Sexo y violencia

Irene, una estudiante que se muda a Madrid, conoce a su vecino, un chico agresivo, chulesco y violento que le dará mas de una sorpresa.

Hola, me llamo Irene, tengo 25 años. Soy bajita, morena, pelo largo, delgada, ojos marrones, labios carnosos, pechos firmes y culito prieto. Mi historia empieza justo cuando me mude a Madrid para estudiar mi carrera. Me mude a un estudio pequeño en pleno centro, al principio no imagine que fuese a terminar envuelta en una espiral de sexo y violencia con mi vecino, aunque bueno, empecemos por el principio.

Llegue a mi estudio céntrico bastante cansada y triste por haber dejado a mi familia en mi ciudad natal, la verdad solo tenía ganas de encerrarme y llorar, cogí las llaves de mi bolso, abrí la puerta y nada más atravesar la puerta dos lagrimas cayeron por mis mejillas, no pude contenerme, sé que era hasta que terminase la carrera, pero siempre he estado muy unida a mi familia y apenas me he separado de ellos, ni siquiera a pasar un fin de semana con mis a amigos, también porque mi padre es bastante autoritario. En esas que estoy llorando y de repente escucho un fuerte estruendo musical proveniente del piso de al lado. La verdad lo que menos tenía ganas era de escuchar música y tan alta menos aun. Me levante con rabia, fui hacia la puerta a llamarle la atención al vecino ruidoso. Salí y había varios vecinos en el rellano hablando entre ellos.

-¿Este chico no va a cambiar nunca o qué?

-Parece ser que no, pero ya sabéis la fama que tiene ¿quién le dice algo?

De repente se me quedaron mirando, y me dijeron:

-Tú debes de ser la nueva, bienvenida... si se le puede llamar bienvenida con este jaleo

-Gracias, ¿Es siempre así esto?

-Si hija, si ya hemos denunciado varias veces pero a más denuncias más aposta lo hace. Me dijo una mujer mayor

-Yo voy a llamar a la puerta. Dije

-Yo que tu no lo haría. Me dijo un chico que no paraba de mirarme desde que salí de la casa.

Llame fuerte a la puerta, cuando lo hice todos se metieron dentro de sus casas, de repente, la música paro y se escucharon pasos fuertes hacia la puerta, pasos furiosos. La puerta se abrió y salió un chico alto, guapo, con la cabeza afeitada, musculoso, con los brazos tatuados, sin camiseta que marcaba sus abdominales y un tatuaje en el pecho.

-¿Que... coño... quieres? me pregunto

-¿Puedes bajar la música? he venido aquí para estudiar y como comprenderás con la música tan alta no es el mejor ambiente

-no, ¿Algo más? ¿Azúcar? ¿Sal?

-puedo también llamar a la policía

Se acercó a apenas unos centímetros de mi cara con un gesto desafiante, clavo sus ojos verdes en los míos y dibujo en su rostro una sonrisa perversa.

-Llámala.

Se dio la vuelta y cogió la puerta

-¿Crees que me das miedo? le pregunte

Giro su cabeza hacia mí y cerro de un portazo, la convivencia iba a ser dura con este chico. Los vecinos salieron, justo después de que el cerrase la puerta.

  • ¡¡pero chica, estás loca!!

-¿Por? pregunte.

-Ese chaval es un bala perdida, un vecino del quinto le llamo la atención por estar metiéndose mano con una chica en el portal, le dio tal paliza que estuvo tres días en el hospital, es un bestia. Ándate con ojo con él.

-No me da miedo

-Deberías tenerlo, chica.

-Irene, me llamo Irene encantada.

-Mucho gusto, yo soy Sandra.

-Yo Juanjo. Me dijo el chico que no paraba de mirarme antes. - Has conseguido lo que nadie, que quite la música, enhorabuena guapa.

-¿Gracias? reí

-Bueno vamos adentro suele salir sobre esta hora.

Me metí en mi casa y mire por la mirilla de la puerta a ver si salía, escuche una llaves y ahí estaba el vestido con un polo burdeos, pantalones de camuflaje verdes, botas militares y tirantes. Se encendió un pitillo y llamo al ascensor, escupió en el suelo y abrió la puerta. Aproveche para salir justo detrás de él y comprar algo de comer, baje por el ascensor hasta el portal y justo enfrente había un restaurante de comida rápida. Entre y estaba el, en la cola con su cigarrillo encendido.

-Caballero, aquí no se puede fumar

-Ya ¿y?

-Que apague el cigarro

-¿Quieres que te lo apague en la lengua? Cállate la puta boca y déjame fumar en paz, o atiéndeme ya y así me voy y no vuelvo

La verdad, siempre he tenido debilidad por los chicos malos, pero este era especial, nunca he conocido a nadie así, reconozco que me gustaba su actitud.

-Vaya, pero si es mi vecina… la estudiante

Me agarro del brazo, y me acerco hasta la barra del restaurante empujando a todo el que se interponía en su paso. En la barra estaba un chico joven y por la expresión de su cara estaba asustado.

-¿Qué quieres...Fran?

-Veras, mi vecina la empollona y yo tenemos hambre, ponme una hamburguesa, la más grande que tengas ¿y tu nombre es?

-I... Irene, tartamudee

-¿Qué te apetece comer?

-Lo mismo que tu

-¡Perfecto! Ya sabes, chaval marchando dos hamburguesas grandes. Y rapidito o te tragas los dientes. Dijo apagando el cigarro en la barra.

-Y de beber cerveza, bueno, para ella una coca cola light que se ve que se cuida, y me pones otra coca cola pero esta normal.

No me quitaba ojo, de encima y no me soltaba del brazo en ningún momento, sus manos eran fuertes, con varios anillos de gran tamaño.

-Bueno pues, a ver si nos sirven Irene yo me llamo Fran, el vecino de la música alta, encantado ¡¡¡Y ESE GILIPOLLAS DE AHÍ, ES EL QUE VA A VOLAR POR ENCIMA DE LAS MESAS COMO NO DEJE EL MOVIL TRANQUILITO!!!

Se acercó hasta él, le quito el móvil y lo estampo contra el suelo.

-Llama ahora, si quieres te dejo el mío porque el tuyo ha sufrido un accidente.

El chico que nos atendió, puso una bolsa, con dos hamburguesas y las tres bebidas.

-Por favor, llévatelo de aquí

-Hombre, por fin mi comida y la de mi vecinita Irene ¿es guapa verdad? Hoy invita la casa por las molestias, pero tú te has ganado un refresco.

Abrió el bote, de coca cola y se lo volcó encima al chico que nos atendió.

-Hasta otro día capullos.

Salimos por la puerta y me dijo:

-Yo voy a dar una vuelta con unos amigos ¿te vienes?

-No, yo no tengo que ir a casa a ordenar mis cosas.

-Como quieras preciosa, luego a lo mejor me paso a echarte una mano, me caes bien, y disfruta tu hamburguesa recuerda que gratis sabe mejor. Me dijo y me guiño un ojo.

Fui a casa volando, la verdad de lo que no tenía ganas era de comer, estaba empapada por la actitud de Fran, no paraba de pensar en ello, engullí mi hamburguesa rápidamente, necesitaba una ducha fría urgente, entre al baño, me desnude, le di al agua fría y me metí debajo. El agua helada hizo que notase la humedad de mi entrepierna cálida, mis pezones estaban erectos y duros, busque la esponja pero no la encontraba, seguramente estaría en una de las cajas de la mudanza que aún quedaban, decidí lavarme con las manos puse gel en ella y empecé a darme por el cuello bajando por mis pechos lo cual me encantaba, mi barriga, mi pelvis y cuando llegue a mi sexo la humedad era notable aun, y el placer inmenso cuando pasaba mi mano, no quería parar, me encantaba me apoye en la pared de la ducha e introduje un dedo en mi vagina, gemí nada más hacerlo era increíble la sensación empecé a hacerlo muy despacio recreándome con la otra mano en mis pechos, fui aumentando el ritmo ya que le placer era mayor, ya no sentía el frio del agua, metí otro dedo más mientras que con mi pulgar frotaba mi clítoris, ¿Cómo pudo ponerme hasta ese extremo? Nunca me había masturbado antes, pero no podía evitarlo, su actitud chulesca, amenazante y agresiva me ponían a mil, estaba a punto de explotar en un orgasmo brutal, notaba como se acercaba, me temblaban las piernas, mi cuerpo se arqueaba contra la pared, de repente llamaron fuerte a la puerta, pare en seco, ¿Quién será? Joder, justo en lo mejor, Salí me lie una toalla alrededor de mi cuerpo, llamaron más fuerte aun, mire por la mirilla, era Juanjo, el vecino ¿Qué querrá? Espero que tenga una buena razón, y me dispuse a abrir la puerta.

-Hola, Juanjo ¿Qué querías?

-Estabas en la ducha, perdona no quería molestarte

-No importa, no te preocupes dime que querías.

-Nada, solo que ya que eres nueva aquí y no conoces a nadie esta noche salgo con unos amigos ¿Te gustaría venir?

-Gracias por el ofrecimiento Juanjo, pero no, aún tengo que ordenar todo este lio en mi casa y preparar cosas para la uní.

Era un baboso se le notaba, no paraba de quitarme ojo.

-Insisto

-No, de verdad que no

-Por favor, si quieres te ayudo yo con la mudanza y sales esta noche

-¿Estas sordo o qué? No te ha dicho que no, capullo.

Ahí estaba, el causante de mi excitación, Fran. Que subía por las escaleras.

-No la estoy molestando

-Yo creo que sí, capullo

-No me llames capullo

-¿Entonces cómo? ¿Soplapollas te parece bien? Si… soplapollas te pega más

-Vuelve a insultarme y…

-¿Y qué? ¿Me vas a pegar? Venga, hazlo. Dijo dándole un empujón

-Hazlo, hazlo ¡¡¡HAZLO!!!

-Me estas enfadando Fran

-¿Y qué? No tienes huevos soplapollas ¡¡¡VAMOS!!!

Corrí hacia ellos y sujete a Fran, le iba a pegar

-Por favor Fran para, no me ha dicho nada

-Estaba insistiendo demasiado. Lo agarró del cuello y empezó a apretar, Juanjo empezó a toser.

-Te ha dicho que no, y es ¡¡NO!!

-¡¡SUELTALO!!

Lo soltó, lo señalo y le dijo:

-Dale las gracias a Irene, te ha librado de una buena, ahora pi-ra-te, y tu Irene, se te ha caído la toalla, estas desnuda.

Mierda, era cierto, con el revuelo me olvide de la toalla estaba desnuda en el rellano a la vista de los dos, aunque uno de ellos no me importaba que me mirase.

-Meteos en casa, los dos. Dije liándome en la toalla.

-Ya la has oído, metete en tu puta casa soplapollas

-Tú también me has oído, haz lo mismo

-Tranquila, jajaja a sus órdenes mi general. Dijo dirigiéndose a la puerta.

Yo me metí en casa, me apoye de espaldas a la puerta, suspire y volví a mirar por la mirilla. Ya no estaban ninguno de los dos, deje caer la toalla, me senté en una de las sillas del salón, estaba a mil de nuevo, mucho más que antes, ver su agresividad sin límites era el motivo, estaba jadeando, no precisamente por la pelea, mire la silla, la estaba empapando de mi flujo, llamaron de nuevo a la puerta, cogí mi toalla del suelo, me la volví a liar y abrí, para mi sorpresa no era Juanjo, era Fran.

-¿Puedo pasar?

-Sí, pasa

-Venía a disculparme

-¿Tu? ¿Disculparte? Por lo poco que he visto de ti, no eres del tipo de persona que pide disculpas.

-Lo hago con quien me cae bien

-Ah ¿Y yo te caigo bien?

-Te dije antes que si, en la hamburguesería

-¿La que atracaste?

-No la atraque, me fui sin pagar

-Más o menos es lo mismo

-No, no es lo mismo

-Parecido

-Bueno, vale tu ganas ¿aceptas las disculpas?

-Está bien, las acepto pero deberías cambiar

-Soy así, no voy a cambiar, nunca

-Tendrás problemas

  • No me importa

-Por ahora, ya te arrepentirás

-Créeme que no, cambiando de tema ¿Te ayudo con esas cajas?

-¿Me harías ese favor?

-Si claro, los que hagan falta

-¿Te importa ponerlas en el suelo mientras me visto?

-De acuerdo, me pongo ahora mismo

Fui al cuarto con la idea de ponerme algo más provocador, aunque él me provocaba con cada palabra que decía, ese tono de voz me ponía los pelos como escarpias, mire en mi armario a ver que podía ponerme vi unos pantaloncitos cortos, que seguro que le gustarían, y una nadadora ajustada que tenía buen escote, era perfecto para el momento, yo también tenía derecho a provocarlo, pensé en ponerme algo de lencería bonita, pero ¿para qué? Lo único que me puse fue una braguitas transparente con encaje, por lo que pudiese pasar.

-Ya estoy.

Sus ojos se clavaron en mí, creo que he conseguido mi objetivo, no dijo nada pero lo dijo todo.

-Las he dejado en el suelo, pero no me he atrevido a desembalarlas, imaginaba que lo querías hacer tú.

-No tranquilo, abre esa de allí.

El plan era perfecto, justo la caja en la que guardaba mi lencería sexy, su cara fue épica.

-¿Montas esos espectáculos a menudo?

-¿Qué espectáculos?

-Ya sabes, agarrar a los vecinos del cuello y todo eso

-Te han informado bien esta mañana, así que lo sabes ¿Y tú formas esa clase de espectáculos a menudo?

¿Cuáles?

-Pasearte desnuda por los rellanos, lo digo para liarla más a menudo, no estuvo nada mal

Me puse como un tomate, pero a la vez a mil. Se levantó de su postura y empezó a hablarme acercándose a mí que estaba de pie, acorralándome contra la pared del salón.

-Y sé perfectamente, que a ti también te gusto el mío, tanto como el de esta mañana como el de esta tarde.

-¿Cómo estas tan seguro de eso?

-Simplemente lo se

-Por algo lo dirás

-Cuando me peleo la gente se asusta, no se muerde el labio, tú lo hacías tanto en la hamburguesería como en el rellano, y te he visto la cara con la que me mirabas cuando has llamado a mi puerta.

Me dejo sin palabras, ya no podía andar más hacia atrás, me tenía acorralada, estaba asustada y a la vez excitada, me agarro del pelo y me beso los labios, no me resistí, besaba muy bien, se acercó a la mesa, tiro todo lo que había encima de ella, me cogió y me puso encima de la mesa, siguió besándome, bajo hasta el cuello mordía con fuerza, mi excitación era mayor, cogió mi nadadora y la rasgo entera dejando mis pechos al descubierto, agarro uno de ellos y los manoseo mientras que con su boca bajaba hasta mis pezones, los lamia, los mordía hasta el punto de sentir placer, me empujó hacia atrás, y se quitó el polo, me incorpore para acariciarle el torso pero me lo impidió.

-Déjame tocarte

-Calla, Ya te dejare, pero no ahora.

Se desabrocho el pantalón y se lo bajo, menudo bulto en sus calzoncillos, era muy grande, siguió bajando y me arranco los pantalones y las braguitas a la vez, notaba su barbilla cerca de mi pubis, y su respiración en mi vientre, se puso mis piernas encima de sus hombros y note su lengua en mi entrepierna.

-mmmmm. Gemí

-Shhhh, calla

Como lo hacía, rápido, no se andaba con tonterías, lamia de arriba abajo mi clítoris el placer hacia que me quemasen las piernas, no podía para de jadear, apretaba los dientes y me mordía los labios, es lo único que podía hacer para no gritar, era muy bueno, lo hacía muy bien, metió dos de sus dedos en mi vagina y empezó a moverlos rápido, ¿Dónde está tocando? No he sentido antes esta sensación, pero me encanta, empecé a jadear más fuerte, sabía lo que venía, mi orgasmo y estalle en su boca con un sonoro grito de placer. Dejo caer mis piernas, se puso de pie, me agarro del cuello y me puso de rodillas.

-Hazme la mejor mamada de tu vida y de la mía.

No rechiste, le baje sus calzoncillos y pantalones hasta la altura de sus botas, el bulto de sus calzoncillos no engañaba para nada.

-Vamos chupa. Me dijo empujando mi cabeza hasta la punta de su sexo.

Empecé a moverme despacio saboreando y disfrutando de su miembro en mi boca, me agarro del pelo y empezó a moverme la cabeza adelante y atrás rápidamente, cada vez más, me llenaba toda la boca, tiro fuerte hacia a él y me lo metió hasta el final de mi garganta, no podía respirar, notaba como se iba poniendo más dura, mucho más dura, de repente la saco y empecé a toser.

-¿Quieres ahogarme?

-Calla, sé que a las chicas como tú os gustan que os traten así, como putas.

Conmigo no se equivocó desde luego, me cogió del brazo y me arrastro hacia mi habitación, me lanzo a la cama y me puso a cuatro patas, se colocó detrás, puso su miembro en la entrada de mi sexo y me la clavo de una embestida, agarro mis caderas y uno de mis, pechos con sus manos, y me embestía a gran velocidad, que cantidad de placer, era casi insoportable, ya no lo podía evitar tenía que gemir.

-Dame, Aaaah, dame fuerte mmmmm

-Te he dicho que te calles. Me dio un fuerte manotazo en mi culito

-Dame más, dame más

Empezó a azotarme cada vez más fuerte, casi no sentía mis nalgas, lo único que sentía era el calor de sus golpes, el placer en mi vagina y algún que otro pellizco en mis pezones.

-Fóllame, fóllame fuerte.

-¿Ves cómo te gusta que te trate como una puta? Me azoto de nuevo

-OooooH, si, trátame así, como una puta oooooh me encanta

-Sabía que te gustaba

-Me voy, me voy, me voy ¡¡¡¡AAAAAAAAH!!!!

Un alarido salió de mi garganta por mi reciente orgasmo, el segundo y más placentero incluso que el primero note como sacaba su miembro y lo ponía para introducírmelo por detrás.

-No, por ahí no

-Shhhh cállate

Embistió, fuerte, que dolor y que placer, me estaba matando de dolor y de placer, fuerte, rápido, era un salvaje, un bestia, me encantaba su actitud agresiva incluso en el sexo, me daba más y más fuerte, lo mire, apretaba los dientes, echo su cabeza hacia atrás y no te como acababa su orgasmo caliente dentro de mi recto, la saco, me volteo, me beso y agarrándome de la barbilla me dijo:

-Te has portado bien, buena chica

E introdujo su dedo pulgar en mi boca el cual mordisquee, se echó sobre la cama boca arriba, yo me apoye sobre su pecho y me quede dormida. A la mañana siguiente, me desperté y no estaba, mire en el baño, tampoco, las cajas de la mudanza tampoco estaban apiladas y todo estaba ordenado, mire hacia la puerta y encontré una nota puesta en la puerta que decía:

-Anoche cuando te dormiste me dedique a ordenar, tus cajas de la mudanza, he mirado tu caja de la ropa interior, me encanta ese picardías rosa con braguitas a juego, póntelo esta noche, te masturbaras para mí. Quiero repetir putita. Fran.

Me sorprendió la nota, pero también he de decir que no me disgusto la idea de repetir lo del día anterior, estaba ansiosa.

FIN