Sexo sin límites (II)...por Marcoan
Más tarde comprobaría que no, que eran sus orgasmos tan intensos que su cuerpo los expresaba así. Sin yo saberlo aún, había tenido su primer (y segundo seguido) orgasmo vaginal, por lo que lo había disfrutado como nadie.
Ahora es mi turno para poder comentar cuales fueron mis experiencias en ese mismo día. Sé que es muy extenso y que la parte más excitante está abajo, pero me tenéis que permitir la licencia de contarlo todo pues es el comienzo de una nueva era para mí y es muy importante. Os prometo no escribir tan largo y tendido las futuras veces que me centraré más en todo lo sexual que es lo que queremos compartir con vosotros y que seguro que os va a gustar mucho.
Todo empezó cuando fuí por primera vez a su lugar de trabajo cuando me llevaba un cliente, que era más bien un amigo. Ella estaba tras la barra preparando desayunos, aunque no solía atender al público. La primera vez que la vi ya me di cuenta que quiera algo especial, no era un flechazo como tal, pero me transmitía muy buenas sensaciones, emanaba felicidad por todos los lados, nada más lejos de la realidad, sin embargo ahí estaba ella trabajando y dándole alegría a todo el mundo con su sonrisa que era algo irresistible. Todo el mundo a primera hora de la mañana con cara de pocos amigos recién levantados y ella compartiendo y contagiando toda su energía. Eso fue lo primero que recuerdo y lo que más me impactó. Seguí yendo a aquel lugar durante varios días seguidos quería, ver a mi cliente para ir con él allí y poder verla de nuevo. Su atención se fijó en mi en varias ocasiones y creí observar que la sonrisa que me regalaba era distinta a la que lanzaba a los demás, pero igual eran más mis ganas de que así fuera. En algún momento mi amigo se dio cuenta y empezó a sonreír . Me dijo que había notado que me gustaba en plan bromista y comencé a sonrojarme como si de un quinceañero se tratara.
-“Déjate de tonterías Fran, deja que acabo de salir de un mal divorcio y no estoy yo ahora para estas cosas”
pero lo cierto es que mi mente me juegaba malas pasadas y me hacía tener fantasías inocentes con ella, poco útiles pero fantasías al fin y al cabo. Lo cierto es que no era mi tipo habitual con el que yo había salido hasta el momento pues aparte de mi ex mujer todas mis novias habían sido siempre bajitas y delgaditas, muy pequeñas y sin embargo ella era alta 1 m 70 con grandes curvas y pechos grandes, algo que también me gustó desde el principio pero quizás un poco mas rellenita de la cuenta para mi gusto, cosa que cambiaría después con el tiempo pero esa es otra historia. Lo cierto es que dejé a un lado mis gustos físicos o prejuicios por así llamarlos y mi mente se centró en lo que realmente me hacía temblar el corazón, su energía positiva y la sexualidad que emanaba en cada uno de sus movimientos, en cada mirada, en cada sonrisa, en cada gesto. En muchas ocasiones incluso esos movimientos me hacían estremecer un poco. Por supuesto de cara era muy guapa (y sigue siendo, más aún si cabe) pues sí no sí que no me habría fijado en ella. Su tez era blanca sin llegar a ser pálida, pero con una piel perfecta, y algo chatilla cosa que también me gustaba pues la nariz no es algo que deba sobresalir mucho en la mujer, no me parece bonita. Por otro lado tenía unos ojos preciosos y unas pestañas enormes como para dar sombra en la playa, lo que le daba a su mirada una aire aún más sensual y más coqueto cuando desviaba furtivamente sus ojos hacia mi. Por algún motivo yo notaba que había química entre nosotros. Y asi fueron pasando los días...Mi cliente me llevaba de vez en cuando y me decía :
“ vamos a ver a la gordilla”, exagerando un poco sus curvas y siempre desde el respeto y el cariño sincero que le teníamos. Yo estaba deseando que me lo pidiera para tener la excusa para ir a verla y que no se me notara demasiado que estaba ansioso por volver a aquel lugar. Siempre al llegar nos saludaba muy alegre y en varias de las ocasiones notaba como quería acercarse a nosotros a pasar más tiempo pero su jefe la miraba mal pues no quería que esto ocurriera, que no se distraje demasiado. Desde su puesto junto a las planchas y la máquina de café me miraba y sonreía continuamente y yo desde luego no dejaba de mirar hacia allí por si acaso volvía a hacerlo, me encantaba. También en alguna ocasión se acercó y con un gesto de cariño me cogía la mano o la pasaba simplemente por encima de la mía y eso hacía que me excitara un poco. Estaba empezando a sentir cosas que llevaba mucho tiempo sin notar y que creía muertas en mí... Y así transcurrían los días hasta que animado por mi amigo en una ocasión ya decidí ir a verla en otro plan, sin mi amigo de por medio. Cogí mi moto y a mediodía salí hacia allá para tomar algo pero cuál fue mi sorpresa que no se encontraba en el lugar. Entré y pedí una copa para disimular y al instante pude ver que no se encontraba en la zona del bar y pensé que estaría adentro, en la cocina. Impaciente por volver a verla no puede esperar más y le pregunte a su compañera que ya me miraba sonriendo como dándose cuenta de lo que estaba pasando.
- “Hola, ¿está tu compañera?
se rio y me dijo:
- “ no, su turno ya ha terminado.”
vaya por dios! mi gozo en un pozo y ni siquiera podía contactar con ella porque no sabía nada más. Ni siquiera sabia aún su nombre...
Ya por fin un día en estando sentado en la barra al lado contrario del habitual, y tras estar a punto de terminar las mejores tostadas que he podido comer en mi vida y que siempre me preparaba ella, se me acercó y me preguntó si tenía algo que hacer esa noche...WOW! Realmente era lo que estaba esperando, pues no quería arriesgarme a tener un batacazo tan pronto. Era justamente lo que necesitaba. Que una chica me pidiera a mí una cita y no al revés, fué un subidón tremendo.
“¿como te llamas? “ Dijo ella.
Y yo le respondí
Marcoan
Yo me llamo Kleo
¿Tienes algo que hacer esta noche?
Mi corazón empezó a latir muy fuerte, tanto que creí que iba a tener una erección por lo rápido del bombeo de sangre. Yo, nervioso le contesté que no y me dijo que por qué no la llamaba y salíamos a tomar algo. Le dije que sí sonriendo como un colegial antes de su primer beso.
A continuación , cogió una servilleta de papel y me apuntó su teléfono y su nombre.
Entonces me dijo algo lo cual yo ni escuche creo que por el ruido del lugar o por mi propio estado de excitación que nublaba mis sentidos , pues no pude oírla. Además era la primera vez que se dirigía a mi de forma tan directa, excepto algunos comentarios sin importancia propios de un saludo al entrar.
“Perdona es que no te he oído con el ruido del bar es imposible...”
y me lo volvió a decir pero volví a quedarme sin sonido, porque además tan sólo escuchaba los latidos de mi corazón bombeando fuerte en los oídos...algo así como los tambores de un desfile cuando pasan junto a tí. Sea como fuere se lo pregunté una vez más
“ más alto, es que no te oigo” aunque tampoco había tanto ruido.
y su compañera que estaba detrás y había contemplado toda la escena saltó y dijo a voz en grito:
“¡¡Que dice que te pongas guapo!!!”
Ambos nos sonrojamos y mi amigo no podía parar de reirse por la situación, creo que incluso él se sonrojó un poco por la vergüenza ajena que experimentó al ponerse en mi pellejo. En ese momento me quedé bastante cortado pues creo que nunca una chica había sido tan directa conmigo en una situación así. Ella también se había quedado un poco perpleja por la reacción de su compañera.
Entonces pensé,
vaya me parece increíble por fin me ha pasado esto a mí. Nunca me habían dado un número de teléfono, siempre había ligado más directamente pero con gente de la pandilla o conocidos.
En ese momento, entre la confusión, la vergüenza, la sensación de triunfo sin haber echo nada, etc.. me pareció de lo más excitante casi como de película y estaba muy emocionado y con ganas de usar mi móvil YA para llamarla y quedar.
Le dije que si quería que nos vieramos ese mismo día. Era un martes y le dije que la llamaría para quedar.
Pasé el resto del día de lo más nervioso con muchas ganas de llamarla...mi primera cita en mucho tiempo, recién separado y con muchas ganas de pasarlo bien aunque tampoco quería nada serio. Creía no estar preparado para empezar una nueva relación por eso me lo tomé simplemente como una cita. El resto de la tarde estaba ansioso por llamarla pero tampoco quería parecerlo así que espere un poco y al final de la tarde la llamé y quedamos para ir a recogerla sobre las 11 de la noche. Volví a sentir lo que se dice de forma cursi siempre eso de mariposas en el estómago y me dije a mi mismo
-“mira que tampoco pasa nada, ya eres mayorcito para esto contrólate “
pero no podía. La situación me excitaba mucho sobre todo por lo directa que había sido al decirme que la invitara a salir, cosa que siempre he deseado pues me lo he tenido que currar mucho para conseguir una cita y me molestaba que las mujeres no pudieran o quisieran pedirlo también, por eso mismo me gustó tanto. Me alegró mucho que me lo pusiera tan fácil en momentos tan difíciles para mí. Me gustó mucho su determinación.
Traté de ponerme guapo como me pidió, por lo menos lo traté, para darle una buena presencia y que viera además que era un chico educado y de buena presencia, no del montón. Me acicalé lo que pude, me puse mi colonia favorita, CH, y antes de decidirme a salir pensé en coger unos condones ya que habría que ir preparado por si la noche se desviaba hacia momentos más calientes que llegaran al coito. Pensando en eso también caí en la cuenta que llevaba mucho tiempo sin hacerlo y que sería muy difícil para mí dejar alto el pabellón, así que, con mucha tristeza, fui por un spray retardante que tenía en mi mesilla de noche. Lo había comprado hacía tiempo para poder conseguir que mi anterior pareja llegara al orgasmo antes que yo, pero con una frígida uno no puede estar 45 minutos de preliminares sin parar, después de 2 meses sin relaciones y luego no conseguir nada. Y encima era algo que no me gustaba pues me restaba sensibilidad y en el momento de la eyaculación apenas sentía nada. Pero de todas formas, quería quedar bien con Cleo si llegara el caso, aunque sólo eran esperanzas. Así que me lo eché al bolsillo por ser un frasco muy pequeño y que no molestaría.
De camino hacia su casa por la carretera mi cabeza no paraba de jugarme malas pasadas pensando en míl y una cosas que pudieran suceder. Me dije:
“ marcoan, no seas tonto no vayas a meter la pata hoy, es sólo una cita. Debes demostrarle lo que eres, un caballero. No te precipites pues puede ser un buen comienzo para una serie de citas que te saquen de este agujero tan triste de tu soledad.”
pero por otro lado lo cierto es que tenía ganas de tener algo más con ella .Más tarde cuando llegue a su casa a la llamé y salió a recibirme a la puerta. Lo hizo tan rápido que no me dió tiempo de abrile la puerta, pues abríó ella misma la puerta del coche y se montó. Nos dimos dos besos y me dispuse a conducir. Le pregunté dónde iríamos y tras pensarlo poco me dijo el lugar que le gustaba, en el puerto deportivo, casi al segundo y sonriendo me dijo:
“ ¿vas a dormir conmigo esta noche?”
aquello me dejo de piedra sobre todo porque mi cabeza en milésimas de segundo pensó absolutamente de todas las combinaciones posibles, más que un procesador doble núcleo Pentium de última generación....
En otra situación hubiera pensado que era una chica fácil, que tenía ganas de marcha con cualquiera y esta vez me había tocado a mí y que lo habría hecho otras veces. Podría haber pensado mal de ella por aquello, pero sin embargo algo me hacía ver que había sido más normal y sencillo que otras cosa. No era alguien al que interpretar como una chica ligera ni nada, aunque lo cierto es que parecía ir algo rápido. Tenía la sensación de que era una buena chica como así me lo demostró, pero que estaba igual de sola que yo en muchos aspectos.
Solamente puede responder una cosa, por supuesto , aunque en el fondo no sabía de dónde me estaba metiendo... después arranqué y nos dirijimos al lugar hablando de diversas cosas y conociéndonos un poco más pero aún algo cortados.
De vez en cuando volvía a pensar
“ has quedado para dormir con ella!!”
le había preguntado donde prefería ir pues quería que la noche saliera todo a su gusto y nos dirigimos hacia allí . Es un bar moderno con unas terrazas dando a la ensenada del puerto, con unas vistas muy bonitas de los veleros donde te podías sentar en un puf. Pedimos un par de mojitos y nos sentamos allí y comenzamos a charlar de nuestras cosas para conocernos un poco. En uno de los instantes donde se notaba la tensión sexual, pues como digo siempre emanaba mucha sexualidad, se notaba que ambos estábamos deseando tener algo de sexo, algo más que una simple charla, o al menos un acercamiento para besarnos, pero yo seguía en mis 13 de presentarme como un caballero, no quería que tuviera otra opinión de mí. De repente Cleo hizo un comentario acerca de su barra de labios .
" Sabes una cosa ¿ estas barras de labios gloss es muy pegajosa, mira" y se lanzó hacia mí dándome un leve y suave beso en los labios dejando ver que era cierto que eran muy pegajosos. De momento tuve una repentina erección por la rápida subida de mis pulsaciones que ya de por sí estaban altas. Lo primero que pensé fue
WoW vaya beso, además ha sido muy original esta chica quiere algo de verdad y esta noche se lo voy a dar, vaya si se lo voy a dar ya perdido mucho tiempo para andar como un simple colegial pues además , ella ya me ha dado paso. Ahora vamos a empezar . “
Tras disculparse por haber lanzado el beso casi sin avisar le dije que no importaba que me había gustado mucho, y poco después con la misma broma le dije ,
"no te importa que lo pruebe de nuevo"
y la comencé a besar torpemente. Al poco ella me dijo cómo quería que la besara. Me estaba enseñando de nuevo, pero independientemente de que eso me hiciera sentir algo mal y cortado, a partir de aquí todo empezará a salir como la seda, pues empecé a disfrutar más aún de sus besos que eran muy calientes y apasionados, como si todo se nos fuera en eso. Con la luna de fondo, las luces ténues de los pasillos y faroles de los pantalanes del puerto reflejándose en el agua entre los yates allí amarrados, la suave brisa y el olor intenso olor a mar, la sensación de un grandioso momento romántido era algo que me venía a la mente y que esperaba que ella estuviera sintiendo también. Me levanté a por otro mojito para los dos y seguimos charlando y riéndonos.....y llegó el momento de irse.
Fué entonces cuando me dijo por fin...¿nos vamos ya?¿Vamos a mi casa?
-Sí claro, cuando quieras. Le respondí.
Ambos teníamos una sonrisa en los labios que sin llegar a decir nada sobre lo que nos depararía el futuro más próximo ambos pensábamos que pasaría,creo que con las mismas ganas de probar a tumbarnos juntos por fin
Aún así, yo seguía manteniendo mi idea de no hacer nada que ella no me pidiese, que no expresase de forma clara.
Durante los 15 minutos aproximados que tardamos en llegar a su casa, mi mente se dividió en dos. Por una parte, la parte racional que la escuchaba y mantenía la conversación tratando de no mostrar mi excitación y las diferentes erecciones que había tenido y que estaba teniendo en esos momentos, que no llegó a ver gracias a la oscuridad del interior del coche, y por otro, la que te juega malas pasadas y no te hace más que pensar en posibilidades de tener una noche loca de sexo o de frustrarte en que no lo ibas a tener, aún sin haber sido el propósito de la cita.
A pesar de todo eso, me lo iba tomando con tranquilidad, con la intención de dormir y demostrarle que no soy como la mayoría.
Llegamos a su calle y nos dispusimos a entrar por su puerta.
Estando en su casa ya empecé a sentirme muy nervioso de nuevo. Me repetía una y otra vez
¿ tendría sexo esa noche ? Marco han tranquilo.Todo se andará …
Ella entró directamente al baño pues no aguantaba su vejiga y dejó la puerta entreabierta, pero no quise ser indiscreto. Salió y tras charlar otro poco se acercó el gran momento...¿qué pasaría?¿realmente sólo íbamos a dormir? Yo tenía claro que haríamos lo que ella quisiese, pero una vez subimos a su habitación, después de habernos besado esa noche y en esa situación, ambos teníamos claro lo que queríamos. Ambos lo necesitábamos pues estábamos en circunstancias parecidas, aunque yo llevaba más tiempo que ella sin echar un polvo. Eso me hacía estar muy nervioso por lo que pudiera pasar. Mucho tiempo sin sexo no es bueno para una primera cita....
Apenas hablamos un poco y me invitó a subir a su cuarto. Traté de dominar aquel momento pero fue comenzar a subir la escalera hacia su dormitorio cuando noté como mi verga empezaba subir a sus anchas y mi corazón empezó a bombear sangre sin parar hasta conseguir que mi poya se pusiera bien dura.Mientras subía tan sólo podía ver su culo subiendo las escaleras, he imaginando como serían sus pechos, pues durante la noche, su escote había reflejado un generoso busto y eso me gustaba de sobremanera, pues no había estado nunca con ninguna chica con grandes tetas como parecía tener Cleo.
De repente otra idea me llegó a la mente y me quedé sorprendido de no haberla pensado antes....no llevaba pijama y tendría que dormir en calzoncillos. De todas formas el calor del verano tampoco lo aconsejaba y supongo que ya mi mente ya habría actuado por mí para forzar esa situación y que tuviera que dormir casi desnudo. Pensaba en que ella se cambiaría en el aseo, pero deseaba que se desvistiera al lado mía y que podría incluso quedarse en ropa interior. Me estaba excitando por momentos. El calor me llegaba desde la entrepierna hasta mi rostro. Notaba como mi miembro intentaba hacer por abrirse paso entre los calzoncillos y salirse, pues no la había sentido tan gorda y tan dura hacía tiempo.
Ví que en frente de su cama tenía un armario empotrado con algunos espejos, y eso me ponía aún más cachondo de pensar en que llegáramos a follar esa noche pues el momento parecía anunciarlo y me excité aún más sin poder evitar que ella sintiera toda la extensión de mi miembro cuando nos abrazamos para besarnos locamente a los pies de su cama.
Una cosa llevó a la otra y acabamos tumbándonos sobre el colchón y poco a poco empezamos a soltarnos aún más. La idea inicial había sido ir a dormir pero ya quedaba claro que con el calentón eso sería lo único que no haríamos esa noche.
Yo no pude evitar a llevar mis manos hacia sus nalgas y luego tímidamente hacia sus pechos mientras temía que me parase, pero me estaba desinhibiendo por completo sin tener apenas alcohol encima pues no pude beber mucho para poder conducir. Sin embargo ella me correspondía y pude notar cómo también estaba decidida a comprobar si el material que estaba pocos instantes antes presionándola entre su pubis y su estómago era realmente del tamaño que había sentido. Y así lo hizo recorriendo varias veces toda la longitud de mi poya, que aún pensando yo mismo que no sería suficiente para ella por mi falta de autoestima, me hizo ver que para era más que suficiente, más de lo que se esperaba.
Yo estaba algo acomplejado pues con mi metro ochenta de altura, pesaba unos 69 kilos, algo canijo y calzaba 18 cm que nunca habían valorado.
Seguimos acariciándonos por un tiempo dejando ver que los dos queríamos pasar a otro nivel y sin pensarlo la empecé a desvestir sintiendo cómo su respiración se entrecortaba y no me ponía impedimentos. Esa era la señal definitiva. Fuí poco a poco desnudándola y el rubor se apoderaba de ella, pero el calentón de ambos no nos iba a parar ahora. Estaba deseando tocar su piel que parecía suave, y ver la forma y color de sus pezones, que es algo que me gusta mucho en una mujer. Uno a uno iban saltando con mi ayuda los botones de su camisa y dejando ver un sujetador que le marcaba una forma preciosa a su escote. Su canalillo apretado ahora dejaba ver cómo sus pechos pedían el mismo derecho que solicitaba mi verga a salir de allí y poder quedarse al aire. Cleo me ayudó a terminar de desvestirla y la noté muy excitada a la vez que cortada y no era para menos el primer día. Su cuerpo denotaba que se había dejado ir cuidándose poco últimamente, pero aún así yo sólo pude ver lo que había debajo y era el cuerpo de un pibón aunque tendría que currárselo. Me excitó mucho pensar que iba a estar en breve botando encima de ella. Pude observar que su pubis estaba recientemente y completamente rasurado y eso me dió a entender que se había preparado para la ocasión por si ocurría algo. Mis manos no dejaban de acariciarla y cuando por fin cayó el sujetador pude ver unas tetas grandes y bonitas, naturales de 95 cms y con unas aureolas oscurecidas al contraerse por la propia excitación mientras sus pezones duros me apuntaban desafiantes como diciéndome, ven aquí y cómeme. No pensaba en otra cosa aunque no quise empezar tan directo.
Tras acariciarla un rato y ver cómo se estremecía entre mis brazos era el momento de desnudarme yo. Me estaba sintiendo incómodo muy violento y sobre todo muy cortado con mucha vergüenza pero por otro lado pensé , “ ya no eres un niño déjate de tonterías y pórtate con un hombre “
El que me viera desnudo me suponía al principio un gran problema pues aunque la que realmente tenía problemas de autoestima era ella como ya os contaremos, la mía tampoco estaba muy a la altura debido a que la estúpida de mi ex me había machacado mucho y cómo pude comprobar después el problema realmente lo tenía ella.
Me incorporé y tras quitarme la camisa y el pantalón torpemente, tenía que bajarme los boxers mientras que estando a los pies de la cama, mi imagen se reflejaba en el espejo, lo que me hizo parame de nuevo, aunque un subidón repentino de adrenalina hizo que no me lo pensara más y me los quité rápidamente a la vez que volvía a saltar sobre el colchón para ocultarme un poco entre sus brazos.
Los dos estábamos acalorados y acariciándonos y besándonos de forma apasionada. Yo no paraba de recorrer con mis manos sus preciosas tetas impaciente por ver en qué momento podría chupárselas y hacerlas mías por fin. Cleo no se cortó y volvió a acariciarme la verga pero esta vez desnuda y su reacción fué de satisfacción por notar algo grande y más bien gordo que esperaba que la hiciera tener algún que otro orgasmo. Mi mano se desvió por fin hacia su coñito y noté la humedad entre sus piernas que aparté levemente con mis dedos y ella sin oponer resistencia me ayudó abriéndolas más para que pudiera acceder fácilmente. Estaba muy mojada, mucho más que cualquier otro coño que hubiese tocado antes señal de que estaba realmente cachonda. Los movimientos de su cuerpo así lo expresaban y yo empezaba a sentirme extremadamente excitado en todas las partes de mi cuerpo notando como me recorrían diversos cosquilleos de un lado a otro, de arriba a abajo y sobre todo hacia mi poya, que parecía querer explotar con cada latido. Mi capullo estaba morado, tenso y con ganas de meterse cuanto antes dentro de su cueva para al menos hacerla gozar un poco pues ya me estaba viniendo la idea de que tendría una eyaculación pronto y no quería desperdiciarla fuera. Sería un gran golpe para mí. Eso me hizo ponerme aún más nervioso y eso me hizo equivocarme en los siguientes movimientos. Trataba de meter algún dedo en su vagina tras acariciar su clítoris antes, y aunque ella estaba moviéndose de forma muy ardiente y sensual, tuvo que parar mi ansia de introducirle los dedos, error típico en nosotros que sólo pensamos en meter, y cogiendo mi mano comenzó a enseñarme un poco cómo le gustaba a ella.
Después de eso, Cleo comenzó a suspirar, a gemir levemente como pidiendo que acelerara el proceso y finalmente le introduje un dedo y enseguida el segundo para escuchar lo que en otra podría ser un orgasmo, aunque sólo fué un aviso de lo que me esperaba. Seguí tratando de darle el máximo placer que pudiera pues mi finalidad era ella, sólo pensaba en hacerla disfrutar y dejar huella en ella y de paso intentar subir mi ego masculino, pero no iba a ser posible viendo que mis testículos estaban comenzando a pedir paso para soltar lo que tenían acumulado hace tiempo. Y mira que pensé antes de recogerla...”Hazte una paja por si acaso....” pero ya era demasiado tarde.
Ella no había dejado de acariciarme y de hacer subir la piel de mi verga una y otra vez. También se la veía ansiosa de disfrutar de todo mi miembro y la agarraba con determinación y deseo. Estoy seguro de que si nos hubiéramos conocido antes y tuviéramos más confianza se la hubiera llevado a la boca, pues sus gestos y sus gemidos demostraban unas ganas locas no de hacer el amor, si no de follar como animales en celo. De vez en cuando abría los ojos que mantenía cerrados disfrutando de mis caricias y abándonándose al placer para mirarme y mirar lo que tenía entre las manos. A veces sentía que nunca había tenido algo así, pero era sólo para darme más confianza a mí mismo. Después de besarla durante un rato por todo el cuerpo y de acariciarla para demostrarle mi cariño y no sólo el interés de echar un polvo, seguí masturbándo su chochete que invitaba con sus flujos a entrar ya. Estaba muy mojada y mi verga ya había babeado también líquido preseminal durante todo ese tiempo. Ella me dijo que estaba preparada como susurrando entre respiraciones sin ritmo y ahí se me vino el mundo encima a pesar de estar deseándolo como nunca antes. Era el momento de penetrarla pero notaba cómo estaba casi a punto de soltar toda mi leche allí mismo. Entonces, y dejando la vergüenza a un lado, le expliqué lo que me iba a pasar y que no quería decepcionarla y dejarla a medias. Le comenté que si quería podría echarme en el prepucio un líquido que tenía especial retardante con lidocaína, para poder conseguir que ella llegase a algún orgasmo, pues le avancé lo que iba a pasar si no. No soy eyaculador precoz, pero debéis entender las circunstancias...muchos meses sin tener relaciones, toda la noche excitado, sin masturbación anterior, etc.....
Ella muy tajante me dijo que no, que lo que fuera sería y ya está. Que iba a disfrutar de todas formas. Entonces, también comprendí que esa generosidad era un pago a mi dedicación y a la delicadeza con que la había tratado, sin usarla como un objeto ni como a una cualquiera a la que sólo quieres tirarte esa noche, pues no era lo que yo sentía y eso lo notó.
Sin más dilación y rogando a todo lo divino que no hiciera el ridículo me puse encima de ella en postura del misionero, abriendo aún más sus piernas y dirigiendo mi mirada hacia su coño que estaba realmente húmedo y colorado del roce y de la excitación con los labios hinchados. Agarré mi verga y con su ayuda la fuí introduciendo lentamente, algo que me hizo ponerme aún más a mil y perder tiempo de bombeo luego. Pero ella lo estaba disfrutando, se paraba un poco pues le dolía al principio, pero enseguida gracias a la casi excesiva lubricación de sus jugos, mi poya entró centímetro a centímetro dentro de lo más íntimo de Cleo, dentro de su rincón del placer, y, jadeando ambos comencé a darle embestidas suaves mientras ella con los ojos cerrados y la cabeza girada un poco hacia atrás, me agarraba del culo para que se la introdujera aún más.
Apenas pasaron unos segundos, empecé a moverme adentro y afuera más rápido pues notaba que iba a correrme enseguida pues estaba a punto de explotar, y con esos movimientos más fuertes Cleo soltó un grito de placer muy fuerte e intenso que me dejó algo confuso. Parecía que se había corrido, que había tenido su primer orgasmo. Pero no podía ser posible, y pensé que estaba fingiendo, pues además sus movimientos eran casi como convulsiones, muy bruscos. Pero yo seguí adelante aunque sin disfrutar pues sólo estaba pensando en cómo hacer para no correrme. Deseaba que el preservativo que antes de comenzar me dió ella y que me apretaba un poco como siempre en la base del pene, me ayudara a restar sensibilidad, pero apenas lo conseguía. En un momento determinado y pasado muy poco tiempo, ya no pude más y mis embestidas fueron aún más fuertes viendo que ya iba a explotar, me iba a correr sin remedio mientras nuestros cuerpos sudaban y se restregaban el uno contra el otro y aunque trataba de no mirarla para no ponerme más cachondo no pude dejar de ver sus pechos cómo se movían y rebotaban arriba y abajo con un movimiento típico de unas tetas naturales lo que hizo que llegara mi clímax y expulsara de mi poya toda la leche acumulada a la vez que soltaba mi primer gemido en mucho tiempo. Una sensación extraña me invadía, pues a la vez que tenía un sentimiento de culpa y vergüenza por lo poco que había durado y lo torpe de mis movimientos, por otro lado el placer que me recorría desde mi perineo hasta la punta del capullo recorriendo toda mi verga era bestial. Vaya corrida y vaya placer que estaba teniendo con una hembra debajo mía como pocas existen, gozando como loco. Todo esto se incrementó al ver cómo ella parecía correrse otra vez y gemir de placer al mismo tiempo que yo, y sin importarme si era cierto o no, lo disfruté al máximo.
Luego ella empezó a convulsionar su cuerpo, no se estremecía de placer, casí botaba sobre el colchón cosa que me pareció muy exagerado y casi me molestó pues pensé que estaba fingiendo mucho para no dejarme mal y yo no necesitaba eso, si no sinceridad al máximo. Más tarde comprobaría que no, que eran sus orgasmos tan intensos que su cuerpo los expresaba así. Sin yo saberlo aún, había tenido su primer (y segundo seguido) orgasmo vaginal, por lo que lo había disfrutado como nadie.
Yo sólo sabía pedirle disculpas con mucha rabia interna por no haber podido darle una sesión mejor mientras me mantuve unos momentos aún encima suya, pero abrazado a su cuerpo ocultando mi rostro tras su cuello por la indignación que me había producido el comportamiento de mi sexo.
Ella no paraba de decirme que no pasaba nada, que estuviera tranquilo que había disfrutado mucho más de lo que imaginaba. Eso por un lado me reconfortaba además de seguir sintiendo los latidos de mi corazón y mi respiración exhaustos en mi propio miembro. Había tenido la suerte de encontrarme con una multiorgásmica como pude comprobar más tarde y a lo largo de nuestra relación y eso me vino muy bien para mejorar mis actos. Siempre había envidiado a una pareja de amigos cuya novia me decía que era multiorgásmica y cómo sentía todo eso mientras yo había estado siempre con una frígida que apenas sabía lo que era una buena corrida.
Me quité el condón que estaba cargado de semen como nunca antes y tras limpiarme, me volvía acostar junto a Cleo y comentamos un poco lo que acababamos de hacer y nos seguíamos contando cosas mientras nos acariciábamos. Ninguno de los dos teníamos sueño. Mis endorfinas no hacían efecto, así que seguimos así por largo rato.
Cleo había tenido muchas más relaciones que yo aunque aún no me había contado ni cuantas ni cómo ni los tamaños de los antecesores, etc.. quizás para no ponerme más nervioso, pero me dejó claro que tenía una buena poya y que nunca había sentido algo así hasta ahora. Me costó mucho tiempo creerlo y aún hoy en día sigo teniendo pequeños flaqueos, pues tantas relaciones con tanta gente a lo largo de su vida y que no haya tenido algo así me extrañaba. Pero no me estaba mintiendo y tan sólo otro novio suyo tenía una verga parecida a la mía sin superarla. Eso, aún siendo un tío hecho y derecho, daba un punto a mi ego masculino e infantil...qué le vamos a hacer.
Seguíamos charlando y acariciándonos. Yo tan sólo pensaba en una cosa y era descansar un poco y seguro que iba a excitarme de nuevo como para poder follar otra vez, ahora más calmado, con toda la presión de la primera vez, del primer desnudo ante ella, de la primera penetración, etc.. y que podría salvar la noche.
Dicho y hecho. No pasó mucho tiempo cuando mientras Cleo seguía tocándome, notamos como mi sexo comenzaba de nuevo a ponerse erecto. Tenía ganas de marcha y de demostrar quienes éramos.
Por resumir un poco y no aburriros, os comentaré que la segunda vez fué muuuucho mejor que la primera, ya tenía más información de cómo le gustaba que me moviera, etc y en cuanto estuve a punto de nuevo no tardamos en volver a guiar mi poya hacia su coño que de nuevo estaba muy brillante por la cantidad de flujos que de nuevo salian de su vagina. Esta vez, con mi verga no tan extremadamente dura pero sí lo suficiente para hacer que se retorciese de nuevo de placer, conseguí que tuviera unos cuantos orgasmos más y lo disfrutamos mucho más ambos. Por fin estaba saliendo algo bien y eso me hacía tener más confianza en mí mismo. Ver como Cleo disfrutaba, se estremecía, gemía de placer a cada embestida pidiéndome en algunos casos de forma casi desesperada que le diera más y más fuerte mientras yo me sorprendía de su reacción pero no me cortaba de seguir su juego, era algo que me hacía sentir todo mi cuerpo en constante erección. Sí, he dicho bien. No sólo mi poya estaba erecta, notaba como lo estaba todo mi cuerpo, la tensión, el placer, el sexo por el sexo, pero con un toque de cariño y ternura era algo que no había experimentado nunca de esa forma y que ni siquiera sabía que pudiera sentirse. Cleo estaba gozando de placer y sus gritos y jadeos me animaban a seguir y seguir mis embestidas hasta tener un nuevo orgasmo y correrme de nuevo de forma brutal aunque con menos leche esta vez, consiguiendo que ella se corriese a la vez que yo una vez más....dos de dos....joder qué suerte, esto no es normal. Era excesivamente excitante llegar a la vez pues lo había experimentado muy pocas veces y además nunca con esa intensidad y volumen de decibelios. Cleo gime y grita alto expresando sin tapujos cómo goza, y cuando por fin te das cuenta de que no está fingiendo, aún es mayor el placer que provoca en uno mismo al pensar que eso se lo estás provocando tú.
Finalmente, y tras charlar varias horas, acarciándonos de nuevo y viendo como se iba acabando la noche, una vez más tuve otra erección que no dudamos en aprovechar....TRES EN UNA NOCHE!!! para mí era algo inconcebible. Era todo un logro y ya sabía de antes que esa noche iba a ser inolvidable en mi vida. Además ví en Cleo cosas que no había visto en ninguna otra mujer. Y era eso mismo, que precisamente era muy mujer, muy sexual, muy sensual y muy cariñosa. Su sonrisa cada vez que terminábamos de follar como locos hacía ver su felicidad y eso me reportaba mucha paz y una sensación de haber dejado las cosas bien hechas.
Sentí que podríamos tener algo más en un futuro pero no quería aventurarme simplemente por una noche loca de pasión, pero así lo deseaba. Finalmente y sin haber dormido nada vimos como a través de su ventana el cielo empezaba a clarear y comencé a vestirme pues tenía que ir a mi casa a ducharme y vestirme antes de ir al trabajo.
Quedé en llamarla de nuevo si a ella no le importaba y me dijo que sí, que lo hiciera. No sé que pensaría ella, pero yo tenía claro que iba a llamarla en cuanto pudiera, y así lo hice. Con miedo a lo que el futuro me pudiera deparar de nuevo, quería que esto continuara.
Había encontrado la parte que llenaba por fin el vacío interior que siempre había tenido pues veía en ella mucho más que la siemple noche de sexo. Veía que me completaba y que sería muy importante en mi vida, y sobre todo lo noté por las ganas que inundaron mi cuerpo de necesidad de hacerla gozar de por vida y de hacerla feliz por siempre.