Sexting ii (29-30)

Segunda parte de "Un poco de Sexting"

29

- Lucia, tengo que ir un momento al baño.

  • Vale yo me ocupo.

Magda entró en el estrecho cubículo del baño para empleadas que hacía de taquilla y de cambiador, cerrando con pestillo.

Extrajo el móvil del bolsillo del uniforme y bajando la tapa del inodoro, lo colocó inclinado sobre la misma, usando una caja de toallitas como apoyo. Activó la cámara y pudo verse a sí misma aparecer en la pantalla. Se movió lo justo para que su cintura apareciera en la imagen, evitando verse de pecho hacia arriba. Habían pasado ya un par de días desde la última noche con Jorge, en la que descubrió su fetiche, como él llamaba a aquello que tanto lo había excitado. La verdad es que resultaba muy sorprendente que se viniera tan arriba con esa imagen de su ombligo y barriguita vestidos de semen. No esperaba que le saliera por ahí. Pero mira, no le parecía una perversión tan mala. Según había podido leer y ver en internet, casi ni podía considerarse una perversión. La misma Lucía le había contado cosas peores de algunos de los chicos con quién había salido.

En cualquier caso, a ella le venía bien saber qué es lo que satisfacía a su chico. Le daba más juego y más juego significaba más placer para los dos. El placer compartido llevaba a la conexión íntima y esta última, era la antesala del cariño y del amor.

Y luego estaba el tema del sexting, que en principio Jorge solo había usado para paliar la ausencia y la distancia en los viajes prolongados. Pero ella también le estaba sacando partido al tema. Otra forma más de que estuviera presente en su mente, aun cuando ella no estuviera.

Se levantó la falda procurando acercarse a la cámara y comprobando que ésta enfocaba el triángulo negro de sus braguitas. Luego, habló al micro.

- Hola cariño. Ya sé que te gustó lo de ayer, así que hoy te mando algo más atrevido. No sabes las ganas que tengo que pasen estas dos horas y salir para verte. Los dos días se me han hecho eternos. Tengo tantas ganas de tenerte dentro de mí que me he tenido que consolar así...

Magda apartó la braguita a un lado, dejando a la vista su coño totalmente depilado. Algo brillaba entre sus labios. Un objeto en apariencia metálico. Se los separó y tomándolo con dos dedos, lo extrajo lentamente, tomándose su tiempo y apuntando a cámara para que esta registrara cada detalle.

- Lo he tenido puesto mientras trabajaba ¿sabes? al principio molestaba un poco, pero luego, me ha ido dando gustito y ahora estoy empapada. Tomó el móvil con la mano y lo aproximó a su sexo. Esperó un poco a que pudiera enfocar bien la imagen al estar tan cerca y luego continuó hablándole. Mira cómo está, húmedo, hinchado… Se pasó un dedo por la raja y lo extrajo manchado de flujo, mostrándoselo. Luego, enfocó hacia el clítoris y tirando con el dedo de él hacia atrás, le mostró el capuchón colorado que vibraba con cada roce de su mano.

- Estoy deseando tenerte dentro, estaba pensando en tu polla y me dan ganas de masturbarme pero me voy a esperar, nos vamos a ver pronto y quiero cogerte con muchas ganas. Por favor, hoy encargamos comida y nos vamos a tu apartamento: no quiero salir, solo quiero que me folles desde que lleguemos hasta que nos durmamos rendidos y agotados.

Terminó el vídeo con un beso a cámara. Y luego lo envió.

Después, se apoyó en el lavabo y limpio el plug vaginal, guardándolo en su bolso. Había pensado en montarse un pequeño espectáculo, usando el consolador que tenía en casa, pero era demasiado grande para dejárselo introducido mientras trabajaba, aunque solo fuera unos minutos, así que optó por aquel plug más pequeño delgado. Quería darle la sorpresa a Jorge, eso sin duda le provocaría un subidón brutal. Había pensado en comprar unas bolas chinas, pero no había tenido tiempo.

Se subió las bragas acomodándolas y luego se lavó bien las manos y se refrescó un poco la cara sudorosa, porque le había subido la temperatura. Es lo que tiene meterse cosas en el coño para poner a tono a tu novio, que una tampoco es de piedra. Lo cierto es que ella también se había puesto muy cachonda con el jueguecito.

Había sido un broche perfecto para los dos días de intercambio a través del teléfono. Dos días en los que no había podido ver a Jorge, porque había estado trabajando en un pueblo de la comunidad.

Pero esa noche sería suyo.

Magda salió sonriendo del servicio, cosa que no pasó desapercibida para su compañera. Era como una lechuza encima de un olivo, allí no se movía un ratón ni una lagartija sin que se diera cuenta…

- ¿Qué? Estamos contentas ¿no? esta noche vas a pillar…

  • Pues sí. No veo el momento de acabar y que Jorge venga a buscarme.

  • Pues hoy te fastidias que no te dejo irte antes. Te estás acostumbrando muy malamente querida mía…

  • La verdad es que estoy abusando un poco de ti, pero para eso eres mi amiga ¿no? Mira, una noche de estas te vienes a cenar con nosotros y así lo conoces, que siempre me estás dando la vara con él.

- Vale, esta noche…

  • No, esta noche no, que llevo dos días sin verlo. Tengo mis planes ¿sabes?

  • ¿Y cuáles son esos planes si puede saberse? dijo Lucía entornando los párpados y poniendo cara de interesante.

- Pillamos o que sea de comer y nos vamos a su casa. Antes de cenar tenemos que follar, estoy deseando… lo voy a dejar seco esta noche.

  • ¡Joder con la asocial, qué pronto has aprendido a relacionarte! Lo que no consiga una buena verga.

  • Jorge es algo más que una polla…

  • Ya lo sé, tonta, solo es para provocarte.

- Y tú ¿cómo lo llevas Lucía? ¿Qué tal el chico este de tinder? ¿Se arregla el tema o no?

- Nada hija, lo que te conté el otro día: mucho escaparate pero luego puff. Cuando lo conocí en persona ya me di cuenta de por qué, a pesar de tener ese cuerpazo, tenía que recurrir a las citas por Internet. Un soso que te cagas. Y además un poquito idiota.Si por lo menos follara bien... Pero es que ni eso. Y nada, ayer le di una segunda oportunidad, pero que va. Es como tener un consolador. Eso sí, un consolador de lujo , río pícara, pero al final te lo tienes que montar tú, no te da nada.

- ¿Tan torpe es?

  • Ni para una comida de coño me da. Digo, a ver si por lo menos es bueno chupando como los perritos…Pero que va. Me lo tuve que hacer todo yo sola: por no saber, no sabía ni moverse, se limitaba a metérmela y a estarse quieto. Y encima se pone a hablarme. Me puso de los nervios, le tuve que decir: ¡Pero chiquillo! ¡Mueve un poquito las caderas, que no tienes sangre! Joder, ¿estamos a los que estamos o qué? que estamos follando, tío, y lo que quiero es que me den caña. En fin que no lo vuelvo a llamar, vamos.

Lucia compuso su cara de pena, la que usaba cada vez que quería conseguir alguna cosa o pedir un favor:

- Ya me gustaría a mí enamorarme y tener la suerte de tener un chico bueno como tú…estoy tan harta de ir dando tumbos por el amor sin acabar de encajar con nadie.

- Joder, hija, que buena eres dando pena, toda una profesional, casi se me ha hecho un nudo en el estómago.

- Y ¡que además folle bien!

Magda rio con ganas ¡esa era su Lucia!