Sexo sin barreras matrimoniales – XII-B

Cuando mi esposa, sonriendo, separó sus glúteos para que yo viese el enorme agujero que la gruesa polla de Pepe le había hecho al follarla tan salvajemente, y cómo desde ese cráter anal salía su espeso y abundante esperma, supe que ya nunca abandonaría su nueva vida sexual. Nuestro matrimonio ya no era de dos.

Bueno amigos, pues aquí estoy de nuevo para ir terminando ya estos relatos, porque nos queda muy poco que contar a Toni y a mi después de tantos relatos y de tantos años que han pasado en estas semanas por nuestras cabezas, desde que nos conocimos hasta casi el día de hoy. Sé que a más de uno/a se le hará raro que después del capítulo anterior, siga yo misma escribiendo este, cuando lo normal es que Toni y yo nos alternemos, pero relataros en un solo capítulo mi iniciación real a la vida sexual que he llevado, no se podía hacer para no liaros tanto tiempo leyendo.

Tal y como os dije en el relato anterior, el de Sexo sin barreras matrimoniales XII-A, superé los 8 primeros días de mi iniciación en casa de Silvia y Ramón ¿Cuál era el objetivo de tenerme allí a disposición de los amigos y amigas de ellos para follarme? Pues el hacerme sentir como una puta que está esperando a sus clientes, fuesen quienes fuesen. Yo permanecía siempre desnuda y con zapatos de 12 cm de tacón de aguja, y aprendiendo a no caerme de los de 15 cm y siempre sin plataformas. De vez en cuando tanto Ramón como Silvia me follaban, aunque realmente lo hacían “a fondo” cuando ya de madrugada, nos íbamos a dormir. Cada vez que oía el timbre de la puerta, yo sabía que “alguien” venía a follarme, pero no sabía quién, ni si sería hombre o mujer, si sería conocido o desconocida, ni joven ni maduro, ni una persona o una pareja del mismo sexo o distinto…

Poco a poco aprendí que mi papel era el de servir para el goce propio y el ajeno, y que era más importante entregarme para hacer gozar a los demás que a mí misma, y poco a poco dejó de importarme quien tocaba el timbre, ya que fuese quien fuese, solo venía para gozar follándome mientras complacía yo todos sus caprichos, fuesen los que fuesen. Y aprendí otra de las cosas que debe hacer una buena puta, a desear que el timbre sonase constantemente para poder disfrutar y hacer disfrutar, a cada persona que venía a por mí. Y todos estos sentimientos, deseos y perversiones, me hicieron cambiar mi manera de ser y de comportarme.

Como recordareis, no podía contarle a Toni qué es lo que hacía y con quien, pero empecé a vestir más atrevida que antes, faldas más cortas que antes, midis con largos cortes laterales, pantalones y faldas estrechísimos, blusas y camisetas semitransparentes, pelo corto casi a lo chico (de hace años), pelo castaño claro o rubio dorado, tacones de 10 cm para ir al trabajo… y cuando salía a bailar con Toni, casi iba en pelotas con tacones de 12 y de 15 cm, y me hice una descarada calentona con hombres y mujeres.

Tal y como fueron pasando las semanas, fuimos abandonando las salas de baile conocidas y empezamos a salir por todos los tugurios menos recomendables, tanto de carreteras como de polígonos industriales. Incluso llegamos a acuerdos con algunos propietarios o encargados, para que me follaran en habitáculos improvisados. Podían cobrar por mí, pero barato, para que fuesen muchos los que me follasen por el agujero que deseasen, y todo el dinero se lo quedaban ellos. Nosotros teníamos bebidas gratis, y la seguridad de ser constantemente follada cada noche que fuese allí, con condón o sin condón, a su gusto.

Sé que para todos “era una tía fácil” pero me iba sintiendo tan totalmente puta, que no me importaba dejar a Toni en la mesa, e irme a por otros u otras sin preocuparme de las miradas ni los comentarios de los demás, dejándome meter mano en todo mi cuerpo, o metiéndoles mano yo, incluso dentro de la bragueta y masturbándoles sin problemas mientras bailábamos, y dejándome semidesnudar por ellos o por ellas, sobre todo, cuando me cogían con sus dos manos mi culo y al llevar faldas tan cortas y sin bragas, pues eso… mi culo y mi coño al aire y a la vista de todos para que me deseasen intensamente. Como comprenderéis, mi vida sexual se convirtió en muy activa y viciosa, tomando yo siempre la iniciativa. Por supuesto, mi esposo estaba totalmente de acuerdo, aunque un poco asombrado con esta nueva forma de vida y en tan poco tiempo.

Fueron pasando los días y superada esta prueba me dijo Silvia:

  • Amparo, has estado muy bien estos días y nos han felicitado, no por lo que te enseñamos, sino por tu carácter, tu deseo sexual, y el que seas tan activa sexualmente y lleves la iniciativa para dar placer. Normalmente, las mujeres solemos ser más pasivas, pero tú eres totalmente activa y buscas como loca el hacer disfrutar a los demás ¿deseas seguir con el aprendizaje o prefieres retirarte con la experiencia que ya has adquirido?

  • No Silvia, de retirarme nada, me siento muy cómoda en esto y quiero llegar hasta el final. Además, Toni, aunque no sabe nada de lo que hago, me desea más que nunca y deseo entregarme a todo tipo de placeres sin que me importe el precio que yo tenga que pagar.

  • No te preocupes por tu precio porque lo pagarás, así que no se hable más. Te esperamos el próximo martes a la hora de siempre. Pero en esta ocasión, estas 8 tardes-noches de aprendizaje, no follarás en nuestra casa. Esta casa será nuestro cuartel general, pero tu tendrás que comportarte como una puta a domicilio. Irás a follar a pisos particulares y hoteles.

  • ¿Quieres decir que voy a ser ya una puta?

  • No, serás COMO una puta, pero no cobrarás. Hasta ahora has follado como una puta recibiendo gente en nuestra casa, ahora follarás como una puta pero serás tú quien vaya a buscar que te follen. Te recibirá gente amiga nuestra y de confianza, solo que tu tendrás que buscarles, encontrarles y complacer todos sus deseos, en público y en privado, y ya verás como el solo hecho de ir “a por ellos” hará que llegues caliente como una burra. Irás a buscar a tus amantes y ya verás cómo no es lo mismo que esperarlos en casa. Además, irás en bus siempre que puedas, nada de taxis, queremos que todo el mundo vea lo puta que eres y cómo vistes y te comportas. Y si encuentras gente amiga o conocida, pues te jodes y así aprendes a vivir como puta, sin importarte ni miradas, ni gestos, ni lo que oigas decir de ti. Y ten siempre presente que tus amigos y vecinos van a ir a por ti porque cuando te vean vestida con minifaldas sueltas o ajustadas, faldas midi con aberturas laterales que enrojecerían a cualquier jovencita atrevidísima, blusas, tops y otros con enormes escotes que lo muestran todo, pantalones tan ajustados que es casi imposible ponérselos… y nada de ropa interior, tal y como te digo, irán a por ti para ver “si te conquistan” y tú te vas a follar a tus vecinos si quieren ¿por qué negarles a ellos lo que das a otros? Tienen que saber que eres una puta y por supuesto, Toni lo sabrá todo porque tu se lo contarás y así, sus cuernos serán públicos en la escalera y en el vecindario. Podrás follarte a hombres y mujeres ¿te imaginas ligando con la mujer del  marido vecino que te ha follado o al revés, follarte al marido de la vecina que quiere ligar contigo? Esa va a ser tu vida, follarte al mundo y no privar a tu cuerpo de tus deseos más salvajes que tengas. Y el más salvaje de todos será complacer a los demás. Y otra cosa, deja de fumar cigarrillos, desde ahora fumarás en su lugar estos puritos y te tragarás el humo que calentará tus pulmones y tus deseos.

Y la verdad es que había una vecina que siempre me acariciaba “el tejido” de mi ropa para ver cómo era “al tacto”, y siempre terminaba su mano junto a mis tetas. Vulgarmente hablando, me estaba metiendo mano y tenía muy claro que esa iba a ser mi primera conquista entre los vecinos. Su marido no estaba mal del todo, pero había un soltero que estaba de muerte y pensé que sería estupendo follar con los dos y quedar un día con los dos juntos… y así podría ir “uniendo” a mis vecinos en una Comunidad de Propietarios muy Putos. Francamente me fue saliendo muy bien esta idea y logré “unir” a 6 personas, 4 hombres y 2 mujeres, con lo que conseguimos hacer un club de intercambio entre unos vecinos, y con el pavor y la envidia del resto (y de la mujer de Rafa que nada sabía de su marido conmigo y las otras vecinas). He roto muchos matrimonios, pero no lo siento.

Llegué ese martes al piso de Silvia y Ramón y me dieron un nombre y una dirección: “Sylvia… calle… nº…” pero  no me dieron su puerta, encontrar a esa Sylvia era cosa mía dentro de la escalera. Como tenía prohibido ir en mi coche, tuve que coger dos autobuses y desde luego, los pasajeros me miraron y me miraron bien, unos con deseo y algunos con desaprobación. Sinceramente yo me encontraba muy bien dentro de una corta minifalda ajustada, blusa (me encantan las blusas y cómo puedes jugar con ellas y unas toreras) desabrochada después del primer botón de la cintura, tacones de 12 cm y sin ropa interior, lo que se veía completamente y se marcaban mis pezones, ya que realmente estaba caliente y eso se nota ¿no os parece? Llegué al sitio indicado y era una finca moderna de dos viviendas por piso pero ¿A dónde llamar? Así que me animé y toqué un timbre y no me respondieron, toqué otro y me salió una voz masculina que al preguntar por Sylvia, me envió “a dar una vuelta” y a la tercera, otra voz masculina pulsó el timbre y me dijo que era en el 2º- 2ª. Subí por la escalera, y casi al llegar al rellano me abrieron la puerta pero  no salió nadie, entré y la cerré detrás de mí y oí una voz que me invitaba a pasar, y al entrar en el salón… ¡me encontré con una travesti preciosa!, con medias negras con rombos más y menos oscuros, braguita y sujetador de color negro y puntilla roja. Me quedé parada ya que nunca había visto así, tan cerca y de forma tan íntima a una travesti, y la verdad es que no sabía cómo comportarme, así que fue Sylvia (su nombre de mujer) quien me invitó a pasar y sentarme a su lado, cosa que hice. Me miró a los ojos y dijo:

  • Vaya, vaya, me habían dicho que eras una puta de primera y en realidad, a la primera de cambio no sabes qué hacer ¿no te gustan las mujeres como yo? Porque en realidad, no te imaginas lo bien que me pagan por mi trabajo, ya que soy hombre y mujer al mismo tiempo y hago felices a los dos ¿o no lo crees?

Yo asentí y ella se levantó, se dirigió hacia una cadena musical, puso música clásica romántica (me encanta la música clásica y la ópera) y girándose muy lentamente, se quitó el sostén que tiró a un sillón y después se bajó poco a poco su braguita que ya empezaba a crecer de tamaño, y apareció una “morcilla” que prometía mucho. Yo me levanté y me acerqué a ella acariciando sus pechos, lo que hizo que sus pezones se pusieran duros, y ella terminó de desabrocharme la blusa, le ayudé a quitármela y la tiramos junto a su sujetador, me despasó la faldita que fue al suelo junto a sus bragas y entonces tomé yo la iniciativa.

Con la mano izquierda acaricié su nuca, y acerqué su cabeza a la mía posando mis labios en los suyos y besándola muy suavemente, mientras con la mano derecha acariciaba su polla que notaba bastante dura y de buen tamaño. Nuestros besos se fueron haciendo más y más intensos y su polla ya estaba dura del todo, nuestra respiración era agitada y me agaché un poco para chupar sus pezones que estaban bien duros. Sylvia cogió mi cabeza y me la bajó, dándome a entender que quería que mamase su polla, cosa que hice de inmediato poniéndome de rodillas. Ya estaba rígida y la empecé a mamar lentamente, primero el capullo que estaba totalmente libre por estar operada de fimosis, y le iba metiendo la lengua por el canalillo mientras le acariciaba sus huevos y la base de su polla.

Poco a poco me la fui metiendo en la boca y jugando con mi lengua, la tenía de buen tamaño y ocupaba casi toda mi boca, pero ya había aprendido a controlar mi respiración y así la podía meter todo lo dentro de mí que fuese posible. Sylvia lo sabía y con sus manos empezó a jugar con mi cabeza, ladeándola con una pequeña rotación, adelante, atrás… la miré a los ojos y con ellos le indiqué que podía hacer lo que quisiese y ella no perdió tiempo; tan pronto atrasaba mi cabeza que casi se salía de mi boca, como empujaba hacia adelante hasta metérmela hasta la garganta, lo que en una ocasión me provocó casi una arcada brutal, ya que no es lo mismo que sea yo quien controle la penetración y la respiración al mismo tiempo, que sea otra persona quien lo haga, pero Sylvia, a pesar de ser una puta profesional, se estaba calentando mucho y jugaba conmigo, y pronto lo capté cuando me dijo:

  • Así sabrás lo que siento yo y las putas de verdad, cuando nuestros clientes quieren jugar con nosotras, y tú sigue mamando que lo haces muy bien.

Y yo seguí en lo mío. Pero la puta de Sylvia había aprendido a controlar sus emociones y no era tan fácil hacerla correrse, así que estuve un buen rato y me gustó. Nunca había estado tanto tiempo mamando una polla, y me gustó esa sensación de tenerla tanto tiempo disfrutando de su sabor, pero todas las pollas terminan expulsando semen y esta no era distinta. Y con un gritito de gatita mimosa, cogiendo mi cabeza me la metió a tope y empezó a expulsar toda su lechita que era bastante, lo que hizo que yo misma me la introdujese un poco más y así toda su polla estaba en mi boca y garganta, de forma que su semen al entrar a presión, entró no en la boca sino directamente en la garganta, lo que ya os he dicho que me encanta, así se queda todo el semen pegado a las paredes de la garganta y baja poco a poco hasta el estómago, dejándote unos sabores raros pero muy agradables.

A los que leáis esto, os digo lo que ya dije en otro relato. Dejad (mujeres y hombres) que las pollas entren lo más al fondo que podáis y al salir el chorro de semen, se irá a la garganta. Dejadlo allí y disfrutad de su sabor, y ya llegará al estómago sin prisa. Porque en el sexo, el que tenga prisa que se haga una paja.

Nos sentamos en el sofá y Sylvia me preguntó el por qué yo no me había corrido, y le dije que al estar mis manos acariciándola y con su polla, no me había podido masturbar yo y por eso, pero que era muy feliz haciendo que ella se hubiese corrido y le hubiese gustado. Sylvia me dijo que tenía aún mucho que aprender y que por eso, me estaban haciendo todo ese “recorrido sexual” de aprendizaje. Tenía que sentir el placer con la mente, masturbarme solo con deseo y sin manos, adentrarme totalmente en lo que estaba haciendo con otr@s y así también yo podría correrme sin necesidad de que nadie, ni yo misma, me procurasen placer corporal.

El centro del placer está en la mente y si yo controlase esos sentimientos, esas sensaciones, esa simple mamada y todo el placer que yo quería transmitir al mamado, harían que yo me corriese de su propio placer. Hacer disfrutar a los demás, era otra forma distinta de mi propio placer, y poco a poco, aprendería a controlarme en mis deseos, sentimientos, y podría retardar o acelerar mis propias corridas. Sé que a muchos esto que cuento os parece raro, lo leo en vuestras cartas (¡gracias por escribirnos!) pero todas estas experiencias me fueron muy útiles, y a mi vez, las he ido transmitiendo, haciendo felices a otras personas que han ido aprendiendo y gozando a la vez.

Nos acariciamos las dos, nos besábamos lentamente y a mí me atraía mucho ese cuerpo de mujer, con una verdadera polla de hombre, aunque no fuese muy grande. Sylvia quiso masturbarme para que me corriese yo, y mientras con una mano me acariciaba, con la otra me la metía en la entrepierna y jugaba con mi sexo con verdadera maestría, y yo veía que su polla empezaba a crecer nuevamente, así que también le devolví las caricias, y los besos se hicieron más profundos. Sylvia me dijo que pensara en otra cosa y no en lo que estábamos haciendo, y así mi deseo se iría ralentizando y la masturbación duraría más, con lo que eso significaba de aumentar mi placer  (y el ajeno) y así lo hice. Os lo creáis o no, empecé a repasar la cesta de la compra y una serie de cosas que habíamos hablado esa mañana Toni y yo, con lo que mi mente estaba en otra cosa, pero notaba intensamente el placer que me daba Sylvia, quien tenía la polla recta, dura, hinchada y pidiendo guerra, y claro ¡si los indios piden guerra, el 7º de caballería ataca!

Y eso hice yo, me levanté, junté sus piernas, me senté de espaldas sobre ella y me la metí en el culo, cogiendo la mano de mi amiga travesti y poniéndola nuevamente sobre mi coño que ella empezó de nuevo a acariciar. Era una pasada, tenía una mujer detrás de mi clavándome sus tetas en mi espalda, y sin embargo, una magnífica polla estaba clavada en mi culo. Ahí rompí mi cesta de la compra y me dediqué a darme placer y dárselo a Sylvia que al igual que yo, ya jadeaba. Tuve una muy buena corrida pero Sylvia no dejó de darme más placer, yo me retorcía y al mismo tiempo, notaba como de vez en cuando paraba ella un poco para retardar su corrida, me vine otras dos veces y de repente con sus dos manos agarró mis tetas de forma salvaje empujando su polla como si me la quisiera sacar por la boca y se corrió totalmente dentro de mi culo.

Estuvimos unos momentos quietas y cogió unas toallitas que tenía allí, nos limpiamos y me cogió de la mano y me llevó al dormitorio donde nuevamente hicimos un derroche de sexo y de placer. Yo, una puta en ciernes, estaba recibiendo lecciones directas de una puta de verdad y que además era una travesti y que causó en mi una verdadera alegría porque no había tenido nunca relaciones con ninguna. Hoy día sigo teniendo relaciones no solo de sexo, sino de profunda amistad con Sylvia, y salimos de compras, o al cine, o simplemente a tomar unas cañas y hablar de nuestras cosas. Y también con otras travestis que he ido conociendo con los años.

Cuando ya me estaba vistiendo después de una buena ducha, Sylvia llamó a Silvia (la esposa de Ramón) para decirle que ya habíamos terminado (casi las 12 de la noche) y Silvia me dijo que tenía ahora que ir al Hotel “xxxxx” y preguntar en recepción por la habitación de Don xxxxx  xxxxx. Os podéis imaginar que eso no me hizo ninguna gracia, una cosa es que me envíen a una habitación determinada (a su número) y otra que tengas que preguntar por un nombre en recepción, lo que inmediatamente me asociarían con una puta profesional, pero eso me dijeron que hiciese y eso hice.

Como era tarde, cogí un taxi desde la misma calle (Sylvia no me quiso dejar llamar a un taxi desde su teléfono riéndose) y tal y como iba vestida y dando la dirección de un hotel, el taxista pues eso, me tomó por puta y cuando estábamos a punto de llegar, me dijo que si le hacía una mamada me perdonaba la carrera. Esa noche le pagué la carrera con dinero, pero otras muchísimas noches me ha salido gratis… y ya sabéis por qué y cómo. Al llegar a recepción, me atendió el recepcionista que estaba hablando con un guardia de seguridad y al preguntar por ese Señor, me dijo que me lo diría si le hacía una mamada… y se la tuve que hacer detrás del mostrador, y cuando iba a salir del hotel casi hora y media después, se la tuve que hacer al securata ¡joder y luego presumen del buen servicio de habitaciones! Casi he mamado más pollas en recepción y con los securatas, que en las habitaciones. Total, que con la boca llena del semen del recepcionista, subí a la habitación, tuve sexo con un señor maduro y gordo que no conocía, me lo pase bastante bien y a él se lo hice pasar mejor.

Durante los otros días que me tocaba ir a casa de Silvia y Ramón, el procedimiento era el mismo. Llegaba, tenía sexo con los dos y con el pollón de Pepe para dilatar bien mi culo, me enviaban a un piso particular (nunca me decían qué piso era) o a un hotel sin número de habitación, lo que se repetía tres o cuatro veces por tarde-noche, y al volver a casa de Silvia para pasar el resto de la noche, sexo salvaje otra vez con los dos y con algún invitado especial, y con lo caliente que yo llegaba, pues ¡qué voy a deciros que no imaginéis! El sexo era realmente animal y gozábamos como bestias. El brazo de Silvia ya hacía fisting con mi coño y me lo introducía hasta el fondo haciéndome correr una y otra vez y mi culo ya estaba muy dilatado y me entraban unos consoladores tremendos, poco faltaba para que el brazo de Silvia entrase en mis dos agujeros y el placer era inenarrable.

¡Deseaba como loca tener dentro de mi el brazo no de Silvia, sino el de Toni! y exigí que fuese él quien primero me lo introdujese en el culo. Me fui convirtiendo poco a poco a lo más parecido posible a una puta pervertida-ninfomaníaca, ya que la única diferencia era que yo no cobré ni una peseta. Me hice sumamente atrevida, exhibicionista sin pudor, me llamaron la atención en el trabajo por vestir como puta en el trabajo y se me abrió un expediente (el único de mi vida), y eso me enseñó a separar mis dos vidas.

Toni “flipaba” conmigo, y por una parte no entendía mis avances (recordad que no le podía contar nada de lo que hacía) pero por otra parte, los compartía y se partía de risa cuando salíamos a cenar, bailar o tomar unas copas y yo me ponía a ligar con el vecino o vecina de mesa, o invitaba a bailar a un tío bueno, o a una mujer que simplemente me mirase un par de veces. Por lo que como os decía antes, terminábamos las noches haciendo tríos, intercambios o incluso pequeñas orgías de 6-7 personas. Nuestro piso parecía realmente un puticlub y nos lo pasábamos de miedo, ante el asombro de nuestros vecinos, algunos de los cuales formaron luego parte de nuestros placeres, como también os he dicho.

Una vez pasados estos "segundos" 8 días de follaje “exterior” y amaestramiento, Silvia se reunió conmigo y también estaba presente Rosa, aquella mujer que había dicho en el chalet, que yo era la puta que ella quería tener, y me preguntó cómo me lo había pasado en esas 16 sesiones (ya sabéis, tandas de 8 y 8) y si lo dejaba o si me metía en las otras 8, que eran ya las finales y que iban a ser muy duras para mí. Yo no lo pensé ni un segundo y dije sí. Así que Silvia pasó el testigo a Rosa y fue esta quien habló:

  • (Rosa) Pues bien, ya que quieres seguir en tu perversión sexual, estos 8 días se van a dividir en dos momentos: A) a partir de ahora serás realmente puta. Pasarás las tardes y las noches en una casa barata de masajes, y a disposición de quien te pague por los servicios que les prestes y follarás tanto en la misma casa, como en salidas que tengas que hacer a pisos y hoteles, pero no lo olvides, ahora ya no será con gente “amiga”, sino con gente que si te conoce contará a todo el mundo que eres una puta y que ha follado contigo por dinero, y B) nos gustó mucho tu forma de ser masoquista en la noche que te conocí, por lo tanto, te someteremos a prácticas masoquistas para hacerte sumisa y que no pongas nunca pegas a nada que se te indique, naturalmente no tendrás señales ni se te producirá sangre, ni por latigazos ni nada parecido. Y además, te enseñaremos a follar con animales y así, además de bisexual, serás zoofílica, lo cual gusta a muchos clientes que te pagarán muy bien. Los dos últimos días, que serán fines de semana completos para orgías, también harás cine porno y tú elegirás la temática entre las que te ofrezcamos. Te haremos unos tatuajes y así, entre el porno y los tatuajes nada decentes ni discretos, quedarás marcada para siempre ¿Alguna pregunta?

No me importaba nada el ser puta, ya había experimentado esos sentimientos con estos últimos 8 días, aunque no había cobrado nada y me gustaba la idea de ser poseída por quien pagase y al ser una puta barata, serian muchos mis clientes diarios. Sin emoción, ni pasión, ni gusto, simplemente follar porque te pagan para ello, y complacer al máximo a quien lo hace ¡al fin y al cabo es lo que hacía y lo que me gustaba hacer!, pero ¿sumisa y con animales?

Encendí un buen puro de los que allí tenía Silvia y empecé a pasear por el salón. Paseaba, me paraba, me iba a la ventana para ver la calle… y mientras, pusieron un video porno con mezcla de sadomasoquismo y zoofilia. De vez en cuando me paraba y lo miraba, o lo miraba desde la ventana, y así transcurrió más de media hora sin que nadie hablase, hasta que vi a un pony follarse a una mujer. Me acerqué a la mesa, cogí el mando y rebobiné hasta unos pocos minutos antes de que se la metiese por el coño. Vi como cogían a la mujer y la tumbaban sobre una tabla y le ataban los tobillos para dejarla fija, vi como otra mujer acariciaba y masturbaba al animal y como esa polla gigantesca iba cogiendo tamaño y dureza; metieron a la chica debajo del pony y como la misma chica se separaba los labios vaginales para dejar bien amplio el agujero de su coño, y como la otra chica le acercaba esa polla al mismo agujero bien abierto, la dejaba en el borde y la misma chica de la tabla se la cogía con las dos manos y se la metía dentro de su coño.

La otra chica empujó un poco más al animal hacia delante y esa inmensa y gigantesca polla se metió dentro hasta el mismo fondo. Al animal lo habían excitado y los embates del pony eran fuertes. A todos los mamíferos nos gusta follar y el no era una excepción, pero yo estaba mojada deseando ser yo esa chica que no paraba de moverse clavada por esa polla, mientras su compañera masturbaba al pobre animal. La chica follada se corrió entre espasmos y agarrándose a la tabla, hasta que unos minutos más tarde, una auténtica explosión de leche salió en todas direcciones desde su coño. Leche y más leche.

Instantes después, la otra chica apartó a su compañera del pony y se acercó a sorber esa leche del coño de su amiga. Me di cuenta que me estaba masturbando yo sin parar, pero también lo hacían Silvia y Rosa, y en ese momento, me di cuenta que hubiese pagado lo que fuese por poder estar clavada por pollas así, y poder mamar una polla con esa cantidad de leche como lo estaba haciendo ahora la del video. Tuve una gran corrida (y otras dos antes) y les dije:

  • De acuerdo, seré vuestra y haré lo que me digáis. Si sangro un poco azotándome no importa, pero señales permanentes ¡ninguna! Me estáis educando bien, muy bien. Ya no me importa nada excepto satisfacer todos mis deseos sexuales y los de mis clientes y amantes. Y por supuesto, podéis tatuarme dónde y lo que queráis.

Y así fue. El siguiente martes me presenté a la casa de masajes que me dijeron, con ropa “especial” para estar allí y de repuesto, por si acaso. Habían 8 chicas preciosas, jóvenes y altas, y me dijeron que en total trabajaban allí 19 y todas éramos casadas. En esta casa solo se admitían chicas casadas y con la alianza puesta, porque los clientes pagaban mejor el follarse a una casada y el poder insultarlas a ellas, y a sus maridos por cornudos y deseaban poder vernos por la calle con ellos, o de compras, o en un restaurante, y así poder tratarnos de putas delante de quien fuese. Realmente me he encontrado con muchos clientes/as a lo largo de estos años y no ha pasado nada, incluso le he dicho a Toni, que con ese o aquella me había acostado y ya está. El primer día tuve 2 clientes en la casa y una salida a hotel

¿Qué sentí? Pues nada especial y eso me gustó; estaba aceptando muy bien mi papel y tenía muy asumido que era puta y ahora solo deseaba ser la puta total que Toni tenía en su cabeza. No olvidéis que de todo esto Toni no sabía nada ya que todas estas cosas estaba prohibido contarlas hasta que terminasen mis 24 sesiones completas, y es entonces cuando le podría contar mis aventuras. Y lo peor de todo, es que en esos momentos, lo que el pensase, me importaba un higo. Así de claro. Yo ya me había entregado a una vida viciosa y depravada y jamás la abandonaría.

El jueves seguí con lo mismo, 2 follajes en la casa pero 3 salidas de hotel (había una Feria de algo) y me gané mis primeros extras que eran 100% para mi, pero el martes siguiente, me llevaron al chalet de Ramón y Silvia y me bajaron al sótano, que las veces anteriores nunca vi. Pude contemplar con toda amplitud y detalle, el habitáculo sadomasoquista perfectamente surtido que tenían. Miré a mi alrededor y con total frialdad, sin importarme nada de lo que me pudiesen hacer, y para asombro de ellos, me fui desvistiendo lentamente. Me quedé totalmente desnuda excepto los zapatos de altos tacones (siempre me han querido ver así, desnuda pero sobre tacones altísimos y lo más finos posibles) y Silvia me puso por detrás, una correa de cuero con pinchos y argollas en el cuello que apretó bastante, y como era ancha, me obligaba a tener el cuello recto, como si fuese una orgullosa señorita repipi del siglo XIX que vemos en el cine. Y tuvimos (más o menos) esta conversación:

  • (Ramón) Mira Amparo, vas a ser golpeada, sodomizada, azotada, llenada de agujas, vas a beber nuestra orina y limpiar nuestros culos con tu lengua y nuestro pastor alemán va a gozar de ti mientras se la mamas y te folla, y por supuesto, estos días tus agujeros van a ser ampliamente dilatados y como tú quieres que sea tu marido quien sea el primero en meter un brazo dentro de tu culo, así se hará, pero Pepe y yo meteremos nuestras dos pollas en tu culo simultáneamente y si te lo rompemos te jodes. Y como somos sádicos muy modernos, aquí no verás látex, ni máscaras, ni chorradas de esas, así podrás mirarnos a la cara o cerrar tus ojos. Tú elijes.

Y terminando de decir eso, un fustazo tremendo en mi culo me hizo ver más estrellas de las que hay. Durante unos minutos, con la fusta y un látigo de varias tiras, mi cuerpo fue azotado desde las rodillas hasta las tetas que no se libraron. Allí estaban Silvia y Ramón, una mujer llamada Carmen, y otros dos hombres desconocidos pero altos, robustos y con pinta de mala leche. Carmen era quien me había dado el primer fustazo, y Manuel los latigazos. No quisieron atarme y confiaron en que no me movería del sitio donde me había quedado parada, solo me ordenaron que levantase los brazos, cruzase mis manos y las dejase apoyadas en la cabeza y así lo hice.

La verdad es que el dolor me invadía y los ojos los tenía húmedos, pero me prometí que no haría muecas de dolor ni lloraría. A lo largo de esas sesiones, lo primero no lo pude cumplir, pero para sorpresa mía y de todos, no lloré ni un solo día, y mi mirada se hacía cada vez más desafiante, lo que cabreaba sobre todo a Carmen, que era una auténtica maestra en el sadismo y la utilización de la fusta. Sobre todo cuando se ponía de perfil a mí, levantaba la fusta lentamente y de repente, su brazo bajaba con una rapidez increíble y golpeaba mis pezones. Sabía hacerlo de uno en uno y los dos en paralelo.

El dolor no lo puedo explicar, pero a cada golpe mis rodillas se doblaban un poco, y más de una vez me mareaba profundamente. Mis pechos fueron atados, llenados de agujas, azotados y golpeados con las manos de fuera a dentro y de dentro afuera. Muchos días no podía apoyar mi culo en el coche que me llevaba, no a casa, sino al trabajo. Al igual que cuando trabajaba de puta, tenía que llevarme ropa para ir directamente a la oficina, con lo que iba más tapada que si me hubiese comprado “un burka” en Afganistán, porque mi cuerpo estaba totalmente rojo-amoratado por los golpes y no era cuestión que me viesen así en la oficina.

Cuatro tatuajes a todo color empezaron a decorar mi cuerpo. Uno en el omóplato derecho. Otro, una Victoria de Samotracia de unos 15 cm de altura entre mis tetas y con sus alas tatuadas sobre ellas. Y dos, decoraban la parte central de cada uno de mis glúteos. Imposibles de esconder ninguno de ellos.

Unos días en el prostíbulo, y puteando por pisos y hoteles, y otros en el sótano del chalet siendo sodomizada durante horas, me moldearon perfectamente. Y llegó el último día y ese fue especial, tan especial, que invitaron a presenciarlo a mi marido, pero con la condición de que el pobre Toni solo mirase y se callase; no fue muy largo, solo que Pepe cumplió la promesa que me hizo 3 meses antes. Estuve follando con todos, aguantando la lluvia dorada, lamiendo culos, y ya de madrugada, Ramón me dijo que me preparase. Me cogió, me llevo a un camastro y me tumbó de rodillas culo arriba, y por primera vez, ató la correa de mi cuello a la cama para que no me moviese.

Pronto noté que la polla de Pepe entraba en mi culo extraordinariamente dilatado ya, era ligeramente más gruesa que la de Ramón pero más corta, y noté como unas manos (las de Carmen y Silvia) me agarraban el culo y separaban mis glúteos, con lo que me imaginé que también Ramón me iba a penetrar por ahí y me preparé para lo peor y así fue. Se puso detrás de mi ligeramente arqueado y noté como su gruesa y larga polla se intentaba meter en el mismo agujero que ocupaba la de Pepe. Tragué saliva y aguanté, lo intentó no solo una vez, sino tres o cuatro, y de repente, su cabezota se instaló en mi intestino.

Era como un cuchillo cortándome el culo, no me imaginaba la dilatación que necesitaban aquellas dos pollas, pero ya tenía dentro de mí una, y la otra se había abierto camino… y poco a poco avanzaba en mi interior, mientras el dolor y un calor y mareo tremendo me invadían. Poco a poco empezaron a moverse las dos pollas, y la de Ramón penetraba más y más hasta que la tuve toda dentro de mí.

Al darse cuenta los dos, empezaron un mete y saca alterno que demostraba que mi culo no era el primero en el que entraban esas dos pollas, sabían conjuntarse y yo empecé a olvidarme del dolor para concentrarme en el placer, un placer que hasta entonces no había tenido y que empezaba a volverme loca. Las dos mujeres se pusieron delante de mi cara y mientras Silvia me meaba, Carmen se estaba masturbando y yo me iba corriendo una y otra vez, hasta que Ramón se corrió con un gran grito de placer y minutos más tarde lo hacía Pepe llenando mi intestino con sus leches. Yo no pude más y me dejé caer sobre el camastro, pero vino Carmen, me separó los glúteos y metió una parte de su mano en mi culo diciendo:

  • Ya ves puta, mi mano ya cabe en tu culo y no te la meteré más, eso lo dejo para el cabrón de tu marido, pero la próxima vez que nos veamos aquí o donde sea, te juro que te meteré mi brazo hasta el codo y te lo follaré hasta agotarme. Toni, ven aquí y sé el primero en follarte a tu mujer con el brazo.

A esas alturas Toni ya estaba preparado para hacer lo que quisiera conmigo. Durante todos estos días de mi aprendizaje sexual extremo que duraron 3 meses, Toni no solo me había visto cada día más libre y hambrienta de sexo, sino que apreciaba mis avances de sexo libre y totalmente entregada a satisfacer a mis amantes. Mi vida sexual con mi esposo se había convertido en algo impensable hacía unos meses y nuestras relaciones sexuales eran constantes y de una verdadera locura de placer.

El único problema era tener las sábanas limpias ya que os podéis imaginar cómo las dejábamos y la compra de sábanas nuevas era continua, seguro que con el agradecimiento de las tiendas. Y durante las sesiones de azotes, nunca me preguntó directamente, solo me dijo el primer día si las marcas que veía eran voluntarias o forzadas, y al verme sonreír, se calló. Así que se acercó Toni a mí, me enseñó su brazo izquierdo, se quitó el reloj de la muñeca y dijo:

  • Ya sabes cariño que soy diestro, pero en esta mano llevo el anillo de casado y quiero que vea el fondo de tu culo ¡Bésalo puta, que tú me lo pusiste en la Iglesia en el dedo!

Besé el anillo y le miré un poco forzada, recordad que estaba mi cuello atado a la cama, se acercó a mi culo y al ver el agujero que las pollas de Pepe y Ramón me habían dejado, dijo algo así como:

  • Joder! Nunca me imaginé que llegarías a tener este agujero, pero ahora que lo tienes, lo vamos a aprovechar todos y no dejaré jamás que se estreche o se cierre.

Carmen le dio un fino guante de látex que se puso, y noté como su mano empezaba a meterse en mi culo y me preparé, poco a poco, su mano primero y luego su brazo, empezaron a entrar en mi intestino. Todo él y mi estómago empezaron a revolverse y el roce de su mano-brazo en mi intestino tensado y dilatado, me producía un efecto molesto más que doloroso, y yo empezaba a encontrarme más inquieta y para tranquilizarme un poco, me empecé a masturbar. Toni preguntó a los presentes hasta qué profundidad podía meter su brazo, y ellos le dijeron que hasta el codo… o si prefería hasta el hombro. Mientras no encontrase ningún obstáculo, hasta allí. Y cuando su largo brazo estaba ya casi en el codo, lo empezó a meter y sacar para follarme con él.

Primero lentamente, con miedo tanto él como yo y luego, a gritos de los demás, su brazo se convirtió en una polla bestial que entraba y salía como quería, y yo empecé a obtener enorme placer de las dos partes, de mi masturbación y del salvaje enculamiento a que estaba siendo sometida y que hacía que mi cuerpo se fuese a todas partes, pero con el cuello atado en el camastro… y empezaron a venirme las corridas, una detrás de otra, hasta que Carmen, que estaba totalmente salida, le dijo a mi marido que ya no aguantaba más y que ella también quería meter su brazo, y le dijo que no se quitase el guante y que me lo pusiese en la boca para que se lo limpiase bien. Mientras limpiaba con mi boca todos los excrementos que habían salido con el guante y se lo iba dejando limpísimo, tragándome toda la m.... el brazo derecho enguantado de Carmen entró en mi culo sin más problemas, pero… Carmen si era una experta en este tema y su mano enguantada se movía por las paredes intestinales logrando unas sensaciones de placer brutales y desconocidas para mí.

No me hizo falta masturbarme para conseguir placer y correrme, los movimientos de Carmen y los rozamientos intestinales que me producía, eran más que suficientes, y así estuve hasta que Carmen se cansó, y entonces invitó a hacer a mi marido lo que ella llamó “dúplex”; ella unía su mano derecha a la mano izquierda de Toni que antes me había penetrado y así, unidas las manos, intentarían meter los dos brazos en mi culo. Yo protesté y empecé a mover el culo y las piernas para impedir esa salvaje penetración, pero Ramón y Silvia empezaron a darme fustazos en el culo y muslos con fuerza para hacerme daño y me quedé quieta y dolorida y lo peor, es que Toni no solo no decía nada, sino que apoyaba el deseo de Carmen, y antes de que me diese cuenta, mi culo fue enormemente dilatado por las dos manos enlazadas. Grité como posiblemente nunca había gritado jamás y Silvia me colocó una mordaza, las manos unidas de mis folladores anales entraban lentamente, pero entraban, y ya podéis imaginaros la dilatación de mi ano y la tensión de los músculos.

Empecé a marearme del dolor mientras seguían entrando las dos manos, pero cuando ya estaban dentro de mi hasta un poco detrás de las muñecas, la propia Carmen aconsejó a Toni que no me metiesen más porque, a pesar de mi gran dilatación, en el anillo anal se estaban abriendo una pequeñas grietas sangrantes y eso podría ser peligroso, esperarían unas semanas a que yo dilatase más, así que dejaron sus manos dentro de mi hasta las muñecas, y tanto Carmen como Toni, abrían y cerraban sus manos dentro de mi intestino, lo que lo dilataba extraordinariamente consiguiendo en mi efectos desconocidos.

Cuando los dos se cansaron, sacaron sus manos, lo que me produjo ya un sopor cerebral y me desplomé totalmente sobre el camastro. Entre Silvia y Pepe me levantaron el culo, Toni me separó los glúteos y Carmen hizo de mi pobre culo unas extraordinarias fotografías a todo color. He visto simas en la Televisión con una entrada mucho más estrecha que mi pobre culo ¡joder qué culo me habían hecho en tan pocos meses!

Silvia y Carmen me llevaron un rato más tarde a la ducha, me dieron un buen baño y con todo mi cuerpo dolorido, me pusieron frente a un espejo para que me viese yo misma cómo tenía mi cuerpo de los fustazos, latigazos, pinchazos y todos los “azos” que queráis poner, mientras Ramón me sacaba más fotografías. Me pusieron crema para el anillo anal que sangraba (y también desde dentro), sacaron unos sándwiches para comer, bebida y unos buenos puros. Descansamos alrededor de una hora y luego Toni me llevó a casa, pero antes me preguntó Silvia delante de todos:

  • Bien Amparo, te felicito. Has terminado con matrícula tus 24 días de aprendizaje sexual y ahora debes decidir tu futuro. Por una parte, ya eres una de las mujeres más liberales, viciosas y putas de Valencia sin nada más especial, pero por otra, Rosa te ofrece una doble oportunidad: A) y es que además de ser como te he dicho antes, trabajes realmente de puta con ella. Dos o tres tardes a la semana estarás fija en su club, desde las 17 hasta más menos las 24 horas, y también estarás a disposición de ella hasta la 1 de la madrugada, si la llaman de algún hotel, así que si te has acostado, o estás follando con tu cornudo marido, o estás durmiendo, te lo dejarás y te irás donde te mande para aumentar tus ingresos y los nuestros, y naturalmente para incrementar los cuernos de Toni. Y B) la otra oferta es estar todos los fines de semana que seas necesaria, disponible las 24 horas para trabajar en orgias y gang-bangs, y en perversiones zoofílicas lujuriosamente pervertidos y depravados y en cualquier sitio de España, donde mejor te paguen ¿Qué decides, lo primero, o lo segundo? Y por supuesto, harás todo el porno que se te proponga. Y no olvides jamás que desde ahora, la dueña de tu cuerpo eres tú, no Toni, por lo tanto, decides tú qué hacer con ese cuerpo.

Y yo, sin pensármelo dos veces, dije que me había preparado para ser puta y quería trabajar de puta, y que no me importaba que me reconociesen o lo que fuese. Ni tampoco cuantos hombres me iban a follar en las orgías o los gang-bangs. Y si a Toni no le gustaba que me fuese de casa a follar con otros, que no me hubiese metido en este mundo. Acepté las tardes-noches de los viernes y todas las tardes-noches de los días vacacionales. También fines de semana, aprovechando los viajes de trabajo de mi marido, ya que me habían ofrecido varias veces el poder irme un fin de semana completo con un cliente de viaje, sobre todo para presumir y que la gente viesen cómo el hombre ese (generalmente viejo, gordo, bajito o nada “bueno”) era capaz de ligarse a una hembra como yo y comérsela a besos delante de todos, mientras sus manazas recorrían sin escrúpulos ni pudor todo mi cuerpo en cualquier sitio público.

Por supuesto, siempre que se pagase muy, pero que muy bien, e incluso más que bien, y además tenía yo el acicate de ser señalada como una mujer guarra y amoral, y era que en todos los locales me podían ver haciendo locuras con esos clientes todo tipo de personas, incluyendo camareros, clientes, amigos y cualquier tipo de parejas que me podían reconocer sin problemas.

Es más, deseaba ser reconocida. Haría todo el porno depravado que me ofreciesen. Me iba a poner más tatuajes y algunos piercings nada discretos, gruesos y pesados. Y no solo eso, sino que iba a dejar de tomar anticonceptivos, ya que desde hacía unos meses, podía de nuevo quedarme preñada. Deseaba quedarme preñada y abortar o parir, siempre que lo desease. Mentalmente ya llevaba tiempo pensándolo, deseaba tener, al menos, un hijo o mejor una hija, de mis clientes de puta que me recordase siempre mi vida y mis placeres.

Y por otra parte, pensábamos comprar un chalet en las cercanías de la ciudad, discreto y aislado, para poder tener unos perros y un poni para satisfacer mis necesidades y vicios sexuales, e incluso poder rodar porno allí mismo. Por eso acepté, solo una semana más tarde, rodar en el chalet de Carmen tres pelis porno, una sadomasoquista, con latigazos y enormes consoladores invadiendo mis agujeros, y dos de zoofilia.

Mi vida pues estaba decidida. No solo iba a ser una puta pervertida, sino que no me iba a esconder ni a evitar que todo el mundo lo supiese… importándome una mierda mi reputación o la de mi esposo. Realmente y en todos estos años, nos lo hemos pasado los dos muy bien, yo he realizado todos mis deseos y fantasías y he podido cumplir con todas las fantasías y deseos de mis clientes, que os aseguro son inimaginables, pero muy satisfactorios y económicamente rentables. Como podéis imaginaros, antes de una año abandoné mi trabajo y me dediqué plenamente al mundo del sexo.

Y tenemos tres maravillosas hijas que llevan el apellido de Toni, solo una es seguro de mi marido, y las otras dos son de... ¡a quien le importa! Son maravillosas, pervertidas, y casi tan putas como yo. Aunque quién sabe, aún son jóvenes y pueden hacer prodigios... Ah! El chalet que tenemos y muchas cosas más, las he pagado totalmente con mi cuerpo ¿no es una pasada?

Y ahora ya lo dejo. En el próximo y posiblemente último capítulo, os contará Toni su parte de todo esto, como lo aceptó y cómo lo vive.

Besos a tod@s, gracias por todas vuestras cartas. Os quiero.

Amparo