ¿Qué quería ahora ese? Respondió con un precavido:

- ¿Si?

- Hola Sonia, mira, quería hablar un momento contigo.

- Si, dime…

- Oye, siento mucho lo del otro día, fue una cagada…

- Ya lo creo que sí…

- ¿Sabes si Vanessa sigue cabreada?

- Tú no has visto a la jefa cabreada, lo del otro día no fue ni siquiera enfado, créeme. El día que la veas realmente enojada ya puedes correr…

- Bueno, pues mejor, es que quería pedirte un favor ¿Podrías hablar con ella para que me levante el castigo? Querría volver lo antes posible a la tienda. En esta es un rollo, me tienen de recadero y no aprendo nada. No me dan ninguna responsabilidad.

- Normal, después de ir castigado por follarte a la recepcionista en el mismo puesto de trabajo, igual aún es pronto para que te den responsabilidades ¿no crees?

- Estoy dispuesto a pedir perdón otra vez ¿no puedes intentarlo?

Este tío es tonto , pensó…

- Víctor, ¿no crees que sería mejor dejarlo estar? Esta semana ya la tienes casi chupada y otra pasa rápido. Antes de que te des cuenta ya estarás aquí. Y además, creo que conviene no dejarte ver unos días más, no vaya a ser que Vanessa lo reconsidere y te traslade definitivamente ¿no te parece?

- Pues no me parece, no. Tampoco hemos matado a nadie, ¿verdad? La tienda estaba cerrada y nosotros estábamos en nuestro tiempo libre…

- Claro, y ¿Por qué no te traes ya la cama y la instalas en mi estudio? Así estaréis más cómodos. También podemos poner una luz roja en la puerta para saber cuándo podemos o no entrar al negocio…

- Sonia, ¿te estas quedando conmigo?

- Noooo hombre, hablo completamente en serio… ¿y tú? ¿De verdad me dices en serio que le pida a la jefa que vuelvas ya?

- Deberías entenderlo, al fin y al cabo tú y yo también…

- Oye, no sigas por ahí , le cortó brusca Sonia, no es lo mismo…

- ¿En qué no es lo mismo…?

Valiente idiota, si lo hubiese tenido a mano lo habría estrangulado…

- ¿En que lo hicimos en un hotel después del trabajo?

- Vale, ya se lo que pasa aquí…estas celosa por lo de Raquel. Mira, te aseguro que es una aventura solo. Tú me has dejado tirado, así que pensé que no te molestaría. Yo no tengo nadie aquí. Es normal que busque una relación. Pero sabes que eres tú la que me gusta. La dejo en cuanto quieras, fue por ti por quien vine a Madrid…así que si es posible retomar lo nuestro, sabes que siempre serás mi primera opción…

Sonia no podía creer lo que estaba oyendo. Se llevó la mano a la frente como si un dolor de cabeza la hubiese golpeado de forma brusca e inesperada.

- Tío, te estas acostando con Raquel…tu ¿de qué vas? ¿De jugar a tener un coñito en cada puerto o qué? ¿No te importa lo que la chica sienta ni los problemas que puedas crearle? A mí ni te acerques, y a ella, dale un respiro ¿tanta prisa tienes en aparecer por aquí para volver a meterla o qué?

- Mira, no es mi intención, pero supongo que agradecerás que no haya contado a nadie lo nuestro…

- ¿Me estas amenazando?

- Tía, lo trastocas todo. Solo digo que gracias a mi lo que pasó en Cuenca y el lio con tu novio ha quedado en la intimidad. Yo he cumplido no contándoselo a nadie del trabajo y lo único que te pido es que me hagas el pequeño favor de hablar con Vanessa… ¿tanto es, Sonia?

- Ah, pues muchas gracias por guardar el secreto y no comportarte como un cretino integral, no sabía que hubiera que agradecer el no ser un gilipollas y no divulgar intimidades de las chicas con las que has estado, se suponía que hacer lo correcto es lo normal, pero si en tu caso supone un gran esfuerzo, no te preocupes que te voy a liberar de él…

- No entiendo ¿Qué quieres decir?

- Que ya se lo explico yo a Vanessa. Así no tendrás que preocuparte de guardar ningún secreto. Querías que hablara con ella ¿no? Pues voy a hacerlo.

- Sonia, un momento, yo no

No le dio tiempo a terminar la frase, ella ya había colgado y caminaba rápida por el pasillo. Se detuvo frente a la puerta de su jefa y respiró hondo…uno, dos, tres, venga, entra…

- Hola Vane ¿tienes un momento?

- Hasta dentro de una semana, no, pero pasa, y cuéntame, intentaré prestarte atención…

- Vane, necesito vacaciones...

  • ¿Ahora?... Vaya por Dios ¿Cuántos días?

  • El mes completo.

  • ¿No vas a dejar ningún día para el verano?

  • No, de verdad que necesito irme. La ansiedad me ahoga. Joder, es que...

Un sollozo le impidió seguir. Ya no podía ocultar más su agobio, había tratado de parecer fuerte de cara a la galería pero lo único que consiguió, había sido tensar la cuerda y ahora sentía que se asfixiaba.

Vanessa se levantó y se acercó a ella abrazándola.

- Venga, venga, tranquila…Cuéntamelo todo: es por lo de Jorge ¿Verdad? ¿No os arregláis?

- Hemos roto definitivamente. Y ha sido por culpa mía. Vanesa, le puse los cuernos. Cometí una idiotez. La tontería más gorda que he hecho mi vida. Pensé que podría mantenerlo en secreto pero él se enteró por casualidad. Después, bueno es que he tenido muy mala suerte: todo se ha complicado muchísimo, creí que podría perdonarme pero es que todo ha ido de mal en peor.

- Chica no sabes cómo lo siento. En fin si necesitas unos días, cógelos, aquí nos apañaremos.

Lo importante es que te recuperes. No sé cómo lo ves tú ahora, pero creo que estar demasiado tiempo parada igual no te viene muy bien. Tómate una semana para empezar y vamos alargando ¿te parece bien?

Sonia asintió mientras se deshacía el abrazo entre ambas. Siempre había tenido una conexión especial con su jefa.

- Vanessa, eso no es todo, tengo más que contarte.

  • ¿Algo más? dijo arrugando la nariz y sintiéndose intrigada.

- Cuando te lo diga te vas a caer de culo. Vas a pensar que soy una gilipollas integral.

  • No creo que seas ninguna gilipollas. Venga ¡suéltalo ya!

  • Es Víctor…

  • Es Víctor… ¿qué quieres decir?

  • Quiero decir qué fui tan imbécil, que en el viaje a Cuenca para abrir la nueva tienda le puse los cuernos a Jorge con él.

  • ¡Eres una gilipollas integral!

Sonia no pudo evitar una pequeña risa que se confundió entre sus lágrimas, formando una especie de mueca.

- Tía, pero ¿Cómo? si ese chaval es tonto…

  • Joder, fue en Cuenca, después del trabajo, sin conocerlo y sin saber lo idiota que era. Pensé en echar una cana al aire, tonta de mí y fíjate lo cara que me ha salido. Ya te lo he dicho: cometí el error de mi vida y no hago más que lamentarlo desde esa misma noche.

- ¡Dios! o sea, que tenemos un gallo en el gallinero. Éste se ve que le dispara a todo lo que se mueve.

  • Si, cuanto más lo conozco más tonta me siento. Me acaba de llamar para que interceda por él ante ti. Así que no he podido aguantar más y he venido a contártelo. No quiero que esto se convierta en un problema para nadie en el trabajo.

  • A ver, a ver: ¿ese tío te está molestando? Explícame qué está pasando aquí.

- No he vuelto a tener relación con él y no es nada que yo no pueda manejar, te lo aseguro. Simplemente te lo cuento porque creí que debías saberlo. Nada más.

Vanessa arrugó el entrecejo escéptica. Intuía que las cosas no eran tan sencillas, pero decidió no seguir presionando a Sonia. Sabía, como acababa de suceder, que ella le contaría cualquier cosa antes de que se saliera de madre. Estaba segura.

- Bueno, entonces te coges siete días…

  • Quiero viajar fuera de Madrid, haré lo que tú dices, me iré en principio una semana, pero hazte la idea que voy a estar más tiempo fuera.

  • Lo que necesites. Solo te pido una cosa.

  • Dime.

  • Quédate lo que queda de semana para dejarlo todo arreglado.

  • De acuerdo. Vane, muchas gracias…

Sonia se volvió a abrazar a ella y luego se giró para salir de la oficina. En el último momento, volvió la cabeza y dijo:

- Déjalo unos días más allí…, le vendrá bien…

  • No te preocupes que lo voy a mandar al rincón de pensar...

Ambas sonrieron, despidiéndose con la mirada por esa tarde.

36

- Jorge, nosotros ¿qué somos?

Jorge abrió los ojos perezoso. Como un niño pequeño, tenía la cara enterrada entre los pechos de Magda. Se había acostumbrado a que el cuerpo como una cría a su madre. Su tacto, su olor, el latido de su corazón… le eran tan familiares como el mobiliario de su estudio o la ropa de su armario.

- ¿Qué quieres decir? Comentó somnoliento…

- Somos amantes, pareja, novios, amigos… ¿Qué somos?

- Creo que todo eso ¿no?

- Venga, en serio… Le amonestó ella cariñosamente mientras enredaba los dedos en su pelo, con una caricia suave.

El chico dudó un momento, mientras forzaba su relajada mente a pensar. No era cosa menor, a pesar de estar medio dormido, entendió que lo que en realidad le estaba preguntando es qué significaba ella para él. No tenía nada clara la naturaleza de su relación, aun no, así que decidió hablar de lo que si estaba seguro.

- No sé muy bien lo que somos Magda. No me he parado a recapacitarlo. Lo que sin embargo no necesito pensar es que me gustas mucho, que estoy genial a tu lado y que no quiero que esto acabe…

Ella ronroneó satisfecha con la respuesta, con eso le bastaba. Al menos de momento.

- A mi gustaría que estuviésemos de esta forma para siempre. Desnudos, abrazados, satisfechos, teniéndonos el uno al otro… ¿No sería genial despertar así cada mañana?

- Para siempre es mucho decir. Comentó sombrío, quizás recordando que hasta no hace mucho también profesaba algo parecido a un amor eterno por Sonia. Pero ojalá sea como tú dices.

Magda se bajó un poco para que sus caras quedaran enfrentadas y de esa manera, poder besarlo en la boca. Un beso húmedo y pasional, las lenguas enredándose sin prisa, regodeándose en la lujuria que despertaba de nuevo tras un paréntesis de caricias y confesiones a media voz.

La mano buscó entre los muslos de su chico, encontrando una verga fláccida aun. La apretó y comenzó una lenta masturbación, que logró ponerla morcillona, pero sin lograr la erección plena. Su chico se hacía de rogar, todavía medio adormilado. Suavemente, se escurrió entre sus brazos, recorriendo con los labios su pecho, su vientre y su pubis, hasta alcanzar lo que buscaba. Su boca se cerró en un cálido abrazo sobre su pene, engulléndolo con glotonería. Luego, comenzó a chupar sin prisa, con deleite, saboreando cada centímetro de piel, regodeándose en el glande. A Jorge eso lo ponía enfermo de placer. Aquellas mamadas donde parecía disfrutar más su chica que él mismo, aquel cuidado pero a la vez tanta pasión…

Pronto la tuvo dura como una barra de acero. Magda sabía cómo ponerlo a tono. Parecía conocerlo mejor de lo que se conocía a sí mismo. Donde tocar, como hacerlo, con que presión, como insistir, dominaba su cuerpo anticipando cada reacción suya, a veces se sentía un pelele en sus manos, pero un pelele feliz…

Ella interrumpió el contacto, siempre en el momento justo, ni antes de tenerlo a punto, ni después, evitando que se derramara en su boca antes de tiempo.

- E...eres mala…me estaba gustando…

- Es que te quiero dentro… musitó mientras se subía y dirigiendo la verga con la mano, tanteaba para ponerla a la entrada de su vagina. Una vez localizada, solo tuvo que mantener el falo agarrado mientras dejaba caer toda su humanidad en peso. La polla entró hasta el final en un coño húmedo y aun dilatado de la penetración anterior. Magda comenzó a cabalgarlo lentamente, frotando sus pubis, acomodándola en su interior y luego tratando de ejercer presión con los músculos de la vagina. Jorge notó como se mojaba otra vez, poniéndole chorreando los huevos entre flujo y sudor. Sus pezones se pusieron de punta y la respiración se fue transformando en un rítmico jadeo.

Jorge ahogó también un gemido de gusto cuando ella intensificó el ritmo, sus pechos bamboleantes oscilando ingrávidos y su vientre temblón en la prominencia que formaba su barriguita.

El roce era demasiado prolongado y perfecto para que el placer no acudiera de inmediato y amenazara con desbordarse.

- Para, para que me voy a ir...

Ella pareció no haberlo escuchado. Siguió como si nada, añadiendo unos chop, chop, a la cacofonía de sonidos, conforme su sexo se iba humedeciendo.

- Magda no podemos...

Ella se inclinó sobre el torso masculino sin dejar de follarlo, las tetas oscilaron hasta rozar su pecho con los pezones y las bocas se juntaron, anticipando con sus alientos el beso que estaba por llegar.

- Magda… suplicó Jorge en un último intento, atrapado en una trampa de placer y también por el peso de la chica, que corpulenta, se dejaba caer a plomo impidiéndole ningún movimiento y forzándole a seguir dentro de ella.

Finalmente, sucedió lo inevitable: la vagina de la muchacha recibió una tras otra, varias oleadas de semen caliente y espeso que la fueron llenando. Fue entonces cuando ella se llevó la mano el clítoris y comenzó a tocarse. Redujo el movimiento, pero no lo detuvo, sentada sobre él, de forma que con la entrada y salida del pene, también se escurrió fuera parte del esperma. Casi enseguida, se sentó vertical, parando todo movimiento y empalándose entera. Sus labios se abrieron, formando una mueca en la cara, el pelo sobre los ojos, la mano izquierda pellizcándose uno de los pezones (ya fuera del alcance los brazos de Jorge) y la derecha formando una pinza alrededor de su clítoris. Un grito animal brotó de su garganta, pero bien pudo haber salido de su vientre. Luego, otras dos o tres contracciones fuertes de los músculos de su vagina cerrándose y abriéndose, la mirada perdida y la llegada de la dulce muerte.

Y él sintiéndolo todo, muy dentro de ella, a la vez preocupado y extasiado por aquella explosión de los sentidos.

- Dios Magda, no podemos seguir así. Te voy a dejar preñada cualquier día.

Ella todavía tardó en recuperar la capacidad de hablar... La sonrisa había acudido a sus labios.

- Sería bonito quedarse preñada de ti… susurró melosa con los ojos aun cerrados.

- ¿No te parece un poco pronto para eso?

  • Es que me gusta tanto sentirte dentro…

- A todo el mundo le gusta hacerlo a pelo, pero deberíamos tener un poco más de cabeza ¿no te parece?

- Vale, vale , murmuró acercando de nuevo la boca a la suya y dejando que sus pechos se aplastaran contra el torso de Jorge , tendremos más cuidado, pero ya que estamos, podemos seguir disfrutando ahora… añadió moviéndose un poco para sentir la verga pringosa de semen en su interior.