Sexo y mas sexo en un día de campo, segunda parte
Y ahora en mi departamento!
Después de llegar a casa, mi novio y yo tuvimos una agradable cena tempranera, pero los sucesos acontecidos durante el picnic, me mantenían bastante excitada, así que le dije a mi novio que estaba cansada por el paseo y él se retiró a su casa, yo levanté el teléfono, para buscar a mi amigo Roberto.
Llegó 15 minutos después, lo invité a entrar a mi departamento y le pedí que me esperara, fui a ponerme cómoda para él y la noche que esperaba tuviéramos, tomaba nuestro encuentro tempranero como solo un preludio a lo que nos esperaba.
Me bañe y me vestí muy sensualmente, me puse un liguero negro con listoncitos rojos, medias negras, un colaless negro a juego con el liguero, un brassier de media copa que apenas cubría mis pezones del mismo color y diseño que las otras prendas, completé mi atuendo con una minifalda negra que apenas cubría los broches del liguero, a fin de verme mas excitante y una blusa de botones en seda roja, abierta hasta el nacimiento de mis senos, por lo que el efecto final era devastador y enseguida me di cuenta de que mi objetivo estaba logrado, me veía súper sexy.
Me acomodé mi largo cabello negro, rizado y hasta la cintura y me puse una ligera capa de pintura en mis ojos; mis labios los pinte de rojo pasión y me puse unas gotas de perfume en mi cuello, mis muñecas, mis senos, mi pubis y mi cuerpo en general; estaba totalmente transformada en una muñeca de placer y mi noche apenas empezaba.
Después de 45 minutos, finalmente salí a mi pequeña sala; esta tiene un acomodo muy lindo, está acomodada de forma muy elegante ya que mis muebles son estilo clásico, Luis XV tengo 2 sillones largos llenos de cojines del mismo tapiz, un sillón pequeño con respaldo muy alto, mis mesas son de vidrios biselados, donde tengo lámparas que dan una iluminación muy sensual ya que carezco de otro tipo de focos en esta estancia, mis paredes están adornadas con tapices de tonos suaves, tengo una pequeña chimenea artificial y un gran ventanal cubierto por pesados cortinajes; todo en conjunto le daba al ambiente un toque en extremo erótico.
En uno de los sillones estaba mi amigo, esperando por mi, dormitaba, así que no se dio cuenta de en que momento arribé a la habitación.
Saqué de mi cocina unas fresas, abrí una botella de champagne, serví 2 copas y puse un disco de Pavarotti.
Roberto abrió los ojos, me miro, abrió la boca y su pene se puso súper duro, se notó a través de su pantalón. Obviamente se había bañado y cambiado, vestía un traje color negro, muy moderno, con una camisa blanca como la nieve y una corbata color rojo pasión, el mismo tono de la blusa que me había puesto y se veía hermoso, me encantó ver sus zapatos impecables con un pequeño detalle plateado y tenía un discreto cinturón negro con una hebilla también plateada a juego con el calzado ¡Dios, que buen gusto! Este hombre sabe como hacer lucir un atuendo, sus brazos torneados le daban a su ropa una muy buena percha, es alto y fuerte, no tiene un gramo de grasa y me hizo sentir avergonzada de mis kilitos de mas.
Entonces me miró, y el deseo que vi en sus ojos me hicieron olvidarme de mi talla, mis medidas no perfectas llenaban del todo mi ropa y me hacía sentir la mujer mas perfecta, sensual y deseable de todo el universo.
Le ofrecí la bebida y tomamos unos sorbos, entonces se me antojó una fresa.
Mi incliné hacia la mesita, dándole la espalda y tome una fresa, con un gesto insinuante tome la fruta voltee mi cara hacia él y simplemente la lleve a mis labios para darle una mordida por demás erótica; el no quitaba la vista de mi trasero y tenía la boca abierta, luego me tomo por la cadera, me sentó encima de sus piernas y pude sentir ese pene que ya había sido mío esa tarde, rodeó mi cuerpo con sus brazos y tomo mis senos por sobre la blusa con sus fuertes manos.
Comenzó a besar mi cuello, me dio ligeras mordidas a mis lóbulos, respiraba su tibio aliento en mis oídos y musitaba palabras tan excitantes que de solo oírlas tuve el primer orgasmo de la noche.
Entonces bajó una de sus manos a mi pubis y por sobre la tela sentí sus fuertes dedos tocando mis labios vaginales que a esas horas ya estaban totalmente húmedos. Entonces deslizó sus dedos por debajo de la tela y toco mi piel, yo sentí como una corriente eléctrica recorría mi cuerpo y mis orgasmos se continuaron, ya que él metió sus dedos en mi rajita y toco mi clítoris de una forma más que experta, ese hombre sabía como tocar a una mujer y yo me sentía más que feliz por eso.
Entonces me acostó en el sillón y con su boca comenzó a desabotonar mi blusa, dando pequeños besos a cada centímetro de mi piel mientras sus dedos continuaban su danza mágica en mi sexo; al dejar mi blusa abierta, subió para besar mis hombros y bajar lentamente por mis senos hasta alcanzar mis muy erectos pezones, creo que nunca se habían parado tanto y él les daba pequeñas mordiditas por sobre la tela, cosa que ya me tenía a mil, con sus labios hizo a un lado la tela y en ese momento tomo una fresa, la mordió y con el jugo que salía del fruto bañó mis pezones, y limpió ese dulce néctar con su lengua.
Me cargó en sus fuertes brazos, tomó diestramente la botella de champagne y se dirigió a mi cama, donde me colocó de forma muy suave, puso la botella a un lado y se dedicó a desnudarme tan lentamente que era doloroso para mi éxtasis, lo deseaba tanto y él se negaba a darme mi premio. Tomó el licor y dejó caer unas gotas sobre mi cuerpo y se inclinó para lamer cada centímetro de mi piel, embriagándome de placer, llevándome otra vez al cielo y de regreso.
Me puse de rodillas, le pedí que se acostara y le volví a hacer oral, lo hice eyacular, y eso me prendió aun más; como su erección seguía firme, lo cabalgue ansiosa, primero despacio, después mas rápido y finalmente con furia, entonces me pidió que me calmara y me recostó diciéndome que esta noche era para mi y que se dedicaría a darme tanta pasión que jamás olvidaría esa noche, así que nos enlazamos en un 69 delicioso, él lamiendo mi vulva, mordiendo suavemente mis labios interiores y penetrándome con la lengua, tocando mis paredes internas tan deliciosamente que logré un orgasmo maravilloso.
Su cara estaba empapada en mis fluidos y mi corazón palpitaba como un corcel desbocado, tomo la botella y derramó pequeños chorros en mi ombligo y los fue sorbiendo magistralmente, primero bebía el licor y después deslizaba su lengua hasta mi clítoris donde daba vueltas y ligeros mordiscos y después subía hasta mi cara besándome hasta el fondo me mi garganta y me daba a probar mis propios jugos para regresar lentamente a mi ombligo y reiniciar el juego, yo estaba mas que a mil y el seguía elevándome, hasta que ya no resistí mas, mis lagrimas salieron y rodaron por mi rostro por la desesperación de tenerlo dentro de mi y poniéndome en 4 puntos comenzó a penetrarme nuevamente en una entrega absoluta, se desvivió para hacerme el amor de una manera única, perdí la cuenta que cuantas veces me vine, pero fue la noche mas apasionada que haya vivido hasta ese día.
Así estuvimos toda la noche hasta que el sol nos sorprendió; en verdad fue una noche que jamás olvidare, ansío repetirla solo que no se ha podido dar, me he hecho adicta al recuerdo de esa aventura, porque es un hombre que de verdad supo hacerme sentir mujer.