Sexo sin barreras matrimoniales - I I
Cuando mi esposa, sonriendo, separó sus glúteos para que yo viese el enorme agujero que la gruesa polla de Pepe le había hecho al follarla tan salvajemente, y cómo desde ese cráter anal salía su espeso y abundante esperma, supe que ya nunca abandonaría su nueva vida sexual. Nuestro matrimonio ya no era de dos.
Pues la verdad es que no sé porque, me he dejado liar por Toni para escribir mis sensaciones en los relatos que él ha empezado a escribir ( Sexo sin barrerasmatrimoniales – I ). Lo bueno de esto para vosotros que nos leéis, es que yo soy más directa y me enrollo menos, así no os cansaré.
Como ya explicó Toni en el primer relato, nos conocimos en una charla en la Universidad de Valencia hace 30 años ¡cómo han pasado de aprisa!. Yo estaba en 3º y él ya había terminado sus estudios y trabajaba en una empresa familiar. Estuvimos hablando antes de la charla en un grupo de los que se habían formado, nos sentamos en la charla juntos y al terminar, al decir yo que tenía hambre, me dijo que se iba a cenar un bocadillo en un bar cercano y que si le acompañaba. Tuve mis dudas, pero entre universitarios y en sitios conocidos, pues no hay demasiados problemas y acepté (además él no estaba nada mal y era simpático). Cenamos sencillamente, charlamos bastante y francamente nos caímos bien. Me llevó a mi casa, me preguntó por mi teléfono y no sé por qué, pero no se lo di, pero sí le dije a qué discoteca solía ir con mis amigas los sábados noche y a qué horas.
Ya casi me había olvidado de él, cuando unas semanas después, me lo encontré un sábado en la discoteca que le había dicho, y la verdad es que me alegré, aún no se bien por qué, pero me alegré. Le presenté a mis amigas y alguno de sus novios y estuvimos en grupo. Bastante tiempo después, se fueron yendo mis amigas y yo me quise ir al baño y por si realmente no iba al baño sino a mi casa, me preguntó otra vez por mi teléfono y como no se lo decía, las tres o cuatro de “mis amigas” que aún quedaban se lo dieron riéndose. Cuando salí del baño seguí en el grupo y como solo había una pareja que tenia coche, le dije que me tenía que ir y buscar un taxi, y él se ofreció a llevarme ya que el también tenía coche y aunque no le conocía de casi nada, me inspiraba una cierta confianza y acepté ir con él y quedarme un rato más, con lo que salimos de los últimos y sin problemas que contar.
Me estuvo llamando varios días, salimos algunas tardes un rato (él trabajaba y yo estudiaba), cada vez quedábamos más en ir juntos a fiestas y discotecas, nos fuimos gustando y Toni cada día era más pesado con eso de querer follarme. Y así fueron pasando las semanas y unos meses, hasta que llegó el verano con los exámenes para mi (que superé muy bien) y las fiestas de finales de los locos 80 con sus guateques, sus terrazas de verano, la estrenada democracia y todo eso y ahí fue donde mi amiga Pilar (¡la loca y maravillosa Pilar!) nos invitó un domingo tarde a ir al gran piso de sus padres que estaban en la playa, para montar un “guateque especial”.
Y para que no me llevase alguna sorpresa desagradable para mí, me dijo que ese guateque era solo para parejas y como me veía bastante interesada en Toni (y a él en mi) pero sabía que con él aún no había follado, pues me advirtió… y para su sorpresa le dije que por mi bien y que se lo diría a Toni, que seguro aceptaría ya que todo el grupito nos caíamos muy bien.
Por supuesto Toni aceptó sin saber nada de lo que pudiese pasar, pero yo tomé mis precauciones. A principios del mes de Febrero, falleció mi abuela Rosa, mi encantadora y maravillosa abuela Rosa con la que tan bien me llevaba. También a ella le debí caer muy bien ya que me dejó su piso en Valencia, de dos dormitorios, pero muy amplio y muy cómodo, y muy previsora, me dejó el suficiente dinero para pagar los impuestos de la herencia y algo más. Mis padres no se opusieron nunca y mi propia madre me dio las llaves y me dijo que, si necesitaba algo de dinero para cambiar muebles, pintarlo, o modernizarlo, que contase con mis padres.
Pues bien, fui arreglando el pisito poco a poco, lo modernicé de arriba-abajo, incluyendo toda clase de ropa y tejidos, y en el salón me hice en un rincón un pequeño estudio para mí, pero naturalmente sin ordenador que entonces no teníamos. Al decirme Pilar lo de la fiesta, consideré que era el momento adecuado para abrirme totalmente a él… pero con precauciones. Así que compré en una Farmacia al otro lado de Valencia, una caja de condones de la marca que hablaban mis amigas, pero sin saber nada de tamaños. No os podéis imaginar lo roja que estaba y las ganas de reírse que tenia la dependienta con mi cara tonta y mi desconocimiento del tema.
Cuando el guateque empezó a calentarse y sonó una voz de ¡fuera sostenes!, mis amigas se los quitaron allí mismo para sorpresa de los novios y a mí me dio vergüenza, así que me fui al baño, me quité el sujetador que deje allí, me volví a poner la blusa semi-abierta, que casi dejaba salir mis 98 cm de duras tetas. Toni estaba salido al verme y ver las tetas de mis amigas, y los demás también y todos bien “tiesos de mástil”. Dos de mis amigas se quedaron con las tetas al aire y las otras se habían puesto lo que llevaban pero lógicamente sus pechos flotaban, se mostraban, y se movían (como los míos) al bailar.
Me fui calentando y sobre todo al notar el paquete de Toni entre mis piernas y al ver que las parejas empezaban a desaparecer buscando la soledad de los dormitorios, así que le ofrecí a Toni la posibilidad de irnos y de ofrecerle una sorpresa. Fue entonces cuando le llevé a mi pisito heredado y tuve la pequeña conversación dentro del coche que él ha contado.
Y antes de seguir, dejar claro una cosa que comentaba Toni. Yo no he sido nunca frígida, ni el sexo no me gustaba. Del sexo sabia muy poco, eso es cierto, solo lo que comentaban mis experimentadas amigas, y algunas se volvían locas por él. Mi único miedo era quedarme embarazada, y cuando empecé a tener relaciones sexuales con Toni, disfruté del sexo con plenitud y me fui entregando totalmente a la pasión y el disfrute. Y gracias a Toni y al placer que conseguía yo, me abrí sin barreras y sin límites.
Cuando llegamos al pisito, las piernas me temblaban y tenía un 50% de deseo y otro 50% de pánico, así que al cerrar la puerta, apoyé mi espalda sobre la misma y empecé a desabotonarme la blusa totalmente, entregándome a mi amor. Toni me abrazó, me beso primero con suavidad y al responderle yo, con fuerza y pasión. Con la blusa totalmente abierta él cogía mis pechos, y de repente, me preguntó dónde estaba el dormitorio, se lo dije riendo, me cogió entre sus fuertes brazos y me llevó hasta el altar del placer.
Para mí era realmente la primera vez que pasaba por esto y mi excitación, mi deseo, y mil cosas más que no sabría ahora explicar, me estaban volviendo loca de emociones, así que me deje hacer y devolví los besos, caricias y abrazos de Toni como pude. Cuando quedé totalmente desnuda en la cama, no sentí ningún pudor, lo acepté como lo más lógico y natural del mundo, lo mismo que ver como él se desnudaba frente a mí, pero al bajarse los pantalones y el calzoncillo juntos (entonces no habían slips) y ver su polla grande, gruesa, monstruosamente dura y peluda, me eché a temblar ya que no me imaginaba que aquello pudiese entrar dentro de ninguna mujer (luego las he disfrutado mucho más largas y gruesas).
Se tumbó a mi lado y empezamos a acariciarnos y besarnos. Nuestros labios se abrían y cerraban, su lengua quería entrar dentro de mi boca y al principio no le dejaba y luego no dejaba yo de meter la mía en su boca, jugamos un rato con ellas. Me cogió de mis pechos y los iba aplastando con sus manos, jugaba con ellos y yo notaba un cierto dolor, pero me estaba dando un placer desconocido y lujurioso. Me cogía mis pezones, me los retorcía, los pellizcaba, los mordisqueaba, tiraba de ellos… y yo no pude aguantar más y tuve mi primera gran corrida; de dentro de mi salió un grito ronco de salvaje alegría, placer y deseo y al oírlo Toni se puso a mil y cambió de planes. Me levantó la cabeza, la depositó encima de la almohada y acercó su enorme polla a mi cara.
Me la puso en la boca y tenía mis reservas, pero recordaba lo que decían mis amigas, que su sabor era “raro” pero fantástico, sobre todo cuando descargaba todo su esperma dentro de la misma para tragarlo, así que me puse a besar esa polla, chuparla poco a poco y lamerla con mi lengua y en un momento que abrí un poco más mi boca para respirar, Toni me la metió casi hasta la mitad, así que me aguanté las ganas de vomitar y se la empecé a chupar como pude. Le hacía daño con mis dientes porque no sabía abrir bien mis mandíbulas, así que intenté hacerlo mejor y sinceramente, su sabor de macho, de hombre, agrio y salobre, me gustó. Él no me daba prisa, al revés, me decía que lo hiciese con calma, saboreando ese “perrito caliente” como si fuese el mejor objeto que una mujer se podía llevar a la boca.
Y la verdad amigas y amigos es que me he convertido en una mamona de reconocida fama, he aprendido a respirar por la nariz y me las trago hasta el fondo (tengo una apnea de casi 2 minutos) y así, cuando se corren, el chorro de semen entra a presión en la mismísima garganta. No hay nada que se pueda comparar a ese placer y a ese sabor duradero, ya que te llena toda la garganta, se queda pegadita allí y desciende poco a poco hasta el estómago. Las que tengáis algo de miedo, respirad por la nariz, aplastad la lengua y dejad que entre poco a poco y cada día un poco más, hasta que os acostumbréis a tragarla. Ya veréis que placer de diosas. Y volví a tener un nuevo orgasmo. Así que Toni, quiso ya penetrarme y cuando se levantó de mi lado, le pregunté:
¿Qué haces?
Me voy al salón que en mi cartera tengo un condón.
Pues no te preocupes por eso, abre el primer cajón de la mesita y encontrarás una caja.
¿No me digas que tú misma has comprado los condones?
Y al recordar la vergüenza que pase en la Farmacia, me volví a colorear, lo que hizo que mi recién amante se riera. Cogió uno, se lo puso y le venía más que justo ¡qué sabía yo de tamaños! Pero era un tamaño suficiente para que su semen no se saliese y me dejase preñada ¡tenía auténtico pánico a eso! Cuando ya le vi preparado para meter toda esa polla en mi vagina, me abrí bien de piernas y yo misma se lo cogí y lo puse en la entrada y pensé eso de ¡que sea lo que Dios quiera!... y Dios ¡fue una maravilla!. Poco a poco me lo fue introduciendo, sin ninguna prisa y yo sentía como entraba y como me dilataba sin piedad las paredes vaginales.
No sentía ningún dolor, solo una fuerte dilatación de las paredes y un calor que empezaba a llenarme desde el coño a la cabeza, a la vez que un fuerte placer de tener aquello, de sentir aquello dentro de mí, empezaba a disparar mis sentidos. Así que por placer, por ponerme un poco más cómoda, por facilitar la penetración de esa irresistible polla, empecé a moverme y con cada movimiento, la polla se ajustaba y la excitación subía. Toni ya no era tan complaciente y pacienzudo, él también empezaba a moverse y al notar que no me quejaba, empezó un rápido mete y saca fantástico… y empecé a correrme, a cogerle de sus brazos, a apretar su espalda, a poner mis manos sobre su culo, y de repente se abalanzó sobre mí, se puso encima mío totalmente pegado, y metiéndola y sacándola sin parar mientras nos besábamos intensamente y cruzábamos nuestras lenguas, húmedas, ansiosas y lujuriosas, y entonces le oí algo así como:
- Me voy, me voy cariño, te quiero.
Y empezó un mete-saca fuerte, profundo hasta el fondo de mi vagina y tampoco yo pude más, así que nos corrimos casi simultáneamente, y mientras él lanzaba un grito estilo Tarzán, yo saqué de nuevo ese sonido ronco que sale del fondo de no sé donde, pero que expresa toda mi pasión, mi calentura, mi alegría por ese polvo tan gratificante y todo lo animal que todas nosotras llevamos dentro ¿a qué si amigas?
Nos tendimos el uno junto al otro y me abracé a Toni, pero al extender mi pierna para ponerla encima de las suyas, noté que tenía algo pegajoso entre mis piernas y me dolía mi cuevita, así que miré y vi los pelos de mi entrepierna rojos y goteaban a la sábana. Me asusté muchísimo y también a Toni le llamó la atención, vimos que era un poco de sangre que se cortó enseguida, junto con mis propios jugos y el sudor de mi peludo coño que lo hacían más aparatoso, y entonces empezó Toni a reírse y yo le miré con cara de idiota y me dijo:
¿No me habías dicho que en 1º de carrera habías tenido una relación sexual?
Sí, la tuve con un gilipollas. Estábamos bastante borrachos, no me enteré de nada y se me quitaron las ganas de repetir hasta que te conocí a ti, y también a ti te he hecho esperar hasta hoy.
Pues cariño, eras virgen hasta hoy y quién te ha desflorado he sido yo. No sé lo que hiciste con ese imbécil, pero desde luego no te penetró y por eso no te enteraste de nada. Has estado estos años sin follar con nadie porque creías que era aburrido y sin nada de placer y fíjate ¡hasta hace unos minutos eras virgen!
Nos miramos los dos, nos reímos, nos abrazamos, nos besamos y me entregué a sus brazos, y quise hacerle algo que siempre me había dicho que le gustaba y también mis amigas me lo decían. Le quité el condón que aún llevaba puesto, lo tiré al suelo y me introduje su relajada verga a mi boca y empecé a saborear su sabor propio y el de su semen. Era una novata, pero quería aprender aprisa, no solo le di a Toni mi cuerpo, sino también toda mi alma y mi ser entero, y quería que él disfrutase siempre a tope de mí y yo de él, y aunque no lo creáis, siempre me he alegrado que fuese Toni mi primer hombre. Después de él han habido centenares de hombres y mujeres, pero fue él quien realmente me hizo mujer y quien me ha ayudado a ser lo que soy.
Su polla fue creciendo en mi boca y engordando, y entonces recordé la postura de la que hablan maravillas mis amigas, el 69, así que dejé de mamar su polla, dejé de estar tendida a su lado y me crucé encima de él y claro, nada tuve que decirle. Mi coño sanguinolento era extraordinariamente bien chupado por Toni y me producía un placer desconocido, mientras su polla estaba metida en mi boca, y mientras mis manos subían y bajaban la piel en una suave masturbación, el propio Toni cogía de tarde en tarde mi mano y la abría o cerraba en torno a la misma, hacia subir o bajar mi ritmo y su lengua pasaba de mi coño a mi culo… hasta que comprendí que no podía aguantar más y me preparé para explotar una vez más de placer, cuando de repente Toni me cogió mi cuerpo y le dio la vuelta ¡casi le mato por cortarme otra corrida!
Y antes de darme cuenta, noté cómo sus dedos recogían fluidos de mis orgasmos, empezaba a untarme el culo y empezaba a metérmelos para dilatarme el culo ¡ahí se me acojoné! Mis amigas decían que por el culo te duele durante muchas penetraciones hasta que el anillo anal se dilata, pero a mí me enseñaron desde pequeña, que el anillo anal se dilata para "sacar" cosas, no para meterlas. No quise oponerme y me preparé para relajarme y no apretar o me dolería más. Noté como la punta de su capullo hacía presión en mi culo mientras Toni se tomaba unos segundos, y casi sin darme cuenta, el anillo anal empezó a abrirse y la polla de mi amor empezaba a entrar con un enorme dolor. Pero ese mismo dolor me puso caliente y deseé tenerlo totalmente dentro.
Pero como supondréis, a mi edad y con el culo virgen, el agujero era estrecho y mi experiencia en penetraciones anales era totalmente nula. Toni empujó dos o tres veces más, su polla fue entrando, y mi dolor era terrible. Se paraba, me acariciaba, se inclinaba y me daba besitos, hasta que casi toda esa polla estuvo dentro de mis intestinos. Yo lloraba débilmente, o más que llorar, mis ojos tenían más agua que la Albufera. Toni dejó de penetrarme durante unos instantes, pero su precioso rabito se movía un poco adelante y un poco atrás, y según me dijo luego, estaba intentando dilatarme pero sin penetrarme totalmente. Esto me fue relajando, y el muy cabrón se aprovechó.
Porque con sus dos manos levantó un poco mis caderas ajustando cuerpo y piernas, me ladeó y el muy hijo de su santa madre se dejó caer encima mío y me clavó su polla hasta los peludos huevos. Yo levanté mi cabeza del enorme dolor de esa bestial penetración, y cuando iba a lanzar un enorme grito, su mano tapó mi boca y su polla empezó a follarme de verdad. La entrada de mi culo parecía un enorme horno con la fricción de su polla y esta, empezó a entrar y salir sin piedad dilatando mis músculos y mis paredes intestinales. Tuve un pequeño mareo, pero noté como su mano, que antes cerraba mi boca, estaba en mi coño y me estaba masturbando. Y ahí cambio todo.
Estaba recibiendo una brutal dosis de dolor por el culo, y una maravillosa dosis de placer por mi vagina y de forma inconsciente, quise aprovechar todo el placer y si ello era posible, anular el dolor. Cambiar una sensación por otra. Y sin saberlo, hice lo que mi novio quería, mover mi cuerpo para aceptar el placer de la masturbación... y facilitarle a él su placer de la follada anal. Y me entregué a ese placer doblemente recibido y que me estaba excitando como ni en mis mejores sueños eróticos lo hubiese imaginado. Y no solo me daba placer la masturbación que me daba Toni, sino que ¡me estaba excitando mucho y dándome un placer desconocido su follada anal!
Pero mi cuerpo estaba muy cansado de todas las emociones y corridas de esa tarde. Mi mente me pedía guerra y más y más placer, pero mi cuerpo no resistía más y me volví a correr con enorme placer... pero totalmente agotada me dejé caer sobre la cama, pero aún con la polla durísima de mi novio en mi culo. Y ahí me volvió a dar una sorpresa de su experiencia sexual. Viendo que de mí ya no iba a obtener mucho placer por mi agotado cuerpo, lo que hizo fue sacar de mi culo casi toda su polla menos la cabezota, y empezar a masturbarse y claro, como él solo se había corrido una sola vez, pues tardó un poco a eyacular, pero como esa eyaculación era por mi culo y eso no me dejaría preñada, pues me llenó mis intestinos de su semen cálido, espeso y pringoso. Así supe, por primera vez en mi vida, como era el semen humano dentro de mí.
La sacó totalmente, se tendió a mi lado, se abrazó a mí y me llenó de besos y caricias. Y claro, con tantas caricias llegaron sus manos a mis tetas y a mis pezones y entre apretones y pellizquitos, mi desgastado y casi virginal coñito, empezó a llenarse de maravillosas y placenteras hormigas otra vez, hasta que de repente, Toni gritó:
- Joder Amparo ¡ya hace rato que deberías estar en casa de tus padres!
Y efectivamente así era. Así que abandoné las hormigas para mejor ocasión. Me levanté, y el culo me recordó que acababa de ser desvirgada (bueno, por delante también pero eso no me dolía), casi me caigo y empecé a moverme como una borracha. Entre el dolor del culo y la debilidad de mis piernas, noté, por primera vez, como el semen de mi amado resbalaba por mis muslos.
Nos dimos una rápida ducha, nos fuimos corriendo dejando la cama hecha un asco y aún así, mis padres me dieron una regañina por la hora de ir a casa, no es que fuesen muy severos, pero las horas de cenar eran sagradas, no solo para alimentarse, sino como reunión familiar, contarnos las cosas del día y demostrarnos que éramos una familia unida por muchos vínculos. Y luego de cenar, yo siempre he podido hacer lo que he querido. También hoy, y después de tantos años de libertad sexual, Toni y yo cenamos siempre a la misma hora, las 21:30. Lo que hayamos hecho antes ó lo que vayamos a hacer después, eso ya entra en otro mundo, pero siempre cenamos juntos y mientras, charlamos de nuestras aventuras y de las cosas de cada día Es nuestro momento espiritual y de pareja, casi siempre con una maravillosa sobremesa.
Y ahora le devuelvo a él la aventura de contar nuestra vida en el tercer relato, y ya luego de lo que diga él, en el cuarto, os contaré mis sensaciones como hoy. ¡Hasta pronto amigos y amigas! Y gracias por leernos y escribirnos.
Amparo