Sexting ii (30-31-32)

Segunda parte de "Un poco de Sexting"

30

Magda sentía el sudor correr por el canal de sus pechos y también por el interior de sus muslos. Estaba con el culo apoyado en la mesa y abierta de piernas, manteniendo el equilibrio agarrada al cuello de Jorge mientras este la penetraba con contundencia. Los dos estaban muy calientes. Por algún extraño motivo, como suele suceder cuando las emociones nos golpean fuerte y se nos vienen pensamientos inesperados (casi fuera de lugar) a la cabeza, se acordó de Lucía. A ella le hubiera gustado que la follaran así: bien abierta y hasta el fondo, sin contemplaciones, aprovechando lo mojada que estaba. Su compañera era mucho más explícita en sus confesiones y no le importaba decir lo que le gustaba. A Magda todavía le costaba abrirse a los demás, incluso a su amiga íntima. Todo lo contrario que a Jorge, con quien no tenía barrera ni reparo alguno. Con él era un elemento motivante que no poda desperdiciar. Quería satisfacerlo al máximo, consciente que su placer era el de ella también. Y que el placer lo ataba a ella, reforzando los sentimientos que empezaban a unirlos. Por eso su mirada obscena y directa a sus ojos, mientras ofrecida y abierta al máximo le pedía que se la metiera más fuerte, más profundo…y no era impostura, realmente la ponía cachonda la situación.

Cuando sintió que llegaba el placer, se soltó de una de las manos y la llevó a su entrepierna, frotándose su botón rosado con fuerza a la vez que apretaba las piernas contra el culo de Jorge, para que este no se saliera. Él hizo un leve movimiento de resistencia que indicaba que estaba a punto de correrse, pero ella lo mantuvo agarrado: le daba exactamente igual que se corriera en su vagina. Estaba llegando su placer y quería sentirlo dentro mientras orgasmaba. Cuando rompió el orgasmo, sacó la mano y froto su clítoris de forma circular contra el pubis de Jorge mientras la mantenía dentro, con lo cual el gusto fue aún mayor. Un grito casi animal salió de su garganta y su brazo se aferró al cuello de su chico. Mientras, su mano se cerraba sobre el pelo de Jorge tirando de él y provocándole un oportuno dolor, que hizo que el chico pudiera aguantar un minuto más, suficiente para que Magda se dejara caer hacia atrás en la mesa, sus pechos aplastados por la gravedad, toda sudorosa y con la respiración entrecortada.

Jorge la sacó entonces y apenas tuvo tiempo de ponerla encima de su vientre cuándo empezó a eyacular con fuerza. El primer chorro le cayó en las tetas, el segundo y el tercero ya lo dirigió hacia su ombliguito y el pubis, dejando un rastro de semen blanco y espeso que prácticamente recorría su cuerpo desde los pechos hasta el coño.

El chico resoplaba como un toro después de dar una carrera. Tuvo que apoyar las manos en el tablero porque estaba mareado por la mezcla de placer y esfuerzo.

En ese momento, a Magda se le ocurrió algo: giró la cabeza y vio el móvil sobre la mesa al alcance de su mano. Estiró el brazo y lo tomó poniéndolo en modo cámara. Luego, grabó desde sus pechos, bajando lentamente y siguiendo el reguero de semen, hasta su pubis dónde la verga de Jorge aún continuaba apoyada.

- ¿Qué haces? preguntó él.

- Grabar esto para mandártelo cuando estés desanimado o cuando no podamos vernos. Después, apoyó el móvil otra vez sobre la mesa y se incorporó, abrazándose a él. Ha sido estupendo ¿verdad?

- Joder, ha sido un polvo maravilloso …consiguió balbucear…

Ella se incorporó, recuperando la mirada de vicio que solo reservaba para él, sus pechos erguidos y aun sensibles, desafiante y orgullosa por la condecoración de blanco esperma que regaba buena parte de su piel. A continuación, poniéndose en pie, se abrazó a Jorge y se restregó contra él, poniéndolo perdido con su propia leche. Le mordió la tetilla de la oreja y le pasó la lengua por el cuello antes de buscar su boca y entrelazar la con la suya.

- ¿Nos duchamos o vamos por el segundo asalto así mismo?

A pesar de acabar de correrse, notó la reacción de su polla aplastada contra su vientre, que sin llegar a ponerse del todo en erección, se estremeció y se comenzó a hinchar por el aporte de sangre.

Un buen rato después, ambos estaban en la cama, sudorosos y agotados pero por fin ahítos de sexo. Al menos de momento, se habían sacudido el mono de la ausencia y el deseo. Magda se pasó la mano por el sexo, pegajoso y húmedo. Vaya gazpacho que hemos formado ahí abajo, pensó satisfecha. También notó la tirantez de la piel en distintas partes del cuerpo a causa del semen que comenzaba a secarse. Giró la cara, apoyada en el pecho de Jorge para recorrer sus tetillas con los labios, en besos largos y cálidos que fue dejando caer por su pecho, como si fuera marcando su territorio, poniendo su señal, cada vez más cerca de su corazón, que sentía latir tranquila y profundamente.

- Eres mío, eres mío... susurró en un murmullo ininteligible para nadie más que ella.

Jorge se removió inquieto, despertando de un breve sueño de apenas unos minutos.

- Eh, ¿Qué hora es?

- Hora de lavarnos un poco y comernos las pizzas.

- Buen plan. Y luego…

- Luego ya veremos, pero te aviso que con tele, sofá y cama me vale.

- ¿No quieres salir a que nos dé un poco el aire?

- No, hoy no. En la calle no puedo hacerte todo lo que me apetece hacer. Hoy solo deseo estar desnuda junto a ti, piel contra piel.

- Me vas a matar…

- No follamos más si no quieres, me basta con sentirte a mi lado y que me acaricies.

Jorge le dio un beso en la boca por respuesta, la única que Magda necesitaba, la única que quería. Luego se levantó y se sentó en la cama con los pies buscando sus zapatillas, lista para ir al baño. En ese momento, el móvil del muchacho vibró varias veces. Hasta cuatro, una por cada mensaje que le llegaba.

Decidido a dejar a Magda asearse primero, lo desbloqueó y miro que es lo que le había entrado. El gesto de incomodidad no pasó desapercibido para su novia, que interrumpió su impulso de ponerse de pie y permaneció observante a su lado, mientras lo veía pasar el dedo por la pantalla.

- ¿Quién es? Preguntó escamada.

Jorge resopló, como si dudara en contestar. Sin embargo, con tono molesto, acabó por decir:

- Es Sonia.

- Pero ¿qué quiere ésa ahora? Contestó mientras se ponía en alerta, olvidando todo el tema de asearse. Sus pechos se alzaron envarados, desafiando a la rival como si la tuviera ahora mismo delante de ella.

- Es una pesada…

- Pero ¿qué te dice? Insistió Magda muy cabreada y deseando saber a qué tipo de amenaza se enfrentaba. Casi la había olvidado y de repente se sintió estúpida por dejar abierto ese flanco al peligro. Jorge se confió y le había pasado lo que ya todos sabíamos. Ella no debía cometer ese error. Que todo fuera tan bien entre ellos y que la prefiriera antes que volver con su ex, la llenaba de felicidad. Pero si bajaba un segundo la guardia, vendría la puñalada, seca, inesperada, letal…no debía subestimar a una novia desesperada ni furiosa, eso jamás.

- Nada, ya no me habla porque yo no le contesto o si lo hago es para burlarme…

- Y ¿entonces?

- Me manda fotos…desnuda.

Magda apretó la mandíbula y sintió como se ponía colorada por la furia ¿o tal vez era morada? Podía ser porque estaba conteniendo la respiración. Se obligó a exhalar el aire. Así que ese era su plan de ataque. Ponerlo cachondo, recordarle que tenía mejor tipo que ella, invocar los recuerdos de los momentos de placer que habían vivido juntos…

- No te preocupes , aclaró él al verla fruncir el ceño de esa mañera, las borro todas…

- A ver…

Jorge le paso el móvil. Eran cuatro imágenes, tres de ellas en poses sugerentes, braguitas de lencería negra muy pegadas, enseñando cachetes y marcando el pubis. Pose insinuante y gesto provocador. La última, totalmente explícita, pero cuidándose muy bien en este caso de no enseñar la cara. Tumbada en la cama, hecha desde las rodillas, siguiendo la línea de los muslos que al final se separaban levemente, enseñando su sexo abultado y levemente entreabierto, que mostraba un color rosa claro.

- ¿Hace mucho que te las envía?

- Desde hace un par de días.

Esto requería una respuesta, un contraataque. Si provocaba, Magda más aun, con la ventaja de que además podía recoger el premio. Tendría tan satisfecho y agotado a Jorge que no consideraría siquiera la posibilidad de pensar en volver con ella. Le daría tanto cariño que no querría abandonar el refugio de sus muslos y sus pechos. Y haría algo más…devolvería el golpe. Tendría a Sonia tan entretenida peleando con ella, que no podría concentrarse en atraer la atención de su novio de nuevo. Había que distraer su atención del objetivo principal. Eso es. Mantener a Jorge a su lado satisfecho y feliz, mientras su ex se desgastaba en una pelea de gatas.

Y sabía cómo hacerlo. Tenía una idea bastante clara de cómo descolocarla: demostrándole el grado de intimidad que habían alcanzado a pesar de llevar tan poco tiempo juntos.

Fue al chat que ella mantenía con Jorge y buscó el video que le había enviado, aquel en que restregaba el semen sobre su ombligo con la verga. Lo seleccionó y se lo envió. Ahí tienes, para que veas que ya sé lo que le gusta, que conozco vuestros secretos y que soy capaz de darle lo mismo que tú y aún más, sin necesidad de revolcarse en un pasado lleno de basura.

- ¿Qué haces?

- Nada, le envío un video para que sepa que ya tienes mujer de sobra y no necesitas recurrir a una zorra.

31

Sonia oyó el tono de llegada de un mensaje, pero no lo miró. En ese momento estaba bastante ocupada haciéndose una paja. Era extraño, pero pudo evitar mojarse al enviarle las fotos a su novio. Llevaba demasiado tiempo sin follar. Pensaba en sus amigas que ahora estarían de juerga y no pudo reprimir un cierto cabreo por no haber decidido ir con ellas. Sí, igual ahora no le parecía tan mala idea echar un polvo por ahí con un extraño. Total, Jorge no le contestaba. Pero desechó el pensamiento, no podía ser impaciente, habíamos quedado en que la no respuesta era una buena señal ¿no?

Por un instante, la posibilidad de que fuera Jorge la descolocó, pero el placer le estaba llegando, de modo que continuó introduciéndose dos dedos de la mano izquierda mientras con la derecha se estimulaba. Porque ese mensaje debía ser de sus amigas.

Se estaba mojando, oía el chapoteo de sus falanges en la vagina salpicando flujo y eso la espoleó todavía más hacia el culmen, hacia el estallido final. Se contrajo cerrando las piernas y apretando muy fuerte cuando se vino, ansiosa y tensa, con todos sus sentidos a flor de piel.  Junto con los sonidos, el olor del flujo de lubricación llegaba hasta ella, penetrando en su olfato y la sensibilidad en su clítoris era tan extrema que casi dolía.

Y de repente como una ola que barre la cubierta de un barco, llevándose todo lo que no esté atado o fijo, el placer la recorrió como una onda de expansión con el epicentro en su bajo vientre. Gritó sin poder contenerse mientras se retorcía y apretaba los muslos hasta casi provocarse entumecimiento en los dedos que se había introducido. Y entonces se dejó caer finalmente, floja y desmadejada. Tras un rato, extrajo su mano y se la llevó a la cara, observando un líquido blancuzco y pegajoso adherido a sus dedos, que formaba hilitos al separarlos. Luego, se limpió con la sabana y se arrebujó abrazada a la almohada, en posición fetal sin molestarse en ponerse las braguitas negras de encaje. Por un instante recordó cómo le gustaba a Jorge verla en esa posición, con sus labios vaginales asomando entre los cachetes y sus muslos juntos, en una sándwich de carne y deseo que lo ponía cardiaco. Ojalá viera sus fotos y se acordara de esos momentos. Luego, cerró los ojos y se quedó dormida.

Sonia se despertó desorientada: era la primera vez en muchos días que conseguía dormir del tirón toda la noche. Apenas pudo tomar conciencia de sí misma, se sobresaltó. Era lunes y le tocaba empezar a trabajar. Ya se le había acabado la semana de baja. Rápidamente miro el despertador, pensando que se había quedado dormida, pero cuando comprobó que faltaban 10 minutos para que sonara, se dejó caer de nuevo en la cama, resoplando aliviada. Además, ese día había quedado con su jefa, tenía que acompañarla por la mañana a una visita a otra tienda y lo último que hubiese querido, es tener que llamar a Vanessa para decirle que llegaba tarde.

Se levantó y se miró en el espejo de cuerpo entero que tenía en su habitación. Todavía tenía aspecto de estar un poco cansada, pero nada que no se pudiera arreglar con una buena ducha y un poquito de maquillaje. La perspectiva de unos minutos debajo del chorro de agua templada la puso de buen humor, definitivamente aquella semana de descanso le había venido bien, aunque no tenía nada de claro si el tema de Jorge estaba mejor o peor. Pero el estar más en forma y bien consigo misma solo podía beneficiarla. Repasó con la mirada sus pechos, su vientre, el pubis dónde ya empezaba a verse vello: en las últimas dos semanas, con todo el jaleo, no se había depilado. Instintivamente llevó la mano a su sexo, recorriéndolo con sus dedos por fuera, he incluso metió el dedo anular un poquito dentro. ¿Cuándo sería la próxima vez que alguien la penetrara? se preguntó ¿sería Jorge? lo echaba de menos, mucho. Trató de animarme pensando que la otra no era rival para ella, al menos físicamente. Sonia tenía mejor cuerpo, de eso estaba segura aunque no había podido verla desnuda. Si acaso las tetas, ella tenía unas enormes mamas, y eso que las suyas no eran precisamente pequeñas, pensó mientras se fijaba en sus pezones rosados.

Sin saber por qué, en un movimiento que repetía muchas veces cuando se miraba desnuda, tras acariciarse íntimamente se llevó la mano a la nariz y la olio.

Aroma a flujo, a sudor, en este caso no reciente y un poco acre. Restos de la masturbación de la noche anterior. Se fue al baño y se metió bajo la ducha.

Tenía un jabón especial con olor a lavanda y en teoría relajante. Bueno, puede ser que fuera más psicológico que otra cosa pero a ella realmente la relajaba. Disfrutó jugueteando con la espuma y al esmerarse con su entrepierna para limpiarla bien, sintió que se ponía un poco. Se sexo reaccionaba al masaje. Por un momento, sopesó la posibilidad de hacerse otro dedo en la ducha, como para empezar bien el día, pero decidió que no tenía tiempo: no se quería entretener demasiado.

Quince minutos después, estaba ya lista para salir. Justo antes de abrir la puerta, se acordó del móvil.

- Mierda, que me lo dejo…

Lo tenía en la mesita de noche y al ir a cogerlo, observó que había un mensaje. Al ver que era de Jorge se detuvo y girándose se sentó en la cama. Después de todo, le había contestado.

¡Qué extraño! ¡Era un vídeo! Intrigada, le dio a reproducir. No le costó ningún trabajo reconocer la verga de su exnovio. La había acariciado, masajeado, estimulado, lamido, chupado tantas veces que se conocía cada detalle.

El otro cuerpo era desconocido para ella, pero tuvo ninguna duda a la hora de identificar a quién pertenecía. Aquel vientre un poquito prominente, el pubis y el ombligo lleno de semen de Jorge solo podían pertenecer a esa camarera entrometida.

Sin embargo, lo que hasta entonces solo había sido sorpresa y turbación, se transformó de repente en furia, cuando vio cómo enredaba con su pene en el ombligo de la chica jugando a rellenarlo con su esperma.

-  ¡Será zorra! Exclamó muy furiosa ¡ La madre que la parió!

Contuvo las ganas de estrellar el móvil contra la pared y se obligó a pensar.

¿Qué podía hacer? Aquella tía parecía manejar a Jorge a su antojo, ya sabía que es lo que le gustaba y lo más importante, lo tenía a su alcance, mientras que a ella le estaba vedado acercarse.  Todos sus intentos de aproximación, bien a través de móvil o bien sea en persona, habían fracasado y la estrategia de hacerle añorar el pasado parece que tampoco estaba funcionando nada bien. Si no ¿por qué Jorge le había mandado ese vídeo? ¿Para hacerla rabiar?

No tenía nada claro que es lo que iba a hacer, pero sí supo que no podía quedarse callada, porque eso era tanto como admitir su derrota. Y si se tenía que ir, lo haría matando y dando la cara.

A Jorge le empezó a vibrar el móvil en el bolsillo mientras andaba para el punto de reunión con sus compañeros. Lo extrajo y le dio a descolgar sin fijarse quién llamaba, pensando que serían ellos, para llevarse la sorpresa de que era Sonia.

- Vaya, ya veo qué te has consolado muy rápido…estabas demasiado hecho polvo para darme una oportunidad o para hablar conmigo pero no para acostarte con otra.

- ¿Sonia? pero qué narices… de repente Jorge supo que le hablaba del vídeo que le habían enviado anoche… ya se le había olvidado.

  • Mira, eso no fue idea mía en realidad...

  • Lo mandó ella ¿verdad? Claro, tiene acceso tu móvil. Tenía que haberlo imaginado ¿también controla ya tu cuenta corriente o es pronto para eso?

  • Oye, ¿tú no estabas mandando también cositas provocadoras? no te hagas la inocente…

  • Pero eso era entre tú y yo, Jorge, no te he mandado ningún vídeo follando con otro.

  • No, eso no hace falta, ya lo tuve que investigar yo por mi cuenta.

  • Te está manipulando ¿no te das cuenta?

- Prefiero que me manipulen a que me engañen.

  • De un error se puede aprender, pero si metes a esa persona en tu vida, se instalará en ella y tomará el control. Apenas lleváis unos días saliendo y ya decide por ti ¿es que no lo ves?

  • Pues no, mira, de lo único que me doy cuenta es que está a mi lado, que me hace sentir bien y que no me da disgustos.

  • Muy bien, si eso es lo que quieres… me alegro de que hayas encontrado un coño tan rápido y, ya de paso, un celebro que piense por ti: mi enhorabuena.

Jorge inhaló al otro lado, sonando algo más cansado que enfadado.

- Sonia, durante todo este lio te has comportando como una idiota, de verdad te lo digo. Lo siento mucho, me hubiera gustado que las cosas hubieran sido de otra manera. Quizás hubiéramos tenido una oportunidad, no lo sé, he estado tan confuso… lo lamento de verdad, siento que tengamos que acabar así, pero me niego a que me eches la culpa: yo tengo la conciencia muy tranquila.

  • Pues nada, que te vaya genial a ti y a tu conciencia…

Se quedaron los dos en silencio finalmente Jorge había llegado al vehículo donde lo esperaban sus compañeros. Antes de subir decidió cortar la comunicación.

- Sonia, en serio, espero que te vaya bien, después de todo no quiero acabar mal contigo: has sido mucho para mí, pero esto se ha acabado. Por favor, déjalo ya, no sigas llamándome ni enviándome cosas.

  • Entonces, esta es nuestra despedida…

  • Joder, no nos vamos a ir a otro planeta, vamos a dejarlo y ya está. Más adelante podemos saludarnos como amigos, pero ahora es mejor que estemos un tiempo desconectados el uno del otro.

Después, le colgó, tampoco es que tuvieran mucho más que decirse.

32

- Es un poco raro…

- ¿El qué?

Magda y Lucia compartían un momento de intimidad, con la persiana a medio bajar para evitar que nadie entrara. Eran los momentos antes de subir el cierre y comenzar la jornada. Se habían servido un té y aprovechaban para hacer esas confidencias que requerían de un poco de tranquilidad y tiempo.

- Bueno, le gusta correrse en mi ombligo.

- Joder tía eso no es nada. ¿Te acuerdas del Mario? a ese le gustaba que lo meara.

- No fastidies, exclamó Magda sorprendida, si era de lo más modosito…

- Si, en público, pero en la cama todos son iguales, les ponen las cochinadas. Y cuanto más guarra seas, más les gusta… comentó con una sonrisa de complicidad.

- Si, pero ¿que alguien se mee encima de tuya? Vaya pervertido ¿no?

- Yo que sé hija ¿Dónde crees tú que está la frontera entre la perversión y lo normal? además, lo normal es un rollo. Acuérdate del pavo este del Tinder, con el que salí la otra noche…ya me hubiera gustado a mi tener un poco más de perversión con él, que bien bueno estaba.

Magda rio con ganas.

- Si con ese cuerpo se viste de cuero y saca un látigo, le pongo el culo, las tetas y hasta el coño para que me pegue…que desperdicio de chaval, joder, me tuvo que tocar el soso del barrio…

- Y lo de hacerle pipí al Mario ¿te ponía?

- Bueno, ni sí ni no, lo que pasa es que le entraban unas erecciones brutales, se volvía como loco y al final me contagiaba. No veas como embestía…yo de verlo así tan descontrolado me mojaba entera…

- ¿Mas mojada todavía? rio Magda…

- Arggg, jajjaaaaaa, si más…

- Y ¿Cómo lo averiguaste? ¿Te lo dijo y ya?

- Bueno, yo ya me olía algo, porque siempre se metía en el baño cuando iba a mear. Al principio no le di importancia. Ya sabes. Te entran ganas después de follar, te vas al servicio a hacerlo y ya aprovechas para lavarte un poco. Él siempre andurreaba por allí con cualquier pretexto. A mí no me importa que me vean mear, las chicas ya sabes que lo hacemos continuamente entre nosotras. En los botellones y en los conciertos…bueno en el último que estuve, en el pueblo, me vio el culo y el toto un montón de gente, tenía más espectadores que la banda de música.

Magda asintió divertida, demasiado bien sabía que era cierto, Lucia no es de las que se cortan y con dos copas en el cuerpo…era imprevisible.

- Bueno, pues nada, que allí lo tenía como un perrito alrededor mío, intentando olerme el culo.El tema es que una noche estábamos dale que te pego en su casa. Era bastante tarde, como las 4 de la madrugada o algo así, habíamos salido de marcha y yo estaba bastante pasada de copas. La verdad es que yo estaba hecha polvo y no me apetecía demasiado.

  • ¿Que a ti no te apetecía? pues ya tenías que estar mal…

- Pues sí, ya te digo, el cansancio y las copas. Total que pensé: vamos a hacer algo rápido. Así que me subí encima, no me había quitado ni el vestido corto que llevaba, simplemente me dejé las tetas fuera y me saqué las bragas. La chupé un poco para que estuviera resbaladiza, echándome yo también un poquito de saliva con la mano en el coño para humedecer la entrada.

Y luego, pues nada, a cabalgar que todo el monte es pradera. Empecé a moverme rápida para que se corriera, ya sabes, meneo de cintura y todo eso. Él no estaba tan borracho como yo, pero también había tomado sus copas, así que aguantaba bastante. Al final, con tanto movimiento yo también me estaba poniendo un poquillo tonta, pero hija, tenía tal mareo… me daba vueltas a la cabeza y sentía un poco de asco en el estómago porque se me estaba removiendo todo. El caso es que como nos habíamos tirado a la cama nada más llegar, no había hecho pis y ahora lo que era un poquito de ganas, con tanta agitación se ve que me presionaba la vejiga o algo, que me entraron muchas ganas. Trate de contenerme a ver si se corría ya de una vez, pero al final, en uno de los culeos que le di, se me escapó un poco de Pipi, no sé, un chorrito, unas gotas…hice el ademán de levantarme pensando que él se iba a enfadar, pero todo lo contrario, tenía la cara muy colorada y los ojos le brillaban como un gato en la oscuridad.

Se agarró a mis muslos con las manos y me obligó a quedarme encima de él, con la polla metida hasta los huevos.

  • Mario que me meo, que no puedo aguantar…creo que le dije.

- No te salgas, no te salgas… Lucia imitaba sus gestos poniendo ojos de loca, lo que provoco la carcajada de ambas…

- Tío la vejiga, que me voy a mear…

  • Hazlo…

Yo no entendía nada ¿quería que me lo hiciera encima suyo? Nuevamente, trate de zafarme para ir al cuarto de baño, pero una vez más, me sujetó el culo y los muslos con las manos y me impidió moverme. Mira hija, yo ya no podía más entre el mareo, las ganas de mear y la molestia, así que al final me lo hice.

  • Joder, pero ¿te measte entera?

- Vacié tola la vejiga ¿qué quieres que te diga? estaba borracha y me costaba mucho contenerme, así que si él quería… pues ale, todo para fuera.Yo no sé si se pensó que me estaba corriendo a la vez o algo, porque jadeaba más por lo a gusto que me estaba quedando que por otra cosa, pero hija, es que se puso como loco.

Nunca lo había visto así, me cogió y me tiro sobre la cama que estaba toda mojada de la meada. Me abrió bien de piernas y se puso follarme como una locomotora. Solo le faltaba echar vapor por el culo…

- Jajjaaaaaa, ay, que me meo yo ahora…

  • Estaba acelerado y tenía dura como la piedra. El caso es que me puso a mí también como una moto, no recuerdo que nadie me haya follado antes con esa ansia. Tardó poco en correrse, pero yo no lo dejé que se saliera, la verdad es que todavía la mantuvo dura un rato y a mí se me había pasado el mareo y todo, así que decidí aprovechar: lo cierto es que estaba muy caliente al ver cómo se puso y con la follada que me había metido. Me tuve que ayudar con mis deditos, pero también tuve un buen orgasmo.

  • ¿Y luego?

  • Luego nos fuimos a dormir al sofá porque aquello era un bebedero de patos. Por la mañana tuvimos que ventilar todo y lavar las sábanas y la funda del colchón…

  • No, me refiero a si volvisteis a repetir…

  • Pues claro, pero tomando precauciones… río Lucía. A mí no es que me ponga el tema mucho, pero al fin y al cabo soy yo la que lo meaba a él... Al contrario me hubiera dado más asco. Cómo a él le gustaba mucho y yo me aprovechaba… porque tía, no veas qué polvos echábamos, se ponía a tope y me pegaba unas metidas brutales. Luego duchita para lavarme bien y eliminar olores…

  • Jope, qué fuerte

  • Bueno cada uno tiene sus manías, ya ves. Este, simplemente es que era un poquito más especial.

- ¿Que hacéis chicas?

De repente la persiana se subió y asomó la cabeza Miguel, el chico de la frutería de enfrente. Siempre pasaba unos minutos antes a que le prepararan su café para llevar y un pastelito. Ya se había establecido un ritual y una relación de confianza entre los tres. Confianza que él trataba infructuosamente de llevar un poco más lejos, hasta ahora sin resultado. Con Magda no tenía nada que hacer y con Lucia, bueno, no era su tipo…como ella se encargaba de recordarle cada vez que se lanzaba al abordaje.

- Nada, le estoy contando a Magda las guarradas que hacía con un novio que tuve…

- Ostia ¿puedo quedarme? Me tomo el café con vosotras: Cuenta, cuenta…

- Te tomas el café en la frutería con la vieja y dejas de molestar, guapo, que esto son cosas de chicas…

- Venga mujer, si yo soy de confianza…

- Si hombre, tanto como la bicha que le mordió a la Cleopatra esa…cada mochuelo a su olivo, anda, que ya te estarán echando de menos…

- Si, pero otro día me lo cuentas…

- Corta y rema que vienen los vikingos…venga…que te preparo el café.