Sexo sin tabús 3: Al centro de la ciudad en metro

Vamos en metro al centro y nos paran dos vigilantes que nos llevan a un cuarto donde me violan mientras Candy disfruta del espectáculo

Candy y yo habíamos quedado en salir a tomar algo al centro y al prepararnos Candy tuvo la idea de que yo llevara debajo de mi pantalón unas medias muy femeninas y un diminuto tanga. Aunque al principio me resistí, acabé aceptando y confieso que muy excitado.

A pesar de la vergüenza salimos a la calle y nos metimos en el metro hacia el centro. Candy llevaba un precioso vestido superajustado y con un enorme escote pero yo, aunque iba muy varonil con jeans y camisa, tenía una extraña sensación como si todo el mundo me mirase el culo y notara que debajo de los pantalones llevaba un tanga. Además notaba continuamente las medias pegadas a mis piernas y estaba un poco asustado por si alguien se fijaba y pudiera ver en mis tobillos que en lugar de calcetines llevaba unas medias de rejilla.

El metro estaba lleno de gente y Candy, abrazada a mi, me tocaba a veces mi culito. Todo parecía muy excitante, pero en una de las estaciones, haciendo un trasbordo se nos torció la noche. Mirando el trasero de Candy al caminar con esos taconazos no pude evitarlo y toqué ese culo que antes me había follado apretando con ganas. Justo en ese momento estaba al lado un vigilante de seguridad del metro que me vió y nos paró.

El vigilante era un impresionante hombre de casi 2 metros de puro músculo. De los que se pasan todo el día en el gimnasio, con la cabeza rapada pero bastante atractivo y con la camisa y el uniforme a punto de estallarle en el pecho y los brazos de lo musculoso que era.

  • Disculpe señorita - le dijo a Candy - le está molestando este chico o es su novio?

  • No es mi novio, es sólo un amigo y es gay. Yo de novios busco hombres fuertes y musculosos como usted - le dijo Candy mirando pícaramente al vigilante y haciéndole sonrojar y a la vez crecerse en su seguridad.

  • Qué dices Candy, está bromeando - dije yo poniéndome rojo de vergüenza - yo no soy gay.

  • Así que eres gay - dijo el vigilante mirándome de arriba abajo - entonces estabas tocando el culo a esta señorita sólo para molestar. Voy a tener que pedirte el carnet y tendré que registrarte por si llevas algo peligroso.

  • Pero agente, yo no soy gay, y no quería molestar a Candy. La he tocado el culo porque es mi novia, lo que pasa es que siempre está de broma - dije yo tratando de soltarme del agente que me agarraba del brazo.

  • Jorge, no mientas, no somos novios porque tú eres gay y a ti te gustan los hombres grandes y musculosos como este agente, y no lo puedes negar porque se te nota que estás empalmado - dijo Candy poniendo más morbo a la situación.

Realmente yo estaba muy empalmado, llevaba así desde que salimos de casa por no haberme corrido a pesar del monumental polvo que había echado con Candy y por notar todo el rato el tanga metiéndose en mi culito y el suave naylon de las medias en contacto con mis piernas. Además, no sé porqué, pero que Candy le dijera al vigilante que yo era gay me producía mucha excitación. Estaba muerto de vergüenza porque Candý estaba haciendo que el vigilante pensara que yo era muy marica y eso me excitaba sin que yo lo pudiera controlar.

  • Así que además de tocarle el culo eres un mentiroso - dijo el agente inmovilizándome con sus fuertes brazos - vas a tenerme que acompañar a la sala de control para identificarte y registrarte.

  • Registrele a fondo señor agente, que a mi amigo le va a encantar - dijo Candy guiñando un ojo al vigilante - y si me lo permiten iré con ustedes.

  • Por supuesto señorita, puede acompañarnos mientras registramos a su amigo - djo el vigilante mientras me agarraba con fuerza y me llevaba hacia una desconocida sala, a la vez que hablaba por la radio - Atención tenemos un 10-600, lo llevo a nuestra sala de control.

  • OK, recibido.  10-80 sala de control - se oyó como respuesta en su radio.

La situación era de lo más intrigante. El vigilante me estaba llevando a un sitio desconocido, agarrándome con fuerza pero sin brusquedad y yo no entendía nada de lo que hablaban por la radio. Yo estaba un poco nervioso pero Candy estaba disfrutando y no paraba de gastar bromas.

  • Qué suerte tienes Jorge, vas abrazado de un hombre guapísiimo y musculoso, jeje, parece tu novio - decía Candy sonriéndo y poniéndome a mi más nervioso.

Nos alejamos de los pasillos por los que transeaban los viajeros y el vigilante nos metió en un cuarto privado que debía de ser la cabina de control toda llena de pantallas de vigilancia, porras y esposas de seguridad.

  • Así que usted se llama Jorge - dijo el vigilante mirando mi documento de identidad - pues pongase con los brazos abiertos y separe las piernas, voy a registrarle y cachearle.

Levanté los brazos y separé las piernas y el vigilante empezó a cachearme. Me palpó mis brazos, mis pechos y juraría que cuando estaba en mis pechos me apretó un poco mis pezones. Sus grandes manos me apretaron el pecho y me dio la sensación de que el enorme y musculoso vigilante se pegaba más a mi por detrás.

Siguió bajando con sus manos y cuando llegó a mi culo ya no había duda de que me estaba metiendo mano. Me tocó y masajeó mi culo y cuando tocó por delante me agarró la polla sin ningún pudor. Tanto los gluteos como mi polla no tenían más separación que el ajustado pantalón porque llevaba un tanga que dejaba mis gluteos al aire y mi polla estaba tan empalmada que estaba totalmente fuera del tanga. Estoy seguro de que el vigilante se dio cuenta por lo que yo me puse a temblar de miedo y nerviosismo, pero a la vez estaba cada vez más y más excitado e incluso ya se me notaba en el pantalón la mancha de gotitas de flujo preseminal que salían de mi empalmadísima polla.

  • Vaya vaya, así que nuestro amigo sí que es gay y se está excitando porque le estoy cacheando, voy a tener que ponerme más serio - dijo el vigilante palpando mi polla y agarrándola por encima del pantalón.

  • No, no, yo no soy gay - era lo único que yo acertaba a decir con voz nerviosa.

  • Como no se va a excitar señor agente, quién no se excitaría si un hombre guapo y musculoso como usted le cachease tan intensamente - dijo Candy mientras disfrutaba de la situación - Y estoy segura de que a mi amigo Jorge también le gustaría registrarle a usted, señor vigilante.

Justo en ese momento entró el compañero de quién me estaba cacheando. Un chico jovencito, más pequeño y delgado pero también muy guapo y con muchas pintas de recién incorporado en el trabajo.

  • Hola señor - el novato hablaba con mucho respeto a su jefe - he oido su llamada por la radio y he venido de inmediato, aunque no entendí ese código.

Yo estaba empezando a ponerme asustado por la situación, estaba en una habitación cerrada con dos vigilantes que se pensaban que yo era homosexual y uno me estaba metiendo mano descaradamente. Sin embargo Candy estaba encantada, se le veía en su cara el morbo que le daba la situación. Creo que incluso estaba deseando q me violaran aqui mismo estos dos machos.

  • Pues lo que quiere decir ese código es que tenemos a una persona peligrosa. Es gay y lo niega, o sea que algo tiene que ocultar - dijo el vigilante fornido.

  • No, no, yo no soy gay señor, - dije yo tartamudeando y sintiendo la excitación porque el vigilante no había retirado su mano de mi paquete.

  • Bueno, un poco sí, Jorge - dijo Candy con ganas de aumentar el morbo - seguro que estás deseando que en lugar del metro estuvieramos en la playa y así estaríamos todos en bañador o desnudos jeje.

  • No, no, yo no soy gay - le volví a decir al vigilante, pero sin convicción.

  • Creo que tenemos aqui a un tipo sospechoso, si no tienes nada que ocultar no te importará que te desnudemos para un cacheo más exhaustivo - dijo el vigilante mientras me desabrochaba el pantalón.

Intenté evitarlo pero era imposible luchar contra su fuerza, me sujetó y me bajó mis pantalones bruscamente. Me quedé paralizado. Yo estaba con los pantalones bajados con unas medias de rejilla en mis piernas y un tanga que se me metía por el culito y que era incapaz de sujetar mi empalmadísima polla.

  • mmm cariño como no vas a ser gay con lo que te está excitando esta situación - dijo Candy mientras acariciaba mi empalmada polla y me desabrochaba la camisa.

Yo no sabía que hacer. No reaccionaba, solo notaba q mi polla me dolía de lo empalmada que estaba y que no hacía más que escupir gotitas.

  • Vaya vaya, que tenemos aquí - dijo el vigilante musculoso - vamos a tener que emplearnos a fondo. Pedrito (que así se llamaba el vigilante pequeño ) ponte un guante y exploraré el interior ahora que está desnudo. Mientras yo le sujetaré para que no se resista.

  • No, no, que vais a hacer, dejadme - grité, pero era imposible moverme ante los brazos del gigantón.

Pedrito, se puso un guante de latex, se echó un poco de crema y bajándome mi tanga empezó a meter un dedo en mi culito. Lo noté frío y entró con mucha facilidad hasta el fondo. No me dolió y el miedo se iba relajando sobre todo con las palabras de Candy.

  • Jorge, cielo, no te resistas, estos señores tienen que hacer su trabajo y a ti te va a gustar. Además se nota que tienes ya el culito muy abiertito porque el dedo ha entrado solo.

Como el vigilante me estaba sujetando con sus fuertes brazos y a la vez me bajaba mi cabeza para que mi culo estuviera más expuesto, yo tenía mi cara apoyada en su paquete, y noté como el vigilante se iba restregando cada vez más contra mi cara.

En seguida se le puso durísima y era imposible de disimular. Yo me asusté muchísimo, era una polla inmensa. Se le marcaba dentro del uniforme hasta casi medio muslo. Debía de medir más de 25 cm.

Candy también lo notó y de repente se puso a desabrochar el pantalón del vigilante

  • Espere señor vigilante que le voy a ayudar - dijo Candy inocentemente - va a reventar el pantalón es mejor q libere tensiones y así hará mejor su trabajo.

La polla del vigilante salió como un muelle. Era mucho más grande aún, parecía la polla de un caballo. Me golpeó en la cara como una estaca y el vigilante me soltó los brazos para agarrarme la cabeza y hacer que yo abriera la boca

En ese momento noté que el ayudante me estaba metiendo no uno sino ya tres dedos en mi culo y yo estaba llegando al extasis. No puedo negarlo, estaba hipnotizado con esa polla enorme y abrí la boca todo lo que pude para chupar esa delicia.

Era imposible, apenas me cabía la cabeza de la polla en la boca, gigantesca y a la vez deliciosa. Con mis manos liberadas agarré esa enorme polla para que no se me escapara. Estaba absolutamente viciado.

  • Chupala cariño, chupa esa enorme polla - me ordenaba Candy empujando mi cabeza y ahogándome al intentar meter esa gigantesca polla en mi boca - estoy disfrutando casi tanto como tú viendo lo marica que eres.

Yo me daba cuenta de que deseaba esa polla. deseaba chuparla, sentirla dentro de mi. Y si no me cabía en mi boca estaba dispuesto a intentarlo por el culo.

  • Al final tenía yo razón - dijo el vigilante tratando de meter completamente su enorme falo en mi boca - eres muy gay y estabas buscando polla. Pedrito, deja de meterle deditos en su culo y metele la polla que seguro que lo está deseando.

Yo traté de resistirme e intenté gritar que no lo hicieran, pero tenía la boca llena con la polla del gigantón y apenas pude emitir sonidos. Intenté moverme pero ambos vigilantes me agarraron fuerte y el más joven se bajó el pantalón, sacó su polla que estaba ya muy empalmada y me la metió de un golpe.

Yo no podía hacer nada. Traté de mover mi culito pero era imposible, estaba firmemente sujeto por los dos vigilantes, y Pedrito me metió su polla en mi culito sin contemplaciones. La noté como me abrió el culito de golpe pero no pude gritar. Era una polla de medio tamaño de gruesa, pero era bastante larga. Noté como entró hasta el fondo, hasta donde yo no me imaginaba que se sentía, pero así era. Yo estaba totalmente taladrado y Pedrito empezó a moverse muy deprisa inmediatamente.

Cada embestida de la polla en mi culo me empujaba y se me metía un poco más el enorme pollón en la boca hasta axfisiarme. Cuando las embestidas se fueron acelerando salvajemente la polla del gigantón creo que me había atravesado la garganta y tenia el enorme capullo en mi exófago.

Menos mal que Pedrito se corrió inmediatamente llenándome mi culo con toda su leche.

Cuando Pedrito sacó su polla de mi culito, mis piernas temblaban  y a penas podía mantenerme en pie y encima sin poder respirar.

El vigilante gigantón, al ver que Pedrito se desenganchaba de mi culo me la sacó de mi boca y se fue hacia mi trasero para ocupar su puesto. Cuando lo ví entré en pánico, si esa polla se metía en mi culito me iba a reventar.

  • No, no , me vas a reventar el culo, eso es demasiado - griré ahora que tenía la boca liberada aunque seguía inmovilizado por los fuertes brazos de los vigilantes.

  • Amor, te va a abrir el culo completamente, es enorme, casi tan grande como mi brazo - dijo Candy agarrando esa enorme polla con las dos manos y extendiendo bien de lubricante-  pero te aseguro q te gustará ya lo verás. Ufff, que morbo, le vas a dejar el culito completamente abierto

Cuando el vigilante empezó a presionar el dolor fue insoportable. Yo gritaba como un salvaje al notar como esa enorme cabeza de polla se intentaba abrir paso por mi culo. El otro vigilante me sujetaba la cabeza y aprovechando intentaba follarme la boca pero yo gritaba tan fuerte y temblaba tanto que era imposible.

  • Agggg, Candy amor, me duele me duele mucho, noto como me están reventando -dije yo entre gritos pero parecía que eso excitaba aún más a Candy.

  • Aguanta amor, aguanta, ya casi ha entrado el capullo que es lo más gordo - decía Candy mientras ayudaba con sus manitas a que entrara toda la polla en mi culo.

Yo no paraba de gritar mientras en vigilante seguía empujando metiendo más y más su enorme falo hasta que dio un enorme empujón y creo q me la metió toda. Creo que estuve unos segundos desmayado del dolor y cuando desperté el vigilante me tenía agarrado por las caderas con sus fuertes brazos casi en el aire y me empotraba su polla hasta el fondo con fuerza.

Volví a gritar mientras Candy me trataba de calmar acariciándo mi carita descompuesta. Se la notaba que estaba disfrutando.

  • Cielo te has tragado esa polla gigante entera en tu culito, estoy muy orgullosa de ti. Ya verás como cada vez disfrutarás más y ahora q te ha roto el culo completamente hasta te cabrá dentro la polla de un caballo.

Eso es lo que me imaginaba, sentía que me violaba un caballo más que un hombre. Su embestidas eran cada vez más fuerte hasta que dio un grito más fuerte que los mios y descargó toda su leche dentro de mi culo. Debió de ser una corrida inmensa porque le noté más de diez espasmos. Cuando se relajó me soltó de las caderas y mis piernas no me sostenían, me mantenía en pie sólo porque su polla seguía clavada en mi culo. Yo era un simple muñeco. Y en esa situación me di cuenta de que, sin tocarme, yo también me estaba corriendo. Mi polla soltó unos cuantos chorros de leche aunque yo estaba tan agotado y dolorido q no lo disfruté aunque me dio muchísimo morbo.

Me senté en una silla y en ese momento se me acercó el otro vigilante que no paraba de masturbarse y pegando su polla en mi boca se corrió también. Ni siquiera pude tragarme la leche por lo que se me extendió por toda la cara y me chorreó hasta la camisa manchándola toda.

  • Menuda zorrita que estás hecha - dijo el vigilante - por esta vez no te detendremos, pero la próxima vez que te veamos quizás te volvemos a detener y esta vez seguro que seremos muchos más vigilantes.

Noté que a Candy se le iluminaban los ojos de pensar en que me violaban diez o doce vigilantes como estos. Sin duda quería transformarme en una zorrita muy viciosa.

Después de vestirme salí del cuarto ayudado por Candy. Era incapaz de caminar solo. Las piernas me temblaban y el culo me escocía horrores. Tenía la camisa empapada de la leche que me había chorreado de la cara y notaba que estaba empapando el pantalón porque me estaba saliendo todo el semen que habían depositado en mi culo.

  • Candy amor, tenemos que ir a casa, me tengo que limpiar el culito que lo tengo lleno de semen.

  • No cielo, tienes que dejarte el semen dentro porque está demostrado que cuando se corren dentro de tu culito el semen introduce hormonas en tu cuerpo y eso te afeminará más.

  • Pero amor, me está chorreando y como en lugar de calzoncillo llevo tanga pues está empapando todo el culo del pantalón.

  • No importa Jorge, será como si fueras una mujer y tuvieras la regla y manchases todo jiji. Lo importante es vivir sensaciones.

A pesar de lo que me dolía mi culito y lo manchado de semen que o estaba nos fuimos hacia el centro de la ciudad.

----Seguiré contando mis aventuras en cuanto tenga un poco de tiempo. No dejen de puntuar el relato y comentar si les ha gustado.