Sexo y drogas en la discoteca

Relato corto sobre un trio fugaz entre dos adictas y el propietario de la disco

Mi oficina en la discoteca esta preparada para recibir visitas como esta. Dos periquitas como Dios manda que vienen de parte de Tony. Puro lujo. Antes de que suban, enciendo la cámara que enfoca el sofá y preparo varias rallas encima de la mesa. Llaman a la puerta. Vienen Sandra y Helena, vaya monadas. Las dos son unas cocainómanas de la leche. Rubia y morena. Helena tiene el pelo corto, estilo pulp fiction, y un tatuaje de un dragón en el hombro, lleva un vestido muy escotado y sandalias de tacón. Sandra es rubia y tiene el pelo hecho trencitas. Ya saben lo que hay, se sientan en el sofá, y veo que no llevan bragas. Se meten las rallas, las muy viciosas y me siento con ellas. No hay mucho que hablar, no es la primera vez que vienen a verme. Las toco, sus pechos firmes, jóvenes están duros y suaves a mi tacto. El olor de la leche corporal y el aceite de baño. Yo también me he lavado a conciencia, me gusta estar elegante y limpio para mis conejitas, Sandra me besa el cuello, me lame. Helena me sonrie, con mirada de complicidad me toca la entrepierna, es directa. Se me pone tiesa, Helena deja lo que estaba haciendo y se sube en la mesa. Baila con la música, mientras Sandra sigue entretenida con mi cuello.

Llevo mi mano hasta su vagina, rasurada, libre de ataduras… La toco, oigo su jadeo en mi oreja que chupa frenéticamente, al ritmo que la masturbo.

Sigo el ritmo de los pies descalzos de Helena sobre la mesa, que se desnuda rítmicamente.

Sandra se coloca a horcajadas sobre mi y le quito el vestido. Sus tetas salen libres que resaltan con su estrecha cintura. Me molestan los pantalones y la camisa, me la quito. Unas tetas asi, que tentación para meter mi cara entre ellas, las aprieta. Helena para de bailar, y viene con nosotros. Nos besamos los tres. Me conocen tan bien que saben lo que quiero. Me excito al verlas como se besan y se tocan. Las dejo hacer. Su siguente paso es chuparmela entre las dos. Hacen un sándwich con sus lenguas en mi verga. Estoy tan caliente que no se si aguantaré para follarme a las dos. Ahora se turnan, una chupa, y la otra me mira mientras se masturba.

Creo que ya es hora de que se la meta. Elijo a Helena, la bailarina, para que se coloque sobre mi y mueva su cadera como la movía bailando. Pero Sandra, no te desesperes, colócate sobre el sofá, con las piernas separadas y tu vagina en mi cara, te voy a comer el coño hasta que no puedas mas. Así de este modo tengo a Helena sentada sobre mi verga, dandome la espalda, y el coñito de Sandra en mi boca.

No tardo mucho en correrme, y Sandra conmigo. Helena se levanta de mi, y Sandra acaba de masturbarla con la mano.

Cuando acaban, les doy su propina y vales para bebidas y pases VIP, y se despiden de mi… Hasta otro dia.