Sexo morboso por todo lo alto

Sexo morboso con un toque D/s en un el baño de un elegante restaurante madrileño, basado en hechos reales, y muy recientes...

Hacía más de una semana que no follábamos, por problemas de agenda, pero al menos ese martes podríamos comer juntos. Un par de horas entre reuniones, la cosa no daba para más, por lo que era bastante improbable que tuviéramos sexo. Aun así, él me dijo como debía vestirme, y que me exigiera una falda fácil de levantar, no estrecha como solía ser habitual, me hizo sospechar que alguna idea tenía...

El restaurante al que me llevó aquel día era de lo más glamuroso. Moderna y refinada decoración, amplios espacios e impresionantes cristaleras desde las cuales las vistas de Madrid, desde semejante altura, eran impresionantes. Estaba lleno de hombres impecablemente vestidos y mujeres elegantes. Los camareros, de excelente presencia, hacían gala de unos modales exquisitos, y el espacio entre las mesas proporcionaba la suficiente intimidad para poder mantener cualquier tipo de conversación.

Disfrutamos de una comida ligera y deliciosa, y de una conversación que a los ojos de cualquier extraño parecería intrascendente, pero que nosotros sabíamos  cargada de tensión sexual. Sus miradas a mi escote, pero sobre todo ese punto de dominación, de estar diciéndome a cada instante "eres mía, eres mi puta" sólo con sus ojos, me pone muy cachonda siempre. Me encanta ser su puta...

De pronto el sonido de un whatsapp interrumpió mis eróticos pensamientos, ya que él estaba entretenido escribiendo un correo, o eso pensaba yo... "Vete al baño con el móvil, quítate las bragas". Le sonreí y obedecí de inmediato.

Una vez en el baño lo siguiente que recibí es "envíame una foto de tu coño cielo", cosa que hice enseguida. En el siguiente mensaje me pedía que le enseñara las tetas, y yo lo hice... La conversación siguió así:

Él: Te apetece follar?

Yo: Siiiii,

Él: Estás excitada,

Yo: Mucho

Él: Demuéstramelo, acaríciate para mí, cuéntamelo...

Yo: Vale. Me siento en el váter.

El: Sigue

Yo: Me acaricio el clítoris, suave...

Yo: Me meto un dedo

Él: Así. Sigue.

Yo: Dos. Uffff. (Le envío una foto)

Él: Te gusta? Mastúrbate para mí

Yo: Quieres que me corra aquí?

Él: Si. Córrete.

Yo: Ok. Para ti.

Yo: Diossss. Necesito que me folles cielo...

Él: Voy. Espérame.

A los dos minutos entró en el baño de mujeres y nos encerramos en el aseo. Sus manos ávidas me agarraron el culo mientras yo le desabrochaba el cinturón, el pantalón, ¡Necesitaba esa polla ya! Él me dio un buen azote en el culo y terminó de desabrocharse el pantalón, se lo bajó junto con el calzoncillo y se sentó en el váter. Ufffff, ahí estaba esa polla que me volvía loca, dura, grande, suave, esperándome…

“Ven, guarrilla, métetela”, me dijo. Me subí a horcajadas encima de él y me la metí, poco a poco, hasta el fondo. Esa sensación de estar completamente llena de su polla me pone a mil, y empiezo a moverme, arriba y abajo, hacia atrás y hacia adelante, mientras él me desabrocha la blusa y me saca las tetas por encima del sujetador, para mordisquearme los pezones, mientras sus manos se agarran a mis caderas y sigue mis movimientos, acompasamos nuestro ritmo, vamos acelerando… Ya no importa dónde estamos ni quien pueda venir. Ni siquiera importa si se cae el edificio… Mi amo me está follando como sólo él sabe hacerlo y yo entro en esa espiral sin retorno que me lleva a un orgasmo largo, casi eterno, profundo y salvaje, que me hace morderme el labio para no gritar…. Y él también, explota, me llena de su semen haciendo mi placer aún mayor… Dios, qué ganas tenía de su polla…