Sexo oral en el cine

Levanté el apoya brazo que separaba las butacas, recosté mi cuerpo contra el de Andrés y levanté su remera azul, desabroché su cinto, el botón de su bermuda blanca, le bajé el cierre. Metí mi mano bajo su pantalón y comencé a masajearle su pija bajo el bóxer, aún estaba dormida,

Mi siguiente encuentro sucedió a los 4 días de mi experiencia con Fabricio, el comerciante.

Pasaba muchas horas en el chat, demasiadas, y mantenía contacto con varios hombres, en mi cuaderno personal, me anotaba detalles sobre ellos, como edad, si eran solteros, hijos, de que parte de Buenos Aires, etc. Mas que nada porque noté que se molestaban si me había olvidado algo de ellos o los confundía con otro, eran bastantes celosos, por lo que me organicé bastante bien con mi cuaderno y a veces antes de responder algo tenía que revisarlo antes de contestar, mas que nada con detalles específicos.

La persona que terminé eligiendo para mi segundo encuentro, fue Andrés.

Se me presentó: “Se que no me vas a responder que soy un gordo feo y virgen, pero solo quería saludar”

Me daba igual como fuera físicamente, nunca le di importancia a ese aspecto, lo que mas deseaba era conocer pijas, pero lo que me llamó la atención  fue la parte de virgen, mas que nada al ser un chat de mayores de 35.

Lo saludé, comenzamos a hablar, me dijo que tenía 38 años, que vivía con sus padres, me mandó una foto personal, era pelado en la parte de arriba de su cabeza, al costado tenía cabello, que lo usaba largo, tirado hacia atrás, de color negro y ondulado. La imagen era solo del pecho hacia arriba pero se notaba que tenía sobrepeso. Tenía anteojos de color rojo, redondos, y salió muy serio en la foto, como si odiase sacarse fotos.

Solo hablamos por tres días, no se si hubiera sido mi primer opción para el siguiente encuentro, pero se lo notaba tan deprimido, que dije porque no, pruebo una pija nueva y de paso le hago pasar un buen momento.

Se lo propuse yo, de vernos, le dije de ir a un lugar tranquilo, y el tuvo la idea de ir al cine por la mañana que no había nadie, era una fantasía de el, que tenía de hacía varios años.

Le aclaré que no solía hacer esto de juntarme, con gente del chat y que solo sería una vez.

No le gustó la idea, quería que por lo menos siguiéramos siendo amigos del chat, pero fui insistente, que era mi condición, y aceptó.

Quedamos para el día siguiente, en un cine de Caballito, el vivía cerca de ahí, a las 11.35 am.

Le dije de encontrarnos dentro de la sala. El dijo de vernos afuera asi me daba la entrada y no gastaba, pero no quise, sabía que estaba sin trabajo, y podía permitírmelo, gracias a Esteban y Fabricio el dinero no era un problema para mi. El conocía muy bien ese cine, por lo que me dijo de esperarme en las butacas de atrás de todo, contra la izquierda, que tendría puesto una remera azul y bermuda blanca.

Nos estábamos despidiendo, y Andrés, me pidió que si lo estaba engañando no lo haga ir en vano, que no necesitaba pasar otro momento malo en su vida, y que estaba muy emocionado y le haría mucho daño otra desilusión.

Le dije que confiara, que mañana me iba a conocer.

No lo noté muy convencido, pero nos despedimos. Y quedamos al día siguiente.

Esa mañana me quedé dormida, le había dicho a mamá que me despertase cuando se iba para su trabajo, obviamente ella cumplió su parte, pero me dije, cierro los ojos cinco minutos y me levanto.

Me desperté a las 11 pasadas, cuando vi la hora en mi celular, me dio un ataque, salté de la cama, quería vestirme, pero no sabía para donde ir, literalmente, estuve unos minutos de aca para allá sin hacer nada, pensaba que ponerme, me baño, desayuno, entro al chat a ver si estaba conectado Andrés.

Finalmente me calmé un poco, solo un poco, decidí salir lo más rápido posible, por lo que me dejé la tanga con la que había dormido, una de color blanca lisa. Un short rosa de jean, una musculosa blanca de los Ramones, debajo un corpiño negro, que lo encontré tirado en el suelo, y unas zapatillas negras.

Me lavé los dientes, cuando me vi en el espejo, estaba toda despeinada, y con las marcas de la almohada en la cara, pobre Andrés no me iba a conocer en mi mejor momento, pensé.

Me cepillé el pelo asi no mas, y salí de la casa. Me preocupaba demasiado, no llegar, y que Andrés piense que lo engañé, sobre todo por su auto estima.

Cuando estaba en la calle esperando un taxi, me sentía muy liviana. Me había olvidado el celular y mi cartera.

Volví corriendo a casa, tardé en encontrar mi cartera, finalmente apareció, y no perdí mas tiempo, cuando salía de casa nuevamente, vi una taxi que venía a solo 15 metros, le grité como una loca psiquiátrica, por suerte, se detuvo, parecía no molestarle llevar  a locas de pasajeras.

Lo saludé, le indiqué a donde iba, le hablaba muy rápido, pero por suerte entendió sin problemas.

De camino, me puse a revisar el celular, respondí unos mensajes a unas amigas, de repente levanto la mirada, y vi al taxista mirándome las piernas, a través del espejo retrovisor, el volvió su mirada al camino.

Me gustó ser observada por el, por lo que separé mis piernas, y dejé que disfrutara mis piernas con mayor detalle , me concentré en el celular, sin mirar que hacía, y disfrutaba sintiéndome observada por ese hombre mayor, me ayudó a distraerme de mi angustia de llegar tarde a mi encuentro.

  • Llegamos linda. Me dijo.

Le pagué, le agradecí, y salí corriendo a comprar el ticket.

Eran las 12:20 hs., no sabía si estaría, entré a la sala oscura, solo iluminada por el brillo de la pantalla, miré hacia las butacas, estaba prácticamente desértico, solo conté 4 personas. Una pareja en el centro del cine, un hombre solo, 3 filas hacia atrás, y a la izquierda atrás de todo se encontraba Andrés.

Apenas entré me miró, y me acerqué hacia el, se paró, muy nervioso, tiró algo al suelo, era su celular, me pedía perdón, se lo notaba extremadamente tímido, ni siquiera me saludo con un beso en la mejilla.

Tuve que saludarlo yo, le di un beso en su mejilla derecha. Me dijo gracias, sonó tonto agradecerme por el saludo, y el se dio cuenta, pero no dijo nada.

Donde estábamos eran filas de 3 asientos, y un pasillo, después varios asientos mas, otro pasillo, y filas de 2 asientos.

El se ubicó bien a la izquierda contra la pared, y me senté a su lado, a la derecha, en el asiento de mi derecha dejé mi cartera.

  • Perdona la hora, me quedé dormida.

  • No pasa nada, para ser honesto, no te creí, vine a ver la película, jamás pensé que vendrías. Cuando vi tu foto, me parecía irreal que perdieras tu tiempo con alguien como yo. Pero igual vine, siempre existe esa esperanza bien el fondo.

  • No seas así, que tenes lo tuyo, le dije.

  • Gracias, pero se lo que soy.

Quise cambiar el tema.

  • La película bien? Pregunté.

  • Malísima, te cuento algo, estaba por masturbarme solo.

Sacó su celular, buscó algo y me lo mostró.

  • Mirá. Me dijo.

Me mostro una foto que le había pasado el día anterior, una foto en bikini, que solía pasar con todos con los que chateaba, y me pedían una para conocerme.

Casi todos los que me pedían fotos, les decía que no, e insistían, les pasaba esa, y lo mejor es que decían, la borro después, no estoy segura, pero Andrés había dicho lo mismo. Pero, me encantaba la idea que se masturbara con mi foto, y mas en lugar público.

  • No te va a hacer falta. Dije muy segura de mi misma.

Me encantaba ser esa versión de Victoria, tan segura de mi misma, muy opuesta a la real, o quizás a la no real, y la real era esta putita que estaba ahí. Ser tan deseada por el sexo opuesto, me quitaba la inseguridad del que dirán, estaré haciendo bien, sabía en cierta forma que lo que haga, les gustaría.

Levanté el apoya brazo que separaba las butacas, recosté mi cuerpo contra el de Andrés y levanté su remera azul, desabroché su cinto, el botón de su bermuda blanca, le bajé el cierre. Metí mi mano bajo su pantalón y comencé a masajearle su pija bajo el bóxer, aún estaba dormida, estaba muy caliente su parte íntima, y transpirada, manoseaba su pija y huevos, sin parar, su miembro comenzó a endurecerse, y largaba unos gemidos muy leves que trataba de contenerlos, se agitaba, parecía que estaba corriendo de lo agitado que estaba, cuando la tuvo bien parada, se la saqué del bóxer y la sujeté bien firme con mi mano, le subía y bajaba su piel, dejando al descubierto su glande y volviéndolo a cubrir, una y otra vez, lentamente, con mi cabeza apoyada al pecho de Andrés, sentía su agitación, me encantaba ver su pija de unos 10 tal vez 11 cm., dentro de mi mano y como estaba lo masturbaba, me sentía relajada, por primera vez en el día, hasta ahora todo había sido una locura tratando de llegar al encuentro, pero había cumplido y todo estaba bien para los dos.

Me levanté de la butaca, me arrodillé entre las piernas de Andrés, el las separó lo mas que pudo, me costó mucho acomodarme y eso que mido casi como un enano de jardín, sentí mis rodillas muy sucias sobre esa alfombra gris oscura, era pegajoso, no tenía idea si era gaseosa o comida, o que, pero se sentía muy sucio.

Finalmente acomodada, por así decirlo, entre sus piernas, con mi mano derecha acaricié sus huevos, y me metí su pija en mi boca, comencé con su cabeza pequeña, le bajaba la piel que cubría su glande y con mi lengua recorría toda su cabeza, jugaba con ella, y tenía el control de la mamada, eran mis tiempos, dejé de jugar con la punta de su miembro, y fui bajando acariciando con mis labios su tronco, milímetro a milímetro, Andrés daba unos gemidos casi quejidos de placer, que por suerte el sonido fuerte de la película tapaba, bajé lo mas que pude, hasta que su estomago me lo impidió, me desabroché el botón de mi short, levanté su pesado vientre, dejándolo sobre mi cabeza, y me fui comiendo su pija, el se dio cuenta que me dificultaba hacer mi trabajo y se sostuvo el vientre, en ese momento pude chupar su pija, como se debe, y me la fui metiendo toda, hasta el fondo, no lo podía creer, pero tenía sus 10 u 11 cm, completamente en mi boca, me di cuenta lo mojada que estaba, y comencé a masturbarlo con mis labios, subiendo y bajando sin parar, cada tanto me producía arcadas cuando me la tragaba toda, metí mi mano derecha bajo mi tanga, sentí mis dedos mojados con mis jugos, y comencé a darme placer sin dejar de dárselo a Andrés, pasaron, tal vez dos o tres minutos, hasta que Andrés se vino en mi boca, pensaba que aguantaría mas, pero fue lo que aguantó. Me inundó la boca de su semen, traté de tragar lo mas que pude, que fue la gran parte, aunque una parte salió por mi boca. Se la limpié toda con mi boca, sin dejar de masturbarme, hasta que pude venirme también, fue una sensación riquísima venirme con su pija en mi boca.

Me levanté, me volví a sentar a su lado, me abroché el pantalón.

  • Todo bien? Pregunté.

  • Si. Casi sin voz, respondió.

Si no me había mentido, había sido el primer sexo oral de su vida, y me gustó ser su primera.

  • Me tengo que ir, que va a llegar mi abuela. Dije.

Ya le había comentado el día anterior que tenía que volver eso de las 13:30 hs. a casa que mi abuela, pasaba a ver como estaba y me traía algo para almorzar.

  • Si, gracias. Respondió, aún en shock, creo que fue demasiado para el, fue a ver una película, sin esperanza que pasara algo, y al final le hicieron su primer oral.

Le di un simple beso de labios, un piquito como decimos en Argentina. Apoyé mi mano derecha sobre su pija dormida, que aún estaba al aire libre, cosa que lo estremeció, y dejé la sala.

Fui al bañó del cine, me sequé mi parte íntima con papel, antes de salir me miré al espejo, y no podía creer que estaba mirando el reflejo de esa putita que conocía o creía conocer.

Ya en casa, mi abuela me había servido el almuerzo, me daba morbo que hace casi una hora, tuve la pija de un desconocido en mi boca, y poco después mi abuela me preparaba la comida. Eran cosas incompatibles entre si, sentía que tenía dos vidas completamente distintas y me encantaba ser la niña buena en una de mis vidas y la puta en mi otra vida.