Sexo para acompañar I
El comiezo del fin, una perra gimiendo y un lobo que es mi prometido...
Entre otras cosas que no soy definitivamente es una supermodelo, aunque mi madre intentó meterme a una agencia mil veces, el problema no es mi físico, la verdad es que muchos me lo han dicho soy delgada y alta, mi pechos son pequeños pero mi madre dice que no es nada que un aumento de talla con cirugía no arregle… por mi parte resulté ser la menos adecuada para el trabajo de supermodelo, la verdad es que las cámaras me ponen nerviosa, las fotos no me gustan y no tengo porte, además de un gusto desaliñado hacia lo retro, así fue como terminé mudándome a la ciudad me Morelia, justo en el centro me prestaron una casa de una amiga muy especial, ella fue la que me enseñó a disfrutar los placeres de la vida y la autosatisfacción, como es en las mejores amistades no se está de acuerdo en todo, su filosofía en el amor se resumía a una sola frase “las cabronas se encuentran buenos pendejos”…
Yo por mi parte vivía tranquila y feliz con mi prometido, ingenuamente pensaba en que existían todavía los buenos hombres y se llamaban Víctor, mi días organizándome con la experta en bodas eran tan ocupados que apenas habíamos pasado tiempo juntos , esa noche llegué temprano a mi departamento con un paquete de comida china y un te frío embotellado, hacía un calor de los mil demonios, la temporada de lluvias estaba retrasada, se sentía en las noches secas y calurosas, para restarle erotismo a la situación me sentía mugrosa y pegajosa por el sudor, solo quería ducharme, cenar para después ver la tele hasta quedarme dormida, pero algo cambió mis planes, al llegar me sorprendí al notar que mi sala estaba con la luz encendía, y se podía escuchar el televisor, entré, para mi sorpresa era Víctor, se había quitado los zapatos y llevaba una botella de champagne helada que me hiso agua la boca… lo que venía pidiendo a gritos era llevarme a la boca algo refrescante…
_ ¡Víctor!...
_ esta noche puedes decirme cariño si quieres…- dijo abrazándome mientras con otro brazo me mostraba la botella…
_ ¡¿que celebramos?!- le dije simulando mi incomodidad alejándome sutilmente para que no me oliera… sentía que olía mal…
_ Tu padre me ascendió en el trabajo….
_¡¡ qué bien!!... yo no tuve nada que ver…
Me dirigí a la ducha pidiéndole una disculpa, por evadir sus labios mientras se dirigían a mi cuello… sabía que tenía ganas de tomarme, desde hace tiempo me lo dijo pero yo no estaba dispuesta, no tenía que ver con el tabú de la virginidad, implemente no había querido con él, por alguna razón que desconocía creía que sería especial la noche de bodas si esa noche hiciéramos el amor por primera vez, yo quería tener ese detalle conmigo a pesar de que ya había tenido experiencias sexuales con novios de la universidad, hasta que conocí a Víctor, él es el hijo de uno de los socio más destacados de la firma de papá, su cliente más frecuente; me ayudó bastante a mejorar la relación con mi familia después de que los decepcioné estudiando Diseño industrial para fabricar muñecas. Mi madre jamás lo superó, después de vender mi primera muñeca intenté regalarle una especial, porcelana vaciada con ojos de vidrio pulido y cabello natural, la confección era perfecta, tardé 2 semanas solamente en pintar la cara, ella me la devolvió molesta, fue la noche que me mudé al centro, y desde ese día estaba en mi sala y en un anuncio de mercado libre… esa noche planeaba checar si tenía algún comprador, era realmente cara, pero cada centavo valía la pena, mis otras muñecas eran encargos especiales, caprichos de quinceañeras y niñas coleccionistas, no me quejaba desde que Víctor había dicho que podía hacer lo que quisiera mientras funcionara para mí, me prometió encargarse de todo por mí, y así comenzó nuestro compromiso formal…
Pensando en todo esto se me fue la ducha, quería haber podido descansar con ella pero estaba agobiada por que el trabajo no iba bien, apenas cerré las llaves de la regadera escuché el estéreo con chill out, salí con mi pijama puesta a propósito, hahaha!!!...
Al salir estaba en el sofá reclinable sin camisa y con mirada de tigre, lo miré con indiferencia y le dije:
_ si te quedas a dormir, recuerda que no tengo cobija extra, será mejor que duermas con la camisa…
Caminé a mi habitación y cerré la puerta, pensé unos segundos si sería bueno poner el seguro pero me pareció grosero, así fue como mi mente insistió en que no tenía nada de malo confiar en él, caminé a la cama me metí entre la cobijas, cerré los pesados párpado, me sentí tranquila y al poco rato escuché la puerta; definitivamente al abrir los ojos comenzó el movimiento en la cama, me advirtió que se recostaría conmigo, me comenzó a molestar que no tomara en cuenta mi cansancio… después del tercer intento de meter su mano entre mis bragas lo saqué de la casa y le quité la llave, el pobre debió pasar una terrible noche por que hasta la mañana siguiente me di cuenta que también venía en el llavero la llave de su auto.
No me imaginé que esa pequeña riña sería el principio del fin entre muchas cosas estaba estresada por la boda, era molesto, mi madre y mis parientes (muy cercanos a mi núcleo familiar, asfixiantemente cercanos), hicieron de la ocasión una terrible comitiva de formalidades, que si las damas de honor, que si los festejos previos, tuvimos un fiesta de compromiso y una respectiva pedida de soltera y soltero, faltaba ya poco más de un mes para el gran día, y mi madre compraba un vestido para la ocasión, sería bajo encargo de un sastre que siempre hacía trabajos para la familia de Víctor… mientras aconsejaba a mi madre el estilo de la ceremonia y sus 50, pensaba en lo mal que había tratado a mi futuro esposo, y pensé… no estará mal hacerlo con él, después de todo en mes y medo ya seremos marido y mujer…
Así me veía en un dilema, esa tarde la tendría libre, así que hablé con mi amiga Diana, ella era la única persona a la que me atrevería a preguntarle de sexo, era un confidente excepcional, ya que ella y yo tuvimos un sinfín de aventuras en ese campo, a ella la trataba mejor que a mi hermana por conocer el sexo de la A a la Z y por haber sido mi paño de lágrimas antes de conocer a Víctor.
_ hola??- escuché en mi celular…
_ soy tu hermana Diana… estás ocupada??...
_ para ti ya sabes que nunca estoy ocupada…- se escuchó en el fondo la voz de su pareja sexual de costumbre, Guillermo, un hombre muy atlético y metrosexual, pero excelente en la cama, por lo que ella contaba, llevaban una relación de NO COMPROMISOS…
_ estás con guille??
_ tú no te fijes, apenas estamos entrando a su departamento…
_ quiero pedirte un concejo… quiero sorprender a Víctor con un regalo sexy… ¿Qué opinas?...
_ mmm creí que no tendrían sexo hasta después del matrimonio…
_ no lo sé, es que la otro noche estuvo en mi departamento… al parecer… bueno… lo traté mal, y pensé que sería bueno olvidar eso ya que lo decidí sin consultarle…
_ no sé amiga, solo a ti se te ocurrió esa tontería… ¿Por qué no disfrutarlo si ya es tuyo?... ¿ya te dio el anillo no?...
_ no digas vulgaridades mujer…- le dije algo apenada, de hecho desde hace un tiempo parecía que eso era lo único que importaba, el anillo…
_ pues sabes que es cierto, de hecho no escuché hablar del mono hasta que se hicieron novios, y se comprometieron un mes antes de que el e fuera a hacer su doctorado a Canadá… ya te siente segura, la verdad no sé por qué no tuvieron relaciones entre tanto días que durmieron en la misma cama…
Después de colgar decidí que no era mala idea… además ya tenía ganas de un polvillo después de tanto tiempo, me sentía olvidada por las sábanas de una cama de paso. Puse manos a la obra, dejé a mamá en la tarde en su casa, y pasé en el camino por una botella de champagne, unos chocolates, y varios juguetitos, no esperaba que tuviera condones así que compré unos en la tienda también… estaba nerviosa, como si fuera mi primera vez, me sudaban las manos y por una razón no me importaba que me vieran las personas comprando y saliendo de un sex shop, parecía que volaba, estaba ansiosa por llegar y cuando pensaba que me acercaba a su casa sentía escalofríos… mi mente parecía ir preparándose, no podía evitar que pasara por mi mente lo que haríamos, lo veía en mi cabeza mordiendo mi cuello, hurgando en mi blusa, entre mi sostén… quería llegar, al parecer no era tan cierto que ese instinto desapareció de mi cuerpo.
Los 30 minutos de camino se me hicieron eternos, pero al fin bajé del auto con las compras, y húmeda de ganas, caminé hasta el portón, toqué el timbre (tenía llave pero no me gustaba entrar así)… no abrió… “Tal vez aún no llega”… fue entonces que se me hiso divertido esperarlo dentro con algo ajustado o tan holgado como una sábana, así que usé mi llave y entré, cuando pasé el portón se me hiso extraño ver que la puerta del primer patio hacia la casa estaba abierta, no hiso falta que la cruzara para escuchar lo gemidos de una chica… me quedé paralizada un segundo, no supe pero lo que me estaba invadiendo como en cámara lenta desde la punta de los pies era algo muy parecido a la ira, así corrí hacia la habitación de la que escuchaba el alarido, la puerta igualmente abierta lo que me dejó la vista panorámica de la escena…
Allí estaba, mi hermana en cuatro patas como una perra y gritando como una también, él embistiéndola como una maldita bestia… fueron segundos en los que él se dio cuenta que estaba parada en la puerta y allí pasó todo en cámara lenta otra vez…
_ ¡¡¡Mi amor!!!... ¿Qué haces aquí?_ dijo poniendo esa cara de estúpido que todos los hombres ponen cuando saben que han hecho algo malo…
No estoy segura de mi cara, pero estoy segura que estaba en el rango de Paca la del barrio cantando “Rata de dos patas” a la de Adele cantando “Rumour Has It”…
_ Pues me preguntaba si les hacía falta un poco de champaña, para brindar a mi salud mientras se divertían_ tampoco estoy muy segura de en qué tono dije eso, lo pensaba mientras veía volar la bolsa con la botella directamente hacia su cara, le alcanzó a dar cerca del ojo a Víctor para ser evitada por mi hermana que se pegó a la pared mientras se enredaba en un trapo que encontró…
Mientras se desparramaban las cosas Víctor corría tras de mí hacia el auto…
_ ¡¡Demonios!!... ¡¿en qué pinches piensas?!.... ¡¡me diste en el ojo!!...
_ ¡¿pensar?!... ¡pienso en qué te queda mejor!... ¿un pendejo o un cabrón?...
Solo eso recuerdo que dije… está entre que lo golpee de nuevo o le dije que se tapara, creo que salió desnudo a la calle, ya no sé.
Estaba demasiado iracunda y frustrada…