SEXO: máximo placer

Parte final de Caliente desde mi infancia, donde Martin Soto cuenta su vida sexual.

SEXO: MAXIMO PLACER

Ya a los treinta años estaba casado y con tres hijos. Pero no era fiel. Me revolcaba con cuanta hembra me abriera las piernas. Cuando me embriagaba comenzaba a ver machos. Pero no tenía el coraje de seducirlos. Fue así como cada vez que salía solo, de viaje escojía algún varón y le mamaba el huevo. La penetración anal, era tan extremadamente dolorosa que ya definitivamente creía que no me cojerían nunca mas. En mi niñez me habían penetrado dos zagaletones pero sus miembros pequeños los toleré sin ningun dolor. Y eso solo había ocurrido una sola vez.

En uno de los viajes que hice, conocí a Rosa, una hermosa negra de 18 años que tenía un cuerpo espectacular. Fue algo especial porque nos seducimos con muchas ganas. Luego de comenzar una charla sumamente estúpida y vernos a los ojos ya sabíamos que ibamos a terminar ensartados. Lamentablemente el viaje era muy largo. Y después de unos besos apasionados teníamos ganas de singar, pero el bus venía totalmente lleno y apenas era la

una de la tarde.

Ella vestía jean y franela, muy ajustados difícilmente podía meterle mano.

Yo con unos pantalones de lino con bolsillos anchos.

Rosa me lo sobaba, notaba su respiración fuerte, estaba tan excitada como yo.

No me quedó otra alternativa que perforar el fondo del bolsillo que estaba hacia el lado de ella, con un bolígrafo. Y con los dedos amplié el hueco de es fondo hasta romperlo totalmente. Por ese orificio saqué el huevo. Este quedó completamente dentro del bolsillo.

Rosa metió la mano dentro de ese bolsillo y me acariciaba ricamente el huevo. Mi glande salió asomado , era placentero ver hacia los lados y ver a las demas personas, mientras Rosa me pajeaba. Me eché hacia atrás y cerré los ojos, sentía que iba a eyacular. Rosa se dio cuenta de ello. Y sin temor alguno doblandose, buscó recostar su cabeza de mis piernas.

Vi hacia el asiento de al lado donde venían dos señores hablando animadamente, y no estaban pendiente de nosotros. Rosa se metió mi glande dentro de su boca, en solo cuatro chupadas me le corrí totalmente entre sus labios. Fue sensacional.

Rosa y yo pasamos esa noche en un hotel fue la primera negrita que cojí en mi vida.

Otra mujer que dejó recuerdo en mi vida fue Rafaela. Con treinta años y un hijo de catorce años. Luego de una tarde ingiriendo licor con otros amigos, y estando muy ebrios nos fuímos a su cama. Pero encontramos a su hijo durmiendo en ella.

Como la casa era pequeña y en la sala estaba la otra pareja . Nos fuimos al piso de la habitación allí lanzamos un polvo. No conforme con eso, le pedí que me mamara el huevo, cuando Rafaela me lo estaba haciendo y ya le estaba acabando en la boca su hijo se despertó y observó el espectáculo, le armó un tremendo peo y me atacó, Rafaela con la cara bañada de semen estaba muda, yo con el asta aún erecta y desnudo me defendía de los golpes del carajito.

Solo les nombro los casos asombrosos que han pasado en mi vida.

Otro caso fue el de la mujer de un policía, una culoncita de 22 años que me sedujo ( cosa no difícil) y me metió en su casa mientras su marido estaba trabajando. En una de las tantas veces que la cojí, escuché las llaves abriendo la puerta, era el marido, aterrorizado, desnudo y con la ropa en las manos salté por una ventana para poder escapar. Era la una de la madrugada y.............. en la huída se me quedaron las llaves en la casa de ella. Esa noche tuve que dormir en una plaza, pues no hallé la forma de entrar a mi casa.

También tuve otra aventura en una oportunidad que tenía una amante, Nelly una peluquera dominicana quien tenía una hija de 15 años. A Nelly le fascinaba drogarse, yo nunca la acompañaba a eso porque no me gustaba. Pero la dejaba que lo hiciera delante de mí porque se convertía en un volcan, perdía el pudor, se convertía en una salvaje. Le gustaba que la penetrara por el culo y la halara con fuerza de sus cabellos, parecía yo un jinete cuando me la culeaba. Mientras le halaba los cabellos con una mano, con la otra le fustigaba duramente en las nalgas, hasta ponerselas rojas, casi sangrantes. Otras veces estaba tan drogada y borracha que yo hacía con ella lo que me daba la gana. Nunca había cogido a una muñeca de carne y hueso, casi sin vida, volando en las nebulosas.

En una de esas voladoras en que ella estaba inconsciente y yo borracho, tuve la osadía de entrar desnudo al cuarto de su hija de 15 años, ella estaba dormida, me metí debajo de su sabana, cuando se despertó me tenía como una garrapata encima de ella, no me rechazó, era tan puta como su madre. Yo estaba casi seguro que no era virgen, no me equivoqué. Nina se calentó al sentir mi verga sobre ella. Comenzó a disfrutar mis caricias. Antes de penetrarla la tomé por una mano y la lleve hasta el cuarto donde estaba su mamá desnuda totalmente y boca abajo con el culo al aire. Le díje, quiero que veas esto que quizas no has visto.

Entonces encendí la luz. Nelly estaba inerte. La halé por los pies y la coloqué sobre el borde de la cama, sus rodillas quedaron fláccidas apoyadas en el piso, mientras su torax y abdomen quedaban sobre el colchón. Nina observó como comencé a cojerme a su mamá y vió tambien como cuando yo iba a eyacular saqué mi pene y le bañé de leche entre las nalgas el culo de Nelly.

Nina estaba mas caliente todavía. Sentada en la cama observaba mi huevo.

Yo estaba en período refractario. Fláccido. Pero mi lengua podía pelear.

Le mamé su coño rancio y con los dedos la llevé al climax, mi verga comenzó a recuperarse ,la ensarté en la misma cama, nos movimos tanto, que solo escuchamos el ruido ocasionado por el peso de Nelly estrellandose contra el piso.

Otra inolvidable fue Isbelia. Ha sido la única mujer que me ha meado, su baño dorado me llegó a empapar desde la cabeza hasta los pies. Todo comenzó en una playa cuando eramos novios. Ella tenía 18 años y era una velocista de 100 metros planos. Una bella atleta.

Estabamos singando desde hacía unos 10 meses. Ya en confianza en ese día de playa y ante la mirada ingenua de algunos familiares nuestros que no se daban cuenta, se monto a caballito sobre mi cuello, yo estaba sentado en la arena. Al rato siento el chorro de orine caliente sobre mi espalda y sobre el pecho, un olor muy fuerte, y su carcajada me hicieron inolvidable ese día. Fue su venganza. Porque días atrás yo la habia abrazado y me tiré una ventosidad putrefacta que la puso verde. Ella juró vengarse.

No sabía que me iba a gustar ese baño.

Otro día le pedí que lo repitiera, mientras nos bañabamos. Así comenzamos ese juego. Nos encantaba hacerlo. Ella me pedía que le orinara en la vagina. Luego de muchos intentos un día lo logré. Es la única mujer que me ha pedido que le orine entre las nalgas, en el culo y en la vagina.

Mi esposa Mery años mas tarde me regalaría algo especial que jamas había sentido. A ella le gustaba besarme la espalda y restregar su coño velludito sobre mis nalgas. A mi me encantaba sentir la calentura de su papó y su humedad entre mis nalgas. Así que de vez en cuando le pedía que se sentara desnuda un rato sobre mi culo. Y me masajeara la espalda.

Mery lo hizo mucho mejor.

No solo me frotaba su coño, sino que comenzo a besarme y lamerme desde el cuello , por toda la espalda, las nalgas, y ............entre mis nalgas pasaba su lenguita. Señores eso es mundial. Me ponía erizado. Mi verga quería reventar. Mery me regaló una mamada de culo inolvidable. Y notó que me gustó tanto que se hizo adicta a mi culito. Ese primer día

mientras me lo mamaba me clavó su dedo en mi culo, grité como un loco, no se cuánta leche boté.

Pero mi Mery me atrapó (hasta la fecha es mi esposa), con mas de veinte años juntos, cuando estabamos en el climax me decía al oído que cómo quería tener un huevo para cojerme el culo, hoy en día lamentablemente ya hemos perdido la pasión. Ella perdió su atractivo físico al engordar, y a mí toda la vida me enloquecieron las flacas. Sin embargo aún vivimos juntos........aunque no revueltos. Pero ella como esposa y como mujer ha sido lo mas hermoso que ha ocurrido en mi vida. Desconoce totalmente mi vida oculta, aunque sabe que yo soy mujeriego. Me ha descubierto como tres traiciones, sin embargo ella permanece a mi lado. Y me ha demostrado que es una mujer tan honrada que a veces me averguenza mi conducta. No creo que me haya montado merecidamente cuernos. Porque ella es mujer de un solo hombre y me ha jurado que desde que me dio su virginidad, el único hombre he sido yo. Si me hubiese dado cachos, yo estoy seguro que la perdonaría, y la comprendería. Lamentó que no se esmere por conseguir un hombre que en realidad la respete y le de su inmenso valor que se merece, y que yo lamentablemente ya no le doy placer y felicidad como antes.

He tenido innumerables mujeres en mi vida, las conté hasta los veinte años, para esa fecha había puyado cincuenta hembras. Luego perdí la cuenta. Y la mayoría de veces no recuerdo ni los nombre de ellas. Por otro lado, he compartido sexualidad con 16 hombres, a esos si los llevo contaditos. He saboreado sus vergas, su semen. Cuatro de ellos me cojieron.

Dos muchachos lo hicieron en mi infancia cuando tenía menos de doce años. Y dos hombres, el primero cuando yo tenía treinta años y el segundo cuando yo tenía treinta y cinco.

Paulito, tenía veinte años cuando lo seduje y le pedí que me cojiera. Lo hizo en unas tres oportunidades. Luego se alejó de mí, creo que fue porque le embarré el palo de mierda la última vez en que lo hicimos. La sensación de la penetración es divina. Lo malo es el dolor que queda después.

Rody fue el otro, aún me da de vez en cuando.

Pero aún no he conseguido el hombre ideal.

He deseado conseguir a un hombre de unos treinta años, que tenga mis mismos gustos sexuales, que no sea afeminado, que sea un hombre como yo, que no aparento tener gustos homosexuales. Que tambien se deje coger, que nos cojamos los dos. Nos mamemos los dos.

Que sea sano y que esté dispuesto a tener una relación duradera y satisfactoria. Que nos respetemos nuestra forma de vida. Que entienda que soy casado y con hijos adultos. Que entienda que tengo que mantener una formalidad ante la sociedad. Yo actualmente tengo una amante desde hace dos años. Me da un gran placer su compañía. Ella es casada tambien por eso quizas nos comprendemos, tambien desconoce mi otro yo. Jura que soy todo un heterosexual, y me dice que le doy la felicidad que su marido no ha sabido darle en 18 años de casada.

Con Rody tengo cinco años.

Solo estoy con él porque ha sido una tumba, y no me ha hechado paja, no ha regado el chisme de que me coje. Pero cada día noto mas que se está cansando de la relación, y a mi me está fastidiando ser solo pasivo con él. Por mas que se lo he pedido, no he logrado amariquearlo.

Ademas............su pene jamas me ha gustado.

De los 16 hombres me fascina recordar sus vergas. Cinco de ellos han sido extraordinarios ejemplares. He envidiado sus machetes. A los que solo me he tenido que conformar, besándolos, lamiéndolos y mamándolos.

Uno de ellos fue mi locura y casi mi perdición. Franklin se llama. Con 20 años , uno ochenta y 90 kilogramos de peso. Moreno claro, labios gruesos, pelo ensortijado, y cara de matón, con una cicatriz en la mejilla derecha cerca de la boca. Fue mi vecino por unos años, tenía 17 cuando lo conocí.

No me había pasado por la cabeza buscar muchachos, y mucho menos en mi barrio, donde todos me conocían.

Franklin tenía admiración por mí.

Me tenía envidia, por que siempre me veía con carajitas lindas, así me lo díjo después que hicimos confianza. Me trataba con mucho respeto, y era muy servicial y colaborador con mi persona.

Cumpliendo sus veinte años ya andaba echándose palos por el barrio. En una ocasión lo encontré en una discoteca, yo andaba con una chica. Le brindé unas cervezas y quedamos en vernos en otra oportunidad. Cuando lo hicimos, me díjo que quería que yo lo ayudara a conseguir una carajita de las que yo conseguía siempre. Se lo prometí.

Y a la semana siguiente salimos con dos zorritas. El quedó maravillado de mi facilidad de relacionarme y de conseguir culos. Salimos dos veces mas con gran éxito. Yo corría con los gastos de esas salidas. Internamente, me comenzó a llamar la atención. Comencé a fijarme en sus brazos y muñecas, se veía apetitoso. Hablando de sexo me confesó que cuando tenía 16 años se había cogido a un profesor de él para que le pasara un examen.

Así me fui ilusionando con Franklin. Comencé a planificar la manera de cómo le confesaba mis gustos sexuales con la finalidad de ganármelo para esas relaciones.

Así que inventé una salida con dos hembras. De verdad que lo engañé, tales hembras jamás se presentaron porque yo no las había buscado. Era la excusa para tenerlo solo conmigo.

Después de que estuvo seguro que nos habían hechado el carro se conformó con beber ron, compre un litro de Ron Cacique. Y comenzamos a rodar por toda la ciudad, hablando y escuchando música. Me emborraché. Me daba vergüenza plantearle el tema sexual. Pero me decidí.

Casi cayendome de la borrachera. Detuve la camioneta en un estacionamiento donde asistían muchas parejitas de enamorados. Qué pasa me preguntó, pensando en que el vehículo se había accidentado.

Yo díje tranquilamente:

No, no pasa nada Franklin. Solo que me dieron ganas de probar esto.

Y estiré mi mano para tocarle entre las piernas.

El menos ebrio que yo, y siendo un muchacho muy decidido no me rechazó. Silenciosamente sin preguntar nada se desabrochó la cremallera del pantalón y desenfundó su arma.

Lo palpé, y desde ese instante jamás he podido olvidar a ese chico.

Una verga sólida, gruesa como nunca antes he tocado otra. Lancé mi boca hacia eso.

Y se lo mamé con locura. Hasta sentirlo llegar en mi boca.

La borrachera se me aceleró.

El me pidió el culo. Yo estaba borracho pero ni de vaina me atreví a darselo sin ningún tipo de lubricante, así quedamos para otra ocasión.

Comenzamos a salir. La segunda vez se lo dí pero en esta ocasión el que estaba borracho era el, y cada vez que quería meterlo me ocasionaba un dolor insoportable. Eyaculó entre mis piernas y empapó todo mi pantalón e interiores.

Al día siguiente tuve que botar unos interiores ensangrentados y unos jean con machones de semen desde el culo hasta las piernas. Mi mujer aún dormía. En el basurero de la esquina quedó la prueba del delito. El culo estuvo roto casi por cinco días. Y quedé traumatizado, hasta el punto de no querer darlo mas. Mas de siete veces le hice sexo oral.

El , de ser un joven tranquilo, se convirtió peligrosamente en dominante, o eso intentaba.

Comenzó a llegar buscandome a la casa, en estado de ebriedad, eso me preocupó, porque uno de mis hijos me preguntó que porque ese carajo venía en una moto a buscarme cuando yo no estaba. Se conformó con la explicación que le dí.

Otro día me invitó a un río para ir los dos solos, tampoco acepté. Y comencé a sacarle el culo. El se dio cuenta que yo lo estaba evitando y se molestó.

Una mañana en que iba saliendo a mi trabajo, bloqueó mi camioneta con su moto en una intersección. Se bajó y me amenazó. Me díjo que si le seguía evitando la amistad todo se iba a saber. Entonces me arreché.

Sin bajarme de la camioneta, saqué debajo del asiento una pistola nueve milímetros. La monté y lo apunté en su cara.

Franklin empalideció, nunca le había dicho que yo portaba arma.

Al darme cuenta que él estaba cagado me crecí.

-Mira coño de tu madre, a mi no me importa volarte la cabeza de un tiro. Tengo real que jode para que me saquen mis abogados. Así que cuidate de envainarme. Me da igual que me descubras delante de todos, pero te advierto que yo quedaré descubierto como marico,

pero a ti te voy a perseguir en el mínimo rincón que te metas, y cuando te encuentre y conquien te encuentré te descargo esta pistola encima. Tu echaste a perder todo con tu indiscreción.

Mas nunca lo ví.

Lástima que eso hubiera ocurrido. Hoy pienso que de verdad lo hubiese matado sin que me doliera lo mas mínimo.

A él no lo he olvidado jamás.

Así termino este relato, donde cuento parte de mi vida sexual.

Hoy

por medio de mis relatos conocí a una mujer especial llamada Eva, tenemos días comunicándonos, nos comunicamos por Messenger, ya hablamos por teléfono, y tengo fantasías con ella. Ella también conmigo.

Le encantan mis historias. Las discutimos. Me díce que se masturba mucho después de leerme.

Me envío su foto, es bella, su voz es dulce, sus ojitos son de putita, como me gustan.

Es maravillosamente sexual.

No se adonde voy a llegar con ella, pero parece sexualmente mi otro yo.