Sexo sin barreras matrimoniales - XI

Cuando mi esposa, sonriendo, separó sus glúteos para que yo viese el enorme agujero que la gruesa polla de Pepe le había hecho al follarla tan salvajemente, y cómo desde ese cráter anal salía su espeso y abundante esperma, supe que ya nunca abandonaría su nueva vida sexual. Nuestro matrimonio ya no era de dos.

Hola amigos/as, otra vez aquí con todos vosotros para continuar relatando el cambio mental y sobre todo sexual de mi esposa, que de ser una mujer recatadita y miedosa, pasó a ser una grandísima puta que aún sigue siéndolo, para el perfecto placer de nosotros dos… y naturalmente de todos nuestros amantes, aunque son más los suyos que las mías. Os dejé en el Capítulo IX con la frase de Rosa a Silvia sobre mi esposa:

  • Me la quedo. Amparo es la puta que andaba buscando.

Yo ya no pude más, esa noche nos habíamos meado dentro de ella, había limpiado con su lengua varios culos, nos la habíamos follado por todos sus agujeros, le habíamos destrozado el culo sobre todo con la enormemente gruesa polla de Pepe, le habíamos dado fuertes bofetadas en sus tetas, nalgas y muslos que estaban enrojecidos y casi morados. Estaba delante de mí, tumbada en el sofá, borracha, totalmente sucia, maloliente y horrible en todos los aspectos y yo quería saber ya de una vez, el porqué de todo esto y el acuerdo entre mi mujer y Silvia, para ir todavía más allá desde hoy mismo. Así que me encaré con Silvia y tuvimos esta conversación:

  • Vamos a ver Silvia si de una puta vez me decís que está pasando, ¿por qué mi mujer ha aguantado todo esto?, tú dices que es el principio de su depravación, y encima dice Rosa que esta es la puta que andaba buscando y que la quiere ¿qué coño es todo esto?

  • (Silvia) Mira Toni, tal y como está Amparo, esta noche os quedáis a dormir aquí como estaba previsto. Entre todos nosotros ahora la limpiaremos, la curaremos y ya verás cómo mañana está mejor. Y con tranquilidad, estando presente y despejada, tu mujer te lo explicará todo y lo que no entiendas te lo explicaremos nosotros ¿vale?

  • (Rosa) Yo solo he querido decir que a mí me han invitado a participar en esta orgía especial para conocer a tu mujer, como he ido conociendo otras durante años, sus ansias de sexo y si podría ayudarla en todo lo que ella quiere. Por eso he dicho sí, que me gusta su vicio y que la quiero ayudar para pervertirla sin limitaciones. Tienes una esposa muy especial, hay muy pocas mujeres que aguanten lo que ella ha aguantado esta noche, y dentro de unos meses, cuando esté bien entrenada, te aseguro estarás casado con una de las mayores devoradores de sexo que he conocido y por eso, porque sé que a ti te gusta que tu mujer se libere sin limitaciones, te doy mi enhorabuena por la puta con la que te has casado y con la fuerza que la has animado a ser como es.

Dicho esto, Rosa se marchó a su casa. Cogí a mi esposa en brazos y la llevamos al baño caliente que Silvia le había preparado, la metimos en la bañera, la enjabonamos y limpiamos bien de arriba abajo, especialmente su coño y culo que aún choraban semen y que estaban inflamados, sobre todo su pobre culo lleno de grietas y con sangre coagulada. Una vez seca, la entramos en una habitación con cama de matrimonio grande (en realidad todas las habitaciones estaban así) y entre Ramón y Silvia le pusieron una pomada especial que tenían y me dijeron que no me preocupase, que su culo estaba brutalmente dilatado al máximo, pero no roto y que en pocas semanas, tendría un culo tan dilatado como el de ella (el de Silvia) y no sufriría ya esos dolores de pollas como la de Pepe, que le podrían meter dos pollas al mismo tiempo y hacer fisting y me enseñó su culo del que no me había fijado a pesar de haberlo follado, y me asombré de su tamaño.

Desde luego, si a mi esposa le dilataban el culo así de grande, también podrían meterle un piano sin problemas. Me acosté a su lado y dormimos durante varias horas. Al despertar noté un aroma a café bien cargado y oí unas voces, y como Amparo seguía durmiendo me levanté, me puse los pantalones y la camisa y salí a la cocina. Allí estaban Silvia y Ramón preparando el desayuno aunque ya casi eran las 12 del mediodía. Nos saludamos, nos sentamos y desayunamos que la verdad nos hacía falta, yo al menos estaba hambriento y viéndoles como comían, ellos también lo estaban.

Estuvimos hablando un rato y mientras Ramón proponía hacer una paella entre los dos hombres para los cuatro, apareció Amparo, desnuda, descalza, con cara de sueño y ligeramente mareada, le servimos el desayuno que devoró y luego, ya más relajada, se fumó un cigarrillo, aceptó la idea de la paella, y nos dijo que se iba al baño a ducharse bien y sobre todo a limpiarse la boca de todos los sabores de la noche anterior. Entre los tres limpiamos un poco el salón y los sofás (tenían una chica para eso muy discreta los días laborables pero era domingo y aquello parecía una cuadra) y mientras Silvia iba recogiendo restos de comida y guardando la bebida, Ramón y yo fuimos preparando la paella en el jardín, cosa que salió de maravilla ya que aunque a mí no se me daban mal, Ramón es un verdadero artista, sobre todo, en las proporciones arroz-caldo-tiempo-fuego.

También Silvia entró en el baño para curar de nuevo el culo de Amparo y darle un frasquito con ese ungüento especial para llevarse a casa. Nos sentamos a comer casi a las 4 de la tarde mientras charlábamos de temas intrascendentes y contábamos chistes para relajar la situación. Al terminar ya sabéis, unos cafés bien cargados, unas generosas copas de brandy y unos buenos habanos del nº 1 para los cuatro. Una vez encendidos, se hizo un pequeño silencio y la primera en hablar fue mi esposa:

  • (Amparo) Quiero daros las gracias a vosotros dos (Silvia y Ramón) por esta noche que me habéis dado, pero sobre todo, a Toni, mi marido al que quiero con toda mi alma, el que me ha abierto las puertas totalmente para que goce del sexo, ha sido mi maestro y me ha preparado para ser una mujer totalmente sexual ¡Gracias Toni, te quiero! No sé si esta noche he demostrado ser la mujer de la que te hablé Silvia, o si os he defraudado, he estado muy en éxtasis, borracha y dolorida, y al final casi no me enteraba de nada.

  • (Silvia) Puedes estar segura de que has estado por encima de lo esperado, Si deseas seguir con tu apertura al mundo del sexo, estamos dispuestos a ayudarte todos, incluyendo a Rosa.

  • (Amparo) Pues no se hable más, quiero llegar hasta el fin de lo que me propusisteis.

  • (Yo) Creo que yo tengo derecho a saber qué es lo que habéis acordado, ya que al fin y al cabo, eres mi mujer.

  • (Amparo) Explícaselo tú Silvia, lo harás mejor que yo y con más amplitud.

  • (Silvia) Vamos a ver Toni, tu mujer ha pasado por una situación personal de la que no vamos a hablar porque precisamente tú la conoces de sobra, y tú siempre le has propuesto que sea una mujer totalmente abierta al sexo tanto con hombres como con mujeres, pues bien, Amparo ha aceptado este reto y quiere ser una mujer sin ningún tipo de limitaciones sexuales. No solo quiere hacer intercambios de parejas o cosas sencillas por el estilo, quiere dominar todas las técnicas sexuales posibles incluyendo variantes viciosas sadomasoquistas y hacer que cuando esté con un hombre, o una mujer. o incluso follando con animales, todos terminen agotados y satisfechos, deseando cuanto antes, volver otra vez con ella ¿te parece bien por ahora?

  • (Yo) Por ahora vais bien, pero ¿qué es lo que tenéis que hacer con ella que no pueda hacer yo también?

  • (Ramón) Precisamente lo único que puedes hacer es mantenerte al margen. Por experiencia te digo, que al principio de un desarrollo total sexualmente vicioso de una mujer, quien más molesta es su pareja por aquello del miramiento conyugal. Lo que vamos a hacer con tu mujer, entre otras cosas, es que “pase” de ti, que para ella lo único importante sea ella misma y su entrega sexual al mundo, pero para eso, tú, como hace años hice yo, solo podemos darle ánimos y ayudarla… estando al margen de su libertad.

  • (Silvia) Se que no te gusta pero es lo mejor.

  • (Amparo) Hazlo por mí, yo deseo ser mucho más que una puta para ti y para todos.

  • (Yo) Bien, si eso es lo que deseas adelante, ya me diréis que voy y que vas a hacer.

  • (Silvia) En este caso y como tu mujer por las tardes solo trabaja los lunes y miércoles, todos los martes y jueves se vendrá a nuestro piso de Valencia sobre las 17 horas, y allí hará cuanto le digamos tarde y noche. Se traerá algo de ropa a casa porque esas noches no dormirá contigo. Desde las 17 horas hasta la hora de ir a trabajar al día siguiente, será totalmente nuestra. Follará con nosotros y con quien le digamos. Se acostumbrará a follar con gente conocida y desconocida por todos sus agujeros, y sobre todo, se acostumbrará a follar lejos de ti, sin tenerte cerca, ni a la vista y sin pensar en ti. Se portará como una gran puta, pero sin cobrar, así aprenderá a tener hambre de sexo sin preocuparse con quien lo tiene, con el deseo de quedar satisfecha, llena y gozosa. Solo satisfacción sexual sin límites y con mucho vicio. Esto durará 12 semanas, es decir que Amparo será nuestra 24 días, y cuando te la devolvamos no la conocerás. Y otra cosa, si a Amparo no le gusta algo de lo que le ordenemos, volverá a tu casa sin más problemas. Cuando ella diga NO, siempre será no. Y además, tendrá prohibido decirte qué es lo que hace o la devolveremos a casa, no podrá contarte nada de lo que hace, cómo lo hace o con quien lo hace, hasta que terminen los 24 días, así de simple. 24 días con nosotros y el resto de la vida para ti, sus amantes y sus muchos clientes, para que disfrutemos de la nueva Amparo. Y te aseguro que ni ella misma sabe nada de nada en estos momentos, cada día se le dirá lo que tiene que hacer, lo hará y nada más.

  • (Yo) No entiendo nada, dos días a la semana Amparo será vuestra durante 12 semanas ¿y el resto de la semana?

  • (Silvia) Pues el resto de la semana, Amparo sigue siendo tu amada esposa, podrás salir con ella como siempre y follártela mejor que nunca. Y por supuesto, podéis ir a bailar, hacer intercambios o lo que queráis, ese es vuestro problema, el nuestro solo son dos días, martes y jueves.

Yo me quedé pensativo, Amparo apoyó su mano sobre la mía y me dijo mirándome a los ojos:

  • (Amparo) Yo tampoco sé que van a hacer conmigo, pero ten fe en mi, solo eso, confía en mí y en mi entrega a un mundo sexualmente vicioso.

Y entonces yo asentí. Permanecimos un rato en silencio saboreando esos buenos habanos, sirviéndonos otra generosa ración de brandy, y de repente Silvia se levantó, vino hacia mí, se levantó la falda y abriéndome la bragueta me dijo:

  • Cielo, no sé en qué estarás pensando, pero yo no me pierdo una erección como la tuya.

Y efectivamente, tenía mi polla superdura, erecta y con ganas de guerra, así que me la sacó, se volvió de espaldas y se la clavó totalmente en el coño, cabalgando lentamente sobre ella, moviendo sus músculos vaginales y rotando sus caderas. Francamente lo hacía de maravilla, sus manos sujetaban mis piernas para que yo no me moviese, ella era quien lo hacía todo y lo hacía muy bien. Mi polla estaba casi quieta, pero la puta de Silvia me estaba volviendo loco de placer.

Metí mis manos bajo su sueter y le agarré bien fuerte de sus grandes tetas, empujándola para abajo en un intento de clavarla aún más en mi polla. Ella empezó a gemir y vi como mi esposa se levantaba, le daba un beso a Silvia en la boca y se iba a por Ramón, le sacó su polla también dura y se la empezó a mamar, por lo visto aún le dolía el culo y el coño y no se la quiso meter. Silvia tuvo dos corridas, yo me vacié, una vez más dentro de ella manchando mis pantalones de mi propio semen, y mi mujer que estaba siendo masturbada por Ramón, se corrió también, al tiempo que Ramón se vaciaba en su boca y mi esposa se tragaba hasta la última gota de su lechita especial.

  • (Silvia) ¿Ves Toni qué fácil es todo? Yo he visto tu polla dura y me he ido directamente a por ella sin más. Así será tu mujer. Cuando vea una buena polla o unas buenas tetas, un guapo hombre o una estupenda mujer, se irá a por ellos sin ningún problema. No esperará a que nadie diga que se la quiere follar, ella al igual que yo y otras pocas hembras viciosas, queremos ser quienes elijamos a quienes nos queremos follar sin importarnos ni quienes son, ni donde estamos, ni si nuestros maridos están o no están delante, ni lo que opinen los que nos vean. Una buena puta busca el sexo y tu esposa será de las mejores, ya lo veras.

  • (Ramón) Y tu y yo seremos de los mejores cornudos del mundo, te lo aseguro. Así que prepárate para tropezar con tu cabeza en todas partes -dijo mientras se ría-

Nos reímos todos, nos terminamos los puros y el brandy, nos levantamos, y Amparo y yo nos fuimos a casa. Durante el viaje de vuelta, mi mujer estuvo callada y pensativa y al llegar a casa, al pisito antiguo y querido, me dijo:

  • Otra vez gracias Toni. Te recompensaré con toda mi alma. No sé que voy a hacer o qué me van a hacer estos 24 días, pero sé que lo haré, llegaré al final y seré tu hembra llena de hambre. Y ahora fóllame, por favor, fóllame como nunca y por donde quieras.

La cogí en brazos una vez más y la llevé a la cama. Amparo estaba caliente, muy caliente y durante esos pocos metros me llenó de apasionados besos, y al tumbarla sobre la cama la desnudé con prisa, casi arrancándole la ropa, y con la otra mano me desnudaba yo. Su mata de pelo en el coño estaba nuevamente mojada y si ya estaba excitado, eso me excitó más, así que sin más preámbulo, se la clavé de un solo golpe en su chorreante y cálido coño, casi al instante se volvió a correr, cogió mis manos y se las puso en las tetas mientras me decía:

  • Pégame, abofetea mis pechos, mis nalgas, mis muslos, haz lo que quieras conmigo, desde hoy soy tu esclava sexual para cumplir todos tus peores vicios y deseos.

Y yo recordé la noche anterior y como la pusieron de roja, casi morada a base de golpes y no quise quedarme atrás, al fin y al cabo fui yo quien le enseñó. Así que mientras se la clavaba bien profunda, ella empezó a mover sus caderas y yo golpeaba con las manos abiertas sus preciosas tetas una y otra vez, por fuera y por dentro, con las dos manos por el derecho y el revés mientras gritaba de placer y se volvía a correr. Cuando comprendí que yo estaba a punto de correrme, paré un instante y se la saqué volteándola, ella me ofreció así su culo a pesar de su estado, la levanté un poco por las caderas y al abrirle las nalgas vi su anillo anal inflamado y enrojecido, pero con un agujero desconocido de grande.

No me importó, cogí mi polla, la acerqué a su ano tal y como estaba, de un brutal golpe se la clavé hasta los cojones. Amparo se mordió los labios hasta hacerse sangre, y un grito salvaje de dolor se quedó en su garganta. Yo empecé a meterla y sacarla jugando con ella y mi esposa empezó de nuevo a masturbarse, siempre lo hacía cuando se la metía por el culo. No se quejó ni una sola vez, así que para oír sus gritos, la empecé a golpear otra vez en sus glúteos y en sus muslos, cada vez más fuerte y más rápido, su culo y sus piernas estaban totalmente rojas y ella solo se corría una y otra vez. Al final me vacié dentro de su intestino y me derrumbé a su lado. Al ver la sangre en sus labios, me volví a excitar y le puse mi polla floja y sucia de su culo en su boca y le dije:

  • Chupa puta, déjala bien limpia y dura que aún no he terminado contigo.

Una suave sonrisa apareció en sus labios. Metió mi polla en su boca y me hizo una gran mamada, pero en cuanto la tuve dura otra vez, se la saqué, le abrí otra vez sus piernas y se la volví a meter en el coño, mientras agarraba sus enrojecidas tetas y movía todo su cuerpo, de repente, abrió sus ojos como platos y ahogando un rugido de animal salvaje, aplastó su boca contra la mía y hundió su lengua en mi interior mientras tenía la mayor corrida que nunca había tenido. Su estremecimiento duró una barbaridad, era como tener tres o cuatro orgasmos uno detrás de otro y su pasión, su estremecimiento y mi lujuria satisfecha, hizo que me corriese yo de una manera maravillosa.

Fue uno de nuestros mejores polvos de toda la vida. Nos seguimos besando bien abrazados y unos minutos después, nos dejamos caer. Al ver que mi mujer hacía intención de dormirse, la levanté, la llevé al baño, la duché y luego de secarla, saqué de su bolso el tarrito de crema que le había dado Silvia para el ano y se la puse. La verdad es que al ver como estaba de inflamado, abierto, enrojecido y con algo de sangre, me dije que yo era un animal, pero luego pensé que al fin y al cabo si mi esposa iba a ser un animal sexual y mi esclava, su marido y ahora su amo también tendría que estar a su altura ¿no creéis? La tapé, la dejé dormir, me duché, me puse un ligero pijama y me fui al salón, puse un poco de música, me relajé y dejé pasar el tiempo.

Y no me preguntéis que pasó durante esos dichosos 24 días, eso os lo contará Amparo en el próximo capítulo. Solo deciros que tal y como iban avanzando esos días, mi esposa fue cambiando en todo. Su ropa, sus escotes, su maquillaje, sus zapatos, se afeitó el coño y lo dejó como el de una recién nacida. El agujero de su culo se fue haciendo más y más grande y dejando de inflamarse, abandonó su ropa interior (en su oficina le llamaron la atención y tuvo que volver a ponerse sujetador, pero bien pequeño y abierto) y sexualmente fue haciéndose más ardiente, provocativa y sin importarle nada de lo que pudieran opinar o decir de ella y de mí, ni los vecinos, la familia, o los compañeros de trabajo.

En las salas de baile se fue haciendo una calienta pollas, porque provocaba con su forma de bailar, el movimiento de sus caderas y sus tetas, sus faldas cortísimas y sin bragas o tipo midi con cortes laterales hasta casi la cintura. Empezó a bailar con quien se lo pedía, o si le gustaba un hombre o mujer, era ella quien les invitaba y se pegaba a ellos metiendo su pierna entre las suyas, frotando su bragueta hasta hacerle correrse mientras él le acariciaba su desnudo trasero, o acariciando la espalda o el culo de la otra, lo que la excitaba mucho.

Lo mismo cuando íbamos a algún pub, ella con guiños o simplemente llamándoles a nuestra mesa con un dedito, ligaba delante de todos y eso sí, fumando esos grandes puros que tanto le gustan. Os podréis imaginar los tríos que hemos hecho en tantos sitios, e incluso con algunas parejas que se acercaban a nuestra mesa y terminábamos la noche en su casa o la nuestra. La noche que no le apetecía ligar, al salir del baile o del pub, me decía más o menos:

  • Esta noche he manchado XXX pantalones, ¡pobres hombres, con las ganas que tendrían de haberlo hecho dentro de mí! Ahora a ver que les dicen a sus esposas o a sus mamás. Y a los que se la he puesto dura, lo que van a tener que hacer para rebajarla. Y te aseguro que he visto manos femeninas acariciando sus entrepiernas y sus escotes.

Seguro que muchos hombres se follaron esas noches a sus mujeres pensando en la mía, y seguramente sus esposas agradecieron su excitación pensando que eran ellas quienes los estaban excitando, y a la inversa. De todas maneras, lo importante de la pasión sexual es el disfrute ¿qué importa qué es lo que lo provoca? Y al revés ¿Cuántas mujeres se excitaron y fueron sus maridos las victimas de su calentamiento? ¿Lo gozaron?, pues eso es lo único que importa.

Y por supuesto, Rosa la ofreció a sus mejores y pervertidos clientes para que follaran con ella. En las más depravadas orgías y gang-bangs, ella estaba presente siempre que le pagasen muy bien. Y nunca ha tenido problemas con la zoofilia, perros y ponis lo pueden asegurar.

Y muchas gracias por vuestras cartas. Algunas de ellas nos han excitado por vuestra transparencia.

Toni