Sexo sin barreras matrimoniales - XIII y ÚLTIMO
Cuando mi esposa, sonriendo, separó sus glúteos para que yo viese el enorme agujero que la gruesa polla de Pepe le había hecho al follarla tan salvajemente, y cómo desde ese cráter anal salía su espeso y abundante esperma, supe que ya nunca abandonaría su nueva vida sexual. Nuestro matrimonio ya no era de dos.
Pues bien queridos amigos y amigas, todo en esta vida se acaba y nuestros relatos también. Este relato y después de pensarlo largamente, lo escribimos los dos, Toni y Amparo, por lo que veréis que hay frases en masculino y otras en femenino en relación de lo que ha escrito cada uno. Pero antes de nada, queremos daros las gracias por todas vuestras cartas. La inmensa mayoría han sido de aprobación de nuestro estilo de vida y las menos, de crítica. A tod@s sin excepción os agradecemos que nos hayáis leído, seguido y escrito, aunque haya sido para criticarnos y ponernos a parir.
Y para aquellos que quieren imitar nuestro estilo de vida, solo un consejo ¡adelante sin miedo! Sabemos que es fácil decirlo, pero si lo intentáis, veréis que es más fácil aún hacerlo. Pero no obliguéis nunca a vuestras parejas a hacer lo que cada uno/a quiera hacer, sino aquello que los dos deseéis compartir, y ya veréis qué cambios maravillosos tenéis en vuestra vida.
Os decía (soy Amparo) en el relato anterior, que tanto Ramón como Silvia me habían dicho que tenía que empezar por escandalizar y provocar en mi propia escalera (48 viviendas) y ya os dije que 4 hombres y 2 mujeres (2 matrimonios, 1 soltero y 1 casado) de la misma, se integraron poco a poco, en nuestro modo de vida sexual. También os comenté, que había una chica casi recién casada que siempre que me veía una blusa, una camiseta, un jersey, o lo que sea, siempre pasaba su mano por mi brazo acariciándolo y siempre terminaba acariciando mis tetas ¡nunca he entendido cómo se puede pasar del brazo a un pecho, pero ella lo conseguía!
Y claro, me propuse que ella fuese la primera porque sus caricias iban juntamente con una mirada fija a mis ojos, y cuando yo sonreía, ella se sonrojaba. Un día llegué yo cargada con bultos de ropa y me la encontré en la puerta de la finca hablando con una vecina del edificio de al lado y al verme, se ofreció a ayudarme cosa que hizo y al llegar a mi casa, pues lo de siempre, alabando mi blusa, tocando la tela, acariciando mi brazo… y del brazo a mi teta izquierda. Así que ese día no perdí el tiempo.
La invité a pasar, le dije si le gustaría ver lo que me había comprado, y le pregunté si le apetecía una copa, ella sonrió por la hora y yo le dije, acariciando su culo, que nos iba a hacer falta. Saqué dos grandes copas de vino, una botella de buen vino blanco fresquito y le dije que pusiese unas generosas medidas, mientras yo me empecé a desnudar ante los atónitos ojos de una sonrojada Marimar… que se bebió media copa de un trago. Me quedé solo con el mini sujetador (ya sabéis que no llevo ropa interior excepto minúsculos sujetadores para el trabajo y las ocasiones) y claro, sus ojos estaban uno en mis tetas y el otro en mi maravilloso y rasurado coño con los labios bien perforados por dos generosos y gruesos piercings.
Sin decirle nada, fui abriendo bolsas y también probé el vino, que por cierto, Marimar se había terminado, así que llené de nuevo las copas hasta arriba y le ofrecí la posibilidad de probarse algo de lo que me había comprado, mientras ahora eran mis manos quienes acariciaban sus tetas sin rubor alguno, y de ahí pasé a quitarle el jersey que llevaba, con lo que la dejé con sostén (y pantalones vaqueros), naturalmente ella, aunque sonrojada y con la respiración muy agitada, se dejaba hacer, y yo le ofrecí la copa ¡que vació de un trago!, eso me demostró que estaba mucho más caliente de lo que yo pudiese pensar y claro, no me lo pensé dos veces, le quité el sujetador, le acaricié sus pechos y empecé a jugar con sus endurecidos pezones, y mientras sus ojos se clavaban en los míos totalmente abiertos y asustados, conseguí que se corriese nerviosamente, me quité el sujetador, le mostré mis magníficas tetas y cogiendo sus manos se las puse en ellas mientras le decía:
- Ahora ya puedes tocar mis tetas sin necesidad de tocar antes la tela. Y desde ahora no te prives, si te gusto puedes follar conmigo siempre que lo desees. Tu cornudo marido nunca lo sabrá si tu no quieres, y tu y yo seremos dos perfectas amantes. Y puedo hacer de ti una recién casada muy moderna, extraordinariamente moderna y libre.
A pesar de su media borrachera y de su excitación, comprendió perfectamente y sonrió. Se apartó un poco de mí, me miró profundamente a mis ojos y agarrándose a mí, empezó a jugar con mis pezones ¡y la muy cabrona sabía hacerlo de verdad! Así que me lancé a la piscina sin preocuparme si tenía agua, y acercándome a ella la besé en los labios mientras con mis manos agarraba sus glúteos, beso que me devolvió intensamente, cambié mi mano en su entrepierna y en cuanto ella la notó, se separó un poco de mi, se abrió el cinturón y como comprenderéis, ante una invitación como esa, mi mano bajó la cremallera y antes que entrase en contacto con su coño para masturbarla, su mano se posó en el mío y por unos segundos me ganó.
La muy puta sabía masturbar de narices y no fingí nada cuando me excité de verdad, así que entre ella y yo nos lanzamos (sin hablar nada) a masturbarnos como locas mientras nos besábamos apasionadamente, y así nos corrimos una y otra vez hasta agotarnos. Nos separamos jadeantes y agotadas pero felices y sonrientes. Volví a llenar las copas y le ofrecí la suya y un cigarrillo que aceptó, nos sentamos juntas en el sofá, y tuvimos esta conversación:
Vamos a ver Marimar ¿de dónde cojones has sacado esa experiencia en masturbar mujeres y en hacerlo tan bien como lo has hecho?, porque yo te tenia por una miedosa reprimida, y me has resultado una puta de cuidado.
Jajajaja, mira Amparo, yo soy totalmente bisexual, y acepté a mi esposo como novio porque por una parte me gustaba, y por la otra, precisamente porque me gustaba, me podría hacer olvidar en parte una aventura de años, con una compañera de instituto y universidad. Yo no soy lesbiana pero ella sí, y me dejé llevar durante años y disfruté como nunca lo había hecho, y al conocerte a ti y ver lo liberal que eres, deduje que serías bisexual, y me lancé con un poco de miedo por mi falta de experiencia con otras mujeres a por ti y a ver qué pasaba, porque lo creas o no, necesito del sexo con mujeres constantemente y tú me encantas.
¿Serás cabrona? Y yo todo este tiempo pensando si tus roces eran insinuaciones, o simple confianza entre vecinas.
Marimar se acercó a mi y simplemente me dijo que quería más sexo. Nos fuimos a la cama abrazadas y besándonos, y como comprenderéis, las dos disfrutamos como locas y además, yo estaba alargando todo esto y jugándome el todo por el todo, para darle una sorpresa a mi vecina, y esta sorpresa, es que Toni estaba a punto de llegar del trabajo y no tardó casi nada, y al oír desde la entrada como chapoteábamos en el placer, hizo lo que ha hecho muchísimas veces, se desnudó en el salón y entró en la habitación en pelotas, lo que no se imaginaba es quien era mi amante, pero su sorpresa duró unos segundos, simplemente se metió entre nosotras y fue entonces cuando mi vecinita, llena de los vapores del vino, se dio cuenta del macho que tenía a su lado y del tamaño de su polla, y a pesar de su ya casi borrachera y sus deseos, se paró un poco:
Toni por favor ¡que soy casada!, y quiero a mi marido.
Joder Marimar y mi esposa a quien te estás tirando, también está casada. Además, tu marido y yo hemos hablado en alguna ocasión de intercambiar las parejas y Alfonso está de acuerdo, pero te tenía un poco de miedo, ya que para él eres un poco miedosa en lo del sexo y no sabe como abrirte a este mundo.
Y no le hizo falta más, no sé si por la borrachera (ella jura que "casi" no se acuerda de nada), por el placer de estar follando conmigo más de una hora que la liberó, o por el tamaño de la polla de Toni y que físicamente no está nada mal (os lo juro, Toni está que se sale… y es mío) o por todo a la vez, así que la polla de Toni no tardó nada en enterrarse hasta el fondo en el coño de Marimar, que perfectamente penetrada, solo dijo:
- Joder ¡menuda polla! ¡esto si es abrirme el coño!, fóllame vecino mío y ponle cuernos al cabrón de mi marido. Eres el primer hombre con quien follo desde que me casé, y seré vuestra siempre que lo queráis. Independientemente de lo que haga Alfonso.
Unos minutos más tarde, mientras yo me fumaba un pito y los veía joder como locos, sonaba el teléfono y era la voz de Alfonso, el esposo recién convertido en cornudo, quien preguntaba si su esposa estaba en mi casa. Yo sonreí, le dije que sí, y le invité a venir a por ella y podríamos cenar juntos los cuatro. Cuando colgué pensé qué podría pasar cuando viese a su mujer follando con mi marido y antes conmigo.
Me la volví a jugar y tuve suerte. Me acerqué a la puerta del piso y oí como cerraba la puerta de su casa y los pasos de él acercándose, le abrí silenciosamente la puerta y me puse detrás de ella (recordad que estaba descalza y en pelotas) y al entrar, cerré tras él y entonces me vio tal y como estaba desnuda:
¡Coño Amparo que sorpresa verte así!, cómo nos vea mi mujer no quiero saber qué pensará, pero tiene razón Toni ¡estás de puta madre!
¿Y por qué no pasas conmigo y se lo preguntas tu mismo?, ven y te enseñaré donde están. ¡Te estábamos esperando a que llamases y vinieses! -le mentí-
Le cogí de la mano y lo llevé hasta la puerta de la habitación, le empujé un poco para que entrara delante, y su cara de sorpresa y el bulto de su pantalón, son impagables. En ese mismo momento Marimar tuvo otro gran orgasmo, y mi marido le decía:
- ¡Aguanta puta, aguanta, que te voy a llenar de mi leche!
Y la llenó de su leche con otro orgasmo de la mujer del cornudo que les miraba desde la puerta. Pero yo no le dejé pensar, mi mano estaba abriendo su bragueta y sacando su polla bien dura, me arrodillé y se la empecé a mamar como una loca. Ahora eran Toni y Marimar quienes al oírnos, nos miraban a nosotros. Toni con una sonrisa, Alfonso y Marimar con cara de sorpresa y dejándose llevar. Me llevé a Alfonso a la cama, le ayudé a desnudarse y tumbándome me abrí de piernas y sin pensarlo dos veces, su polla entró dentro de mi, mientras Toni le ofrecía nuevamente su polla a Marimar para que la mamase, lo que hizo glotonamente, segundos más tarde, era de nuevo follada.
Y así, de esta manera tan sencilla, les metimos en el mundo del sexo para siempre. Cuando nos cansamos de follar, yo la cogí otra vez y delante del boquiabierto marido, hicimos el amor de una forma salvaje, además, como nuestros agujeros estaban llenos de semen, nuestras manos y bocas estaban pringosas y nosotras felices y satisfechas. Toni se llevó a Marimar para ducharla, y yo me llevé luego a Alfonso a quien dediqué bajo la ducha una mamada extraordinaria… ¡lástima que ya le quedaba poca leche!
Ya limpios y secos, pero los cuatro en pelotas, cenamos, charlamos un poco de todo esto y de nuestro proyecto de escandalizar a la escalera, ellos se miraron, sonrieron y dijeron de participar también, nos calentamos y volvimos a follar. Os prometo que hoy día Marimar es una puta fantástica y Alfonso lleva los cuernos con gran dignidad, orgullo y felicidad. Aunque claro ¡no lo sabe todo! Las mujeres tenemos secretos ¿no?
Poco a poco fui ampliando el sexo en la escalera. El siguiente fue el soltero que me deseaba. No me costó nada, fui a su casa desnuda y antes de cerrar la puerta ya tenía la polla fuera del pantalón. Unos días más tarde le cité en mi casa y al entrar estábamos Marimar y yo desnudas, nos miró con sorpresa y como si quisiéramos tomarle el pelo pero ¿cómo iba a negarse a follar con sus vecinas, con lo buenas que estamos y lo putas que somos?
En solo tres meses, la escalera era un puticlub, la única que no se apuntó fue Carmen, que desde que tuvo su segundo hijo se dedicó a cuidarlos, pasó del sexo y dijo que prefería que su marido follase con todas nosotras, antes que irse por ahí de puta. A ella que la dejase sexualmente tranquila. Y también pervertimos, aunque no tanto, a la otra vecina apetecible, Amparo,
Pero tal y como os dije en mi relato anterior, toda mi vida cambió después de esas fantásticas 24 sesiones de entrenamiento depravador. Dos tardes por semana iba a la casa de putas de Rosa y allí follaba con quien me pagaba, era una puta más, hacía lo que me decían y pedían, sin miedos ni complejos. Por las noches hacía salidas a hoteles y casas particulares aprovechando los viajes de negocios de mi esposo. Naturalmente él lo sabía y estaba totalmente de acuerdo. Cuantas más noches pasaba el fuera de casa, mas noches pasaba yo follando por ahí. Incluso empecé a salir fines de semana con clientes que me pagaban escandalosamente bien ya que muchos viajes los iniciaba Toni un sábado o bien no volvía hasta el domingo tarde, dependía de países y citas de sus trabajos.
La verdad es que tanto Toni como yo cogimos esa vida como lo más natural del mundo, y tanto fue así, que la propia Marimar nos dijo un día que le gustaría vivir nuestra forma de vida, cosa que su marido aceptó a regañadientes, pero ahora viven los dos esa vida de libertad sexual sin problemas y plenamente felices. Como está muy buena, fue aceptada inmediatamente y puso tanto empeño en ser una puta “totalmente útil”, que pasaba y pasa tardes y noches enteras fuera de su casa follando con sus numerosos y pervertidos clientes.
Cuando nos entregaron a Toni y a mí la nueva vivienda, transformé mi querido pisito en una casa de citas y los dos dormitorios fueron usados por Marimar (que se encarga de la limpieza y de que no falte nada) y por mi, y empezamos a tener clientes fijos de los habituales en la casa de putas (Rosa no se enfadó porque eso lo hacemos todas en cuanto podemos) y de los hoteles, que eran en su mayoría ejecutivos que venían por trabajo a Valencia, o asistían a Congresos y las Ferias comerciales. Todavía hoy a pesar de mi edad, trabajo como puta todos los días que me deja libre mi trabajo real y dedico tardes y noches a los clientes habituales y a clientes nuevos recomendados por los antiguos. Para los buenos coños, que admiten toda clase de perversiones y se entregan a hacer felices a quienes pagan por ellos, queridos amigos/as, no hay crisis.
Naturalmente, toda nuestra vida personal y familiar cambió. Cuando voy a hoteles o viene al apartamento un cliente que desea exhibirse conmigo “por ahí”, nunca lo rechazo si paga el precio que pido, y vamos a cenar, o al teatro, o a bailar, o de copas por bares y por donde a él le apetezca... que para eso paga. Soy elegante, se vestir y combinar ropa, conozco algún idioma más que el español y no tengo nada de vergüenza, ya que eso lo dejo para los reprimidos/as. Me han visto con mis ligues, amigos, compañeros de trabajo, vecinos y familiares, y hoy día ya nadie se asusta de eso, saben que Toni y yo vivimos una vida entregada al placer sexual, y quien quiera poseerme solo tiene que pedirlo y pagar mi precio, y naturalmente, hago “servicios especiales” y solo me niego a que me produzcan sangre o marcas permanentes, a nada más, sea lo que sea mientras paguen muy bien.
Pero no dejé mi aprendizaje sexual. Las 24 sesiones de las que os he hablado en mis relatos anteriores, eran solo de aprendizaje iniciático, y pedí a Silvia y Ramón que siguieran amaestrándome y rebajándome en todos esos grados, que la gente “normal” habla de rebajamiento personal y luego se mueren por rebajarse… si tuviesen lo que tienen que tener. Los sábados noches los dividimos en dos partes: Un sábado era para que Toni y yo disfrutásemos de nuestra vida de casados viviendo nuestro placer sexual juntos, y el otro sábado, era propiedad de Silvia, Ramón y sus amigos con la casi segura presencia de mi esposo, que otras veces pasaba de mi y se iba con sus propios ligues y así alternábamos experiencias.
Poco a poco pero sin pausa, me fueron introduciendo en el sadomasoquismo y me convirtieron en una sumisa total y en su wáter particular. Todos sus caprichos eran puntualmente realizados y sin problemas por mi parte, al revés, disfrutaba más cuanto más me “rebajaba” en esa escala que algunos meten, como si el mundo BDSM no fuese simplemente un mundo más de los muchos que hay en el sexo. Hasta que un par de meses más tarde, Pepe me trajo dos perros, un pastor alemán y un gran danés (si mal no recuerdo) y cuando llegué me dijo:
- Esta noche puta, no solo vas a ser nuestra, sino también de estos perros, y acostúmbrate a la idea de ser poseída por animales. Tu culo es ya una inmensa fosa donde caben toda clase de pollas y brazos, así que ya es hora que los animales formen parte de tu vida, y como Ana tiene dos ponys para que los monten sus hijos, ellos también “te montarán” a ti, y follarás dentro de muy poco con ellos y con caballos más adelante ¿no es así Silvia?, pero para empezar la noche, vas a tener un doble fisting y luego serás de ellos.
Me colocó Silvia el collar de duro cuero con aros y clavos en mi cuello, y cada vez que lo hacían, yo ya sabía que desde ese mismo momento que se acercaban con el collar en la mano, era ya su esclava y sumisa para todo. Me bajaron en silencio al sótano, me pusieron en el centro de la estancia y con una cuerda que ataron en las argollas del collar de mi cuello, iba a varios puntos de las paredes. Yo no podía moverme porque mi cuello estaba atado a varios puntos y por lo tanto tenso. Me ordenaron desnudarme y así, sin poder mover mi cuerpo me desnudé, aunque a veces me ahogaba de la presión del collar. Ataron cada pierna a una pared separando así mis piernas bastante, con lo que tenía muy difícil equilibrio, y si me caía no me iría al suelo, sino que me ahogaría al no poder respirar por el collar atado.
De repente, un latigazo cayó sobre mi espalda y con dos diferentes látigos me castigaron por delante (incluido coño y tetas) y por detrás, desde el cuello hasta las rodillas. Dejaron de azotarme y se pusieron Pepe delante y Ramón detrás de mí y se pusieron de rodillas, Pepe empezó a meterme su mano y brazo en mi coño y cuando ya lo tenía dentro, Ramón empezó a lo mismo por el culo, y ahí es cuando yo empecé a gritar por el dolor que tenía. Ese doble fisting me estaba matando, no por “las entradas” a cada agujero, sino por el efecto que las dos manos hacían, jugando entre ellas, dentro de mi, ya que ninguno de los dos se movían independientes, sino que jugaban con sus manos entre esa débil pared que hay dentro de nosotras entre los dos agujeros.
Eva vino y me puso un bozal para que no chillase tanto y cogió mi mano para que la masturbase, su marido se puso en el otro lado y le empecé también a masturbar a él, y encima, tenía que hacer un esfuerzo enorme para mantenerme de pie con mis tacones de 12 cm y las piernas bien abiertas y atadas. No se cuanto duró aquello, las dobles penetraciones de los brazos de Pepe y Ramón, me hacían tener un orgasmo tras otro, y lo mismo hacía con mis manos a Eva que se corría una y otra vez, y cuando su esposo se corrió dos veces, lo sustituyó Silvia y yo me empecé a ahogar y marear, así que me desataron y me caí al suelo sujetada por ellos, pero en el suelo terminé y me quitaron también la mordaza.
Pero en parte fue peor el remedio que la enfermedad, ya que me pusieron en la boca un soporte interior para mantenerla abierta y todos los presentes, sin excepción alguna, empezaron a orinarse sobre mi y con especial atención a mi boca que no tardaron en inundar, ya que uno tras otro, no me dejaban beberme “su dorado liquido” con la rapidez requerida y como es lógico, expulsaba todo lo que me sobraba y de nuevo los látigos empezaron a caer sobre mi una y otra vez. Con la boca forzosamente abierta, mi cuerpo castigado antes y después del doble fisting y ahora, totalmente meada, humillada y en el suelo, les miraba y veía y oía sus risas y veía caer los dos látigos sobre mi y por todo el cuerpo. Me di perfecta cuenta que estaba rebasando límites increíbles hacía solo unos meses y no me preguntéis por qué, pero me sentí feliz.
Humillada, castigada, tratada como un animal y sin ningún derecho de queja por mi parte, me sentía feliz. Comprendí entonces lo que significa el ser “usada”, el no tener derecho a nada que no sea una entrega total a los deseos de los demás, sean cuales sean… y acepté totalmente mi sumisión y entrega a los deseos y placeres de los demás. Cada persona que me quisiera usar y empezando por mi propio esposo Toni, sería mi dueño y señor y yo, su esclava dócil y complaciente. Por supuesto, incluyendo mis propios clientes como prostituta. Y hasta la fecha, esa ha sido mi vida. Mi entrega total a satisfacer sexualmente a quien lo requiera porque eso es lo que más me gusta.
Solo os pido una cosa, pensad si os gusta un simple polvo “clásico” o queréis ir más allá en esa relación sexual. Pensad, si ya habéis ido más allá, si no os gustaría probar “algo más”… y así sucesivamente. Sé por experiencia que casi tod@s los que nos leéis me comprendéis y lo deseáis, y si no vais más allá, no es por no desear el placer, sino por no tener una pareja adecuada o por el miedo a que os traten como putas. Pues eso, si nos quieren tratar como putas, es lo mejor que nos puede pasar. Es como la teoría del superhombre de Nietzsche, que se basta a sí solo por la “muerte” de Dios, y solo a su conciencia y a sus instintos: “solo se es superhombre, cuando el hombre está más allá de los conceptos del bien y del mal que se le han impuesto” . Nosotras queremos un supermacho que obedezca solo a sus instintos y se olvide de los nuestros, y así, complaciendo todos sus instintos primarios, hará que asumamos nosotras los nuestros y nos entreguemos sin ninguna limitación, corriéndonos una y otra vez, y volviéndonos locas de placer, de todos los tipos de placer imaginables o no.
Pero a pesar de cómo me encontraba, mis nuevos amos y amas no tuvieron ninguna compasión, me trataron como un animal y como me dijo Silvia, los animales follan con animales, asi que trajeron el pastor alemán y el gran danés y vi con espanto, que sus pollas estaban ya casi duras, y es que Eva les había preparado unos minutos antes excitándoles y ofreciendo su coño para que lo usaran sus lenguas, estaban muy entrenados, excitados y con ganas de venir a por mí, pero los sujetaron para ponerles unos “guantes” de piel en las patas delanteras para que no me arañasen al montarme, una vez hecho esto, simplemente los soltaron y vinieron a por mi. Una patada en el estómago me hizo recordar que debía ofrecerme a ellos y me puse cara al techo y con las piernas muy abiertas, cerré los ojos, no quería mirar, pero una nueva patada en los riñones, me recordó que solo se puede aprender viendo y recordando lo que está bien hecho y lo que está mal hecho.
La lengua del gran danés empezó a lamerme el coño y supe entonces el enorme placer que esas lenguas grandes y rugosas te hacen disfrutar, ásperas, muy húmedas, grandes que te abarcan totalmente los labios y cuando se introducen dentro de ti rascan las paredes vaginales como ningún ser humano lo puede hacer, y empiezas a venirte una y otra vez. En mis tetas pusieron una especie de miel mezclada con un producto que apetece a los animales, así que el pastor alemán empezó a chupar todo eso que le gustaba. No eran lametones de su lengua, el “comía” de esa mezcla y por tanto, su lengua y sus dientes rascaban y mordían mis preciosas tetas… ante la risa de “mis amados” espectadores. De repente noté que el pastor alemán se apartaba un poco, y es que el gran danés, con una impresionante polla casi negra, rugosa, grande y gruesa, me quería penetrar y Ramón, como gran amigo que es, pues eso, me hizo el enorme favor de cogerle su polla y dejarla a la puerta de mi querida cuevecita (¡el muy cabrón!) y le dio una palmada en su culo y con esa maldita palmada, enterró su polla dentro de mi en un solo intento.
Me dolía un huevo y aquello me dilataba mucho y a la vez su roce era desagradable y no se me ocurrió otra cosa que la mayor estupidez, empujar un poco el culo hacia arriba para que se ajustase mejor conmigo y ahí sí que me destrozó, ya que metió toda su polla y esa maldita bola que utilizan en la base de su pene para ajustarse bien a las perras y que no se escapen. ¡Y vaya si se ajustó conmigo! Como sabéis, cuando esa bola está dentro de ti, lo mejor que puedes hacer es dejarte llevar por el animal o te destroza la vagina o el culo (depende de por donde te lo meta), ya que esa bola hace que sea más grande que tu entrada y así las perras no pueden escaparse, ni yo tampoco (ni nadie de vosotros que lo haya probado) y al pensar en todo eso, me di cuenta que también yo era una perra más, no de cuatro patas, sino de dos, y además por vicio, por deseo propio y sin importarme nada ni prejuicios, ni nada que no fuese obtener el mayor placer posible.
Tal y como estás leyendo, esa noche fui follada por los dos perros y les tuve que mamar y limpiar sus pollas, con lo que por primera vez conocí el sabor de su líquido semen. Terminé la noche siendo follada por todos (ellas con arneses que llevaban unos consoladores de látex de muy buenas proporciones) incluyendo a Toni, que había venido, que lo hizo al menos dos veces. Acepté ser su sumisa, obedecerles sexualmente en todo y olvidarme totalmente de prejuicios y tabúes. Semanas más tarde follé con ponys, y más adelante con caballos, especialmente por el ano, para que penetren más.
Pero mi cuerpo no les gustaba a Silvia y a Eva, estaba demasiado “limpio” y la moda de los tatuajes y piercings estaba en plena eclosión, ellas ya tenían algunos y yo solo el piercing del clítoris, así que mi esposo les dio su permiso, ya que yo como sumisa no tenía oportunidad de decidir, y mi cuerpo es hoy un pequeño muestrario de tatuajes y piercings. Los mejores y más grandes de todos los tengo en el clítoris (me quitaron el antiguo y me pusieron uno espectacular) y los pezones.
Especial cariño le tengo a un tatuaje en letras góticas, que hace una pequeña curva encima de mis labios inferiores y que solo dice “USAME” y ¡joder si lo han usado y lo siguen haciendo! Lo jodido es que en las playas nudistas todo el mundo lo ve, y me paso el verano entrando y saliendo de las habitaciones y haciendo caso al mandato de usarlo, y no es porque no me guste usarlo, sino porque no me dejan tomar el sol todo lo que quiero, y termino el verano sin ponerme negra del sol ¡pero negra de los nervios por no tomarlo, si!
Os preguntareis ¿y qué pasó con mis amigas del alma? Pues no paso nada especial. Simplemente disfrutaban viendo como me convertía en una puta muy viciosa, yo que era una niñata medio pija, y tanto ellas como sus maridos empezaron a usarme y me usan como quieren. Ellas también tienen relaciones múltiples con permiso de sus maridos, y como las convencí (como a otras muchas) para que fuesen putas, pues cuando les apetece follar como putas de verdad cobrando por hacerlo, nos llaman a mi o a Marimar, y vienen alguna tarde con algún cliente que se han hecho en algún sitio, o simplemente nosotras les proporcionamos clientes, y así ellas matan el gusanillo de ser puta y tener un dinero extra “coñosamente” ganado. Incluso dos de ellas tienen relaciones con sus perros, que se han comprado para eso y están bien entrenados desde pequeños.
Somos amigas del alma y esa amistad no se romperá jamás. Y lo más curioso de todo, de todos estos años de vivir en un mundo con tanta libertad sexual, solo un matrimonio de todos nuestros conocidos se ha roto. Solo ha habido un divorcio ¿por qué?, pues eso no me lo preguntéis, posiblemente porque lo que más matrimonio rompe son los celos y el sexo (con el aburrimiento sexual incluido) y todos los que habitamos en este mundo sexualmente libre, ni tenemos celos ni nos importan los cuernos. Somos lo que somos y vivimos como vivimos, por pura y libre voluntad y sin problemas morales ni mentales.
Y terminamos ya, gracias a tod@s por leernos y comprendernos. Gracias a los que nos habéis escrito felicitándonos o poniéndonos a parir, nos hemos sentido muy felices de poder ayudar a tanta gente y de romperles muchos tabúes y miedos. Hasta siempre y deciros que os queremos mucho.
Toni y Amparo