Sexting ii (27-28)

Segunda parte de "Un poco de Sexting"

27

Magda desparramaba sus curvas sobre la cama, tapada apenas con una sábana, pero al notar la mirada de Jorge sobre ella, sonrió y la apartó, mostrando toda su desnudez de forma impúdica y sensual. Era su forma de decirle “aquí me tienes dispuesta para el segundo asalto y para todo lo que quieras, abierta a ti sin reservas, solo tienes que alargar la mano y seré de nuevo tuya”.

Jorge fijó la vista en sus muslos y en el lugar donde ambos se unían, una carnosidad exuberante con dos grandes labios, hinchados todavía por el roce de la anterior follada, que parecían llamarlo de nuevo. Su polla reaccionó incluso antes de apoyar la cabeza en su muslo, todavía pegajoso y con restos de flujo. Magda enredó los dedos en su pelo. Ronroneaba como si ella fuera la que recibía la caricia en vez de él. Jorge le besó el muslo y lo apretó con su mano. Ojalá su boca subiera un poco más arriba. Ella le puso la mano en la barbilla y muy suavemente trató de tirar de él, invitándolo a arrastrar su lengua por la pierna y llegar a su coño. Quería que bebiera de él. Sin duda tenía que estar notando el olor a flujo fresco, al deseo y la lujuria que emanaba. Deseaba tenerlo de nuevo dentro. Si antes, le hacia una comida como dios manda, pues ya el paraíso…

Pero el chico, aunque empalmado, seguía con la cabeza en su muslo, dejándose mimar. Parecía absorto y distraído. Algo le pasaba, esa noche ya lo había notado distinto. Demasiado pensativo y callado.

- Jorge…

- ¿Si? Musitó sin apenas despegar los labios.

- ¿Te encuentras bien? ¿Estás preocupado por alguna cosa?

No contestó. Mala señal, pensó Magda. Si estaba pensando es porque algo le rondaba efectivamente la cabeza. Decidió insistir. Por primera vez, sus sueños y la realidad parecían ir de la mano y no quería que nada se lo estropeara.

- Te noto inquieto ¿Qué pasa cariño?

Este suave “cariño” cargado de intención, hizo que finalmente reaccionara.

- No sé si estoy haciendo lo correcto.

- ¿Por qué dices eso? ¿Te refieres a Sonia? ¿Es que necesitas más pruebas de…?

- No es por ella.

Levanto la cara hacia Magda, mirándola esta vez directamente a los ojos.

- Estoy confuso, no puedo perdonarla, hasta ahí llego, pero no tengo claros mis sentimientos hacia…ti. Temo estar repitiendo errores del pasado, todo es como si volviéramos a tener 18 años. Magda, yo no quiero hacerte daño como me lo han hecho a mí. No sé lo que quiero. Entiéndeme, sí que deseo estar contigo, pero ahora mismo ni siquiera puedo mirar dentro de mí para saber qué es lo que hay.

- Ahora ya somos adultos, Jorge, es solo sexo, no te preocupes, déjate llevar…si estamos los dos bien, si encuentras refugio entre mis brazos ¿Qué más da? Yo no te pido nada, solo que sigas a mi lado. Mira, yo te voy a sanar, te voy a cuidar y luego, cuando ya estés recuperado de toda esta historia, ya decides. Sin compromisos ¿vale?

- Esto no está bien, Magda.

- Sí, sí que está bien, reaccionó ella levantando la voz y pareciendo que por un momento iba a perder la compostura , yo te quiero, así que no te atrevas a decirme que está bien o está mal porque te he esperado todo este tiempo . Magda se puso tensa. Jorge casi pudo sentir como se endurecía su cuerpo y como se estiraban sus músculos. Mantuvo sorprendido su mirada, casi conmocionado por aquella confesión y la determinación brutal que desprendía su rostro. Luego, aflojó la presión y se abrazó a él, acercando la cara hasta que los labios casi se tocaron. Te quiero Jorge, siempre te he querido. ¿No quieres hacerme daño? Pues entonces no me apartes de ti. Aún no. Espera a tener claros tus sentimientos, solo te pido eso. Dame la oportunidad de demostrarte que puedo ser para ti. Te juro que si no es así, yo misma me iré.

Se sintió abrumado e incapaz de rechazar su abrazo. Es más, se dio cuenta de que necesitaba ese abrazo, que acabó aceptando a la vez que sus labios se fundían de nuevo en un intenso bocado, añadiendo a la lujuria esta vez, el regusto agridulce de la mezcla de sentimientos aun difíciles de identificar.

Ella, ronroneó satisfecha de haber conseguido atraerlo de nuevo a su cálido abrazo. Al refugio de su sexo húmedo y acogedor. Sí, ella le daría amor, placer, cariño y todo lo necesario para que se recuperara. Y luego sería suyo. Ya no querría estar con otra. Alargó la mano y acarició su verga, que respondió dando un respingo. Sin embargo lo seguía notando un poco ausente, como si su verga y su mente fueran por separado, y eso no le gustaba, lo quería entero para ella. Cuanto menos pensara y más se entregara mejor, no tenía nada claro que en ese estado no hiciera alguna tontería, como hacerle caso a su ex. Debía distraerlo, atrapar su atención.

En un susurro, deslizó en su oído palabras cargadas de pecaminosidad.

- Ven, te quiero dentro de mí otra vez.

Jorge miró a la caja de preservativos. Era nueva y solo faltaba el del primer asalto. Hizo un gesto que Magda detuvo.

- Me gusta sentirla directamente, piel contra piel…

- Joder Magda y a mi ¿Quién quiere comerse un caramelo con el envoltorio?, pero es que…

- Solo un poquito…le solicitó mimosa…

- No voy a aguantar…

- Si, veras… ella se abrió de piernas, empujándole para que se situara en posición. La colocó a la entrada de su coñito y agarró su culo, atrayéndolo hacia sí misma. La verga entró sin problemas hasta el final, arrancándole un suspiro de placer. Cuando hizo tope con sus testículos en el perineo, ella cerró los muslos aprisionándolo.

- Así, déjala metida, no me moveré para que aguantes un rato. Solo quiero sentirte al natural, sin goma sin nada mientras hablamos.

El chico no tenía nada claro que pudiera soportar esa mirada de vicio y esa boca, con el labio inferior mordido en un gesto de placer, sin derramarse. Podía sentir los latidos de su vagina llamando a su pene, casi implorándole que la bañara con su semen. Pero ella tenía razón, si no se movía era más fácil aguantar.

- Oye ¿te gustaría que hiciéramos algo diferente?

- ¿Di-diferente como qué? consiguió articular .

- No sé, dímelo tu ¿Qué es lo que te pone que aún no hayamos hecho?

Jorge parecía más concentrado en no correrse que en buscar una respuesta. Pero se dejaba llevar y eso la convenció para ser más osada. Había que apostar fuerte.

- Venga, cuéntame tus fantasías ¿Qué te gustaría probar? ¿Algo que hicieras con tu ex? O mejor aún, algo que ellas no te permitieran. Soy muy complaciente… dejó caer arrullándolo con la voz y atenta a su reacción al mencionar sin nombrarla a Sonia.

- Bueno, teníamos relaciones…normales…. intento argumentar…pero Magda notó su turbación ¿te estoy poniendo nervioso Jorge?Pues no pienso parar, hasta que sepa cómo darte más placer todavía. Te llevare al séptimo cielo cariño y ya no habrá nadie más para ti …pensó.

- Cuéntame lo de que os enviabais fotos… ¿eso te gusta? Yo puedo enviarte mañana alguna desde el lavado del trabajo…

- Eso solo era con Sonia y cuando estábamos separados…en los viajes…ya sabes…a veces tenía que salir yo a hacer montajes fuera de Madrid y ella, aunque menos, pero también tenía que ir a ayudar en la apertura de alguna tienda…solo eran fotos suya desnuda…nada raro ni especial…

- ¿Y te masturbabas viéndola ? Dijo Magda mientras apretaba con su vagina el miembro y componía una nueva expresión de placer en su rostro.

- Siiiiii….uf…Magda, para de hacer eso que me voy a correr…

- Pues entonces yo también te enviaré fotos…pero no solo cuando viajes…una sola tarde ya es mucho para mí sin verte…¿Cómo decías que se llamaba eso?

- Sexting…

- Pues a partir de ahora haremos sexting… ¿quieres? Nueva contracción y movimiento de las caderas para que Jorge sintiera el calor y el contacto húmedo de su vagina.

- Siiiiii, si te gusta…

- Si a ti te gusta, a mí también… ¿otra cosa que te excite? Dime, ¿qué más hacíais?

Magda amplió el movimiento de sus caderas, lentamente extendió la parábola, retorciéndose y buscando el mayor contacto posible. Se acarició los pechos, pasando los dedos por sus aureolas y pellizcando simultáneamente sus pezones a la vez que tiraba de ellos, levantando sus tetas en peso, en un espectáculo que aunque estaba destinado a provocar a Jorge, también la excitó a ella. Su vagina se humedeció aún más y su clítoris se hinchó como un pequeño miembro en erección. Solo tuvo que tocarlo un poco con su mano derecha para que su propio orgasmo se anunciara…

Demasiado espectáculo para un Jorge que tuvo que deshacerse del abrazo de sus muslos a viva fuerza y con un gemido prolongado salió justo a tiempo de su interior, colocándose sobre su pubis, con los huevos apoyados en su monte de venus y con la mano agarrándose la verga, que de inmediato empezó a escupir borbotones de semen espeso y tibio, que como una manga pastelera, fue depositando en su vientre. Luego, usó su glande a modo de cuchara, extendiendo el esperma y acumulándolo en su ombligo, más grande y profundo que el de Sonia. No se conformó con eso, sino que como si tuviera profundidad, intentó penetrarlo, provocando que la leche rebosara y que volviera a salpicar sobre mojado en su vientre. Así estuvo un rato, jugando con los grumos hasta que finalmente se sentó sobre su pubis, dejando que su polla cayera morcillona y satisfecha sobre ella. Los huevos tomaron contacto con todo el engrudo que había formado.

Cuando abrió los ojos se encontró con la mirada sorprendida de Magda. Ella no tenía nada claro lo que acababa de pasar.

- Tengo un fetiche con el ombligo ¿sabes?... suspiró.

28

Sonia tiró el móvil sobre la cama. Estaba cabreada.

Su novio (¿debería decir ex? No acababa de acostumbrase), la tenía alterada. Desde hacía unos días le pasaba mensajes donde insistía en opinar sobre su relación con la pastelera, que era el mote que le había colocado a la tal Magdalena. Jope, si es que hasta tenia nombre de pastel…

Si ella malmetía, pues Sonia le devolvería la pelota. Ya no insistía en que Jorge le diera otra oportunidad. Se había dado cuenta que ese flanco estaba muy bien defendido y que convenía atacar por otro sitio, ya que sus intentos habían resultado muy infructuosos. Se concentraría en sembrar la duda respecto a su competidora. Primero había que quitarla de en medio. Ahora lo tenía ya bastante claro. Mientras ella tuviera acceso privilegiado a Jorge, él ni siquiera consideraría la posibilidad de un acercamiento.

Y para sembrar la duda, solo era necesario lanzar las semillas y esperar que alguna agarrara en la seca coraza con que se había envuelto. De manera que se concentró en transmitir reflexiones que cuestionaban su relación con ella:

- ¿Relación? ¿Se puede llamar relación a lo que tienes con ella, Jorge?

- ¿No crees que estás creándote un problema a ti y a ella también? ¿Qué sucederá cuando sea evidente que no estás enamorado?

- Solo es un consuelo. Buscas en Magda el consuelo pero ¿no sería mejor enfrentarnos al problema los dos juntos? ¡Castígame, me lo merezco! Pero no te mientas tú ni engañes a esa chica.

No esperaba que Jorge contestara pero ¿no habíamos dicho que solo era necesario sembrar? Solo precisaba que leyera sus mensajes y que alguno de estos consiguiera aferrarse a su mente. A partir de ahí, ya crecería solo.

Sin embargo, para su sorpresa, Jorge le contesta. No a los primeros mensajes, pero sí a los siguientes. Y la respuesta no le agrada en absoluto, hubiera preferido el silencio, porque esto al menos pudiera indicar que consideraba de alguna manera, aunque fuera a regañadientes, sus argumentos. Pero cuando le dice que muchas gracias por ejercer de psicóloga, le contesta con el icono de la bailaora flamenca o le pone unas carcajadas, ella se incomoda.

Lo peor no es que te ignoren o que no te hagan caso, lo peor es que se rían de ti.

Al menos Jorge ha recuperado el sentido del humor:

-  Vamos a ver si también ha recuperado la libido , se pregunta mientras se abre la camisa y se hace una sugerente foto con sus pechos asomando, provocadores, sin llegar a verse del todo.

Y luego otra con la braguita medio bajada. Casi le hubiera gustado tener pelo en el chichi para que pudiera destacar su monte de Venus, como la antesala del placer que él tan bien conoce.

Ignorando sus comentarios ácidos, le contesta:

- Me alegro que estás de buen humor, yo no me olvido de ti… y le envía las dos fotos.

Ríete de eso guapo, anda, para que veas lo que te estás perdiendo… piensa mucho más segura de sí misma que en días anteriores. Pasa un buen rato y Jorge no contesta. Esto ya está mejor, se ve que las fotos han debido gustarle o como mínimo, debe estar dándole vueltas al asunto.

En otro chat, sus amigas reclaman su atención y la invitan a salir el fin de semana. Saben que hay crisis en la pareja aunque todavía no se han enterado de porqué. Duda si aceptar: con lo mal que le está saliendo todo últimamente, solo falta que estas la metan en un jaleo y acabe conociéndose. Eso sería ya la puntilla.

Además, no tiene ganas de fiesta. Sus amigas no van precisamente de tranquilas y si no estás motivada, no va a poder seguir el ritmo y disfrutar y Sonia está cualquier cosa menos motivada. Prefiere un plan de tranquis. El lunes debe incorporarse al trabajo, se le acaba la semana de baja. Todavía falta mucho para el fin de semana, aún están a miércoles, pero no cree que sea buena idea amanecer el lunes hecha una mierda, que es lo que tiene muchas posibilidades de pasar conociendo a la pandilla: la juerga puede acabar el domingo al mediodía, después de haber pasado toda la noche del sábado en vela. Y sinceramente, no se ve con cuerpo.

Mejor peli y palomitas. Luego, un buen pelotazo de bourbon y para la cama.

Sigue sin haber respuesta de Jorge. Bien, que se vaya cociendo en su propia salsa.