Sexo telefónico

Esta vez fuí yo quién decidió llamarlo.

Esta vez fui yo quién decidió llamarlo. Lo habíamos hecho ya varias veces. Siempre era él quien me localizaba en el Chat, nos calentábamos y después me llamaba. Había pasado bastante tiempo desde la última vez cuando, una mañana, me levanté con su voz en mi cabeza. Dudé bastante aunque ya habíamos quedado así: yo tenía su número y podía lanzarle una perdida a la que él respondería en el momento o ya no lo haría.

Marqué su número y colgué en el primer tono. Y, pasó el tiempo… demasiado. No llamaba y decidí ponerme a tono mirando una porno.

Esa película era de lo más real e hizo que, sin darme cuenta, mi mano ya estuviera entre mis piernas por debajo del vaquero. Cuando estaba de lo más caliente, sonó el teléfono.

-"¿Por qué no te conectas?". Era su voz.

-"¿En el Chat?"

-"Sí, con el mismo nombre"

Este chico conseguía sorprenderme. Corrí al ordenador y seguí el camino más rápido para que apareciera mi nick en la sala. Las ventanas saltaron al momento, algunas, por cierto, muy originales:

"Puedo ayudarte en algo, cariño" (sí, a encontrar a mi chico)

"Me dejas oler tus bragas usadas" (y, eso, ¿cómo se hace?)

"¿Te cuento cómo violaron a mi hermana?" (Dios! Desde luego, no existen límites)

Otras muy vistas:

"Hola, ¿ocupada?"

"¿Quieres verme la polla?"

"¿Estás casada?"

De repente, su nick en una ventana:

"Te he echado de menos. Dime cómo estás"

"Bastante caliente"

"Me gustaría que estuvieras aquí en mi oficina. Te pondría con tu pecho sobre la mesa y me agacharía para lamerte bien, abriendo tus labios con mis dedos. Movería mi lengua sin parar sobre tu clítoris mientras meto mi pulgar en tu culo y seguiría así hasta que te correrías en mi boca. Después sacaría mi polla y te rozaría con ella mientras todos nos miran"

Eso me inspiró más aún. Imaginar, una oficina con sus empleados y, verme a mí sobre la mesa con él detrás de mí a punto de follarme, me puso a mil y empecé a escribir:

"Mira, todos se están acercando a nuestra mesa. Alguno tiene su polla en la mano. Hay uno, sí, viene por el otro lado de la mesa, dónde está mi cabeza. Se baja los pantalones y libera un pene enorme erecto que llega a rozar mi pelo. Tú le haces una señal y él agarra mis brazos privándome así de casi cualquier movimiento. Noto tu polla entrando en mí como una flecha, atravesándome, arrancando un gemido de mi garganta, mientras, el otro, intenta lo propio en mi boca. Te excita verle a él como te mira embistiéndome una y otra vez haciendo temblar la mesa en cada sacudida".

Hasta ese momento él no escribió nada, sólo, cuando yo paré de escribir, puede leer:

"uhhhhaaaaaahhhuuuuuuh!!! Cómo me estás poniendo. Nena, nunca nadie me ha puesto tan caliente como tú. Te llamo"

La verdad es que yo también me había calentado mucho. Cogí el teléfono y me tumbé en la cama deseando que no tardara en llamar.

Lo hizo enseguida.

"Hola, dime cómo vas"

"Bien. ¿Tú dónde estás? ¿Puedes correrte?

"Sí, estoy en los servicios. Tengo la polla que va a estallarme. Me la pones durísima. No sabes como me gustaría follar contigo. Quiero que te toques, mastúrbate para mí. Estoy entre tus piernas metiéndotela brutalmente, notas mis huevos como te golpean y tus dedos se mueven rápido en tu clítoris. Vamos, nena ¿te corres ya?"

"Sí, lo hago, me corro, hazlo conmigo, fóllame fuerte"

Parece imposible tanta sincronización pero nos corrimos al unísono. Sus jadeos y mis gemidos se mezclaban con los sonidos de nuestros movimientos. Fue un orgasmo de los buenos.

Después sólo se oía nuestra respiración entrecortada hasta que escuché:

"¿Estás bien? No respondí. El sabía que estaba muy a gusto y no me apetecían comentarios. Empezaba a conocerme. Esperó unos segundos y añadió:

"Estaremos en contacto. Un beso".

Por supuesto que estaremos en contacto, pensé