Sexo sin barreras matrimoniales – VIII

Cuando mi esposa, sonriendo, separó sus glúteos para que yo viese el enorme agujero que la gruesa polla de Pepe le había hecho al follarla tan salvajemente, y cómo desde ese cráter anal salía su espeso y abundante esperma, supe que ya nunca abandonaría su nueva vida sexual. Nuestro matrimonio ya no era de dos.

Hola amigos, ya estoy aquí de nuevo para contaros mis experiencias. No sé quien dijo eso de que los hombres deben ser galantes con las mujeres y dejar que sean ellas las primeras en pasar, sentarse… pero como veis, es Toni quien empieza (los capítulos impares) y yo quien sigue con los capítulos pares ¡vivir para ver!

Pues bien, después de que el cabrón de mi novio Toni y a espaldas mías, le diese permiso a mi amiga Amparín para que las tres amigas me follasen a gusto y me convirtiesen en el putón que él y ellas querían que fuese, pues mis amigas (que para eso están las amigas) se pusieron manos a la obra. Le tocó ser la primera a Pilar y me llamó con la excusa de enseñarme unos modelitos y ropa interior, y tal y como la estaba oyendo hablar, me imaginé que todo lo que había pasado en la tienda de Ana lo sabían mis amigas, lo que no sabía yo, era la conversación de Toni con Amparin, pero como mi novio tenía razón y en el fondo deseaba follar con mis amigas, no solo no puse inconveniente en verla, sino que me presenté con un vestidito que no dejaba nada a la imaginación.

Pero cuando llegué a casa de Pilar (sus padres estaban en el apartamento de la playa) ella estaba más en pelotas que yo, totalmente desnuda bajo una corta bata. Nos reímos las dos, nos dijimos las chorradas de siempre y Pilar pasó al ataque, me abrazó, me miró a los ojos y estampó el más maravilloso beso que una mujer puede dar a otra; sus labios estaban temblando de emoción y sentí en su beso y en su abrazo todo el cariño de una amistad de tantos años, y por primera vez, el sabor del apasionado carmín femenino, así que me dejé llevar y al notar que su lengua quería entrar en mi boca, no solo no puse ningún obstáculo, sino que abrí la mía y las dos jugamos con ellas.

Sus manos empezaron a tocarme las tetas por encima del veraniego vestido y yo dejé caer mis tirantes, así que mis pechos estaban libres para ella, que se quitó la bata que llevaba y la dejó caer mientras mi corto vestido también se caía al suelo. Nos acariciamos intensamente y de repente ella se estremeció y tuvo su primera corrida, ya que se había estado masturbando mientras me esperaba. Se apretó fuertemente a mi mientras besaba mi cuello dulcemente y separándose, me cogió de la mano y me llevó a su dormitorio y a su cama, y allí tendidas, nos entregamos la una a la otra.

Seguimos besándonos, jugando con nuestros pechos, mordisqueando nuestros pezones y acariciando con nuestras manos el coño de la otra; así fue como yo conseguí mi primera corrida y Pilar se abalanzó sobre mi entrepierna para sorber mis líquidos y darme unos lengüetazos de muerte, de forma que las dos nos vinimos otra vez, y entonces ella me ofreció su afeitado coño que era una delicia chupar, y de esta manera, conocí el sabor del líquido sexual femenino. Como para mí era la primera vez, ella me dijo que hiciese lo mismo que ella y que fuese chupando de la misma manera, y eso es lo que fui haciendo incansablemente y nos volvimos a correr.

Yo estaba un poco cansada por las varias corridas, pero Pilar tenía hambre de mi, se tendió de nuevo a mi lado, volvimos a besarnos y a acariciarnos y a jugar un poco a lo bestia con nuestros pezones, nuestras manos volvieron a las entrepiernas de cada amiga pero no como antes con cariño y suavidad, sino frotando con fuerza, pellizcando el clítoris y los labios vaginales, introduciendo deditos… fueron unos instantes desconocidos para mí y maravillosos para las dos. Había lujuria, deseo, fuerza y sobre todo el calmar esos años pasados deseándonos y sin follarnos.

Nos corrimos dos o tres veces ¡qué importa! Y al final quedamos exhaustas, cansadas, felices y respirando con fuerza ¡nos faltaba hasta el aire! Pilar se giró un poco, cogió de la mesita un paquete de cigarrillos y un cenicero, fumamos las dos abrazadas y en cuanto dejó el cenicero en la mesita, me volvió a abrazar y seguimos follándonos. Fueron casi 4 horas de lujuria, sexo, placer y alegría por encontrarnos así de amigas, más íntimas imposible.

Cuando me fui de su casa con las piernas flojas y el coño ardiendo, no tardó nada en llamar a Felisa y Amparín para contarlo y así, en ese orden me fueron follando mis otras amigas. Felisa al día siguiente y Amparín dos días más tarde. Fue algo que no puedo describir y vosotras lo sabéis. Estar con cada una de tus tres amigas del alma follando a solas con ella toda una tarde con el hambre que teníamos todas, es incontable.

Esos momentos que pasábamos en las duchas del cole después del deporte y juntas nos masturbábamos unas a otras, nos habían hecho desearnos como locas y al fin conseguíamos lo máximo, ser las unas, amantes de las otras y compartir así no solo nuestros sueños, sino la totalidad de nuestros cuerpos y de nuestros deseos más animales. Solo deciros que nunca podré agradecer a Toni el favor que me hizo al ponerme en brazos de mis amigas y lo que entre ellas y mi novio hicieron de mi.

Pero claro, estos días no había visto a mi novio y aunque le advertí que esas tardes las pasaría con mis amigas, el pobre iba todas las tardes al pisito a ver si me pillaba, pero lo único que hacía era masturbarse pensando en lo que estaría haciendo yo con mis amigas, así que le preparé, de acuerdo con ellas, un espectáculo lésbico-superporno en toda regla y “solo para sus ojos”.

Al día siguiente mis amigas vinieron al pisito, montamos una pequeña merienda con horchata y fartóns (más valenciana imposible) y cuando vimos que ya era la hora en la que mi novio solía venir a nuestro nido de amor y sexo, lo desmontamos todo, nos desnudamos entre risas, toqueteos y besitos y nos fuimos al dormitorio a esperarle, nos pusimos encima de la cama, encendimos unos cigarrillos y así fumando y jugando pasó un pequeño tiempo hasta que llegó Toni y no hizo falta que le llamáramos, nos oyó y al entrar en el dormitorio casi se le salen los ojos de la cara al vernos a las cuatro en pelotas.

No olvidéis que a mis amigas nunca las había visto desnudas, casi si en la piscina, pero desnudas del todo no. Me levanté, me fui hacia él, le di un buen beso en los morros y le explicamos de qué iba la cosa. Queríamos las cuatro follarnos delante de él… pero sin intervenir él. Os podéis imaginar el tamaño del bulto que tenía su pantalón y más de verano, así que le dijimos que se trajera una silla y se sentara para ver la función.

Pero no esperamos, Pilar me tumbó sobre la cama, me abrió las piernas y metió su boca en la puerta de mi coño, lamiendo como la experta que es. Su lengua subía y bajaba al mismo tiempo que sus dientes jugaban con mi clítoris y sus manos agarraban mis tetas y jugaba con mis pezones. Un momento después, otro coño rasurado (yo era la única que tenía el coño en plan “selva virgen”) se puso al alcance de mi boca. No recuerdo si era Felisa o Amparín, pero ellas mientras se comían a besos, jugaban con sus tetas y aquello era un aquelarre no de brujas, pero sí de un grupo de amigas locas y deseosas de disfrutar del sexo sin barreras.

Poco después tuve mi primera corrida y Pilar se bebió mis jugos con deseo y al ver que yo aún chupaba el otro coño, jugó con mis pechos hasta que hice correr a la dueña del coño que tenía en mi boca. Entonces Pilar se tendió a mi lado y empezamos a besarnos y a masturbarnos mutuamente hasta corrernos de nuevo las dos. Más tarde la sustituyó Felisa y más tarde Amparín. Todas y cada una de nosotras nos alternábamos en darnos placer y fueron casi dos horas de auténtica locura.

Ni me acordé del pobre Toni hasta que cansadas y totalmente secas, nos quedamos quietas, con la respiración agitada y las tetas subiendo y bajando al compás de nuestros pulmones que, francamente en ese momento, necesitaban ración extra de nicotina por lo que alguien cogió la cajetilla y nos la fue pasando. Entonces me acordé de mi novio y le miré a los ojos sonriendo. Pero él no sonreía, tenía el pantalón a punto de reventar de lo hinchada que tenía la polla ¡el pobre y por miedo a mi había dejado la polla en su sitio, no se había masturbado en todo el rato, estaba empalmado como loco y con los huevos llenos de leche con ganas de salir!

Le llamé para que viniese con nosotras a la manchada cama, mis amigas alababan su paquete, y yo le dije que se quitase el pantalón para estar más cómodo con nosotras en la cama, pero los calzoncillos no. Y se quitó el pantalón pero con el tamaño de su paquete, los huevos se le salían y tuvo la desgracia de sentarse entre mi y Felisa y esta, con el hambre de sexo que tiene siempre, empezó a jugar con su polla por encima del calzoncillo y aunque no lo ha puesto en el relato de Sexo sin barreras matrimoniales – VII … pues Felisa hizo en muy pocos segundos que toda su leche se saliese de la polla, de los calzoncillos y manchase su estómago de su propio semen.

Mientras un poco nervioso se iba al baño a limpiarse, nosotras nos reímos. Pero Felisa se había calentado y quería follar con mi novio o que al menos mi novio y delante de mí, follase con alguna de mis amigas y así integrarnos nosotros dos, al grupo de orgias de mis amigas con sus novios y otras parejas. Y como yo era muy miedosa a ese terreno, me negué y más o menos hubo esta pequeña conversación (si la queréis leer completa leed el capítulo VII).

  • (Felisa) Ampa por favor, ¡deja que me lo folle, necesito esa polla ya!

  • (Las otras) Eso, eso, que se la folle y a ver si venís ya con nosotras y nuestros novios a las orgias que hacemos. Ya es hora de compartir vuestros cuerpos con todos. ¡Joder Amparo, nuestros novios quieren follarte y nosotras a Toni!

  • (Yo) No, por ahora no, sabéis que tengo miedo, que me conozco y si empiezo a probar pollas sé que me va a gustar y no pararé, y por mi educación no sé donde está el límite de follar con el novio y follar con quien te lo pida o te apetezca, además, no sé si realmente a Toni eso de verme follar con otros le gustaría de verdad.

  • (Toni) Pues claro que si tonta, me gustaría verte en brazos de otros hombres y como te follan sin parar, como hace un rato te he visto en brazos de tus amigas y te volvías loca de placer. De todas maneras, tienes la posibilidad de ir conmigo a alguna orgia y ya dirás que te parece, después de haberlo probado.

Me senté en la cama, encendí un nuevo cigarrillo y no sé si empecé a pensar, si dejé mi cabeza en blanco o que pasó, pero de repente dije:

  • Vale, acepto que organicéis la orgia que queráis, asistiremos a ella y follaré con todos y todas los que allí estén, sean conocidos o no. Pero no prometo nada más.

Mis amigas se volvieron locas de alegría y empezaron ya a hacer planes, mi novio se acercó a mí y me dio un beso en la boca mientras me decía algo así como “gracias cariño” y dentro de mí se abría un agujero inmenso de miedo a pasarlo bien. Sinceramente deseaba estar en esa orgia, ser follado toda la noche sin parar, pero dentro de mí una voz me decía “y después, ¿qué?” Así que en los dos siguientes días prepararon una orgía para el sábado de la semana siguiente y allí nos fuimos.

Ya que iba a ser follada a tope y a Toni siempre le gustaba que fuese exhibiendo mis encantos, me fui a una tienda de modas y me compré un conjunto blanco estampado, un top y una falda que cubrían solo una pequeña parte de mis tetas y la falda justo el culo. No hacía falta imaginación para saber qué había dentro de esa poca ropa y lógicamente me arreglé el pelo, me maquillé bien, y me prometí morir matando. No me iban a follar, me los iba a follar yo, cosa que me encanta hacer ahora.

Cuando mi novio vino al pisito a recogerme y me vio tal y como os cuento y encima de unas sandalias de 10 cm de tacón, el empalme de su polla fue instantáneo, pero yo no estaba dispuesta solo a follar con él. Recogimos a Felisa que era quien conocía el sitio donde yo iba a ser sacrificada, que iba casi tan en pelotas como yo y llegamos al chalet. Tocamos el timbre, nos abrieron la verja y nos introdujimos con el coche a su interior donde ya habían otros coches aparcados. Se abrió la puerta de la casa y Amparín salió a recibirnos en pelotas ¡la noche empezaba bien!

Nos hizo pasar al interior y después de atravesar un bonito recibidor, entrabas en un amplísimo salón con varios sofás estratégicamente distribuidos, de tres plazas y de piel (luego supe que no era piel sino un plástico especial que no dejaba manchas y era de fácil limpieza), unas mesitas y unas lamparitas muy bien distribuidas con luz tenue y un par de muebles con puertas y cajones. La decoración era con cuadros porno y habían varias estatuillas de posturas del Kamasutra y una música suave llenaba el espacio de especial sensación. No hace falta deciros que aquello era un magnífico “picadero” aunque el verdadero salón del placer y del dolor está en el sótano, pero ese día ni lo vi, ni lo gocé.

Amparín y Ana estaban desnudas, las demás en topless, uno de los novios de mis amigas desnudo, y los otros hombres en calzoncillos excepto el dueño de la casa, Ramón, que estaba con camisa de manga corta y pantalón. Silvia, su esposa, se levantó y vino a saludarnos, pero lo primero que hizo al llegar donde estaba yo y mientras me daba un suave beso en los labios, fue quitarme el top, con lo que me quedé con las tetas al aire y me decía:

  • Lo siento cariño, pero no me gustan las mujeres vestidas. La ropa es solo útil en la calle y  porque nos obligan.

Me abrazó por la cintura y empezó a restregar sus tetas con las mías. Era una mujer madura (como su marido) muy bien conservada y una verdadera experta en todas las perversiones sexuales posibles, tal y como he podido comprobar durante tantos años. Mientras me besaba dulcemente, sus manos acariciaban mi espalda y la verdad, es que me estaba poniendo a mil, dejó de acariciar mi espalda y empezó a jugar con mis tetas, mis pezones estaban extraordinariamente duros y también las pollas de Miguel y Paco que estaban totalmente desnudos ya y empalmados.

Las manos de Silvia son adorables, dejó de jugar con mis pechos y me puso de espaldas a ella y de cara a los demás, y mientras una mano agarraba fuertemente una teta, con la otra jugaba con mi sexo. Alternaba las dos manos y me estaba volviendo loca, hasta que no pude más y estallé en un orgasmo que todos vieron y oyeron, porque salió de mi garganta el ronco rugido de placer que Toni conocía tan bien. Me estremecí toda, me giré, y fui yo quien le dio a Silvia un beso de esos muy apasionados de tornillo y con la lengua toda para ella, que me dijo:

  • Me han dicho que eres una gran puta en potencia, pero que tienes miedo a serlo, a soltarte, y sacar fuera todo el sexo que llevas dentro. Hoy quitaremos de ti ese miedo y puedes estar segura de que cuando regreses a casa con tu novio, tú serás realmente una puta y él uno de los mejores cornudos de la zona. Ve a ese sofá, agárrate a su apoyabrazos y ábrete bien de piernas que te vamos a follar ya. Paco será el primero.

Y el novio de Pilar vino hacia mí, y esta fue a su encuerntro, le dio un beso y le dijo que no tuviese contemplaciones conmigo. Este me dio un profundo beso en la boca y dulces besos por el cuerpo, pero al tumbarme sobre el sofá, me agarró de las tetas como nunca lo había hecho Toni y un dolor indescriptible alcanzó mi cerebro, me tiró y al ponerme como a 4 patas, me metió su mano en el coño y comprobó que estaba bien mojado, separó mis glúteos y miró el tamaño de mi agujero anal, se fue a una mesita, cogió un bote de crema lubricante y me llenó el culo y su polla, que por cierto, era tan gruesa como la de Toni pero un poco más larga. Una vez hecho todo esto, empezó a darme nalgadas cada vez más fuertes, en los glúteos y en los muslos, y me estaba haciendo daño. También Toni lo hacía conmigo con cariño, pero Paco no tenía nada de cariño y sí mucho deseo sexual.

De repente empezó a meterme su polla en el coño, pero solo la ponía un poco y la retiraba, así una y otra vez mientras me seguía dando nalgadas, yo estaba caliente como nunca antes lo había estado, era una sensación animal. Levanté un poco la cabeza y vi como unos y otras se estaban besando o masturbando mirándonos y Paco jugaba conmigo y con su polla. La metía y la sacaba, volvía a meterla y volvía a sacarla hasta que no pude más y tuve una gran corrida. La sacó del todo, la metió en la entrada de mi culo y de un solo empujón me la metió toda. No pude aguantar el dolor, cierto es que Toni me la había metido muchas veces y estaba dilatada, pero esta polla era tan gruesa como la suya y más larga, y no hubo ni preparativos ni dilatación previa, toda ella estaba dentro de mí de un solo embate.

  • Cabrón, ¡me vas a destrozar! Que cojones quieres de mi, ¿quieres follarme o romperme el culo?

  • Aquí, el único cabrón ahora es tu novio que nos está mirando cómo te rompo el culo, mientras se la menea solo. Dime Amparo ¿Quién es el verdadero cabrón?

  • Mi novio Paco, mi novio, fóllame como quieras, demuestra lo macho que eres y lo cabrón que es mi novio. Ponle los cuernos y que así se acostumbre a llevarlos siempre!

Y sin compasión alguna, empezó a meterla y sacarla como un loco mientras aumentaba la frecuencia de sus golpes y la fuerza de los mismos, y tuve otra corrida. Me agarró de la cintura, después de las tetas poniéndome casi recta, con su polla en mi culo y mis tetas aprisionadas entre sus manos, y una nueva corrida brutal y maravillosa me vino. Mi paquete intestinal y mi estómago se movían como locos y yo deseaba ser empalada sin piedad y constantemente. Segundos más tarde, quien gritó fue él al correrse dentro de mí. Me tiró contra el sofá y se separó de mi.

  • Es verdad, eres una puta muy caliente, y ya verás como dentro de muy poco tiempo te volverás loca buscando pollas para que te follen. Te pasarás más tiempo con las piernas abiertas que cerradas.

Toni vino hacia mí y me puso cómoda en el sofá. Me acariciaba y me besaba dulcemente, mientras yo intentaba secarme las lágrimas de mis ojos. Me dolía todo y Paco me había follado de una manera salvaje, brutal, sin cariño, solo sexo y del duro… aunque en realidad no era nada duro, comparado con lo que he ido probando durante años y que tan feliz me ha hecho y me hace.

  • (Amparo) Ya ves Toni, lo he aguantado todo y aunque totalmente dolorida, me ha gustado. Cuando tú me aprietas las tetas y me das nalgadas, me haces daño, pero como lo haces con cariño es otra cosa. Hoy me están haciendo probar el sexo por el sexo y puedo asegurarte que es mucho mejor de lo que había imaginado. Así que ya sabes, en el futuro apriétame las tetas hasta que revienten y dame nalgadas tan fuertes como puedas, parece ser que tengo el cuerpo masoca, pero ahora fóllame con amor, lo necesito.

Y naturalmente, me abrazó mi novio, me puso cómoda y mientras él jugaba con mi cuerpo, yo con mis manos jugaba con su polla hasta ponerla bien dura, me abrí las piernas y él, colocándose encima no tuvo inconveniente en metérmela bien profunda en mi coño y cuando estaba a punto de correrme, cambiamos y fui yo quien se puso encima. Otras dos veces me corrí hasta que le tocó el turno a él y por primera vez, se juntaron en mi coño la leche de mi novio y la de mi amante, mientras que por el culo la leche de mi primer amante, seguía descendiendo y mezclándose con las del coño de los dos machos que me poseyeron y con mis propios jugos. La verdad, es que eso de ser una puta y follar como loca no es tan malo.

Pilar y Felisa se acercaron a nosotros y empezaron a abrazarnos y besarnos, nos separamos y mientras Pilar hacia el amor conmigo, Felisa le empezaba a hacer una gran mamada a mi novio. Pilar primero de forma suave y luego con rapidez, con su lengua y su boca empezó a sorber la leche de mi novio y del suyo mientras me limpiaba coño y culo y con sus dedos empezó a jugar con mi clítoris, por lo que me vine otra vez. Entonces ella cambió de postura y nos hicimos un 69 genial, ya que como ella estaba también llena de sus jugos, mi boca los fue sorbiendo totalmente y mordisqueando el clítoris y sus propios labios vaginales y ella me lo devolvió mordiendo los mios y teniendo las dos otras dos corridas cada una. Yo estaba agotada y dolorida, nunca había tenido tantas corridas en un día y menos en una noche, mejor, en menos de tres horas, me deje vencer sobre el sofá sin ganas de nada más excepto descansar en ese momento… pero la noche acababa de empezar.

Me hicieron pasar de cuerpo en cuerpo y todos los hombres y mujeres fueron follándome, menos Ramón y Silvia que me guardaban para el final. Algunos como Miguel me follaron tres veces y también Pilar y Amparín. Descansamos un par de veces mientras ponían canapés y bebida en las mesas que no duraban nada, hasta que allá sobre las 4-5 de la madrugada, se levantó Silvia, puso un bolero suave y se acercó a mi, mientras alguien bajaba más la intensidad de la luz ya baja desde el principio y así, casi en la oscuridad, me cogió en la postura de baile clásica de bolero y empezamos a bailar.

Pero Silvia era una gran experta y guardaba conmigo la distancia suficiente para que nuestras tetas se rozaran al son de la música, no nuestros cuerpos, sino nuestras tetas y más que las tetas, nuestros hermosos pezones. Tanto los suyos como los míos se pusieron duros como piedras mientras nos mirábamos a los ojos, y entonces me di cuenta definitiva de lo maravilloso que es estar con una mujer y entregarse totalmente a ella. Es cierto que había follado con mis amigas, pero esas miradas y esos roces con Silvia, eran algo muy distinto y despertaba el animal que llevo dentro.

Poco a poco nuestros cuerpos se fueron juntando y su pierna derecha empezó a trabajar mi coño, así que yo le devolví el favor y muy pronto tuvimos una corrida conjunta, eso hizo que nos apretáramos la una a la otra y nos dimos unos besos que no se pueden contar, solo hay que sentirlos y en ese momento, lo creáis o  no, me convertí en una lesbiana total, me entregué por completo a Silvia y a las mujeres, y una nueva corrida me sacudió e instantes después a Silvia. Estuvimos un rato abrazadas, erguidas sobre nuestros altos tacones, moviendo lentamente nuestros cuerpos al son de la canción y jugando con nuestra mano derecha el coño de la otra, hasta que una nueva y definitiva corrida nos vino a las dos… pero sin movernos del sitio, juntas, absorbiendo el calor de la otra, fusionando nuestros cuerpos y nuestras almas. Nunca me olvidaré de ese momento tan importante en mi vida, fue como he dicho, mi consagración al cuerpo femenino.

Estábamos agotadas y Silvia me cogió de la mano y me llevó a un sofá, nos dejamos caer sobre él y seguimos abrazadas. Silvia cogió de una mesa a su lado una caja de cigarros habanos nº 1 y 2, eligió uno, lo cortó y lo encendió con cerrillas de madera (también era una experta en puros) y empezó a fumar, y como las dos estábamos abrazadas, fuimos besándonos con todo el cariño y la suavidad del mundo, pero el sabor de sus labios con el sabor del puro y el humo, fue penetrando en mi y le cogí el cigarro y nos lo fuimos fumando entre las dos mientras seguíamos acariciándonos. Ese fue el primero de los miles de cigarros que he fumado y fumo hasta ahora ¡son fantásticos! Pero al terminar ese magnífico cigarro, dijo Silvia a su esposo Ramón:

  • Bien Ramón, creo que esta puta está bien preparada para ti, fóllatela a gusto y rómpele todos sus agujeros. Que sepa lo que es una polla como la tuya.

Ramón se levantó y se terminó de quitar toda la ropa. Era alto, robusto, musculoso y bien peludo, nada parecido a los “metrosexuales” de hoy. Su polla estaba casi fláccida y aunque se le veía un poco más grande que la de Toni, el tamaño de su cuerpo y el alcohol me engañaron y no me fijé en el tamaño de sus huevos. Se acercó a mi, la cogió con la mano y me la puso al alcance de mi boca y no dudé un instante en metérmela dentro, la empecé a mamar y a jugar con sus cojones, jugaba con mi lengua y su cabezota y la metía y sacaba lentamente, pero haciendo que disfrutase tanto él como yo, cosa que noté al ir creciendo esa polla dentro de mi boca. Las dos manos de Ramón cogían mi cabeza y me la iban moviendo delante-detrás y con un poco de rotación que francamente me estaba calentando de nuevo.

Pronto me di cuenta que esa polla no era como la de Toni o las otras que había probado esa noche, ya no me cabía en la boca y aún no la notaba dura de verdad y  cuando me la metía Ramón, lo hacía hasta el fondo de la garganta, lo que me empezaba a provocar fuertes arcadas, y la maldita polla seguía creciendo y haciéndose más dura. Ya casi era imposible el tenerla dentro de mi boca pero Ramón seguía jugando con ella y conmigo. Era inmensamente gorda y larga y yo estaba a punto de vomitar, y con las mandíbulas desencajadas para que me cupiese aquello dentro y encima, de vez en cuando, me tapaba la nariz y así abría al máximo la boca para respirar y lo aprovechaba para metérmela un poco más adentro. Al final me la sacó, lo que me dio tiempo para poder respirar a pulmón vacio y Ramón no se anduvo con chiquitas, me empujó de espaldas en el sofá, me cogió las dos piernas, las separó y se las puso encima de los hombros. No iba a jugar conmigo, lo veía en su cara, tenía ganas de follarme bien y lo supe muy pronto.

Solo tuvo que coger su pollón, meterlo en la entrada del coño y empujar sin miramientos, me la metió hasta el fondo y no sé cómo aguanté sin gritar, pero las lágrimas empezaron a salir de mis ojos. Jamás había entrado dentro de mi algo tan gordo y enorme como eso, sus embates hacían que su polla chocase contra el fondo de mi matriz y su grosor me dilataba tanto que yo misma abría aún más las piernas, pero entonces empezó una nueva sesión de follarme. Empezó a “abofetear” mis tetas con sus manos abiertas y no lo hacía con el cuidado de Toni, sino sin importarle una mierda el dolor que sentía yo. Sus fuertes manos golpeaban abiertas mis tetas, tanto por fuera como por dentro, del derecho y del revés y mis lágrimas ya no eran solo humedecer mis ojos. Me golpeaba y me follaba sin piedad alguna y sin deseo sexual, era el placer de someterme, de que aprendiese yo quien era el macho y quien dominaba y quien es el que tenía que disfrutar: él y solo él.

Pero yo empecé a correrme del placer que aquello me estaba dando; dolor y placer, mis nuevos sentimientos que nunca antes había experimentado, estaba descubriendo a la vista de todos, incluso de mi novio, a una nueva masoca, un nuevo juguete sexual y lo peor o lo mejor de todo, es que yo estaba disfrutando y me corría sin parar. Hasta que Ramón se cansó de follarme por delante… y la sacó metiéndola en el culo, sin más lubricante que mis mojadas anteriores y el semen de mis otros amantes. Pero su polla no era como las anteriores y al clavármela grite, grite de dolor y eso aún lo puso más caliente y dominante.

Durante un largo rato estuvo metiendo y sacando, metiendo y sacando y yo corriéndome sin parar. Dejó de pegarme en las tetas para pasar a golpear mis glúteos y muslos, y de repente, Silvia se puso encima de mí, arrodillada y me ofrecía su coño, yo creí que era para que lo chupara, pero no quería eso, con sus manos me abrió la boca y me sujetó las mandíbulas y empezó a orinarse dentro de mi boca mientras decía:

  • ¡Bebe puta, bebe! Jamás tomarás una cerveza mejor que esta y como debe ser, calentita y bien calentita. Desde ahora serás nuestro WC humano, no nos hará falta ir al baño teniéndote a ti al lado para vaciarnos.

Y me tuve que ir bebiendo todo aquello, me rebosaba la boca, entraba por mi garganta y nariz y no sé ni cómo lo tragaba ni cómo no vomité. Justo cuando ella terminaba, Ramón se corría dentro de mis intestinos y un enorme y espeso chorro de caliente y maravilloso semen, me inundó y lo llenó. Yo estaba destrozada por esa noche salvaje, no sabía cuántas veces me había corrido, las tetas, glúteos y muslos estaban tan rojos que casi parecían morados (al día siguiente mis tetas estaban verdaderamente moradas) y mi coño y culo con una salvaje dilatación y dolor. Cuando miré a mi alrededor, todo el mundo estaba follando o se masturbaba mirando mi espectáculo sexual y masoquista.

Mi pobre novio, que había estado presenciando todo aquello sin perder detalle, se acercó para ver cómo estaba y si me podía ayudar en algo, le di un beso y me dejé caer sobre el sofá. Estaba muy cansada, muy dolorida, muy agotada, pero aunque parezca mentira, dentro de mi había alegría, gozo y felicidad, estaba contenta y feliz por esa noche. Había conseguido darme cuenta que en el aspecto sexual yo no tendría límites y que estos límites, en caso de tenerlos, los fijaría el tiempo… Pero yo, desde luego, me había convertido en una mujer si ningún tipo de prejuicios, mi novio había conseguido lo que quería desde hacía años, hacer de mi una puta, en realidad, una enorme puta. Pero en mi casa, antes de venir, había tomado una decisión personal y la iba a mantener.

Me trajo mi novio unos pastelitos de los que habían en las mesas, me tomé alguno para quitarme el sabor del meado de Silvia y bebí algo ¡cerveza no que ya me la había dado Silvia y además caliente! Y entonces Ramón o Silvia, uno de los dos, dijeron que había sido una noche maravillosa y lo que podríamos hacer ahora, ya que estaba amaneciendo, era darnos unas duchas bien calentitas e irnos a casa, cosa que todos aceptamos.

Pero yo entonces me levanté, me planté en medio del salón y les dije a todos la decisión tomada en casa, antes de venir a la orgía:

  • Oídme todos. Quiero daros las gracias por esta noche loca de sexo, a mis amigas que ya me habían hecho bisexual y que me han prestado sus novios para follar, a Ana, Silvia y sus maridos que me lo han hecho pasar muy bien y por encima de todos a Toni, mi novio que ha visto que su novia puede ser tan puta como las demás o más aún. Pero esta es la primera y última orgia a la que vengo. Si Toni me deja, seguiré follando con las mujeres que hay aquí y a cambio, le doy permiso para que él folle con quien quiera, pero no en intercambios ni en orgias. Quiero que mi único hombre sea él y lo siento Toni, pero va a ser así. Ya has visto todo lo que he aguantado esta noche, ya sabes que me puedes pegar más fuerte que nunca y follarme tal y como tú quieras, pero mi único hombre eres y serás tú, mi amor. Te quiero y quiero que hagas conmigo lo que te apetezca, pero solo tú, hazme tu esclava, tu puta, tu water personal, todo lo que quieras, pero solo para ti.

Todo el mundo se quedó sorprendido, pero Toni sonrió, se acercó y me dio un enorme beso. Él era el único que había comprendido y aceptado mi decisión.

Y ahora le toca a él seguir con el relato de nuestras vidas en el siguiente capítulo, "Sexo sin barreras matrimoniales-IX". Besos de vuestra amiga y nos veremos en el capítulo X.

Amparo