Sexo sin barreras matrimoniales - V

Cuando mi esposa, sonriendo, separó sus glúteos para que yo viese el enorme agujero que la gruesa polla de Pepe le había hecho al follarla tan salvajemente, y cómo desde ese cráter anal salía su espeso y abundante esperma, supe que ya nunca abandonaría su nueva vida sexual. Nuestro matrimonio ya no era de dos.

Con todo esto que os hemos ido contando Amparo y yo (Sexo sin barreras matrimoniales I, II, III y IV) fueron pasando las semanas y los meses desde que nos conocimos, y además, ella, aunque no había terminado sus estudios en la Universidad y a través de un tío suyo muy influyente, con tanto desajuste organizativo de funcionarios entre Madrid y Valencia, pudo colocarla en un buen puesto en la administración comunitaria “en comisión de servicios”, con lo que ganaba casi tanto como yo. Y empezó una nueva historia. Amparo y yo “formalizamos” nuestras relaciones, ella había sido presentada a mis padres y yo a los suyos.

Pero realmente donde nos veíamos y casi vivíamos, era en el pisito. Amparo pidió permiso a sus padres (por respeto porque era suyo por herencia) para arreglarlo, pintarlo, modernizarlo… etc. y su madre vino un día, se llevó unos pocos muebles pequeños de madera tallada a mano realmente preciosos y antiguos y nosotros pusimos el pisito “patas arriba” cambiando todo el mobiliario, electrodomésticos, y lo que se puso delante de nosotros y como decía Amparo, cuando quisiéramos casarnos, ya teníamos piso y además gratis. Pero lógicamente, no vivíamos allí, solo era nuestra cueva del placer en los tiempos libres de los dos, fines de semana, y un sitio donde escondernos para estar solos y follar a gusto y sin visitas imprevistas.

Y al mismo tiempo, en esos pocos meses, mi novia había cambiado un montón. Iba por la calle escotada, muy al día en tendencias provocativas (lo que llevaba de los nervios a su madre), tacones para diario de 6-8 cm, en fiestas y discotecas de 10 cm y empezaba a usar con cierta frecuencia y desenvoltura los de 12 cm, lo que cuando estaba yo a su lado, era casi más alta que yo y además con aquellos pelos de moda. En otras ocasiones y siguiendo el ejemplo y consejo de sus amigas Pilar, Amparin y Felisa, iba sin sujetador, lo que hacía que sus preciosos pechos se moviesen sin parar y llamando la atención, cosa que le empezaba a gustar y excitar. Realmente, la influencia de estas tres amigas y su forma de vida tan liberal, se empezaba a notar en ella. No se podía decir que había empezado a fumar, pero sí en alguna cena, reunión o terrazas, les cogía un pitillo y se lo fumaba.

Pero llegó un día, a principios de Julio, en que Amparín la llamó para ver si iban de compras, un par de biquinis y algo más, y mi novia aceptó acompañarla y de paso, ver alguno para ella. Fueron por la tarde a la tienda de ropa de una mujer muy amiga (estaba entonces en los 48 años, elegante y de mundo) que se llama Ana que las atendió personalmente y…

Yo hacía solo 15 minutos que había llegado al pisito, cuando entró Amparo muy nerviosa, con una gran bolsa de compras que tiró con fuerza encima de un sillón (yo estaba en la cocina preparando la cena) y salí a ver el porqué de esos pasos tan rápidos y el ruido de la bolsa, oí que se había tumbado en el sofá y me quedé mirándola desde la puerta, metió su mano en el bolso y por primera vez le vi un paquete de tabaco “rubio americano”, lo abrió, cogió un cigarrillo y con una caja de cerillas de madera le prendió fuego. Por supuesto, sabía que algo y no agradable le había pasado, pero ¿qué?

Me acerqué a ella que ni me miró, me senté a su lado y vi que tenía los ojos húmedos. Chupaba del cigarrillo como si le fuese la vida en ello y de repente, se agachó hacia la mesita del centro, dejó el cigarrillo sobre el cenicero y se abalanzó sobre mi llorando. Dado que el rímel y las cremas de entonces no son como las de ahora, me puso perdida la camisa y como no sabía que decirle, pues simplemente la abracé, la estreché contra mí y sencillamente dejé pasar el tiempo. Poco a poco se fue tranquilizando y al final me contó lo siguiente:

Tal y como había quedado con Amparín, por la tarde se encontraron en una cafetería y de allí se fueron a la tienda de Ana, que las recibió con alegría, muy atenta y amigable, le dijeron lo que querían y las hizo pasar a la trastienda como era casi una costumbre general con las buenas clientas y les fue enseñando cosas, compraron algún top y blusa veraniega y empezó a sacarles los biquinis, y Ana no se oponía a que se probaran las dos piezas e incluso la lencería, al revés, insistía en ver cómo les quedaba. Así que las dos se desnudaron (lo hacían constantemente en la piscina del chalet) y mientras se los probaban se inició esta conversación (más o menos):

  • (Amparín): ¡No entiendo que Amparo no quiera ir en la playa en top-les, con esos pechos que tiene! ¿Qué te parecen Ana?

  • (Ana): Si, es verdad, son preciosos y deben ser muy duros por cómo se ven, y sus pezones son una maravilla, gruesos y medianos.

Mi novia alucinaba con esas frases, pero antes de que se diese cuenta y al quitarse un sujetador que le gustaba, Amparín con sus dos manos le cogió sus dos pechos y mientras se los iba apretando suavemente, sus dedos pulgares empezaron a jugar con sus pezones.

  • (Amparin): Mira Ana, mira qué duros y preciosos que son y sus pezones son un encanto, tengo unas ganas enormes de morderlos.

  • (Ana): Estoy de acuerdo contigo, pero tus pechos son también preciosos.

Y dicho y hecho, Ana cogió los pechos de Amparín y empezó a jugar con ellos. La respiración de las tres cambió radicalmente. Amparo no sabía muy bien qué hacer, le parecía muy fuerte lo que estaba pasando, aquello era un cuadro lésbico total y ella no se había entregado aún a ese arte amatorio, pero Amparín era su amiga de siempre, Ana se había convertido en una mujer que le encantaba, y se encontraba muy a gusto con ella y con su tienda, pero aquello fue a más. La cabeza de Ana se metió entre las dos y sus labios se posaron en los de Amparín, que los aceptaron muy golosamente, así que mi novia estaba asistiendo a unos besos llenos de fuerza y pasión, labios y lenguas jugando y ella oyendo sus sonidos, sus gemidos… y una mano se metió entre sus piernas y empezó a jugar con su peludo coño ¡solo podía ser Amparín, ya que Ana estaba jugando con sus pechos!

Lo sorprendente para la propia Amparo es que se dejó hacer, un suave calor la invadió y mientras asistía a los besos y lengüetazos de Amparin y Ana, la mano de Amparin le estaba provocando un éxtasis glorioso, quizás por como se lo hacían o quizás también por la situación. Lo cierto es que Amparo tuvo una corrida salvaje y tuvo que contener un grito por donde estaba y seguramente con clientas en la tienda, además de las dos dependientas.

Se encontró mal y no quiso estar ni un segundo más en esa situación, vio un rollo de papel, tomó un pedazo y se limpió la entrepierna y lo que le caía por los muslos. Las otras dos se separaron un poco sorprendidas, pero viendo la cara de Amparo y su silencio, también ellas se callaron y como también se habían corrido entre ellas, igualmente se limpiaron. Amparo se vistió y Ana, con uno de sus pechos aún fuera de su blusa, cogió dos biquinis, dos tops y algo más (en casa vio que era un vestido de verano corto, superescotado y traslúcido), lo metió en una bolsa y se la dio a mi novia con estas pocas palabras:

  • Son un regalo para ti Amparo, por favor cógelo y no te enfades de lo de hoy.

Amparo lo cogió todo muy nerviosa, y según me dijo, ni siquiera sabía qué había en la bolsa, ni sabía qué decir, ni qué hacer. Al salir de la tienda nerviosa, pero muy excitada a la vez, vio un estanco, entró, se compró un paquete de cigarrillos y una caja de cerillas, tomó un taxi y se plantó en el pisito de la forma que ya os he contado al principio. Así que le dije:

  • Amparo, Amparin es tu amiga de casi toda la vida, os conocéis desde antes de cumplir los 15 años e incluso me has hablado más de una vez de las veces que os masturbabais juntas, después de las duchas al hacer deporte cuando ya erais un poco mayores, incluso lo hacíais 5 o 6 chicas en grupo. Vale te comprendo, pero no hagas de esto un drama.

La verdad es que yo estaba totalmente empalmado desde que empezó a contármelo, imaginando toda aquella escena entre las tres mujeres ¡lo que hubiese dado por estar allí! Y Amparo se enfadó conmigo:

  • Pero Toni, Ana está casada, Amparín tiene nuevo novio con el que piensa casarse y yo te tengo a ti. Y además, eso era un festín tortillero (ya sabéis que a las lesbianas también se llamaban bolleras o tortilleras).

  • Pero si después de las duchas y en pelotas, con 15-16 años os masturbabais en grupo y jugabais entre vosotras ¿no es eso un cierto lesbianismo por la complacencia sexual entre mujeres? ¿no te has besado nunca con una amiga en la boca, o lo han hecho delante de ti y no te ha ofendido?

  • Bueno sí, pero aquello era cosa de crías, ¡no vayas a comparar!

  • Pues sí, comparo y ciertamente no veo el por qué de tu enfado, y además, si has dejado que te masturbasen pegada a las otras dos ¿no ha sido eso un deseo sexual? ¿realmente no has gozado con ello? Porque si no has gozado, ¿por qué entonces te has corrido? Podías haberte negado, salir corriendo a la calle y marcharte lejos desde el principio.

Mi novia se quedó unos minutos pensativa y con voz muy baja y ronca, me dijo:

  • Sí Toni, realmente he gozado mucho y sinceramente me ha gustado que me lo hiciesen y que fuese Amparín. No me importaría entregarme a ellas y ese es mi miedo. Que no me importaría entregarme totalmente a sus deseos.

Y dicho esto, con su mano empezó a acariciar mi polla por encima del pantalón y no hacía falta que pusiese demasiado interés, ya la tenía bien hinchada y hambrienta, así que la cogí una vez más en brazos y la llevé al dormitorio (que en realidad deberíamos llamarlo el folladero), su respiración hacía rato que era más ronca y rápida, y mientras yo me quitaba la ropa, también ella se quitaba la suya, y al sentarme para quitarme los zapatos, vi que ella misma se acariciaba la entrepierna y me quedé mirándola durante unos segundos ¡realmente estaba caliente y con hambre! Y como yo también tenía hambre, no perdí el tiempo y le ofrecí mi “perrito caliente”.

Cogió mi polla e inclinándose, se la metió casi toda en su boca. Se estaba convirtiendo en una auténtica mamona, en realidad, era ya la mejor mamona que yo había conocido y empezó a meterla y sacarla como si fuese su coño, a pasear su lengua por el glande, a meter la lengua dentro del agujerito que tenemos como si quisiera abrir la puerta a lo que vendría por allí después. Era una auténtica zorra y lo hacía de maravilla y en eso estaba, cuando le vino la primera corrida y como yo ya estaba casi a punto, se la saqué de la boca, quería aprovechar para meterle todo mi semen en su cueva, así que la puse de rodillas, yo me tendí boca arriba y ella misma se empaló, subiendo y bajando su cuerpo y moviendo lentamente su culo en una pequeña rotación que te saca el alma del placer que te da, le cogí sus tetas, se las apreté como de costumbre ayudándola a subir y bajar su cuerpo, vi sus ojos semicerrados y noté cómo de su garganta empezaba a salir el sonido ronco, gutural y salvaje de todo su placer, así que con dos embestidas más, nos corrimos juntos, y mi semen llenó su vagina y se desparramó juntándose con sus líquidos y llenando mi entrepierna y muslos de liquido pringoso. En verdad es más cómodo el condón, te ensucias menos y las sábanas también, pero los anticonceptivos son más prácticos para todos.

Pero Amparo estaba caliente, muy caliente y dejó solo unos segundos de moverse, me dijo que no me levantara, que quería más y empezó a rotar lentamente su cadera y a moverla muy poco, pero lo suficiente para volverme a empalmar, arriba y abajo. Ese doble movimiento que no sé de donde lo había sacado, volvió a ponérmela dura, me cogió mis manos y las volvió a poner en sus tetas y naturalmente se las apreté como si la ordeñase, cerraba sus ojos y con sus manos empezaba a acariciarse el coño y su respiración estaba muy agitada. Naturalmente, yo se la estaba metiendo hasta el fondo y con tanto semen y sus propios líquidos, entraba y salía con una facilidad pasmosa, y también me di cuenta que realmente le podía estar haciendo daño, ya que mis manos estaban apretando fuertemente sus pechos, pero aún apreté un poco más y con mis pulgares comencé a jugar con sus pezones.

Su respiración aún se hizo más agitada y su cuerpo temblaba… pero nada decía del dolor que debía sentir en sus pechos, así que con mala leche, apreté fuertemente y comencé a mover su cuerpo teniendo como asidero solo sus tetas… y una gran corrida tuvo de nuevo y con sus propias manos acarició las mías que apretaban de forma brutal sus pechos ¡le iba el dolor como parte del placer, estaba descubriendo la parte masoca de mi novia!, cada día era una nueva sorpresa para mí y también para ella (según me explicó un día), así que no perdí el tiempo. La volteé, la puse a cuatro patas y ella se dio cuenta de que se la iba a meter por el culo, me imploró que por allí no, que la tenía muy gruesa y le dolía a pesar de que ya estaba bastante dilatada y aunque ya lo habíamos hecho muchas veces, pero en ese momento, me importaba muy poco ella y mucho mi placer.

Así que con mi polla dura y bien engrasada por sus corridas y mi semen, aparté sus nalgas con mis manos y vi que su agujero anal también estaba mojado, apoyé mi polla en el mismo y apreté, primero suavemente y cuando la oí quejarse un poco, me dio la vena y de un solo empujón le introduje media polla, ella grito cosas así como ¡hijo puta, cabrón, me estás matando…!

Y eso no solo me relajó, sino que me dio más ganas de romperle de verdad su culo y sin más contemplaciones, la metí toda y la empalé de verdad. Mi novia gritaba y yo la metía y sacaba, unas veces lentamente relamiéndome del gusto de verla así, temblando y llorando y otras rápido para ver como su cuerpo se agitaba más, le aconsejé que se masturbara y así tendría un doble placer, cosa que de inmediato hizo, viniéndose de nuevo y preparando mi corrida, con un doble empujón también yo me derramé en sus intestinos, pero eso no hizo que Amparo parase, sino que siguió masturbándose y a los pocos segundos se vino de nuevo con un gran estremecimiento y con un grito salvaje de placer.

Se levantó y fue al salón donde cogió el paquete de tabaco, las cerillas y un cenicero. Se tumbó de nuevo en la cama, a mi lado, cara arriba, con el cenicero en su vientre, los dos callados y ella fumando lentamente. Era la primera vez que fumaba en la cama. Yo me giré un poco para verla bien y el paisaje de su cuerpo me deleitó. Delgada, sus 98 cm de tetas duras y poderosas, eran montañas coronadas con un pico (pezones) grueso y de tamaño medio, sobre unas mesetas (sus areolas) que eran (y son) bastante grandes y resaltados (se marcan en la ropa que dan gusto verlos). Una mata grande de pelo, muy pringoso en esos momentos, sus labios de grosor medio y su nariz muy normal, exhalaban humo lentamente y sus ojos miraban unas veces al techo y otras al humo de su cigarrillo. Aplastó el cigarrillo en el cenicero, cogió otro, lo encendió y sin girarse empezó conmigo, más o menos, esta conversación:

  • Toni, siento la chiquillada de antes, no debí ponerme así, ni en la tienda ni en casa.

  • No tienes por qué sentirlo, eres como eres y todavía sufres la educación restrictiva que has recibido durante años, pero ya ves como poco a poco te vas despertando y vas cambiando. Dale tiempo al tiempo, pero para tu amiga Amparín también ha debido ser muy fuerte, que tú, una de sus mejores amigas, la hayas dejado así y máxime cuando durante tantos años, os habéis visto desnudas y os habéis pajeado en grupo en las duchas del cole. Simplemente le podías haber quitado las manos de tus pechos y la mano que empezó a masturbarte, si en realidad no querías todo eso.

Chupó dos o tres veces seguidas y profundamente el cigarrillo, exhalando el humo por la boca y la nariz y con esa colilla encendió otro y con voz muy ronca me dijo:

  • En realidad, me gustó muchísimo y hace años que lo deseaba, aunque no así.

Y entonces fue cuando comprendí a mi novia por primera vez. Como os he ido relatando, ella es muy sexual y muy abierta, pero su miedo le cierra toda clase de puertas y ventanas y ella está llena de miedos y con unas ganas enormes de quitárselos de encima. Y yo estaba seguro de que se los quitaría me costase lo que costase, porque a mi lado tenía una hembra excepcional. Comprendí entonces las miradas entre las cuatro amigas íntimas cuando están juntas (Amparo, Amparín, Pilar y Felisa), se deseaban y al mismo tiempo se frenaban y comprendí que si no hubiese estado Ana (la dueña de la tienda) entre Amparo y Amparín no habría habido sexo. Así que le pregunté:

  • Luego entonces el problema no era que Amparin te cogiese las tetas y te masturbase, el problema era Ana que estaba en medio ¿no? Aunque ella fue el detonante.

  • Sí, posiblemente ese ha sido el problema.

  • Luego si en lugar de estar desnuda en la tienda, os hubieseis quedado desnudas en casa probándoos la ropa ¿te hubieses dejado tocar y masturbar?

  • No lo sé. Sé que lo deseo, pero sin Ana no lo sé. Seguramente me hubiese entregado a ella y a todos sus deseos.

  • ¿Y la hubieses masturbado tu a ella e incluso besado?

  • Si hubiese surgido ese momento, sí, me hubiese entregado a ella.

  • ¿Y has tenido alguna otra relación íntima con alguna otra amiga?

  • Sí, con Pilar. Una noche fuimos a una fiesta y nos quedamos a dormir en su casa. Fue antes de conocerte. Nos acostamos en su cama desnudas, íbamos bebidas y al poco rato de acostarnos noté la mano de Pilar que me acariciaba la entrepierna, le dije sonriendo que qué estaba haciendo y ella solo me dijo que me callase y que le hiciese lo mismo, cosa que no tuve reparo en hacer. De tocarnos pasamos a masturbarnos y Pilar me empezó a besar, primero dulcemente y luego apasionadamente con lengua  y todo. Nos corrimos las dos, nos abrazamos y nos dormimos. Luego ya no hemos comentado nunca esto, pero sé que las dos deseamos repetirlo. Lo veo en sus ojos.

  • Antes me has dicho que eso de hacerlo entre mujeres no te va ¿es que Pilar y tu no sois mujeres?

  • No es lo mismo, somos amigas.

  • Entonces parece que sobra Ana con su experiencia ¿solo lo harías con Felisa, Pilar y Amparin? Realmente cariño, ¿con tus amigas del alma sí tendrías relaciones sexuales?

  • ¡Sí joder, con ellas sí! Ana es otra cosa, con ella ya no sería sexo con amigas. Ella es mucho más profesional, demostró estar muy al día con este tema del sexo con mujeres.

Amparo se levantó cabreada de la cama y se fue a la ducha. Yo miré la hora y vi que era ya tarde para los dos, así que me levanté para meterme con ella en la ducha, pero sonó el teléfono, un solo timbrazo porque yo estaba al lado, lo cogí y era su amiga Amparín.

  • Hola Amparin, ¿cómo estás?

  • Pues francamente Toni, no lo sé, ¿está Amparo?

  • Sí, pero en la ducha, muy cabreada por cierto.

  • ¿Te lo ha contado?

  • Con pelos y señales.

  • Joder Toni, no te lo tomes a mal.

  • ¿Por qué tendría que hacerlo?

  • Bueno, ya sabes, eres su novio y yo le he metido algo más que mano sin tu permiso.

  • Mira Amparin, sabes que yo soy tan liberal como vosotras y vuestros novios, el problema de no tener relaciones sexuales todos juntos en orgias es de mi novia, y ese tipo de relaciones en grupo no me importa, pero además tengo que decirte una cosa, siempre que me prometas no decirle nada mientras yo no te lo autorice.

  • Te lo prometo.

  • Amparo me acaba de decir que el problema esta tarde no eras tú, sino que Ana estuviese en el medio y más aún, me ha dicho que contigo, Pilar y Felisa, sí tendría amplias relaciones sexuales, pero con otras mujeres no, al menos yo intuyo que ese no, es por el momento.

  • ¿Me prometes que lo que me dices es verdad?

  • ¿Tengo algún motivo para engañarte? Te estoy poniendo a mi novia en bandeja a ti y a las otras dos amigas ¿Crees que te mentiría ofreciéndote como amante vuestra a Amparo, a mi novia? Pero quiero saber una cosa ¿sois las tres bisexuales ó solo tú?

  • Las tres somos totalmente bisexuales y no solo tenemos relaciones entre nosotras, sino también con otras muchas mujeres, como Ana, y por supuesto, con otros hombres además de nuestros novios. Somos viciosas Toni, muy viciosas ¿realmente quieres confiarnos a tu novia? Porque si lo haces, no te garantizamos que también ella sea tan puta como nosotras.

  • ¿Entonces es cierto que estáis en un grupo de orgias y sois sexualmente libres a pesar de tener novios? Al menos, eso nos habéis insinuado alguna vez. Y por mi parte, el que hagáis viciosa a Amparo será un placer. Está hecha para follar. Su miedo es exactamente eso, miedo a convertirse en la puta pervertida que lleva dentro.

  • Por supuesto Toni y desde que éramos muy jóvenes, casi niñas. Somos bastante más putas de lo que puedas pensar, pero esto lo hablaremos personalmente tu y yo. Os hemos invitado a venir varias veces a divertirnos libremente y disfrutar del sexo sin barreras, pero ya sabes que Amparo no lo desea y de ti no estábamos seguras. Ahora lo tengo mucho más claro.

  • Por supuesto que podéis contar conmigo para todas las orgias que hagan falta y sinceramente creía que era follar cada oveja con su pareja y cómo ves, os he puesto a Amparo al alcance de la mano, así que espero lo aprovechéis, os la folléis a gusto vosotras y vuestros novios, la convirtáis en una puta bisexual como vosotras y sobre todo, que la hagáis feliz, pero una cosa, nunca hagáis con ella nada que ella no quiera hacer ¿vale?

  • Estate tranquilo Toni que la pones en buenas manos. Somos sus mejores amigas y nunca haremos nada que la perjudique, que no quiera y por supuesto, nada de otros hombres que no sean nuestros novios por el momento mientras tú no lo autorices, solo en privado entre nosotras y alguna amiga más, aunque te aseguro que pronto será no solo bisexual sino mucho más. Déjala en nuestras manos y verás cómo entre todos la cambiamos en poco tiempo.

  • Totalmente de acuerdo pero yo no te he dicho nada, ni tú has llamado ¿está claro?

  • Como el agua, un beso Toni y gracias. No te arrepentirás.

  • Un beso Amparin y eso espero, que Amparo pronto pueda ser la puta que todos deseamos.

Oí como el chorro de la ducha se cerraba, colgué lentamente el teléfono para no hacer ruido y vi entrar a Amparo, seria y con mala cara:

  • He fumado demasiado, estoy un poco mareada y la boca me sabe a rayos.

  • Pues ya sabes lo que tienes que hacer con el tabaco, controlarlo, o él te controlará a ti.

Entré en el baño, me di una ducha fría rápida, nos vestimos y nos fuimos a casa de nuestros padres. Mientras conducía, me preguntaba si el poner a mi novia a pie de las yeguas esas había sido una buena idea o saldría todo del revés. Gracias a los dioses, salió todo de maravilla y esas relaciones fueron abriendo la mente y el deseo sexual de Amparo, mi novia, mi esposa y mi mejor amante.

Y ahora le toca a ella contar su versión en Sexo sin barreras matrimoniales VI. Y muchas gracias por vuestras cartas. Son un placer leerlas y responderlas.

Toni